Relato Viaje  BRASIL

Estado de Maranhao

Barreirinhas y Lençois Maranhenses  3

Julio  2015

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  Dia 20 – Sao Luiz-Barreirinhas (Lençois Maranhenses)


Día para descubrir los maravillosos Lençois Maranhenses.

Si hay un paisaje sorprendente en Brasil, que alguna vez pensé en la obligación de visitarlo, a pesar de quedar muy alejado de los atractivos más conocidos del país, es este increíble desierto de dunas blancas, que en la época seca –en el Norte de Brasil es el invierno y primavera austral- se le añaden fotogénicas lagunas de agua dulce en las que es posible bañarse.

Lençois Maranhenses. Este Parque Nacional de una gran belleza escénica, tiene su acceso principal en el pueblo de Barreirinhas, a cuatro horas de autobús de Sao Luis, la capital del Estado de Maranhao.

Llego al aeropuerto de Sao Luis sobre las 4 am. Quizás ha sido una noche larga, casi sin dormir –salí a las 11 pm de Salvador de Bahía-, pero no he perdido tiempo real de viaje en el desplazamiento, y además la Rodoviaria de Sao Luis está muy cerca del aeropuerto y podré enlazar con el primer bus –a las 6 am- a Barreirinhas.

Negocio con un taxista para ir a la Rodoviaria –que está sólo a unos 3 km-. Me llevará por 15 R$ (pedía 20 R$). La taquilla de Cisne Branco aún está cerrada. Cuando abre compraré el boleto a Barreirinhas (46 R$) para el bus de las 6 am (las otras salidas: 8:45, 14, 19:30). El bus saldrá puntual y serán unas 4 horas de trayecto. Nos deja en Praça da Matriz, cerca del Centro. Voy a preguntar a alguna Pousada cercana que he visto al llegar, y me quedaré en la Pousada Vitorio dos Lopez, en Rua Cel. Godinho 253.

Lo primero a realizar es asegurar el Circuito a los Lençois de medio día, para la tarde. Básicamente, ofrecen dos Circuitos: da Lagoa Azul y da Lagoa Bonita o Verde. El segundo está un poquito más lejos y son 5 R$ más. Me acabé de decidir por el Circuito da Lagoa Verde (60 R$) al decirme que se sube más alto, y por tanto, puede haber una mejor perspectiva. El precio era el mismo en los 3 sitios que pregunté. Lo acabé contratando en una Agencia en la misma calle del hotel –además me dijo el amable chico que este circuito lo realizarían ellos hoy-.

Asegurado el Circuito, voy a dar un Paseo por Barreirinhas, que a primera vista tiene muy poco atractivo. El azar –como el wifi del hotel estaba estropeado, me comentó el dueño que en el Posto Leal había wifi abierta- me llevó a descubrir una enorme duna que había al lado del Posto Leal. Me entrenaré subiendo a lo alto de ella. Desde su cima se ven las dimensiones de la ciudad. A la derecha queda el serpenteante río. Bajando me dirigiré hacia la Av. Beira Río, que ejerce de Paseo Fluvial. La recorreré hacia el Centro. Se ven barcas ancladas. Mirando atrás también se observa la gran duna de antes al fondo. Se ven bastantes restaurantes. Supongo que al caer la tarde es cuando debe haber ambiente, pero yo estaré de excursión. Dejo el río y por la Plaza del Ayuntamiento, compraré 4 Salgados (6 R$) en una Lanchonette. Están tan buenos que volveré a comprar otros 2, para tenerlos por si me entra hambre durante la excursión. Es un día soleado y caluroso. Llegando a Rua Cel.Godinho ya la sigo para volver al hotel. Me ducharé y descansaré hasta la salida del Tour.

