Relato Viaje a UAE y Oman II

Viaje del  5  al  27  de  Diciembre  de 2009

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 Día 17 – Ibri – Ar Rustaq - Nakhal - Muscat

Nuestro plan del día era recorrer la carretera del interior de Ibri a Ar Rustaq cruzando las montañas Hajar donde, supuestamente, según habíamos leído de algún viajero, se veían bonitos paisajes y pequeñas aldeas omaníes. Luego contemplaríamos las fortalezas de Ar Rustaq y Nakhal, y continuaríamos hasta Muscat.

La carretera es muy cómoda –toda asfaltada- y menos montañosa de lo que pensábamos. Nos detenemos varias veces para disfrutar de bonitos paisajes, pero tampoco serán tan diferentes ni más espectaculares que los que veremos en los días siguientes. La carretera en sí cruza por pocos pueblos. Hay que desviarse –se van viendo carteles informando del nombre de las aldeas- para llegar hasta ellos.

Llegamos a Ar Rustaq casi sin darnos cuenta. Aquí compramos unas pastas baratísimas en una panadería que encontramos y nos dirigimos a echar una ojeada al Ar Rustaq Fort. Este fuerte está bien, pero queda ensombrecido ante el cercano de Nakhal, el Nakhal Fort, una de las fortalezas más espectaculares del país –sino la que más- y mejor preservadas. Está construído encima de un peñasco y su silueta es claramente visible cuando llegas al pueblo. Aparte de su imponente fachada, hay que descubrir todas sus estancias y recorrer todas sus almenas para ir obteniendo diferentes ángulos de visión de la fortaleza. También se contemplan desde varios puntos amplias y bonitas vistas del pueblo, del palmeral, y de las montañas. 

Tras dejar Nakhal, nuestra siguiente destino ya será  Muscat. Tenemos que seguir la carretera hacia Barka, pero no será necesario llegar hasta ella. Antes ya enlazamos con la autovía que recorre la costa norte en dirección a la capital. Pasaremos poco después la desviación del Muscat International airport que queda a unos 32 km del puerto de Mutrah, nuestro destino final en la capital. Por aquí la carretera de dos carriles ya toma el nombre de As Sultan Qaboos st. Poco después pasaremos junto a la enorme As Sultan Qaboos Grand Mosque, y nos detendremos para visitarla. Tras caminar por sus amplios jardines, llegamos a su entrada. Resaltaríamos de la Gran Mezquita sobretodo sus imponentes dimensiones, el vistoso mármol blanco utilizado en su construcción y la principal sala de oración,que contiene una gran alfombra persa hecha a mano. Reanudaremos nuestro camino, siempre bien indicado, hasta el Puerto de Muscat, la zona denominada Mutrahfrente a la Corniche, sin duda el lugar con más encanto de la capital.

El alojamiento en Mutrah no tiene mucho secreto. Las posibilidades que hay están casi alineadas una al lado de otra, frente a la bahía, en pocos metros. Es cómodo entrar en dos o tres para comparar calidad/precio. De las habitaciones dobles que vimos en los hoteles Marina (35 RO), Corniche (20 RO) y Mina (20 RO), parecidas en estilo, pequeñas y límpias, pero básicas, nos quedamos con la del Mina, sobretodo por la ubicación de la habitación, en el último piso y con un pequeño balcón con una bonita y amplia vista de la bahía, la Corniche y el Mutrah Fort. Para comer, cambiar dinero y comprar souvenirs, hay varias opciones en la misma Corniche.

Tras una intensa pero corta tormenta, iniciaremos la visita de Mutrah. Consiste principalmente en pasear por su bonita Corniche, que con la luz de la tarde se crea un marco muy fotogénico para id admirando sus diferentes bahías, los barcos anclados en ella, sus Mezquitas, sus casas antiguas, los restos del Mutrah Fort encaramado en un peñasco…; en conjunto, un largo y bonito paseo que nos podría llevar hasta el núcleo de Old Muscat. Nosotros llegaremos hasta la Torre de vigilancia portuguesa, más o menos a mitad de camino. Volviendo, ya con las luces de la noche echaremos una ojeada al Mutrah Souq, que tiene un callejón separado dedicado al Gold Souq

 Día 18 – Muscat – Bimah Sinkhole- Wadi Shab - Qalhat – Sur – Ras al Hadd – Ras al Jinz

Iniciamos el día madrugando para asistir al popular Mercado de Pescado –justo enfrente del hotel-. Hay alguna pieza grande, pero lo que encontramos más interesante es la negociación acalorada entre compradores y vendedores. Todo un espectáculo.

