Relato Viaje a ECUADOR

Viaje del  3  de  Agosto al   1  de  Septiembre  de 2008


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  Dia 1-2 – BCN-MAD-Caracas-Bogota-Quito

Como por nuestras fechas de reserva no había ninguna opción decente para volar directamente a Ecuador, hicimos el trayecto con dos billetes: Barcelona-Caracas y Caracas-Quito. La opción es buena, pero para el vuelo España-Venezuela –que es posible hacerlo con bastantes compañías- recomendaríamos no hacerlo con Santa Bárbara, la línea aérea venezolana. Las 15 horas de retraso en la salida de su vuelo de Madrid, parece ser que no son una excepción. El lado positivo de sus retrasos habituales, es que ya tienen el hotel y los bonos de comida preparados. Obviamente, no enlazamos con el vuelo de Avianca de nuestro billete, pero como Avianca tiene tres vuelos diarios Caracas-Quito –vía Bogotá-, pudieron encontrarnos tres plazas (más por nuestra insistencia, que por la profesionalidad del personal de Santa Bárbara en Caracas) en su segundo vuelo, y sólo acabamos perdiendo un día de nuestras cuatro semanas de vacaciones.

Llegando al aeropuerto de Quito, nos despedimos de Rafa –un biólogo jerezano que le esperaban en la selva y que tenía los mismos vuelos que nosotros- y tomamos un taxi hasta el hotel  Margarita Inn (10 $ doble). Son las habitaciones nuevas del Margarita I (calle Elizalde con Ríos). Es muy recomendable. Además, su situación nos gustaba: a 50 metros del Parque la Alameda, a 10 minutos andando del Casco Antiguo, y a 15-20 minutos de la zona de Mariscal, también llamada “Gringolandia”. Esta última es donde están las agencias y servicios dirigidos a los turistas, pero que no tiene ningún tipo de personalidad.

Para comer cerca del hotel, caminando por la calle Guayaquil hasta el Teatro Sucre, hay numerosos restaurantes dirigidos a la población local. Ya en el casco viejo, los que muestran las guías, en algunos hoteles, en la plaza Grande y en la calle espejo, ya enfocados a los turistas.

El transporte público más práctico es el Trole (0,25 $), que comunica la estación de autobuses, el casco viejo, el parque la Alameda, la zona de Mariscal y el Parque de la Carolina. Aunque suele ir abarrotado.

  DIA 3 - Quito

Empezaremos por el Quito Colonial. El circuito a pie que muestra la Lonely Planet es una buena opción, junto con el mapa turístico oficial de la ciudad, para una primera impresión y ubicación.  Tras la concurrida y hermosa Plaza Grande, y una visita a la Iglesia de la Merced, haremos un alto en la Plaza de San Francisco para desayunar un reconfortante café con humitas, en un humilde cafecito situado a su derecha. El callejón de La Ronda está desierto pero lleno de banderas ecuatorianas. La amplia Plaza de Santo Domingo, además de mostrar la fachada blanca de su Iglesia, es bordeada por los Trole. Volvemos a pasar por la Plaza del Teatro Sucre, que no nos cansaremos de verla, y ya, atravesando los Parques de La Alameda y de El Ejido, llegaremos a la Av. Amazonas –que estaba en obras patas arriba-, que es el final del circuito a pie y el inicio de la zona de servicios turísticos.

Queremos aprovechar para confirmar nuestro vuelo a las islas Galápagos en una oficina de AEROGAL que estaba en la Av. Amazonas. Como la calle estaba en obras la habían cerrado. En un hotel nos informan que hay una oficina en el Centro Comercial Iñaquito, al final del Parque La Carolina. Vamos hasta él en un bus que sube por la Av. Amazonas. Localizamos la oficina de AEROGAL, que es un punto de venta, donde nos confirman que todo está OK. Comentamos que este Centro Comercial es muy moderno, con tiendas y restaurantes, digamos, con estilo. Para volver a nuestro hotel, subiremos a la Av. 10 de Agosto para tomar el Trole hasta la parada del Banco Central, situada a escasos metros de la calle Elizalde, donde está nuestro hotel.  