Circuito da Lagoa Verde o Bonita. El trayecto de conducción en 4x4 se supone que son unos 15 km, pero tardaremos sobre una hora en llegar. Y es que al salir de Barreirinhas, lo primero es cruzar el río en un pequeño ferry en el que caben sólo dos vehículos. Menos mal que aún fuimos de los primeros en llegar y sólo lo esperamos una vez. Tras cruzar, el trayecto será primero por caminos de tierra y ya sobre arena cuando nos vamos acercando a los lençois. Llegamos y el conductor nos presenta al guía local que será quién nos dirigirá en la caminata. Lo primero es quitarte el calzado y empezar a subir una enorme y empinada duna –que parece tener 30 metros-. La verdad que cuesta un poquito subirla. Si tenemos alguna dificultad han puesto una cuerda para irse agarrando a ella. Una vez arriba la visión es maravillosa: una interminable formación de dunas blancas con pequeñas lagoas –que varían de tamaño o desaparecen según la estación del año- entre ellas. Es un paisaje increíble y único. Puede parecer un desierto blanco, pero no lo es con el agua que hay.

Realizaremos el circuito con nuestro guía, pero no hace falta ir todos juntos en plan grupo. Puedes ir un poco a tu aire y a tu ritmo, pero mejor no perderlo de vista. Vamos viendo varias lagunas –alguna muy pequeña ya está casi a punto de desaparecer-. Meto los pies en alguna de ellas y, si el tipo de arena ya tiene un tacto muy agradable, con la  temperatura del agua la buena sensación aún aumenta más. Pasamos junto a la Lagoa Bonita que da nombre al circuito, aunque no es la más fotogénica. Iremos caminando entre dunas hasta que llegamos a la laguna más grande de la zona, la Lagoa do Clone, con una preciosa tonalidad verde esmeralda. Estaremos un rato en ella –al igual que los demás grupos-, para que nos podamos dar un baño con tranquilidad. Yo primero me dedicaré a investigar un poco. La cruzaré –en el lugar más profundo me llegaba hasta la cintura- hasta la otra orilla donde hay otra duna, la subiré para ver la laguna desde la perspectiva contraria, además del paisaje del otro lado. Realmente es una preciosidad. Me daré después un primer baño desde esta duna de enfrente. Nunca me había bañado con una arena tan envolvente. Y es que los pies se te hunden como en la arena del desierto… pero a la vez parece que te estás bañando en un piscina de agua completamente cristalina. Una sensación tan agradable que no había experimentado en ninguna playa paradisíaca. Volveré a cruzar la Lagoa do Clone hasta la orilla donde está la gente -aunque es muy grande y puedes tener también tu espacio solitario- para darme otro baño. Al rato, nuestro guía nos irá haciendo señas. Vamos a ir volviendo al lugar de inicio. Está cayendo el sol y los colores sobre esta especie de desierto blanco aún resaltan más su belleza. La bonita puesta de sol final casi será lo menos sorprendente de este maravilloso lugar.

Tras desaparecer el sol por detrás de las dunas del horizonte, ya vamos bajando la enorme duna del principio donde esperan los coches. El conductor nos invita con café y unas pastas caseras hechas con harina que nos ofrecen unos locales. Un tipo correcto y atento el conductor, que es el mismo tipo que me atendió en la Agencia por la mañana. En el viaje de vuelta también nos paró en un Armazen de Cachaça donde nos dieron a probar esta especie de anís, que fabricaban de manera artesanal, aunque ninguno de mis compañeros de viaje –todos brasileros de los estados del sur- se animó a comprar. Llegamos al río, y ahora estaremos un buen rato en la cola hasta poder cruzarlo, y ya poner fin a esta extraordinaria excursión.

Es un largo trayecto venir hasta Maranhao, desde cualquier otro lugar turístico de Brasil en que nos encontremos, pero valdrá la pena el esfuerzo.

Vista la maravilla de los Lençois, aseguro el transporte para mañana con el del hotel –jeep a Paulino Neves-, y salgo a cenar. Me quedaré en un cercano restaurante local situado en la misma Rua Cel.Godinho donde está el hotel. Saborearé el Bifé encebollado que viene acompañado con una gran guarnición de arroz, fideos, ensalada y sopa (12 R$), y aunque un servidor es de comer, casi no puedo acabármelo. Delicioso. Me encantan estos restaurantes locales con un toque rural y casero en su comida.