Dejamos el hotel, y ya con el coche recorreremos la Corniche hasta el núcleo de Old Muscat. Su visita estará condicionada –quizás no en su contenido, pero si en su duración- porque el Palacio del Sultán tenía un huésped especial, el Presidente de Croacia. Eso motivaba que al detenernos en sus inmediaciones, rápidamente venía un guardia de seguridad haciendo señales que nos fuéramos. Veremos el Sultan’s Palace desde la rotonda que hay en su entrada –normalmente tampoco se puede entrar-, y pronto nos avisan que nos vayamos. Lo rodearemos con el coche para llegar al mar. Nos bajamos, parece que no hay problema, y mientras contemplamos los dos fuertes, el Mirani y Jalali Fort apareció de no sé dónde un guarda para decirnos que tampoco podíamos estar aquí. El par de museos –Omani-French museum y Bayt Az-Zubair- que hay en la zona no nos llamaban demasiado la atención, y ya dimos la visita de Old Muscat por acabada.

Siguiendo la carretera, en unos kilómetros se llega a la rotonda de Al Bustan, donde puede verse al Sohar, una réplica de un famoso barco omaní. A escasos metros está el Al Bustan Palace Hotel, uno de los hoteles más lujosos de Omán, que no hay problema en poder visitar. Destacamos su ubicación, con el mar y la playa delante, y fotogénicas montañas detrás. De su interior, lo más espectacular es el denominado atrium lobby.

Damos nuestra visita turística de Muscat por acabada. Para irnos de la ciudad pasaremos por Ruwi, su centro principal de transporte y la zona más comercial pero sin ningún encanto turístico. Hay que salir por la Al Amrat road en dirección a Qurayat, para luego enlazar con la nueva carretera a Sur. Aún no estaba oficialmente acabada en nuestras fechas de viaje: en algún tramo aún trabajaban, las casetas de peaje estaban vacías… pero prácticamente ya se iba a dos carriles en casi todo el trayecto.

 

En la Carretera Muscat-Sur hay interesantes lugares para visitar. Nos llamó la atención que en la nueva autovía hay buenas y claras indicaciones para salir a los sitios elegidos, pero una vez fuera las indicaciones brillan por su ausencia y casi tienes que intuir el camino a seguir. Nosotros visitaremos los siguientes lugares:

Bimmah Sinkhole: Esta especie de cenote de agua cristalina que invita al baño en cualquier época del año se encuentra en el Hawiyat Najim Park (que es la salida que indica la autovía) poco antes de llegar al pueblo de Bamah. Una vez se sale hay que llegar hasta el mar (ahí está la antigua carretera) y girar a la izquierda. Pronto veremos la entrada al Park. En la entrada hay servicios y algunas mesas de picnic. Andamos unos metros y pronto aparece el fotogénico cenote,al que se accede bajando unas escaleras.  

Wadi Shab: La entrada de este cañón, uno de los más bonitos de Omán, se encuentra justo debajo de la nueva carretera. Bien señalizada la salida de la autovía, se accede a su parking tras un corto pero empinado descenso. Para empezar la caminata la guía informa de un puente, pero no se ve ninguno. Hay unos chicos que te pasan en una barca a la otra orilla, que es donde se inicia el trekking. En este primer tramo, las aguas verde esmeralda, las palmeras y las paredes del cañón forman un marco precioso. Después se pasa por una zona más seca con menos vegetación (el calor se nota más) donde las altas paredes dominan el paisaje, hasta que se estrecha y el sendero empieza a serpentear por rocas blancas de piedra caliza resaltando el color cristalino del agua e invitando en algún recoveco a darse un baño. En conjunto, una caminata fácil con un paisaje precioso y prácticamente en solitario.

Qalhat: Inicialmente no teníamos pensado parar, pero vimos en una postal la Tomb of Bibi Mariam, y nos picó la curiosidad. Salimos en la salida de Qalhat y como es habitual no vemos ninguna indicación por el pequeño pueblo para llegar hasta él. Vemos unos niños de la aldea que nos observan. Preguntamos a la niña, que lleva un vestido rojo precioso, por “Bibí Mariam”. Parece que entiende Bibí, y nos suelta una extensa parrafada en árabe para llegar hasta él. Por sus gestos, vamos hacia el sur del pueblo y nos salimos por un camino sin asfaltar. Nos cuesta encontrarlo, pero finalmente lo vemos en lo alto de una colina. Adelantamos, que, desde la misma autovía, una vez pasas la indicación de Qalhat (en el sentido Muscat-Sur), hay una buena vista del Mausoleo.

