Relato Viaje a GALAPAGOS

( Isla de SANTA CRUZ )

Viaje del  13  al  24  de  Agosto  de 2008 

Introduccion isla de SANTA CRUZ

La isla de Santa Cruz, situada en la parte central del archipiélago, es la que recibe el mayor número de turistas. Es la puerta de entrada y/o salida para muchos cruceristas y, para el viajero independiente, es la que ofrece mayores posibilidades para visitar las islas vecinas con excursiones diarias, además de disponer de un trayecto al día hacia la isla de Isabela y otro hacia la isla de San Cristobal.  

Para los viajeros independientes, esta ubicación privilegiada motiva que prácticamente todos la visiten en algún momento, o incluso (por lo que algunos nos comentaron) sea su única base de operaciones.  Aunque no puede decirse que haya aglomeraciones, es, a diferencia de las otras islas que visitamos, improbable que podamos disfrutar de la magia de Galápagos en soledad.  También, el aumento de sus visitantes año tras año, lleva consigo un continuo incremento de precios (no reflejados en el servicio) en sus tours diarios, en comparación con los que ofrecen las otras islas habitadas.

Dia 1 – Guayaquil-BALTRA-SANTA CRUZ-Puerto Ayora-Centro Científico Charles Darwin

Tomamos un taxi enfrente del céntrico hotel San Rafael hasta el aeropuerto de Guayaquil (3 $). El trayecto es rápido (15-20 minutos) y llegamos poco antes de las 8 h (nuestro vuelo salía a las 10 h). Aún no se muestra el vuelo de AEROGAL a Baltra (aeropuerto para volar a Santa Cruz) en su mostrador  y somos los primeros en la cola. Primero, con el Pasaporte y el billete de avión, hay que sacar la Tarjeta de visita a Galápagos (10 $)  en un chiringuito habilitado con dos funcionarios –no dan cambio ni de 50 ni de 100-, situado a la izquierda de los mostradores de facturación, y pasar por el escaner el equipaje que se va a facturar para que te enganchen la pegatina de revisado.

Abren la facturación de nuestro vuelo y nos dice el supervisor, que ya estaba por allí, que nosotros estamos en el siguiente vuelo (salía un par de horas después). Que para este vuelo –que ya viene desde Quito- sólo hay 7 plazas libres y nosotros no estamos en la lista que le han pasado (eran para 2 grupos). O sea,  que nosotros que teníamos el vuelo confirmado y pagado desde el 25 de Abril, que habíamos reconfirmado el vuelo en Quito y que estábamos en el aeropuerto a la hora, nos teníamos que esperar porque alguien en reservas de AEROGAL parece ser que puede cambiar las plazas confirmadas a su libre albedrío. Nos mantenemos firmes  ante el supervisor –que hacía el trabajo que le mandaban, pero que sabía que teníamos razón- para que resolviera el tema porque nosotros no teníamos por qué ir en el siguiente vuelo. Hizo una llamada –según él- a un jefazo de Cuenca y le autorizó a meternos otra vez en nuestro vuelo y sacar  a uno de los grupos que habían ocupado nuestras plazas reservadas.

Ya con nuestra tarjeta de embarque, hacemos tiempo charlando con un galapagueño que estaba esperando a ver si hoy podía tener plaza para volar a Baltra. Los nativos pagan por el trayecto -según nos dijo- 60 $, pero tienen que esperar que el avión no vaya lleno. A veces, en temporada alta, tienen que ponerse en lista de espera varios días seguidos para volar. Como hoy AEROGAL había habilitado un segundo vuelo –al que nos querían meter a nosotros-, ya le habían confirmado que tendría plaza.

Embarcamos y, como los pasajeros que vienen de Quito ya están dentro, ya empieza el avión a salir aunque no sea la hora. Vuelo  de 1 hora y media y ya aterrizamos en la isla de Baltra (aquí es una hora menos). Pagamos la entrada al Parque Nacional de la Galápagos (100 $) y cogemos nuestro equipaje que habían traído en un tractor.

Tenemos que ir hasta Puerto Ayora, la capital de la isla de Santa Cruz. Desde el aeropuerto, las dos compañías aéreas TAME y AEROGAL tienen autobuses gratuítos para todos los pasajeros hasta el muelle de la isla de Baltra, donde se toma un ferry (0,50$) (donde ya todos observamos con curiosidad el primer lobo marino descansando encima de una boya) para cruzar el canal de Itabaca y desembarcar en la isla de Santa Cruz.

