Enseñanzas,

ESTUDIO Y PRÁCTICA

para profundizar la Hora 3


Sobre la Utilidad de Su Preciosísima Sangre

Una parte de la Hora 3 y tres enseñanzas del Libro de Cielo

Reloj Viviente de Jesús

Actividad de Estudio en el Ejercicio de Tu Voluntad

Hora 3



“¿Cuál es la utilidad de mi sangre?

¡He aquí un alma, tan beneficiada por Mí, y está perdida!”



En la Hora 3, Jesús también repara la debilidad y falta de firmeza

"... Jesús, vida mía, tu mirada dulce y penetrante parece escrutar a todos los apóstoles, y aun en el acto de tomar el alimento tu corazón queda traspasado al ver a tus amados apóstoles débiles y vacilantes aún, especialmente el pérfido Judas que ya ha puesto un pie en el infierno.  Y Tú desde el fondo de tu corazón amargamente dices:  “¿Cuál es la utilidad de mi sangre?  ¡He aquí un alma, tan beneficiada por Mí, y está perdida!”  Y con tus ojos resplandecientes de luz lo miras, como queriendo hacerle comprender el gran mal cometido".  

Fiat Divina Voluntad

“¿Cuál es la utilidad de mi sangre?" 






Reloj Viviente de Jesús

Vol. 33-45 (9); Vol. 16-40 (3) y Vol. 12-21 (4) 

Atendamos tres partes donde Jesús nos habla de su Sangre en su Pasión




AUDIO

Contiene tres partes de citas en está página

 Vol. 33-45 (9); Vol. 16-40 (3) y Vol. 12-21 (4) 




“¿Cuál es la utilidad de mi sangre?"


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 33-45 (9) Julio 21, 1935

(9) Después ha agregado: “Hija mía, cuanto más sufre uno, más siente la necesidad de ser amado. El que más ha sufrido soy Yo, por eso mis penas, mi sangre derramada, mis lágrimas, se cambian en voces amorosas, suplicantes, porque quiero ser amado por quien amé tanto, por quien me hizo penar y llorar tanto. Quien me ama me da el más dulce refrigerio a mis penas, me enjuga las lágrimas, y mi sangre se convierte para ella en un baño de amor. ¿Pero sabes tú quién cambia mis penas, mis lágrimas, en alegrías, en contentos? Quien vive en mi Divina Voluntad, porque en ella encuentro el amor que me ama siempre, el cual es sostén de mis penas, mi refrigerio continuo, y me siento como un Rey victorioso, que si bien herido, he vencido con las armas de mis penas y de mi amor la voluntad de la criatura. ¡Oh, cómo me siento feliz al sentirme amado y hacer vida junto a aquél por quien he sostenido una tan dolorosa y sangrienta batalla! Mucho más que todo lo creé para ser amado, y si me falta el amor no sé qué hacer con la criatura, porque no encuentro lo que Yo quiero; a lo más puede haber diversidad de amor, puede haber amor de reparación, amor de compasión, amor de imitación, pero siempre amor quiero; si no encuentro el amor no son cosas para Mí, y como el amor es hijo de mi Voluntad, si encuentro al hijo encuentro a la Madre, por lo tanto encuentro todo lo que a Mí pertenece, por eso me reposo y me felicito en ella, y ella se felicita y se reposa en Mí, y nos amamos con un solo amor”.

Fiat Divina Voluntad


De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 16-40 (3) Enero 14, 1924

(3) Por eso hija mía, antes de ser atado a la columna para ser flagelado, quise ser desnudado para sufrir y reparar la desnudez del hombre cuando se desnudó del vestido real de mi Voluntad. Sentí en Mí tal confusión y pena al verme así desnudo en medio de los enemigos que se burlaban de Mí, que lloré por la desnudez del hombre y ofrecí a mi Celestial Padre mi desnudez, para hacer que el hombre fuera revestido de nuevo con el vestido real de mi Voluntad, y como pago, para que esto no me fuera negado, ofrecí mi sangre, mis carnes arrancadas a pedazos, me hice desnudar no sólo de los vestidos, sino también de mi piel para poder pagar el precio y satisfacer el delito de esta desnudez del hombre; derramé tanta sangre en este misterio, que en ningún otro derramé tanta, que bastaba para cubrir al hombre como con un segundo vestido, y vestido de sangre para cubrirlo de nuevo, y así calentarlo y lavarlo para disponerlo a recibir la vestidura real de mi Voluntad”.

Fiat Divina Voluntad

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta Vol. 12-21 (4)  Octubre 4, 1917

(4) “¡Cuánto amor, cuánto amor! Mira, mientras Yo sufría y la pena se detenía en Mí, Yo le decía: “Pena mía, ve, corre, corre, ve en busca del hombre, ayúdalo, y mis penas sean la fuerza de las suyas”. Mientras derramaba mi sangre decía a cada gota: “Corran, corran, sálvenme al hombre, y si está muerto denle la vida, pero la Vida Divina, y si huye corran detrás de él, circúndenlo por todos lados, confúndanlo de amor hasta que se rinda”. Al irse formando las llagas en mi cuerpo bajo los flagelos, repetía: “Llagas mías, no os estéis Conmigo, sino buscad al hombre y si lo encontráis llagado por la culpa, poneos como medicina para sanarlo”. Así que todo lo que hacía y decía, todo lo ponía en torno al hombre para ponerlo a salvo. Ahora, también tú, por amor mío, nada tengas para ti, sino que todo hazlo correr junto al hombre para salvarlo, y Yo te miraré como otro Yo mismo”.

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