 

Desde Qalhat ya sólo quedan unos rápidos 26 km para llegar a Sur. Aún en los aledaños de la ciudad, vemos el Sur Beach Hotel. Aunque nuestra intención es dormir en Ras al Hadd, al quedar muy cerca de la última y tardía visita del día, las Tortugas de Ras al Jinz, preguntamos por si acaso hubiera que volver y también por curiosidad. El precio de la doble con desayuno son 40 RO y un poco lo habitual en Omán, sin detalles ni lujos, aunque al menos la ubicación es frente a la playa. Seguiremos varios kilómetros más hasta llegar a la Cornichede Sur, sin duda el lugar con más encanto de la ciudad. Hay una ancha playa, utilizada en estos momentos por barcas amarradas, niños jugando a fútbol y alguna que otra cabra. Pasearemos un rato a lo largo de ella. También puede verse algún dhow fondeado en la bahía. Destaca especialmente a lo largo de toda la Corniche la preciosa vista del barrio de Ayjah, separado por un brazo de la laguna que envuelve a Sur. Seguramente la imagen más típica para identificar a Sur, sea precisamente una foto del fotogénico barrio de casas blancas de Ayjah, con su faro en primer plano. Para acceder a él, aunque parecía que el nuevo puente que las une estuviera acabado (los peatones ya lo utilizaban) aún no estaba abierto para los coches; por tanto, deberemos recorrer los 13 km que supone bordear la laguna que los separa. Después ya seguiríamos para Ras al Hadd. No obstante, antes de dejar Sur pasearemos por las calles de su Centro, al que no le vimos demasiado encanto. Compraremos unas pastas fresquísimas y baratísimas en una especie de panadería/pastelería que vimos, y ya seguiremos camino hasta Ayjah, donde daremos un breve paseo alrededor del Al Hamooda Fort.

Dejaremos Ayjah para recorrer los más o menos 60 km que quedan hasta Ras Al Hadd. Vamos directamente al Ras al Hadd Beach hotel, que es de la misma cadena que el Sur Beach hotel, y con el mismo precio para la doble ( 40 RO c/desayuno). Eso sí, habitación y baño amplios. Nos sorprende la cuna que le traen a la peque, con decoración árabe. Por la zona, a no ser que se vaya de camping ó cabañas (Naseem camp o Turtle beach resort) era la única opción de hotel que conocíamos. En recepción nos dan un mapa casero, pero orienta para localizar la entrada a la Reserva de Tortugas de Ras al Jinz: justo después de una torre de teléfono, viene el desvío a la izquierda. La hora para estar en la Reserva es las 9 de la noche. Para comer por la zona no hay mucho para escoger, enfrente del Ras al Hadd Fort hay un par de restaurantes locales que ofrecen el plato del día. Lo acompañamos de arroz y huevo, y hacemos tiempo para ir a la Reserva. 

The Ras al Jinz Sea Turtle and Nature Reserve es seguramente el lugar de Omán más conocido para observar a las Tortugas verdes y su ciclo de reproducción. Llegamos al Centro de Visitantes, que no debe hacer mucho que está construído porque todo está muy nuevo. Hasta ya hay alojamiento en el mismo Centro: el Carapace Lodge. Ya vemos bastante gente esperando. Teóricamente, había que reservar la asistencia antes (por teléfono o email) pero tampoco hay problema. Sacamos el ticket familiar (5 RO) –single ticket 3 RO- y esperamos. Finalmente se harán 3 grupos. Nosotros saldremos en el segundo. Empieza la excursión del Turtle watching:

Caminamos unos 20 minutos (si alguien tiene falta de movilidad le pueden llevar en camión) siguiendo a los guías –van 3- que llevan linternas. En algún lugar de la playa, nos sentamos, y el guía empieza a contarnos el ciclo de reproducción de las tortugas: llegan del mar, cavan agujeros en la arena, desovan dentro y luego tapan. De los  huevos saldrán diminutas tortuguitas que buscarán su camino del mar. De hecho, con la explicación el guía también da tiempo a los otros dos para localizar las tortugas. Pero el tiempo pasa, el guía ya no sabe qué decir, los llama al móvil pero no hay suerte. Viene uno de los 2 que se fueron y se sienta con nosotros. Al cabo de un buen rato, nos levantamos y vamos hacia el tercer guía que ha aparecido por allí cerca alumbrando algo. Es una tortuga diminuta ¡una sola!. La impresión que nos dio a nosotros es que la fue a buscar y la había puesto él, pero bueno. No tiene más importancia, porque los llamaron al móvil, y rápidamente nos desplazamos hasta otro lugar de la playa. Parece ser que los de otro grupo sí habían localizado tortugas. Y sí, finalmente pudimos ver las diferentes partes del ciclo: primero vimos a una excavar; luego otra estaba desovando (quizás lo más impactante); también nos detuvimos ante una multitud de tortuguitas buscando su camino al mar (hay que ir con cuidado de no pisarlas); y otra tortuga verde estaba tapando el agujero, donde habría desovado, para dirigirse a continuación al mar. Valió la pena, aunque no estamos convencidos que siempre haya suerte. Parece ser que de Junio a Septiembre es cuando hay más cantidad de tortugas y, probablemente, se localizan más fácilmente. Luego volviendo al Centro, nuestro guía sacaba pecho preguntando liked? are you happy?. Llegamos al hotel pasadas las 23’00 h. 

 Día 19 – Ras al Hadd – Al Ashkharah – Wadi Bani Khalid- Ibra

La carretera que une Ras al Hadd con Al Ashkharah, excepto en su primer tramo inicial que va por el interior, transcurrirá mayoritariamente, a la izquierda, con vistas de preciosas playas desiertas con un mar aturquesado de fondo, y a la derecha, con un bonito paisaje desértico – aunque las dunas se ven a lo lejos - donde, de vez en cuando, pueden divisarse camellos. La belleza del lugar nos obliga a hacer varias paradas, sea para fotografiar algún camello o para inspeccionar algún tramo de playa. En algunas, hay alguna sombrilla instalada para resguardarse del sol. Como es invierno para los omaníes, las playas están desiertas de bañistas; pero sí vemos algún que otro pescador y barcas varadas en la arena. Se da la circunstancia que, si alguna barca está varada un poco lejos de la orilla, se consigue la curiosa imagen de fotografiar una barca en el desierto. Nos encanta el trayecto que discurre prácticamente sin cruzarnos con ningún coche. Y aún faltaba lo mejor, ya que la llegada a Al Ashkharah superó todas las expectativas, una de las imágenes imborrables del viaje: Entrando a este pequeño pueblo, se descubre su bahía de un color azul/verde turquesa intenso. La belleza queda incrementada porque hay un gran número de fotogénicos dhows fondeados en ella. Las cabras deambulan por la calle o por la playa, o se suben encima de las barcas varadas en la arena. La gente te saluda al cruzarse contigo, vayan a pié o en coche, aunque no te conozcan de nada: este remanso de paz, es de aquellos lugares que te engancha. ¡ Qué lástima que no nos sobren días!, porque a uno le entran ganas de quedarse, y más cuando vemos la indicación de un ¡Youth Hostel !, y eso que La Lonely del 2007 decía que no había alojamiento en el pueblo. Parece ser que más que un albergue, el Al Ashkhara Youth Hostel  es un complejo con apartamentos (25 RO doble), situado un par de kilómetros en la carretera que va hacia el sur.

Con cierta pena dejamos definitivamente la playa y el mar en Omán, y salimos de Al Ashkharah hacia Al Kamil, ya hacia el interior. En el primer tramo la carretera cruza el desierto. Vemos grandes dunas al lado mismo de la carretera, y no podemos resistirnos volver a experimentar  (ya hace casi 5 años desde la última vez) subir y caminar por encima de una de ellas. Saliendo del puro desierto, pronto vendrán los dos pueblos Jaalan Bani Bu (Ali y Hassan), en los que se supone hay alguna mezquita y casas fortificadas interesantes; pero preferimos seguir para –primero pasamos por el pueblo de Al Kamil  que conecta con la carretera de Sur-,  llegar cuanto antes a otro de los wadis más populares de Omán y así disfrutar el mayor tiempo posible de él.

Wadi Bani Khalid: El  acceso en coche a este wadi ya nos muestra preciosos paisajes. Una vez se llega al pueblo del mismo nombre hay que seguir la indicación del Park. Antes de llegar a él la carretera sube un poco. Una vez arriba, se vislumbra todo un extenso y precioso palmeral delante nuestro. Ya sólo queda descender hasta su entrada, donde hay un parking habilitado. Como en el parking del Wadi Shab, la mayoría de coches aparcados son de agencias. Primero hay que caminar junto al Falaj (sistema de irrigación habitual en los wadis) hasta llegar a un lugar precioso. Hay una gran pisicina verde esmeralda, con palmeras a un lado y la pared del cañón a otro. También hay un bar para tomar algo. Un poco más allá, el wadi empezará a estrecharse. Hay un niño un poco pesado que insiste en hacerte de guía, pero el camino es bastante lógico. Al estrecharse más, ya hay que ir caminando sobre la roca caliza; a veces, hay que saltar por encima del agua. Se van formando pequeñas piscinas de agua cristalina que invitan a un baño relajante. Se puede seguir hasta la Moqal cave, pero hay que disponer de linterna si se quiere ver algo. Desde aquí, ya retrocederemos. Nos ha gustado mucho el wadi, que es más corto que el Wadi Shab, pero igualmente precioso.