Aún nos quedan un par de horas de luz y pretenderemos subir hasta un lugar alto para tener una visión desde arriba del Quito Colonial. Nos acercamos al Parque Itchimbia, y luego ya bajando visitaremos la Basílica del Voto Nacional, encaramada en una colina y visible desde muchos puntos de la ciudad.

  DIA 4 – Quito-Mitad del Mundo-Quito-Latacunga

Para llegar en transporte público hay que llegar hasta alguna parada del Metrobús (0,25 $) –el Trole nos puede acercar si estamos cerca del Casco Viejo- y llegar hasta su final, la parada de Ofelia (mejor que no en la de Cotocallao como indica la guía o el mapa turístico). Aquí inicia su recorrido otro autobús (0,80 $) que ya nos dejará en el Complejo Mitad del Mundo (2$). A nosotros nos interesa la visita del lugar por ser la línea divisoria “oficial” del Ecuador. En esta misma línea que divide al mundo se ha contruído un monolito que alberga un pequeño museo. En el complejo se han creado una serie de pabellones y tiendas para turistas que –suponemos que es por ser día laborable- estaban cerrados, excepto un par de restaurantes. Se agradece esta tranquilidad.

Cerca del lugar “oficial”, saliendo y caminando unos 200-300 metros hacia la izquierda se encuentra el Museo Solar Inti Ñan (3$). La entrada incluye una visita guíada donde, aparte de “asegurar” según dicen con medición del GPS que este es el auténtico emplazamiento del Ecuador, te realizan una serie de experimentos con el agua o la energía para “demostrarlo”. Puede parecer un poco turístico, pero al menos está currado.

 

Regresando de la Mitad del Mundo a nuestro hotel en Quito, nos disponemos a ir a la Terminal Terrestre (taxi 1,20 $ ) para subirnos en el primer autobús a Latacunga (1’5 $). Por el camino, resaltar la fantástica vista que se obtiene, por las cercanías de la aldea de Lasso, del Volcán Cotopaxi. Hacía bastante buen día –mejor que en Quito- y se podía observar casi por completo su majestuoso cono nevado.

 

Buscando alojamiento en Latacunga, el Residencial Santiago tiene buena pinta pero está lleno –hay otro par más que también- y nos quedaremos en el Hotel Estambul (11 $ persona). Para cenar no hay mucha oferta, pero en el céntrico Parque Vicente León hay una pizzería que nos gustó y no cierra pronto.

Las clásicas excursiones a realizar desde Latacunga son: llegar hasta la nieve del Volcán Cotopaxi (35 $ + 10 $ entrada) y visitar la Laguna Quilotoa (35$). Hay varias agencias ofreciendo los mismos tours, que de hecho es sólo el transporte. Nosotros decidiríamos mañana –en función de la meteorología- si alquilar un taxi o camioneta hasta el Volcán, y en los siguientes días recorreríamos la Ruta Quilotoa en transporte público. Los que quieran subir hasta la cima del Cotopaxi, si que es recomendable ir con alguna agencia especializada con un buen guía y estar ya un poco adaptados a la altura.  

  DIA 5 – Latacunga-Saquisilí(Mercado)-Latacunga-Zumbahua

Nos levantamos temprano para llegar –autobuses contínuos desde el Terminal- sobre las 8 h a Saquisilí, que hoy –jueves- celebraba su día de Mercado. Tomamos un ligero desayuno con pura y cremosa leche de vaca –que nos aseguran está bien hervida- y nos dirigimos a las afueras, al Mercado de Animales.