Los que vayan en Crucero –que ya les habrá recibido su guía en el aeropuerto- seguramente tendrán un autobús específico esperándoles. Los viajeros independientes –y algún grupo con su guía- tomaremos el autobús público (1,80 $) hasta Puerto Ayora. En el trayecto, que cruza la isla de Norte a Sur, ya se obtiene una buena muestra de la vegetación y del ritmo de vida pausado de los pueblos del interior de la isla. Pasaremos la indicación de las simas de Los Gemelos, cruzamos los pueblos de Santa Rosa y Bellavista y llegamos al céntrico muelle de Puerto Ayora, donde nos dejará el bus.

Para una inicial planificación del viaje por las islas, sin sorpresas de encontrarnos todos los tours llenos, queríamos preguntar primero, en cualquier agencia, si había vacantes en los tours diarios en los próximos días. Preguntando, sí que había algunos espacios libres. Como además, todas las plazas para ir a la isla Isabela (lanchas diarias a las 14’00 h) en el día de hoy estaban ocupadas, ya decidimos el orden de visita de las islas: primeros 3-4 días en Santa Cruz con algún tour a otra isla, después otros 3-4 días en Isabela y finalmente, 3-4 días San Cristobal (donde teníamos el vuelo de salida).

Buscamos alojamiento y están completos los contiguos hoteles Gardner –para el día siguiente sí tenía disponibilidad- y España, en la calle Tomás de Berlanga. No nos convence el Hotel Lirio del Mar y menos aún el New Elizabeth. Nos quedaremos hoy finalmente en el hotel Darwin (15 $ pp), en la esquina de Tomás de Berlanga y Av.Baltra.  

Iniciaremos nuestras visitas en Pto. Ayora. Subimos por la Av. Charles Darwin -que hace la función de Paseo Marítimo de Pto. Ayora-, con poco trasiego a primera hora de la tarde. Sobre los 20 minutos llegaremos hasta la entrada de la:

Estación Científica Charles Darwin: Además de la interesante visita a su pequeño Museo y Centro de Interpretación, el mayor aliciente es ver  y estar junto a las Gigantes Tortugas Galápagos. Hay varios recintos con diferentes subespecies. Hay uno donde no se puede entrar: en él está el Solitario George, el único ejemplar vivo de la subespecie de la isla de la Pinta que se está intentando aparear. Lo veremos de espalda, a unos metros. También hay algún recinto con iguanas terrestres. El Centro está bastante transitado. Reconocemos a varias personas que esta mañana cruzaban el ferry con nosotros llevando en la solapa el pin del grupo y que, nos imaginamos, está noche empezarían su Crucero por la Galápagos.  

Saliendo de la Estación Científica hay una pequeña playa que visitamos. Hay algún turista y unos niños autóctonos a los que preguntamos si suelen verse animales por la playa. Nos dicen que iguanas marinas, aunque ahora no se veían.

Volveremos a pasear por la Av. Charles Darwin, que ahora, cayendo la tarde, está mucho más animada. Nos detenemos en la Bahía Pelícano, donde hay un pequeño muelle con varias barcas de pescadores y numerosos pelícanos, que parecen esperar pillar alguna pieza o resto de pescado desechado por los pescadores. También observamos a algún lobo marino nadando entre las barcas. Cerca hay una pasarela de madera por la que puedes entrar un poco en la bahía. Vemos y oímos un lobo marino que se acerca, se incorpora un poco desde el agua y nos mira. Bajamos unos metros más por la avenida hasta girar a la izquierda, pasar un pequeño patio con tiendas, y llegar hasta la Bahía Academia. Aquí hay unos bancos para sentarse y un par de lobos marinos. Uno descansa y el otro se ha incorporado con la intención de volver al agua. Observamos con curiosidad sus lentos movimientos en tierra. Parece estar acostumbrado a ser el centro de atención: cuando se detiene al borde del agua, duda, nos mira y parece pensar “me tiro al agua cuando yo quiero”. También se ven en las rocas, como en todo Pto. Ayora, grandes cangrejos. Seguiremos el paseo hasta el muelle principal de Pto. Ayora, desde donde se divisa toda la bonita bahía con sus numerosos barcos fondeados en ella. Seguramente, todo este paseo realizado al final del viaje, quizás no aporte demasiadas novedades, pero en estos momentos iniciales del viaje, empezamos a entender por qué las Galápagos son tan especiales. Desde el muelle, ya anocheciendo, observamos el espectáculo continuo de pesca salvaje de los pelícanos y, sobretodo, de los piqueros de patas azules que se lanzan en picado al agua en busca de sus presas.

