Enseñanzas,

ESTUDIO Y PRÁCTICA


para profundizar la Hora 24

La Sepultura de Jesús y la Soledad de María Santísima

Nuestra Señora 

de los Dolores

Libro de Cielo

Vol. 15-11 (1-5); marzo 23, 1923

 AUDIO



“Fue la primera Reina del inmenso mar de sus dolores“

 

Estaba pensando en los dolores de mi Mamá Celestial, y mi amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

"Hija mía, el primer Rey de los dolores fui Yo, y siendo Yo Hombre y Dios, debía concentrar todo en Mí para tener el primado sobre todo, aun sobre los mismos dolores. Los dolores de mi Mamá no eran otra cosa que los reflejos de los míos, que reflejándose en Ella le participaban todos mis dolores, que traspasándola, la llenaron de tal amargura y pena, de sentirse morir a cada reflejo de mis dolores, pero el amor la sostenía y le daba de nuevo la vida. Por eso, no sólo por honor, sino con derecho de justicia fue la primera Reina del inmenso mar de sus dolores".

Mientras esto decía, me parecía ver a mi Mamá frente a Jesús, y todo lo que contenía Jesús, los dolores y los traspasos de ese corazón santísimo se reflejaban en el corazón de la dolorosa Reina, y por cada uno de los reflejos se formaban tantas espadas en el corazón de la traspasada Mamá, y estas espadas eran selladas por un Fiat de luz, en la cual Ella quedaba rodeada en medio a tantos Fiat de luz fulgidísima que le daban tanta gloria, que faltan las palabras para narrarla. Entonces Jesús ha continuado diciéndome:

"No fueron los dolores los que constituyeron Reina a mi Mamá y la hicieron refulgir de tanta gloria, sino mi Fiat Omnipotente, el cual entrelazaba cada acto y dolor suyo y se constituía vida de cada dolor, así que mi Fiat era el acto primero que formaba la espada, dándole la intensidad del dolor que quería; mi Fiat podía poner en aquel corazón traspasado cuantos dolores quería, agregar heridas a heridas, penas sobre penas, sin la sombra de la mínima resistencia, es más, se sentía honrada de que mi Fiat se constituía vida aun de un solo latido, y mi Fiat le dio la gloria completa y la constituyó verdadera y legítima Reina.

Ahora, ¿quiénes serán las almas en las cuales pueda reflejar los reflejos de mis dolores y de mi misma Vida? Aquéllas que tendrán por vida mi Fiat, este Fiat absorberá en ellas mis reflejos, y Yo seré magnánimo en participar lo que mi Querer obra en Mí, por eso en mi Voluntad espero a las almas, para darles el verdadero dominio y la gloria completa de cada acto y pena que puedan sufrir. Fuera de mi Voluntad, el obrar y el sufrir Yo no lo reconozco, podría decir: ‘No tengo qué darte, ¿cuál es la voluntad que te ha animado en el hacer y en sufrir esto? De ella hazte recompensar’. Muchas veces el hacer el bien, el sufrir, sin que mi Voluntad entre en medio, pueden ser míseras esclavitudes que degeneran en pasiones, mientras que sólo mi Querer da el verdadero dominio, las verdaderas virtudes, la verdadera gloria de trasformar lo humano en divino".

Fiat Divina Voluntad