Nos encontramos con el típico colorido de los mercados indígenas, con multitud de posibilidades fotográficas. Por si alguien puede estar interesado, las vacas estaban por los 500 $ y los toros por 400 $. El mercado está separado por tipos de animales. Además de vacas, ovejas, cerdos , hay un pequeño sector de llamas. No falta en el Mercado el clásico charlatán ofreciendo mejunjes curatodo. Volveremos al centro de Saquisilí, donde se encuentra su Mercado de Frutas y su Mercado Artesanal, donde nos aprovisionaremos de dos jerseis de alpaca para las futuras noches frías del altiplano, en la Ruta Quilotoa.

Hoy el día estaba completamente tapado y descartamos subir hasta la falda del Cotopaxi –poco íbamos a ver de su cono nevado-. Volveremos a Latacunga, dejaremos el equipaje más pesado en nuestro hotel, y volveremos al Terminal para tomar el primer bus a Zumbahua –son los que van para Quevedo. Creemos recordar que salían cada hora-. La carretera se encarama por las montañas –sube a más de 4000 m. desde los 2500 m. de Latacunga- y ofrece vistas espectaculares del altiplano. También vemos, a lo lejos, el Cotopaxi, que hoy esconde su esbelto cono nevado en las nubes. Tras subir y subir, acabamos bajando hasta los 3800 m. de Zumbahua.

Zumbahua: Esta aldea nos ofrece un aire puro y una visiblidad perfecta. En la Plaza Central se sitúan todos sus servicios. Hay cuatro hostales. Los miramos todos y elegimos el Hotel Quilotoa (7 $), dirigido por una sonriente mujer quechua. Desde nuestra habitación –antes nos había enseñado otra peor- hay una buena vista del paisaje de los alrededores. Nos ofrece cenar más tarde en su restaurante, pero preferimos darle negocio a otro establecimiento y elegiremos, al volver de la caminata, uno situado en una esquina de la plaza, unos metros antes del hotel Condor Matzi. Muy atentos y muy recomendable.

Los alrededores de Zumbahua tienen paisajes de postal, pero no hay que olvidar que estamos a 3800 m. Decidimos caminar y subir tranquilamente hasta la colina de enfrente que se ve desde nuestra habitación como una primera adaptación a la altura. Llegamos a la cima de la colina y la vista es fantástica: detrás queda la aldea de Zumbahua con montañas detrás, y delante un cañón bordeado por más  montañas, con unas apacibles ovejas pastando unos metros más abajo. Nos encantó esta primera incursión en el Altiplano. Y la sopa densa y reconfortante que saborearemos en la merienda después, también.

  DIA 6 – Zumbahua-Quilotoa-Laguna Quilotoa-Chugchilán

Para ir hasta Quilotoa, hay continuas camionetas que hacen el trayecto (5$ negociable). Nuestro joven chófer nos cuenta que es estudiante de vacaciones, y maneja el carro de su padre para ganarse unos dólares. Llegamos a Quilotoa y sopla un fuerte viento. Vemos que hay más oferta de alojamiento que la que muestra la guía. Aprovechamos para desayunar (huevos, queso y café) en el hostal situado enfrente de la entrada a la Laguna Quilotoa. Parece que el viento ha amainado un poquito y también empieza a despejarse. Nos acercamos y asombramos ante la majestuosa laguna, que está 400 m. más abajo, dentro de un cráter. Como luego tendremos que bordearla hacia la izquierda hasta el cuarto arenal que se divisa a lo lejos para ir hasta Chugchilán, recorremos primero un trozo del borde del cráter hacia la derecha. Nos cruzamos con un familia quechua que va con sus llamas. Las vistas nos parecen preciosas hacia todos lados. Volvemos hasta la entrada y nos preparamos para iniciar la caminata del viaje.