Salimos de Wadi Bani Khalid para volver a la carretera que va a Muscat. En el cruce está la  Oriental Nights Rest House por si a alguien se le hace tarde en el Wadi o quiere contratar el tour del desierto con ellos. Estamos cerca de las dunas más famosas de Omán: las Wahiba Sands. Si queremos pasar una noche en el desierto en este país, parece que estas dunas son el lugar más popular. Nosotros ya habíamos tenido esa experiencia y nos conformamos viéndolas desde lejos. Nos podríamos acercar aún más a ellas desviándonos hasta Al Mintirib, pero hoy ya hemos visto y caminado por encima de las dunas. Pasamos Al Qabil, donde vemos, a la derecha de la carretera, la Al Qabil Rest House. Seguiremos con la intención de llegar hasta Ibra o Sinaw para buscar alojamiento. Vemos un desvío a la izquierda para ir a Al Mudaybi que, aunque el mapa que tenemos muestra la carretera como de tierra, la vemos asfaltada. Decidimos probar porque por esa carretera se acorta bastante para llegar hoy mismo a Sinaw. Pero tras unos 3 km el asfalto se acaba. Ya empieza a ponerse el sol y retrocedemos. Lo que son las cosas, volviendo al cruce vemos a un beduíno cruzando delante nuestro montando su camello a toda velocidad. ¡ Qué bien que nos salimos !. Acercándonos a Ibra hay otro desvío a la izquierda que muestra el nombre de Masroon (una ciudad que no sale en nuestro mapa). Decidimos no tomarlo y enseguida viene la indicación de 9 km. para llegar a Ibra, donde ya preferimos pernoctar. Aviso a navegantes, ese desvío a Masroon, al que volvimos al día siguiente, es el bueno para ir a Sinaw –en el otro sentido sí había una indicación bien clara que informa de Sinaw y otros pueblos- y es también el camino más corto para ir a Nizwa si este fuera nuestro destino final.

Entramos en Ibra y vemos primero la indicación del Nahar Tourism Oasis, que queda a 3 km hacia el interior; pero lo vemos un poco abandonado. Preferimos volver para buscar el Ibra Motel. Queda justo enfrente de una gasolinera, en la misma carretera principal. El dueño no es mister simpatía, pero con la doble a 15 RO, es quizás la mejor relación calidad/precio que encontramos en Omán. Para cenar, al lado mismo ya hay un restaurante (el de la Lonely), pero unos metros a la izquierda hay otro con barbacoa, donde el cordero y el pollo bien doradito sabía a gloria. También pusieron unos platos de humus para acompañar. Todo muy barato.

 Día 20 – Ibra–Sinaw–Jabrin– Bahla–Jebel Shams–Al Hamra–Al Hoota Cave- Nizwa

Nos levantamos temprano para salir de Ibra y recorrer los 60 km que nos separan de Sinaw,  ciudad que está a las puertas del desierto y promete un souq con mucho colorido. Además, la Lonely destaca que hoy jueves es el día que está más animado. Antes de entrar en la ciudad vemos la silueta blanca del Gazelle hotel, un hotel nuevo que el guía de una Agencia nos había recomendado mientras visitábamos el Wadi Bani Khalid (new & cheap nos dijo). Dejamos el coche donde podemos, tomamos un café, y entramos al souq. Se ve mucho colorido. Destacan sobretodo las mujeres con máscara.

Salimos de Sinaw rumbo hacia la siguiente visita del día, el Castillo de Jabrin. Tomamos la carretera a Izki, donde ya enlazamos con la autovía que viene de Muscat, en dirección a Nizwa. Pasamos la salida de Nizwa, ciudad en la que hoy pernoctaremos, y seguimos la autovía hasta su final actual, el pueblo de Jabrin. En los últimos kilómetros ya se divisaba la esbelta silueta, a la izquierda, del Jabrin Castle, al que nos dirigimos. Es uno de los castillos más visitados del país. Destacamos su interior, bastante más cuidado y embellecido que en otros; aunque nos seguimos quedando con la espectacularidad de la fortaleza de Nakhal como fuerte omaní favorito.

