Enseñanzas,

ESTUDIO Y PRÁCTICA


para profundizar la Hora 19


La Crucifixión de Jesús

AUDIO



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 12-130 Mayo 15, 1920

La Divina Voluntad forma en el alma la crucifixión completa 


(1) Me lamentaba con mi dulce Jesús diciéndole: “¿Dónde están tus promesas? No más cruz, no más semejanza Contigo, todo se ha esfumado y no me queda más que llorar mi doloroso fin”. Y Jesús, moviéndose me ha dicho en mi interior: 

(2) “Hija mía, mi crucifixión fue completa, ¿y sabes por qué? Porque fue hecha en la Voluntad Eterna de mi Padre. En esta Voluntad la cruz se hizo tan larga y tan ancha, de abrazar todos los siglos, para penetrar en cada corazón presente, pasado y futuro, de modo que quedaba crucificado en cada corazón de criatura; esta Divina Voluntad ponía clavos a todo mi interior, a mis deseos, a los afectos, a mis latidos, puedo decir que no tenía vida propia, sino la Vida de la Voluntad eterna, que encerraba en Mí a todas las criaturas y quería que respondiera por todo. Jamás mi crucifixión podía estar completa y tan extendida para abrazar a todos, si el Querer eterno no fuera el actor. 

También en ti quiero que la crucifixión sea completa y extendida a todos. He aquí el por qué de las continuas llamadas que te hago en mi Querer, son las incitaciones para llevar ante la Majestad Suprema a toda la familia humana, y a nombre de todos hacer los actos que ellos no hacen. El olvido de ti, la falta de reflexiones personales, no son otra cosa que clavos que pone mi Voluntad. Mi Voluntad no sabe hacer cosas incompletas o pequeñas, y haciéndose corona en torno al alma, la quiere en Sí, y extendiéndola en todo el ámbito de su Querer eterno, pone el sello de su cumplimiento. Mi Querer vacía todo lo humano del interior de la criatura, y pone todo lo divino, y para estar más seguro va sellando todo el interior con tantos clavos por cuantos actos humanos pueden tener vida en la criatura, sustituyéndolos con otros tantos actos divinos, y así forma las verdaderas crucifixiones, y no por un tiempo, sino por toda la vida”. 


Fiat Divina Voluntad