Excursión de la Laguna Quilotoa a Chugchilán. Esta caminata –de 4 a 6 horas- transcurre en su primer tramo bordeando, por la izquierda, la laguna Quilotoa. Hay que seguirla hasta el cuarto arenal. Si nos salimos antes –no está indicado- habrá que volver a subir –puede costar, ya que estamos a 4000 m.- o intentar enlazar mediante senderos utilizados por los indígenas hasta el camino “ancho” que baja hasta Guayama. Si se duda, mejor preguntar a algún pastor o niño quechua que encontremos por aquí. Una vez descendemos por el camino correcto ya es fácil seguir la ruta. De hecho, desde arriba ya puede verse abajo la aldea de Guayama y aún más lejos, hacia la izquierda, tras un cañón, se vislumbra Chugchilán. Bajamos hasta Guayama, donde hay alguna tienda con bebidas. Por aquí ya hay flechas indicando el camino correcto. Habrá que pasar dos puentes peatonales y bajar el barranco hasta el fondo del cañón. El paisaje por aquí también nos parece espectacular. Ya sólo faltará subir el cañón hasta Chugchilán.

En Chugchilán –destacamos su iglesia en la plaza central- siguen los tres alojamientos que muestran las guías. El Hostal Mama Hilda tiene por fuera muy buena pinta, pero está lleno por algún grupo. No llegamos a ir al Black Sheep Inn. Nos quedaremos en el Hostal Cloud Forest (6 $ + 2$ si desayuno + 2$ si cena pp). El lugar es correcto pero el patio, alrededor del cual están las habitaciones, puede ser un poco ruidoso hasta tarde si hay algún turista en el hotel que le gusta hacerse oír. Algo que podría molestar a los bastantes huéspedes que suelen partir de madrugada en alguno de los dos únicos buses del día que salen de Chugchilán –excepto el domingo que hay varios-, uno a las 3 a.m. y el otro a las 4 a.m.

  DIA 7 – Chugchilán-Zumbahua-Latacunga-Ambato-Riobamba

Para ir de Chugchilán a Latacunga (2,5 $) se puede escoger ir vía Sigchos o vía Zumbahua –ligeramente más corto-. Las 2 primeras horas serán a oscuras  y elegimos ir vía Zumbahua, que hoy –sábado- celebraría su día de Mercado. Pararemos unos minutos en la plaza Central de Zumbahua. Aún no ha amanecido, pero ya hay bastante gente montando sus tenderetes donde exponen la carga que han traído en sus llamas. Al salir el autobús del pueblo vemos como van viniendo más y más indígenas con sus llamas.   

Llegando a Latacunga, recogemos el grueso de nuestro equipaje en el hotel y tomamos un taxi (1$) que nos deja en el cruce donde pasan contínuamente autobuses para Ambato, Riobamba, Baños, Cuenca, Guayaquil… Como el primer bus a Riobamba va lleno, nos subimos en el primero a Ambato (1$) –pasan muy seguidos-. Llegando al  Terminal de Ambato, nos subimos en el primero que va a Riobamba (1,25$).

Riobamba se considera “la sultana de los Andes”. Sus numerosos parques, calles amplias y tranquilas, salpicadas de edificios de siglos anteriores le dan un aire muy agradable para pasear. Además, el sábado también celebra su día de Mercado.

Aparte de la visita a la ciudad, también es el mejor punto de acceso para escalar el Volcán Chimborazo –la montaña más alta de Ecuador con sus 6310 m.- Teóricamente, desde la ciudad –el Parque 21 de Abril es un buen lugar- puede llegar a verse, pero estuvo todo el día muy tapado y no hubo ocasión. El otro atractivo –que tenía- es para subirse en su estación de ferrocarril al Tren de la Nariz del Diablo, pero la vía está en desuso y hay que ir directamente a Alausí. Es curioso como en la estación se mantiene el atractivo turístico del Tren, con su boletería de madera -que está siempre cerrada-, sus paneles explicativos sobre la historia en su construcción…; pero si querías comprar un boleto para mañana, sólo había un tipejo que intentaba formar un grupo para fletar un bus a las 5’30 de la mañana hasta Alausí y venderte él mismo un boleto para el primer tren de las 7’30. Decía que los trenes de las 9, 10’30 y 12 ya estaban llenos. Preferimos ir nosotros mañana directamente a la estación de tren de Alausí y comprar allí el boleto. Por la tarde, en la Oficina de Turismo nos aconsejaron salir no más tarde de las 7 hacia Alausí.

