En Virtud de la Divina Voluntad Vol.26-14 (2) 

Decimos con nuestro acto: "Inclínense y adoremos con doble homenaje a nuestro Creador" :



Con tu Fiat creante

en mi acto, 

doy nuevo amor, adoración, honor y Gloria a mi Creador en Tu

Preciosísima Sangre

Gotas de Su Preciosísima Sangre

Libro de Cielo Vol. 22-20

"La potencia de las oraciones, de los actos, de las penas sufridas en mi Querer, es inigualable"


"Yo le rogaba que los perdonara, poniéndole enfrente su sangre, sus penas, su Vida, su eterno Querer, y Jesús todo bondad me ha dicho:

“Hija mía, la potencia de las oraciones, de los actos, de las penas sufridas en mi Querer, es inigualable.  

Mientras tú rogabas y sufrías, mi sangre, mis pasos, mis obras, rogaban, mis penas se multiplicaban y se repetían.  Así que todo lo que se hace en Él me da ocasión de repetir de nuevo lo que hice estando en la tierra.  

Y éste es el acto más grande para aplacar la divina justicia”

AUDIODe los escritos de la S. D. Luisa PicarretaVol. 22-20 (1-4) Agosto 21, 1927

Cómo Jesús quiere terminar con el mundo.  

Potencia de lo que se hace en el Querer Divino para aplacar la justicia divina

 

Encontrándome en mi habitual estado, mi adorable Jesús ha venido de prisa, y lanzándome los brazos al cuello me ha estrechado fuerte fuerte diciéndome:

“Hija mía, quiero terminar con el mundo, no puedo más, las ofensas, las penas que me dan son demasiadas, por eso es necesario que lo destruya”.

Yo temblaba al oír esto y le he dicho:  “Amor mío y vida mía, cierto que sufres mucho y que no puedes más, porque quieres sufrir Tú solo, pero si dividieras junto conmigo tus penas, sufrirías menos y no llegarías al punto de no poder soportar más a las pobres criaturas.  Por eso hazme parte de tus penas, dividámoslas juntos y verás que podrás soportarlas todavía.  Hazlo pronto, no sufras más solo, prueba oh Jesús, tú tienes razón, sufres mucho, por eso te ruego dividámoslas juntos y aplácate”.  

Después de largas insistencias mi dulce Jesús me ha hecho sufrir, pero eran las sombras de sus penas, sin embargo me sentía destruir, triturar, pero no sé decir lo que he sufrido, y ciertas cosas es mejor callar.  

Después Jesús, como cansado de su largo sufrir, se escondía en mí para encontrar algún alivio y yo me he sentido investir toda por Jesús, y veía dondequiera los ojos de Jesús y me decía que aquellos ojos estaban cansados de mirar la tierra y buscaba reparación.  La luz de los ojos de Jesús se fijaba sobre varios puntos de la tierra y eran tantas las infamias que se cometían en aquellos lugares, que aquella luz lo incitaba a destruirlos.  

Yo le rogaba que los perdonara, poniéndole enfrente su sangre, sus penas, su Vida, su eterno Querer, y Jesús todo bondad me ha dicho:


“Hija mía, la potencia de las oraciones, de los actos, de las penas sufridas en mi Querer, es inigualable.  

Mientras tú rogabas y sufrías, mi sangre, mis pasos, mis obras, rogaban, mis penas se multiplicaban y se repetían.  Así que todo lo que se hace en Él me da ocasión de repetir de nuevo lo que hice estando en la tierra.  Y éste es el acto más grande para aplacar la divina justicia”.