Dejamos Jabrin para llegar hasta Bahla, a escasos 5 kilómetros, donde hay otra gran fortaleza que lleva años en restauración. Dejamos el coche en el parking habilitado, pero nos tenemos que conformar con la imagen desde fuera, porque sigue cerrado al público. El souq de Bahla queda cerca para echar una rápida ojeada, sobretodo a sus tiendas de artesanía, pero pronto lo dejamos para dirigirnos hacia la siguiente visita del día:

Jebel Shams, la montaña más alta del país (3075 m) debe su fama, más que a su pico, a las espectaculares vistas del Wadi Ghul que se obtienen para llegar hasta él. Este wadi es conocido como el Gran Cañón de Arabia por sus dimensiones, con paredes de más de 1000 metros. Desde Bahla, en pocos minutos llegamos al pueblo de Al Hamra donde ya se enlaza con la carretera que lleva hasta su cima. Empezando el trayecto, la vista se nos va hacia arriba donde ya impresiona la altura del cañón. Se sigue varios kilómetros contemplando esas paredes hasta que se empieza a subir. Tras los primeros repechos serios, a la derecha, se divisa el pueblo abandonado de Ghul, con palmerales y cultivos, justo debajo de la colina donde se encuentra. Hay que desviarse sobre un kilómetro, por un camino de tierra y piedras. Nos acercaremos y disfrutaremos de él en la bajada. Poco a poco se va ganando altura y cambiando el paisaje. Nosotros seguiremos hasta el final de la carretera asfaltada, donde hay una pequeña explanada con lugareños vendiendo pieles. Explorando un poco, a la izquierda se llega hasta un mirador sobre un valle, y a la derecha hasta un pequeño cañón. También deambulan por aquí las cabras de los lugareños, con un pelaje mucho más largo y bonito que las que hemos estado viendo estos días por el llano. Si alguien va con un coche normal y tiene especial interés en seguir hasta la cima, hay locales en 4x4 ofreciendo sus servicios para llevarte. Otra opción es seguir por el camino de tierra que, inicialmente, no se veía mal.  

Descendiendo la carretera de Jebel Shams, y tras deternos para visitar el pueblo fantasma de Ghul, llegaremos a Al Hamra, donde según la guía hay algunas casas de barro en su parte vieja; pero preferimos no detenernos y tomamos el desvío directo a  Al Hoota Cave (5’5 RO), nuestra próxima visita. Por la estrecha pero ya asfaltada carretera (en nuestro mapa la mostraba de tierra) nos toparemos con dos camellos comiendo tranquilamente las hojas de un árbol invadiendo parte del asfalto. Tras la bonita estampa llegamos rápidamente al Centro de Visitantes de las cuevas más famosas de Omán. Un gran parking, restaurante, todo muy nuevo. Sin embargo, el trenecito que te lleva hasta la entrada está averiado (dicen) y tocará andar bajo una buena solanera. ¡Suerte que es invierno y ya media tarde!. Una vez dentro un guía te va enseñando las diferentes salas. Sobretodo, destacaremos una muy espectacular. Realmente sólo está acondicionada una parte muy pequeña de las dimensiones totales de la cueva, pero ya creemos que vale la pena.

Tras el intenso día, ya sólo queda llegar a la cercana Nizwa y buscar hotel. La mayoría de alojamiento de la ciudad está en la carretera a Muscat. Nuestra primera opción, y probablemente con la mejor relación calidad/precio, la Majan Guest House está llena. Unos metros antes –volviendo a Nizwa-, en la misma rotonda de Al Diyar, se encuentra el Al Diyar Hotel a 45 RO la doble c/desayuno. Amplia habitación y baño, justo enfrente de la piscina. Aún suerte, porque las habitaciones estaban a punto de acabarse. Creemos que, sobretodo para el jueves, sería conveniente reservar con antelación en Nizwa, ya que cada viernes se celebra seguramente el evento más conocido turísticamente del país, el Mercado de Animales vivos (que incomprensiblemente la Lonely de 2007 sitúa en Jueves) y, aparte de los turistas propios, sea en grupo o independiente, que visitan Omán, suelen venir regularmente expatriados residentes en UAE a pasar el fin de semana, y la oferta hotelera en Nizwa es más bien poca. Para comer, en el mismo hotel Al Diyar hay un restaurante local a precios locales.

