Enseñanzas,

ESTUDIO Y PRÁCTICA


para profundizar la Hora 13

Jesús en la Prisión

AUDIO


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 20-32 (3-4)  Diciembre 3, 1926 

 ...Cómo la prisión de Jesús es símbolo de la prisión de la voluntad humana

 

...estaba siguiendo a mi apasionado Jesús en su dolorosa prisión, que estando atado a una columna, por el modo tan bárbaro como lo habían atado no podía estar firme, apoyado en la columna, sino que estaba suspendido, con las piernas dobladas atadas a ella y por tanto se tambaleaba ahora a la derecha, ahora a la izquierda.  Y yo abrazándome a sus rodillas para hacerlo estar firme y reordenándole los cabellos todos revueltos que le cubrían hasta su rostro adorable, no faltándole ni siquiera los salivazos que tanto lo habían ensuciado.  ¡Oh! cómo habría querido desatarlo para liberarlo de aquella posición tan dolorosa y humillante.  Y mi prisionero Jesús todo afligido me ha dicho:

“Hija mía, ¿sabes por qué permití ser puesto en la prisión en el curso de mi Pasión?  Para liberar al hombre de la prisión de la voluntad humana.  Mira cómo es horrenda mi prisión, era un pequeño lugar que servía para encerrar las inmundicias y excrementos de las criaturas, así que la peste era intolerable, la oscuridad era densa, no me dejaron ni siquiera una pequeña lamparita, mi posición era desgarradora, ensuciado de salivazos, con los cabellos revueltos, adolorido en todos los miembros, atado, ni siquiera derecho sino encorvado, no me podía ayudar en ningún modo, ni siquiera quitarme los cabellos de los ojos que me molestaban.  Esta mi prisión es la verdadera similitud de la prisión que forma la voluntad humana de las criaturas, la peste que exhala es horrible, la oscuridad es densa, muchas veces no les queda ni siquiera la pequeña lamparita de la razón, están siempre inquietas, trastornadas, ensuciadas por pasiones viles.  ¡Oh! cómo hay que llorar sobre esta prisión de la voluntad humana, cómo sentí a lo vivo en esta prisión el mal que había hecho a las criaturas; fue tanto mi dolor que derramé amargas lágrimas y pedí a mi Celestial Padre que liberase a las criaturas de esta prisión tan ignominiosa y dolorosa.  

También tú pide junto Conmigo que las criaturas se liberen de su voluntad”.

         Fiat Divina Voluntad