Antes de cenar queremos asegurar alguna excursión diaria. Ya habíamos preguntado durante el día en algunas agencias y ya vimos cómo funcionaba el tema. Por ejemplo, si mañana iban 2 lanchas de Pto. Ayora a Bartolomé, todas las agencias te iban a vender (si no iban llenas) plazas en alguna de las dos lanchas. O sea, en principio parecía que daba igual dónde comprar el tour diario. Nosotros no teníamos ninguna referencia de Agencia y, más siendo al principio del viaje, tampoco demasiadas preferencias en visitar una isla u otra. Nos decidimos finalmente por el Tour de Floreana que había pasado mañana: era el único que ofrecía dos lugares diferentes de snorkel, se hacía en lancha rápida, se visitaba una isla meridional y nos lo vendía la misma agencia que fletaba la lancha (no había intermediarios). Ya lo explicaremos cuando detallemos el Tour, pero ya adelantamos que lo único que cambiaríamos de todo nuestro viaje a Galápagos es la elección de esta Agencia: no cumplió lo que nos vendió y -según nos comentaron personas de Pto. Ayora después- parece ser que es habitual en los tours fletados por esta agencia; por tanto, recomendamos EVITAR TOTALMENTE la Charles Darwin Agency y a su manager Johnny Gaibor, si es el responsable de fletar la barca de nuestro tour, aunque lo compremos en otra agencia.

 Para cenar, los restaurantes en torno al muelle de Puerto Ayora son los más orientados, en presencia y precio, a los turistas. Los situados en el tramo de la calle Charles Binford cercano a la Av. Baltra, son los frecuentados mayoritariamente por galapagueños y compartidos también por algún turista.  

  DIA 2 - SANTA CRUZ-Puerto Ayora-Bahía Tortuga-Tour de Bahía

Empezamos el día cambiándonos al hotel Gardner (15 $pp), que tenía las habitaciones más grandes y más nuevas por el mismo precio. Además, la habitación que quedaba libre era una de las de arriba que tienen más luminosidad. La cercana panaderia Danielita, ofrece desayunos completos (4$) muy abundantes.

El plan del día era, por la mañana, caminar, bañarnos y hacer snorkel hasta la playa de bahía Tortuga. Si al volver nos apetecía, haríamos el Tour de Bahía por la tarde.

Playa de Bahía Tortuga: Es considerada una de las playas más bonitas de Galápagos. Tras caminar unos primeros 400-500 metros siguiendo la calle Charles Binford –hacia la izquierda- hasta su final, se empieza un sendero peatonal (o de bicicleta) –son más de 2 km.- entre la densa vegetación característica de la isla. Vamos observando, y se cruzan numerosas lagartijas de lava,algunas con vivos colores. No dejamos de sorprendernos que pasemos muy cerca de algunos pájaros –una de las muchas clases de pinzones- y no levanten el vuelo. O que sean ellos mismos los que se posen a pocos centímetros de nosotros. Sin más novedad, llegamos hasta una bella, ancha y solitaria playa de arena blanca con agua color turquesa (el sol que luce a estas horas incrementa su belleza). Es el tramo de la Playa Brava de Bahía Tortuga. Tiene bastante oleaje (ideal para el surf) y nosotros buscamos la playa mansa para hacer snorkel. Tenemos que caminar por la playa hacia la derecha hasta su final. Vamos viendo pelícanos, que revolotean cerca de la orilla. Llegando al final de la playa –hay una pequeña caleta poco profunda donde ya se ven peces de colores-. Desde aquí, conectándose hacia la derecha, tras pasar unos arbustos, se encuentra la Playa Mansa de Bahía Tortuga, que es donde está la gente. Una amplia bahía con agua calmada, ideal para hacer snorkel. Hay carteles que informan de rayas y tortugas, pero nosotros aquí sólo vimos peces de colores. En la confluencia de las dos playas hay un pequeño sendero balizado, donde observamos, en varios lugares e incluso en el mismo camino, muchas iguanas marinas. Son las primeras que vemos y nos llaman mucho la atención.

