ESTUDIO Y PRÁCTICA
para profundizar la Hora 17
La Coronación de Espinas de Jesús
« Ecce homo! »
De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 5-21 (2) Octubre 12, 1903
Significado de la coronación de espinas
(2) Y Jesús: “Hija mía, muchos significados tiene esta coronación de espinas, y por cuanto dijera queda siempre mucho por decir, porque es casi incomprensible a la mente creada el por qué mi cabeza quiso ser honrada con tener su porción distinta y especial, no general, de un sufrimiento y esparcimiento de sangre, haciendo casi competencia con el cuerpo, el por qué fue que siendo la cabeza la que une todo el cuerpo y toda el alma, de modo que el cuerpo sin la cabeza es nada tanto que se puede vivir sin los otros miembros, pero sin la cabeza es imposible, siendo la parte esencial de todo el hombre, tan es verdad, que si el cuerpo peca o hace el bien, es la cabeza la que dirige, no siendo el cuerpo otra cosa que un instrumento, entonces, debiendo mi cabeza restituir el régimen y el dominio, y merecer que en las mentes humanas entraran nuevos cielos de gracias, nuevos mundos de verdad, y destruir los nuevos infiernos de pecados, por los que llegarían hasta hacerse viles esclavos de viles pasiones, y queriendo coronar a toda la familia humana de gloria, de honor y de decoro, por eso quise coronar y honrar en primer lugar mi Humanidad, si bien con una corona de espinas dolorosísima, símbolo de la corona inmortal que restituía a las criaturas, quitada por el pecado. Además de esto, la corona de espinas significa que no hay gloria y honor sin espinas, que no puede haber jamás dominio de pasiones, adquisición de virtudes, sin sentirse pinchar hasta dentro de la carne y el espíritu, y que el verdadero reinar está en el donarse a sí mismo, con las pinchaduras de la mortificación y del sacrificio; además estas espinas significaban que verdadero y único Rey soy Yo, y sólo quien me constituye Rey del propio corazón, goza de paz y felicidad, y Yo la constituyo reina de mi propio reino. Además, todos aquellos ríos de sangre que brotaban de mi cabeza eran tantos riachuelos que ataban la inteligencia humana al conocimiento de mi supremacía sobre ellos”.