Jn 14, 27

Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.

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Pacientísimo Jesús mío

⚜️Reparemos en María a Jesús,

Por los soldados, por insultarte y atormentarte; y junto contigo reparemos todos los pecados nocturnos los que cometen los sectarios sobre tu persona sacramental y todas las ofensas de las almas que no se mantienen fieles en la noche de la prueba..."

Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo Hora 12Jesús entre los soldados

"Vida mía, dulcísimo Jesús, mientras duermo abrazado a tu Corazón, siento frecuentemente las punzadas de las espinas que hieren tu Sacratísimo Corazón; ...me estrecho aún más fuertemente a tu Corazón, y sintiendo más a lo vivo tus punzadas, me despierto; ...¡Sólo tu amor podía soportar tantos ultrajes! Pacientísimo Jesús mío, ¿qué podías esperar de gente tan inhumana? 

Se divierten contigo y te cubren el rostro de salivazos. La luz de tus bellísimos ojos queda eclipsada por los salivazos, y llorando a cataratas por nuestra salvación, se te limpian los ojos de aquellos salivazos; pero aquellos malvados, no soportando su corazón el ver la luz de tus ojos, vuelven otra vez a cubrirlos de salivazos... Otros, volviéndose más atrevidos en el mal, te abren tu dulcísima boca y te la llenan de repugnantes salivazos, tanto que hasta ellos mismos sienten la nausea; ...te vendan los ojos con un trapo repugnante, para así poder desenfrenarse del todo sobre tu adorable persona; de manera que te golpean sin piedad, te arrastran, te pisotean, vuelven a descargar puñetazos y bofetadas sobre tu rostro y por toda la cabeza, arañándote y jalándote de los cabellos, empujándote de un lado para otro... 

Y veo que no abres la boca, no dices una sola palabra para defenderte, estás en las manos de estos soldados como si fueras un trapo con el que pueden hacer todo lo que quieren; y al verlos arrojarse sobre ti, temo que mueras bajo sus pies. 

Bien mío y todo mío, es tanto el dolor que siento por tus penas, que quisiera gritar tan fuerte que mis gritos llegaran hasta el cielo, para llamar al Padre y al Espíritu Santo y a todos los ángeles; y aquí, de un extremo a otro de la tierra, llamaré primero a nuestra dulce Madre y luego a todas las almas que te aman, para que haciendo un cerco a tu alrededor, impidamos que puedan pasar estos insolentes soldados para insultarte y atormentarte; y junto contigo reparemos todos los pecados nocturnos de toda clase, especialmente los que cometen los sectarios sobre tu persona sacramental durante las horas de la noche y todas las ofensas de las almas que no se mantienen fieles en la noche de la prueba..."

Fiat Divina Voluntad