Muy contentos por la excursión a Bahía Tortuga, volvemos y llegamos a nuestro hotel pasado el mediodía. El cielo ya estaba nublado  –la garúa normal de esta época del año-, pero decidimos hacer por la tarde el Tour de Bahía. El mánager del hotel Gardner –que también tienen una agencia contigua al hotel- hace una llamada y nos confirma para esta tarde la excursión. Comentamos, que esta excursión de medio día las agencias también te la encajan, para ocupar el otro medio día, con la visita del interior de la isla (se va a los Gemelos, finca del Chato para ver más tortugas y Túneles de lava) por el doble de precio por persona. Nosotros no teníamos claro de querer volver al interior de la isla –ya habíamos visto el paisaje en el trayecto del aeropuerto a la capital- pero, si lo hiciéramos, aparte de la posible opción del bus, cualquier taxi de los muchos que se ven por Pto. Ayora, por el precio del tour de una persona nos haría seguramente todo el recorrido.

Tour de Bahía (25 $): Esta excursión ( 9-13 ó 14-18) es muy popular en Santa Cruz y, por nuestra experiencia, opinamos que imprescindible. Son cuatro horas muy intensas y muy bien aprovechadas. Nada más salir de Pto. Ayora, la barca se acerca a la pared de rocas que queda enfrente del muelle, y ya podemos observar en los recovecos, bastante de cerca, a los curiosos piqueros de patas azules. Salimos de la Bahía Academia, repleta de barcos, y tomamos rumbo hasta la isla La Lobería, que nuestro joven conductor y guía, Stalin, nos señala a lo lejos. Nos acercamos a la isla y ya divisamos a varios lobos marinos encima de las rocas y alguno chapoteando en el agua. Vamos a nadar con los lobos, nos dice Stalin, avisándonos que no nos acerquemos a las rocas, ya que había un poco de oleaje. La transparencia del agua era buena teniendo en cuenta que estaba nublado. Se ven algunos peces de colores, pero pasan casi desapercibidos ante nuestra primera experiencia de nadar con lobos marinos (de hecho son ellos los primeros en acercarse, mirarte, rodearte...) que nos emociona mucho. Tras este apasionante primer snorkel nos dirigimos hacia el segundo, el Canal de la Tintoreras. Cruzaremos snorkeleando, siguiendo al guía, este canal de agua muy tranquila y no demasiada profundidad. El guía nos dice a todos que no hablemos y no chapoteemos con las aletas, ya que podrían asustarse las Tintoreras, una especie de tiburón que habita en las Galápagos que no es agresivo y suele ser tímido y tranquilo durante el día, aunque no sea vegetariano como suelen asegurar los guías. Nos deslizamos en silencio y sí, observamos hasta tres Tintoreras  justo debajo nuestro. Volviendo por el mismo canal, esta vez vemos nuestra primera Raya Águila. Nuestra próxima visita, tras cruzar el Canal del Amor, será una caminata por la isla de los Perros. Desembarcando, tenemos que evitar pisar a unos lobos que duermen en el embarcadero. El recorrido es en parte por rocas –un alemán que venía con chanclas de playa se le rompió una y tuvo que ir descalzo de un pie el resto de la excursión-. Su principal aliciente son las numerosas iguanas marinas que se ven. Está cayendo el sol y los colores de las rocas negras, con las iguanas y con la vegetación de la isla crea un marco precioso. La próxima visita del Tour debería ser a Las Grietas, un canal de agua transparente al que se llega, tras recorrer un sendero, desde el muelle que queda enfrente del muelle principal de Pto Ayora. Pero regresando ya vemos que la hora se ha echado encima y ya empieza a anochecer. No nos importa haber estado más tiempo del habitual en las tres primeras visitas, más teniendo en cuenta que a Las Grietas es al único lugar que uno puede ir por su cuenta tomando un taxi acuático hasta el muelle de enfrente.

