Una parte de la Hora 3 y una enseñanza del Libro de Cielo para interceder y reparar por los réprobos

Enseñanzas,

ESTUDIO Y PRÁCTICA


para profundizar la Hora 3

Judas y Juan - Los dos pueblos: el réprobo y el elegido

(Def. Réprobos = malvado, excomulgado, endemoniado, condenado)


De la Hora 3 

De la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo


"...Pero tu suprema caridad te hace soportar este dolor y no lo manifiestas ni siquiera a tus amados discípulos; y mientras te dueles por Judas, tu corazón quisiera llenarse de júbilo al ver a tu izquierda a tu amado discípulo Juan, tanto, que no pudiendo contener más el amor, atrayéndolo dulcemente a Ti le haces apoyar su cabeza sobre tu corazón, haciéndole sentir el paraíso por adelantado.

Es en esta hora solemne que en los dos discípulos vienen representados los dos pueblos:  el réprobo y el elegido.  El réprobo en Judas, que siente ya el infierno en el corazón; y el elegido en Juan, que en Ti reposa y goza.

Oh dulce bien mío, también yo me pongo cerca de Ti, y junto a tu amado discípulo quiero apoyar mi cabeza cansada sobre tu corazón adorable y rogarte que me hagas sentir, aun sobre esta tierra, las delicias del Cielo, y así, raptada por las dulces armonías de tu corazón, la tierra no sea para mí más tierra, sino Cielo".

(Luisa repara por la almas perdidas pidiendo que Su latido Divino corra en el de cada alma perdida) 

"Pero en esas armonías dulcísimas y divinas, siento que se te escapan dolorosos latidos, son por las almas perdidas.  ¡Oh Jesús, no permitas que nuevas almas se pierdan, haz que tu latido corriendo en el suyo les haga sentir los latidos de la vida del Cielo, como los siente tu amado discípulo Juan, y atraídas por la suavidad y dulzura de tu amor, todas puedan rendirse a Ti!..."

De los escritos de la S. D. Luisa Picarreta 

Vol. 33-8 (4-6) Febrero 4, 1934




¡Ah! Ella es la que cubre y que sabe cubrir y disculpar a sus hijos ante el trono de nuestra Majestad


(4) “Hija mía bendita, nuestras obras continúan siempre y son inseparables de Nosotros, así que nuestro amor oculto continúa en la Reina del Cielo y continuará siempre, no sería obrar como Dios si todo lo que hacemos pudiera separarse de Nosotros y no tener vida perenne. Por eso Nosotros amamos, nos vertemos sobre las criaturas, parece que nuestro amor parte de Nosotros, pero no, parte y queda con Nosotros, y el amor que se vuelca sobre las criaturas es inseparable de Nosotros y vuelve inseparable a aquélla que ha recibido nuestro amor, así que todas nuestras obras: Cielo y tierra, criaturas que salen a la luz del día, parece que parten de Nosotros, pero no, todas son inseparables de Nosotros, y esto es en virtud de nuestra inmensidad, que envolviendo todo, no hay punto donde no se encuentra y vuelva inseparable todo lo que Nosotros hacemos, por eso ni nuestras obras se pueden separar de Nosotros, ni Nosotros de ellas, se puede decir que forman un solo cuerpo para Nosotros, y nuestra inmensidad y potencia es como circulación de la sangre que mantiene a todo y a todos la vida, a lo más pueden ser obras distintas una de la otra, pero separables jamás”. 

(5) Entonces yo al oír esto, maravillándome he dicho: “Sin embargo Amor mío, los réprobos ya están separados de Ti, pero también ellos son obras salidas de Ti, ¿cómo es entonces que no te pertenecen más?” 

(6) Y Jesús: “Te equivocas hija mía, no me pertenecen por vía de amor sino por vía de justicia, mi inmensidad que los envuelve tiene su poder sobre ellos, y si no me pertenecieran, mi justicia que castiga no tendría qué castigar, porque si las cosas no me pudieran pertenecer al instante perderían la vida, pero si esta vida existe es que hay quién la conserva y quién justamente la castiga. Por eso nuestro amor escondido hacia cada criatura la Soberana Señora lo posee todavía en el Cielo, es más, es su más grande triunfo y contento, porque siente que su Creador ama en su materno corazón a todas las criaturas, y Ella haciendo de verdadera Madre, cuántas veces me las esconde en su amor para hacerlas amar, en sus dolores para hacerlas perdonar, en sus oraciones para hacerles dar las gracias más grandes. ¡Ah! Ella es la que cubre y que sabe cubrir y disculpar a sus hijos ante el trono de nuestra Majestad, por eso hazte cubrir por tu Mamá Celestial, la cual pensará en las necesidades de su hija”.