 Día 21 – Nizwa – Dubai (UAE)

Nizwa tiene los lugares de interés en su Centro, muy compacto. Hay que dejar el coche y pasear por todos ellos. Vemos en la explanada delante del -suponemos por el gentío- Mercado de Animales, un gran atasco por los coches que quieren acceder a ella. Seguiremos un poco más hasta su calle denominada Comercial –según el mapa de la ciudad- donde podremos aparcar, enfrente de la Mezquita. Nos adentramos en las callejuelas que llevan a los diferentes souqs. Primero vemos los de alimentación (frutas y verduras, carne y pescado), situados en edificios nuevos y renovados,  donde hoy, viernes, no hay animación, pero topamos con un inesperado y fotogénico Mercado de Armas, donde los vendedores exhiben sus escopetas, y sobretodo, nos llaman la atención sus pistolas, con una ornamentación al más puro estilo omaní. Unos metros más y ya llegamos a su famoso Mercado de Animales con una gran multitud y un gran alboroto. La venta habitual es así: los posibles compradores forman un círculo, y los vendedores van dando vueltas en él, caminando con los animales que quieren vender. Se va produciendo la negociación entre ambas partes, a veces de forma muy acalorada. Todo muy auténtico y como seguramente se produce hace cientos de años. Aunque la mayoría de asistentes son hombres (todos con la típica vestimenta omaní), también se ven mujeres, algunas con máscara. Como anécdotas: destacamos como la tradición no está reñida con la modernidad: hay algún vendedor que con una mano sujeta la cuerda con la que lleva a su cabra, y con la otra habla con el teléfono móvil; otra curiosidad, tras la venta de las cabras, toca desfilar a las vacas y bueyes. Entonces el círculo se abre, y mejor no estar en primera línea, porque hay algún ejemplar un poco alborotado y mejor no recibir ninguna embestida de estos pesos pesados. En definitiva, el livestock market de los viernes en Nizwa,  es un evento cultural que recomendamos no perderse al visitar Omán.

Tras el bullicio del Mercado, continuamos visitando los lugares de interés de Nizwa, pasamos por la As Sultan Qaboos Mosque y llegamos al Nizwa Fort, que tiene como especial particularidad su gran torre circular. Hay buenas vistas de la ciudad y de la mezquita desde el fuerte. Alrededor de su entrada hay varias tiendas de souvenirs, con más oferta de productos y calidad –y mayor precio, claro- que las que vimos por Muttrah. Estas últimas compras frente a la fortaleza serán nuestra despedida turística de Nizwa y de Omán. Regresaremos al hotel para emprender el viaje de retorno a Dubai. 

 Desde Nizwa había dos rutas de duración parecida para ir hasta Dubai:

- Dirección Muscat, que enlazará con la autovía que une la capital de Omán con Dubai por la fronteras de Hatta. Todo en carretera de dos carriles o autovía.

- Dirección Jabrin, donde tras la autovía a Jabrin, hay un tramo en carretera de un carril desde Jabrin hasta Ibri (al menos, en nuestras fechas), para enlazar ya en Ibri en autovía hasta el puesto fronterizo omaní de Hafit (por el que entramos), cruzar la frontera UAE en Al Buraimi, y continuar también en autovía hasta Dubai.

Esta segunda posibilidad tiene unos pocos kilómetros menos, pero en la primera es todo a dos carriles y se va un poco más rápido de media. Elegiremos la primera, principalmente, por entrar a los UAE por otro lugar. El paisaje no aporta nada nuevo, la carretera va paralela a la costa, pero siempre a unos kilómetros de distancia. Paramos sólo para repostar y en las dos aduanas de Hatta (OJO, como el paso de Hatta es un poco especial debido al convenio entre Dubai y Omán, uno puede llegar a pasar sin detenerse, al menos en el lado de UAE, pero entonces puede haber problemas al no tener el sello de entrada en el pasaporte).

De interés sólo comentar que, entre Hatta y Dubai se pasa por una zona de dunas muy altas. No sabemos si por ser Viernes o día de Navidad o ser un día especial, pero las dunas estaban llenas de vehículos 4x4 practicando conducción en el desierto. Parecía el equivalente dubaití a un Encuentro de moteros, pero en 4x4.

Entramos en Dubai. Han sido sobre 5 horas todo el trayecto desde Nizwa. Se agradece el poco tráfico del viernes. Seguimos por la Airport Rd y nos salimos por donde intuímos (hay muchas obras) está el Centro Comercial Deira City Center. Teníamos reservado el Star Boutique Hotel (299 AED/desayuno con HRS), que está muy cerca de este Mall, de una estación del nuevo Dubai Metro y a 5-10 minutos en taxi del aeropuerto.