DIA 3 - SANTA CRUZ-Tour de la isla FLOREANA

Día reservado para nuestro full day tour a la isla Floreana. Ya hemos adelantado que quedamos muy descontentos con la Agencia con la que contratamos el Tour y que además –esto es lo más importante-, era la responsable de organizarlo. Para no afectar al posterior relato de la excursión, comentaremos previamente los motivos por los que recomendamos evitar la Charles Darwin Agency de Johnny Gaibor:

- No es que demos demasiada importancia a empezar saliendo media hora tarde, a la falta de organización, por tener que esperar casi media hora en el muelle de Floreana el transporte para llevarnos a visitar el interior de la isla o, ya regresando al muelle, tuviésemos que esperarnos de nuevo a que la guía tuviese que  volverse a ir para preguntar dónde estaba nuestra comida.

- Pero sí creemos que es denunciable que: Todas las lanchas de turismo en Galápagos deben llevar –esto lo supimos más tarde-, además del conductor, un marinero y un guía que garanticen cualquier problema de seguridad, tanto con el barco, como con los turistas, además de asegurar el cumplimiento de la excursión. Nosotros llevábamos de marinero a un niño, y nuestra guía era una chica joven, muy mona pero que no se tiró en ningún momento al mar y que nos confesó que no le gustaba nada el agua.

- Y tanto o más denunciable es que la agencia nos engañara. Para nosotros, lo más atrayente del programa de la excursión era el snorkel en la Corona del Diablo, uno de los lugares más completos de Galápagos. Al llegar a él, la joven guía utilizó la excusa de “hay mucha corriente” para no realizarlo. TODO EL MUNDO en Galápagos sabe que SIEMPRE hay fuertes corrientes en este lugar. Además, ya había otra embarcación con otros turistas haciendo snorkel allí en esos momentos. El motivo real era que la Agencia no quiso pagar a dos –o al menos a una- persona de la tripulación que pudiera garantizar la seguridad en la Corona del Diablo; por tanto, el Sr. Johnny Gaibor de la Charles Darwin Agency nos ENGAÑÓ cuando nos vendía el programa de la excursión con el snorkel en la Corona del Diablo, porque ya sabía que no se iba a realizar.

Tour de FLOREANA (85 $): Salimos con la lancha llena del muelle de Pto. Ayora pasadas las 8’30 h en lugar de las 8 h. que suele salir este tour. El mar no estaba demasiado bravo. La navegación hasta Floreana son alrededor de 2 horas. Desembarcamos y vemos, como parece ser habitual en todas estas islas, a lobos marinos descansando por el embarcadero. A un lado del muelle hay unas rocas donde vemos un par de iguanas marinas muy grandes,  con tonalidades rojas y verdes, propios de las iguanas de las islas meridionales. En el otro lado del muelle vemos a una enorme tortuga marina dentro del agua pero cerca de la superficie.

También vemos a nuestro primer pingüino de Galápagos nadando a gran velocidad.Luego veríamos a un par más con sus lentos andares, camino de lanzarse al agua. Esta clase de pingüino es el único que vive en el trópico -gracias a las frías aguas de la corriente de Humboldt-, y tiene dimensiones más pequeñas que el  habitual de las regiones frías.

Tras esperar a que viniera nuestra Chiva, que es un autobús típico de Ecuador adaptado de forma artesanal para el transporte público rural, iniciamos nuestra visita al interior de Floreana. El paisaje es muy verde y aún lo parece más con la breve llovizna, típica de la garúa, que ha caído durante la mañana y ha humedecido toda la vegetación. Subimos a las tierras altas de la isla y nos detenemos. Tenemos que andar un tramo por un sendero un poco enfangado hasta llegar a donde hay unas Tortugas Gigantes de Galápagos en estado semi-natural. No son originarias de Floreana, ya que su especie está extinguida, pero las han traído de otras islas. No sabemos si por la hora, si les llamábamos la atención o por qué razón, pero estaban muy activas. Caminaban  acercándose a las personas, y había algunas muy grandes. Tras las tortugas, seguimos un poco más el sendero hasta un lugar desde donde hay buenas vistas del contorno de Floreana, con el mar de fondo. Muy cerca, hay una especie de pequeñas cuevas que nos dicen que eran utilizadas por los piratas en siglos anteriores. Hay también una cara esculpida en la roca. Tras visitar dónde se forma de manera natural el agua potable en Floreana, volvemos al lugar donde nos había dejado la Chiva, que nos llevará de nuevo al muelle.

