CUARESMA Luces Divinas  Vol. 18-17 (2-4)

"Las lágrimas de Jesús”




Jesús nos Revela

"Yo esperaré aún, a fin de que surjan las almas que la tomen como vida, y con hacerla conocer tomen posesión de Ella  y así completaré la obra de mi venida a la tierra y tendrá fruto el injerto divino formado de nuevo con la criatura, y mis lágrimas se cambiarán en sonrisas celestiales y divinas para Mí y para ellas”. Vol. 18-17 (4)

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AUDIO


De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta

Vol. 18-17 (2-4)Diciembre 20, 1925


Las lágrimas de Jesús


Acerca de las lágrimas de Jesús y cómo derramó todas las lágrimas de las criaturas. 

Vivir en la Divina Voluntad significa poseerla. 



(2) “Hija mía, mis lágrimas comenzaron desde el primer instante de mi Concepción en el seno de mi Mamá Celestial y duraron hasta mi último respiro sobre la cruz. 

La Voluntad de mi Padre Celestial me confió también el trabajo de las lágrimas, y debía derramar tantas de mis ojos por cuantas debían derramar todas las criaturas juntas. Así como concebí todas sus almas en Mí, así debía derramar todas sus lágrimas de mis ojos. 

Mira entonces cuánto debí llorar: Debí derramar de mis ojos las lágrimas que las criaturas derraman por pasiones, a fin de que las mías apagaran sus pasiones; debí derramar las lágrimas que se necesitan después del pecado, para darles el dolor de haberme ofendido y el convencimiento del mal que han hecho, preparando con mis lágrimas el propósito de no ofenderme más; debí derramar las lágrimas para enternecer a las almas para hacerles comprender las penas de mi Pasión; como también derramé lágrimas abundantes de amor para atraer a las almas a amarme, para captar su simpatía y su corazón todo para Mí; basta decirte que no hay lágrima que brote del ojo humano que no haya derramado Yo de mis ojos. 

Ninguno supo mis tantas lágrimas, mis tantos llantos ocultos y secretos; cuántas veces aún como tierno niño volaba de la tierra al Cielo, y apoyando mi cabecita sobre las rodillas de mi Padre Celestial lloraba, lloraba y sollozando le decía: ‘Padre mío, mira, he nacido en el mundo a las lágrimas y al dolor, semejante a mis hermanos que nacen a las lágrimas y mueren en el llanto, y Yo amo tanto a estos hermanos, que quiero derramar todas sus lágrimas de mis ojos, no quiero que ni una se me escape, para dar a sus lágrimas, lágrimas de amor, de dolor, de victoria, de santificación y de divinización’. 

Cuántas veces mi querida Mamá mirándome quedaba traspasada al verme todo bañado en llanto, y Ella unía, por el dolor de verme llorar, sus lágrimas a las mías, y llorábamos juntos; a veces me veía obligado a esconderme para dar desahogo al llanto para no traspasar su inocente y materno corazón, otras veces esperaba a que mi Celestial Mamá, por necesidad, se ocupara en sus quehaceres domésticos para dar desahogo a mis lágrimas para poder completar el número de las lágrimas de todas las criaturas”. 

(3) Entonces yo al oír esto le he dicho: “Jesús, amor mío, ya que también mis lágrimas han sido derramadas por tus ojos, como también las de nuestro primer padre Adán, yo quiero que las derrames sobre mi alma para darme la gracia no sólo de hacer tu Santísima Voluntad, sino de poseerla como cosa y voluntad mía”. 

Entonces Jesús sacudía la cabeza, y de su rostro corrían las lágrimas sobre mi pobre alma, y ha agregado: 

(4) “Hija de mi Querer, ciertamente que derramé tus lágrimas, para que pasando por mis ojos las tuyas, te pudiese dar el gran don de mi Voluntad. Lo que no pudo recibir Adán con sus lágrimas, a pesar de que pasaron por mis ojos, lo puedes recibir tú, porque Adán antes de que pecara poseía mi Voluntad, y con la posesión de mi Voluntad crecía en la semejanza de su Creador, y crecía tanto que formaba el encanto de todo el Cielo y todos se sentían honrados en servirlo; después del pecado perdió la posesión de mi Querer, y a pesar de que lloró su culpa y no pecó más, pudo hacer mi Voluntad, pero no poseerla, porque faltaba el Divino Ofendido que debía formar el nuevo injerto divino entre la criatura y el Creador, para poder atravesar de nuevo los umbrales de las posesiones del Eterno Querer. Este injerto fue hecho por Mí, Verbo Eterno, después de cuatro mil años, y Adán para entonces había pasado a los umbrales de la eternidad. 

Pero a pesar de este injerto divino hecho por Mí con lágrimas, suspiros y penas inauditas, cuántos se reducen a la condición de Adán después del pecado a sólo hacer mi Voluntad, otros no la quieren conocer, otros se revelan a Ella; 

sólo quien vive en mi Voluntad se eleva al estado de Adán inocente antes de caer en el pecado, porque hay gran distancia entre quien hace mi Voluntad y entre aquellos que la poseen, hay la distancia entre Adán inocente y Adán después del pecado. Y Yo al venir a la tierra debía obrar como Dios, debía completar en todo la obra del hombre, debía elevarlo al punto primero de su origen, con darle la posesión de mi Voluntad, y si bien muchos se sirven de mi venida sólo como remedio para su salvación y por lo tanto toman mi Voluntad como medicina, como fuerza y como antídoto para no ir al infierno, 

Yo esperaré aún, a fin de que surjan las almas que la tomen como vida, y con hacerla conocer tomen posesión de Ella

y así completaré la obra de mi venida a la tierra y tendrá fruto el injerto divino formado de nuevo con la criatura, y mis lágrimas se cambiarán en sonrisas celestiales y divinas para Mí y para ellas”.


Fiat Divina Voluntad