  Dia 21 – Barreirinhas-Paulino Neves-Tutoia-Parnaiba

Día de tránsito para acercarnos al próximo destino de Jericoacoara, ya en el Estado de Ceará.

Desde Barreirinhas hasta Jericoacoara (Jeri) sólo hay algo más de 400 km, pero el trayecto que transcurre por 3 Estados de Brasil, primero tiene un tramo de camino de tierra y pista hasta Paulino Neves, y luego, ya por carretera asfaltada se enlazan pequeños pueblos con escaso transporte. En sentido Este -el que haré yo- los horarios te obligan a hacer noche en Parnaiba. En sentido Oeste parece que es posible llegar el mismo día, aunque yo casi haría noche en Paulino Neves para dar un paseo por sus preciosos alrededores a primera hora, antes de ir a Barreirinhas, para contratar el tour de la tarde.

Tras desayunar, espero a que pase el jeep a Paulino Neves (25 R$) que ya contraté ayer. La hora de salida es a las 8 h, pero pasa a buscarme cerca de las 8’30 h. Primero vamos por camino de tierra, pero acercándonos al pueblo iremos por pistas de arena blanca. Y es que hay pequeños lençois por los alrededores. El trayecto de unos 40 km es muy bonito. Nos habrá llevado sobre hora y media. Supongo que cuando esté la nueva carretera que están haciendo se reducirá bastante. Llegando a Paulino Neves ya hay un taxi compartido esperando pasajeros a Tutoia (10 R$). Aquí los 34 km ya serán por carretera asfaltada y los hacemos rápido. Nos deja en la Rodoviaria, Voy a preguntar para el bus a Parnaiba, pero aunque son menos de las 11 am, el siguiente bus ya es el de las 3’30 pm. Parece ser que hay sólo uno por la mañana y otro por la tarde. Si se tiene prisa o se van varios, hay taxistas que te harían encantados el trayecto de 120 km, pero no es mi caso. Compraré el boleto para Parnaiba (18 R$). Dejaré la mochila grande en la misma taquilla del bus, compraré un par de Salgados (4 R$) en la tiendecita contigua, y daré un paseo por Tutoia. No parece tener demasiado atractivo la ciudad. El mar queda a unos 2 km del Centro, pero con el calor que hace hoy no me apetece demasiado la caminata hasta allí. La mayor parte del tiempo la pasaré al lado del Hospital do Celular, una tienda de móviles que está detrás de la gasolinera que hay a pocos metros de la Rodoviaria. Y es que me dieron amablemente su contraseña del wifi.

A la hora prevista salimos para Parnaiba. Saldremos del Estado de Maranhao y entraremos en el Estado de Piaui, por su estrecha parte Norte. En casi dos horas llegamos a Parnaiba. Enfrente mismo de su Rodoviaria está la básica Pousada Litoral, donde es práctico quedarse para salir mañana en otro bus. Al lado de la Pousada hay un par de restaurantes locales parecidos que luego harán barbacoas. Tras instalarme voy a comprar el boleto hasta Camocim para mañana temprano, pero parece ser que el bus de las 7’15 h está lleno y el segundo no sale hasta las 12 h. El cliente que iba tras de mí lo ha oído y le pregunta a la taquillera ¿Y hasta Chaval? Hay dos plazas, responde. El amable tipo era argentino y venía mucho por la zona. Chaval es un pueblo que está de camino en la ruta. Me dice que desde allí podré ir a Camocim. El ya lo había hecho otras veces. Se lo agradezco, porque a la insulsa taquillera tanto le daba. Compraré el boleto para Chaval (15’5 R$) para el bus de las 7’15 h. Saldré a cenar eligiendo de los dos restaurantes contiguos, el Morosko, que ya estaba oliendo sus barbacoas. El plato consiste en una pequeña parrillada de carne acompañada con arroz (10 R$). Una Itaipava (5 R$) de 600 ml también acompaña bien, y más tras el caluroso día.

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