Tras descubrir la guía dónde estaba nuestra comida –ya la habían llevado a la barca que estaba fondeada en la bahía- nos llevan a ella y comemos. Tras el lunch, nos dirigimos hacia la Corona del Diablo -que es la punta de un volcán parcialmente sumergido que asemeja una corona negra-, donde se suponía haríamos el primer snorkel del día. Bajo sus aguas parece ser que pueden verse miles de peces de colores, tiburones, rayas y formaciones de coral. Llegando a sus fotogénicas paredes, primero bordeamos lentamente el cono del extinto volcán donde observamos en las rocas algunos piqueros de patas azules, piqueros enmascarados y gaviotas de cola bifurcada. Llegamos al lugar indicado para hacer snorkel, donde ya hay otra embarcación haciéndolo, y, ya hemos comentado la excusa utilizada por la guía -con la complicidad del conductor de la lancha-, de la fuerte corriente –que siempre hay en el lugar- para no realizarlo. Se escudan diciendo que con esta corriente ¿? es peligroso que la lancha ancle aquí ; por tanto, deciden ir directamente al segundo lugar de snorkel programado del día , Champions Bay. El snorkel aquí sólo nos ofrecerá peces de colores, y no demasiados. Nada especial por ser Galápagos. Tras el snorkel, iniciaremos el camino de vuelta hacia Pto. Ayora, amenizando las dos horas de viaje con algunas galletas. Surcando las aguas, un poco más bravas que a la ida, una vez, a lo lejos, divisamos delfines.

  DIA 4 - SANTA CRUZ-Las Grietas- ISABELA

Hoy nos íbamos en lancha a Isabela (30 $). Ya habíamos comprado ayer en nuestro hotel –mismo precio en todas partes- los boletos para asegurar las plazas. Todas las lanchas a Isabela salen a las 14’00 h; por lo que teníamos toda la mañana. No nos llaman la atención las visitas estipuladas del interior de la isla, y preferimos recorrer tranquilamente el sendero hasta Las Grietas.

Las Grietas: Vamos hasta el muelle principal de Pto. Ayora. Allí, rápidamente viene un taxi acuático que nos llevará (0,50 $pp) hasta el muelle de enfrente. Aquí ya está indicado el sendero a Las Grietas. Desde el mismo muelle vemos una fragata, que es macho porque tiene el cuello rojo, muy de cerca. Hay un cartel informando de iguanas marinas. Se pasa algún restarurante, casas particulares y se llega hasta una playa que queda enfrente del Hotel Finch Bay. Hemos visto alguna iguana marina, pero ya nos van llamando menos la atención. Siguiendo el sendero marcado, ahora sobre rocas, se pasa por una zona donde se ve mucha sal, y el camino finaliza en la parte de arriba de la cala, a la que llaman Las Grietas. La cala es estrecha y de agua muy limpia y transparente. Se crea un marco muy fotogénico. Hay primero unas escaleras para bajar un poco, y el tramo final hasta el agua hay que pasar por encima de unas piedras. Si ha llovido, como había hecho a intervalos débilmente, las rocas están muy resbaladizas. Mejor llevar calzado adecuado. Cuando llegamos al lugar sólo había dos personas, pero pronto llega un grupo de ecuatorianos que habíamos adelantado y poco después llegan dos grupos más. El acceso final, sorteando grandes rocas, hay que pasarlo casi en fila india y el lugar final para dejar las cosas es muy pequeño.  Pronto nos cansamos y nos subimos para arriba.

Por aquellas casualidades, vemos al galapagueño que habíamos visto en el aeropuerto de Guayaquil, que acompaña a uno de los grupos. Nos pregunta cómo nos va, y le decimos que todo muy bien, excepto que ayer no hicimos el snorkel en la Corona del Diablo como estaba previsto. Nos pregunta con qué Agencia fuimos. Al decírsela nos contesta: “Ese Johnny Gaibor siempre nos deja mal. Dos machos fuertes tenían que ir”, refiriéndose a la tripulación. Lo dejamos ahí.

Volviendo por el mismo sendero, tenemos pensado quedarnos un poco en la playa que queda enfrente del hotel; pero pronto vuelve a llover débilmente –cosas de la garúa- y nos volvemos a Pto. Ayora. Pasamos la última hora en la terraza de nuestro hotel, que tiene buenas vistas y te puedes tumbar.

Vamos hasta el muelle para tomar nuestra lancha hacia ISABELA. Primero hay que pasar un control donde revisan manualmente todo el equipaje, y luego ya nos mostrarán la lancha  que nos han adjudicado.

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