Ya instalados, habíamos decidido ir a cenar al Centro Comercial del Dubai Mall, que tan buena impresión nos dio hace unos días desde fuera. Volvemos a la Sheikh Zayed rd y sobre la altura del Burj Dubai, ya se ve su indicación a la izquierda. Alucinamos con el parking: son, creemos recordar, ocho plantas y en la entrada ya se sabe cuantas plazas libres hay en cada una (hay una célula fotoeléctrica encima de cada plaza). Abierto en Noviembre de 2008, de este lujoso Mall, lo que destacaríamos por encima de todo –aparate de la decoración extra por Navidad- es el Dubai Fountain, un espectáculo de agua, luz y sonido que se repite cada 20 minutos, con el Burj Dubai o Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, delante. Por supuesto, amplia oferta de tipos de comida en su food court.

Desde el Dubai Mall ya nos dirigiremos al Terminal I del aeropuerto a dejar el coche. Mañana, el último día del viaje, iba a ser un día relajado y ya habíamos previsto movernos por Dubai en taxi, a pie o en metro. Los coches de alquiler están en el primer piso del Terminal I. Casualmente, devolveremos el coche a las 22’00 horas en punto, la misma hora a la que lo recogimos. Ningún problema en Budget que no se sacan nada de la manga. Ya nos conocemos el shuttle y vamos al Terminal 3 a coger el Metro hasta la siguiente estación abierta, que ya es la nuestra, la Deira City Center, a 5 minutos de nuestro hotel.

 Día 22,23 – Dubai – Frankfurt-BCN

Nuestro avión a Frankfurt no salía hasta la noche, por lo que volvíamos a tener todo el día disponible en Dubai.

Mañana relajada para disfrutar de los servicios del hotel –sobretodo la piscina- y para hacer tranquilamente el equipaje que dejaremos en recepción. Entramos en el cercano Deira City Center. Otro Centro Comercial de los grandes, con todas las marcas internacionales conocidas, aunque no tiene ningún detalle que lo haga especial.

En el mismo Deira City Center tomaremos un taxi (15 AED) hasta la zona de Bur Dubai, en concreto el Barrio de Bastakia. Aunque todo impecablemente restaurado o renovado, no deja de tener su encanto pasear por estas callejuelas, contemplar sus Torres de viento o entrar en alguna de sus Residencias, quizás convertida en Galería. Desde aquí, el “Circuíto a pie por Bur Dubai” propuesto por la Lonely puede ser una buena orientación para explorar esta parte de Dubai. El resto ya lo conocíamos, aunque sea vagamente: echaremos una ojeada al Dubai Museum (3 AED) y a la Gran Mezquita,  y ya entraremos en la parte, para nosotros, con más encanto: la zona hindú con sus Templos y su estrecho Callejón, el Hindi Lane. Al final de este callejón ya se enlaza con el Zoco de Bur Dubai. Antes de entrar y comprar en el zoco (precios casi como en India), vale la pena andar unos pasos hasta la orilla, y contemplar el Dubai Creek con el ir y venir de las abras transportando a gente entre Deira y Bur Dubai. Esta es nuestra imagen preferida de la ciudad, la que no ha cambiado a pesar del desarrollo exponencial de Dubai en los últimos años. Vale la pena seguir un poco más el paseo ribereño, donde el río forma una curva antes de llegar al mar. Destaca por aquí la Saeed Al Maktoum House, completamente restaurada, pero con imágenes antiguas de la ciudad que contrastan el Dubai actual. 

Dando por acabada la visita de Bur Dubai cruzaremos en abra (1 AED) a la parte de Deira, donde estaremos un rato por el muelle de dhows locales, con mucho ambiente local esta tarde de sábado. Ya ha anochecido, pero seguiremos bajando por la ribera de Deira y aparecerán los dhows utilizados para llevar a turistas por el río, bellamente iluminados. Hace una temperatura muy buena, tan buena que acabaremos caminando desde aquí hasta nuestro hotel.

Ya sólo nos queda ir a cenar al food court del Deira City Center,  prepararnos para ir al Terminal I del aeropuerto en taxi (10 AED), y facturar nuestro vuelo a Frankfurt con conexión puntual a Barcelona, para acabar este variado e intenso viaje por Irán, UAE y Omán, que también ha representado el bautizo viajero para nuestra pequeña (salió con 4 meses y 5 días, volviendo casi con 5),  siendo nuestra experiencia completamente positiva. 

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