Enseñanzas,

ESTUDIO Y PRÁCTICA


para profundizar la Hora 8

La  Captura de Jesús

El pecado es CADENA 

"Y de rey que es el hombre, lo vuelven esclavo de pasiones brutales.   Cómo es abominable el hombre en el estado de culpa"

"El hombre, al empezar a caer en el pecado queda ATADO con las mismas cadenas de su pecado, si es GRAVE son cadenas de fierro, si VENIAL son cuerdas..."




De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 13-33 Nov. 16, 1921 

El pecado es cadena que ata al hombre, y Jesús quiso ser atado para romper sus cadenas

 

Esta mañana, mi siempre amable Jesús se hacía ver todo atado, atadas las manos, los pies, la cintura; del cuello le descendía una doble cadena de fierro, pero estaba atado tan fuertemente, que le quitaba el movimiento a su Divina Persona.  Qué dura posición era ésta, de hacer llorar aun a las piedras, y mi sumo bien Jesús me ha dicho:

“Hija mía, en el curso de mi Pasión todas las otras penas hacían competencia entre ellas, pero una cedía el lugar a la otra, y se mantenían vigilantes para hacerme sufrir lo peor, para darse la vanagloria de que una había sido más dura que las demás, pero las cuerdas no me las quitaron jamás, desde que me apresaron hasta el monte calvario estuve siempre atado, es más, agregaban siempre más cuerdas y cadenas por temor de que pudiese huir, y para hacer más burla y juego de Mí; cuántos dolores, confusiones, humillaciones y caídas me causaron estas cadenas.  Pero debes saber que en estas cadenas había un gran misterio y una gran expiación:  El hombre, al empezar a caer en el pecado queda atado con las mismas cadenas de su pecado, si es grave son cadenas de fierro, si venial son cuerdas; entonces, si quiere caminar en el bien, siente las trabas de las cadenas y queda obstaculizado en su paso, el estorbo que siente lo agota, lo debilita, y lo lleva a nuevas caídas; si obra siente el impedimento en las manos y casi queda como si no tuviera manos para hacer el bien; las pasiones, viéndolo tan atado hacen fiesta y dicen:  “Es nuestra la victoria”.  Y de rey que es el hombre, lo vuelven esclavo de pasiones brutales.   Cómo es abominable el hombre en el estado de culpa, y Yo para romper sus cadenas quise ser atado, y no quise estar en ningún momento sin cadenas, para tener siempre listas las mías para romper las suyas, y cuando los golpes, los empujones me hacían caer, Yo le extendía las manos para desatarlo y hacerlo libre de nuevo”.

Pero mientras esto decía, yo veía a casi todas las gentes atadas por cadenas, que daban piedad, y rogaba a Jesús que tocara con sus cadenas las cadenas de ellas, a fin de que por el toque de las suyas quedaran rotas las de las criaturas.