COMBUSTIBLES

HECHOS

En el Reino Unido, cerca del 30% de los residuos domésticos son combustibles en potencia, es decir, adecuados para producir energía. Dos toneladas y media de residuos sólidos urbanos equivalen, en términos caloríficos, a una tonelada de carbón. La cantidad de energía se valora según su contenido calorífico; el plástico es el mejor, seguido por los trapos y el papel. Los metales y el vidrio no son combustibles y deberían separarse para su reciclaje.

La transformación de los residuos sólidos en combustible está considerada una forma de reciclaje, pero sólo en el caso de que se eliminen en primer lugar aquellos materiales que sean económicamente reciclables. Los residuos contaminados o demasiado mezclados para ser separados pueden usarse en las calderas industriales. Incinerando los desperdicios se previene la formación de gases en los invernaderos, una mezcla de metano y dióxido de carbono. Ambos son poderosos gases invernadero. El 40% de los residuos de las ciudades del Reino Unido (30 millones de toneladas) ardió como combustible. Los científicos estiman que los efectos netos medioambientales deberían prevenir los cuatro millones de toneladas de gases que se producen anualmente. Pero quemar residuos puede originar el desprendimiento de metales pesados y otras sustancias nocivas, incluidas las dioxinas. La legislación europea exige estrictos controles a las nuevas incineradoras desde 1995.