La Compañía.  

El obrar junto


"Jesús dio vida en la Divina Voluntad a los actos de todas las criaturas"


"Vengo a ti, después de mi Madre Celestial te llamé a ti para hacer que todos los actos humanos tengan el primer sello hecho por Mí, el segundo hecho por mi Mamá, y el tercero por una criatura de la estirpe común"

Libro de Cielo Vol. 14-73

AUDIO
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol 14-73 Noviembre 11, 1922

 

Jesús dio vida en la Divina Voluntad a los actos de todas las criaturas; en esta obra asoció a su Madre Santísima, y ahora llama al alma para repetirlo

 

(1) Mi siempre amable Jesús al venir me ha atraído a Él, dentro de una luz inmensa y me ha dicho:

(2) “Pequeña hija de mi Querer, esta luz inmensa que ves es mi Suprema Voluntad, de la cual nada escapa.  Tú debes saber que al crear el cielo, el sol, las estrellas, etc., a todo le fijé sus límites, su lugar, su número, no pueden crecer ni decrecer, todas las cosas las tengo como en un puño.  Así al crear al hombre, al mismo tiempo creé todas las inteligencias y cada uno de los pensamientos, todas las palabras, las obras, los pasos y todo lo demás del hombre, desde el primero hasta el último que deberá existir, y esto era connatural en Mí, mucho más que Yo mismo debía ser actor y espectador hasta de un pensamiento, y si el hombre no lo podía hacer sin Mí, ¿cómo no debía Yo saberlo y conocer hasta el número?  

Así que en mi Voluntad nada todo el obrar de las criaturas, como los peces nadan dentro de un vasto mar.  Pero habiendo creado al hombre no esclavo sino libre, porque no era decoroso para Mí, ni obra digna salida de mis manos, si hiciera salir a este hombre atado, sin libertad, ni podría decir hagámoslo a nuestra imagen y semejanza si no lo hacía libre, quería dotarlo con la libertad.  Yo era libre, libre también él, pues no hay cosa que más torture a una persona que dar un amor forzado, y causa desconfianza, sospechas, temores y casi asco en quien lo recibe.  

Ve dónde tiene origen cada acto de criatura, aun un pensamiento, en la santidad de mi Voluntad, con esta diferencia, que si el hombre quiere, ese pensamiento, palabra, etc., puede hacerlo bien o mal, santo o perverso.  Ahora, mi Voluntad tuvo un dolor al ver en tantos cambiados sus actos, de los cuales era actora, en actos mortales para Mí y para ellos, 

por eso quise que mi Voluntad haciéndose doblemente actora de cada acto, extendiera sobre todos otro acto divino, que debía corresponderme según la santidad de mi Voluntad con otros tantos actos divinos, pero se necesitaba alguien para hacer esto, y he aquí a mi Humanidad santa, libre también Ella, que no queriendo otra vida que la sola Voluntad Divina, nadando en este mar inmenso iba duplicando cada pensamiento, palabra y obra de criatura, y extendía sobre todo un acto de Voluntad Divina, y esto daba satisfacción y glorificaba al Padre Divino, de modo que Él pudo mirar al hombre y abrirle las puertas del Cielo, y Yo anudaba con más fuerza a la voluntad humana, dejándola siempre libre de no separarse de la Voluntad de su Creador, causa por la que se había precipitado en tantas desgracias.  

No estuve contento sólo con esto, sino que quise que mi Mamá, también santa, me siguiera en el mar inmenso del Querer Supremo y junto Conmigo duplicara todos los actos humanos, poniendo en ellos el doble sello, después del mío, de los actos hechos en mi Voluntad sobre todos los actos de las criaturas.  Cómo me era dulce la compañía de mi inseparable Mamá en mi Voluntad; la compañía en el obrar hace surgir la felicidad, la complacencia, el amor de ternura, la competencia, el acuerdo, el heroísmo; en cambio el aislamiento produce lo contrario.  Entonces, conforme obraba junto con mi amada Mamá, así surgían mares de felicidad, de complacencia de ambas partes, mares de amor que haciendo competencia, uno se arrojaba en el otro, y producían gran heroísmo.  Y no para Nosotros solos surgían estos mares, sino también para quien nos habría hecho compañía en nuestra Voluntad; es más, podría decir que estos mares se convertían en tantas voces que llamaban al hombre a vivir en nuestro Querer, para restituirle la felicidad, su naturaleza primera, y todos los bienes que había perdido con sustraerse de nuestra Voluntad.  Ahora vengo a ti, después de mi Madre Celestial te llamé a ti para hacer que todos los actos humanos tengan el primer sello hecho por Mí, el segundo hecho por mi Mamá, y el tercero por una criatura de la estirpe común, mi eterno amor no estaría contento si no hubiera elevado a una de la estirpe común, la cual debía abrir las puertas a quien se dispusiera a entrar por ellas para vivir en nuestro Querer; he aquí el por qué de mis tantas manifestaciones, los tantos valores y efectos que te he hecho conocer de mi Voluntad, estos serán imanes potentes para atraerte a ti, y después a los demás a vivir en Ella; pero para entrar en nuestra Voluntad y seguir el sublime vuelo de mis actos y los de mi indivisible Mamá, siendo tú de la estirpe común, no habrías podido entrar en nuestro Querer si no tuvieras, o al menos hubieras sido transformada en la naturaleza que salió de mis manos antes de que el hombre se sustrajera de nuestro Querer; esta es la razón de mis tantas gracias, para reducir tu naturaleza, tu alma, a aquel primer estado; conforme te iba dando esas gracias así te quitaba los gérmenes, las tendencias, las pasiones de la naturaleza rebelde, dejando siempre libre tu voluntad.  Era necesario para mi decoro, santidad y dignidad, que debiéndote llamar al centro de mi Querer para hacer ahí vida común, para hacerte recorrer todos los actos hechos por Mí y que las criaturas no han conocido aún, reducir tu naturaleza a este estado feliz, de otra manera no habrías podido correr Conmigo en los interminables actos de mi Querer, ni estar Conmigo con la familiaridad que se necesita para obrar juntos.  Las pasiones, los gérmenes de las tendencias no buenas, hubieran sido como tantas barreras de división entre tú y Yo, a lo más habrías estado a las órdenes de mi Querer, como tantos otros fieles míos, pero hacer lo que hice Yo, habrías estado muy lejana, y ni tú ni Yo hubiéramos sido felices, mientras que el vivir en mi Querer es propiamente esto, vivir plenamente feliz en la tierra, para después pasar a vivir más feliz en el Cielo.  

Por eso te digo, verdadera hija de mi Querer, primer parto feliz de mi Voluntad, seme atenta y fiel, ven en mi Eterno Querer, te esperan mis actos que quieren el sello de los tuyos, te esperan los actos de mi Mamá, te espera todo el Cielo porque quieren ver todos sus actos glorificados en mi Voluntad por una criatura de la estirpe de ellos, te esperan las presentes y las futuras generaciones, para que les sea restituida la felicidad perdida.  ¡Ah! no, no, no terminarán las generaciones si no regresa el hombre a mi seno, bello, dominante, como salió de mis manos creadoras, no estoy contento con haberlo redimido; aun a costa de esperar, tendré paciencia todavía, pero debe regresar a Mí tal como lo hice, en virtud de mi Voluntad.  Con hacer su voluntad descendió en el abismo y se transformó en feo; con hacer mi Voluntad subirá y adquirirá la nueva transformación en la naturaleza por Mí creada, y entonces podré decir:  Todo lo he cumplido, el orden de toda la Creación me ha regresado y me reposaré en él”.