Del Terminal al Centro tomamos un taxi (1$). Nos quedaremos en el Hostal Montecarlo (30 $ doble, desayuno) situado en una casa de principios del s.XX. La habitación nº 2 es la más grande, con dos balconeras que dan a la popular calle 10 de Agosto. Aprovecharemos para disfrutar –tras contemplar los bonitos edificios que rodean el Parque Maldonado- el colorido de su día de Mercado, al nordeste del Parque de la Concepción. Como es habitual, muchas posibilidades fotográficas. También, en la parte interior del Mercado, nos sorprende los numerosos puestos de hornado (enormes cerdos asados). La visita al Parque 21 de Abril no tiene la recompensa de la visión del Chimborazo por estar tapado.

  DIA 8 – Riobamba-Alausí-Tren Nariz del Diablo-Alausí

Salimos temprano para ir al Terminal de Riobamba y subirnos en el primer bus que salga para Alausí (1,5$). Nada más llegar vamos a la estación de tren a asegurar los boletos. Ya sólo quedan para el último del día, el de las 15’30. No hay problema, visitaremos durante la mañana Alausí, que además  en domingo celebra su día de Mercado. Compramos los boletos y buscamos alojamiento. El Hotel San Pedro (12 $ pp) es más nuevo y limpio que los que salen en la Lonely. Muy recomendable. Aún tenemos tiempo de bajar –Alausí parece estar en una montaña y hay que descender por sus empinadas calles hasta su base- hasta el Mercado de Animales. Es más pequeño que el de Saquisilí, pero está más ordenado. También con mucho color, como es habitual. Aunque a simple vista el colorido de los Mercados pueda parecer más de lo mismo, si uno se fija puede comprobar que la vestimenta realmente va cambiando en cada zona. (recomendable la visita al Museo de Pumapungo, en Cuenca, para este aspecto). Volveremos a subir al Centro del pueblo, donde está el Mercado de Frutas, saboreando un apetecible jugo de coco (1$).

Tren de la Nariz del Diablo (7’5$): Actualmente, sólo es un tren turístico. Hay tren los miércoles, viernes y domingos (resto de días sólo para grupos). El tren en sí es un solo vagón (puede irse dentro o en el techo) que hace viajes de una hora y media (ida y vuelta) desde Alausí a Sibambé, pasando por la Nariz del Diablo. Dicho esto, el paisaje nos pareció espectacular. Desde el techo hay mejores vistas –viaje de ida, lado izquierdo mejor, pssss- que desde el interior. Se va descendiendo entre montañas -hay momentos, que uno tiene el acantilado bajo sus pies- hasta llegar a Sibambé. Muy recomendable.

  DIA 9 – Alausí-Cuenca

Tomaremos un bus para Cuenca (4$). Habíamos dudado si hacer una parada en Ingapirca –las ruinas incas a visitar en Ecuador- antes de ir a Cuenca. Para ello habría que bajarse en El Tambo, y allí tomar otro bus hasta el pueblo de Ingapirca. Pero, parece que no tienen comparación con las ruinas de Macchu Picchu que ya conocíamos, y preferimos tener más tiempo para Cuenca. De hecho, lo que más nos atraía era que, según la hora, pueden visitarse casi en soledad. Que nos perdonen los arqueólogos. Por esta zona, se van viendo y se suben al bus, indígenas de la comunidad cañari, vestidos a su manera tradicional. Llegamos al terminal de Cuenca. Taxi al centro (1’5 $-2$). Vamos al Hotel Alli Tiana (22 $ doble, desayuno) del que habíamos leído una buena recomendación. Le haría falta ya alguna reforma, pero nos dan una habitación alta –tiene ascensor- con una espléndida vista a la Iglesia y Plaza de San Francisco. Cuenca tiene varios lugares con estilo para cenar, tomar un café o un helado. En el Tutto Freddo saborearemos un crep de frutas gigante. La cafetería Cacao & Canela ofrece un ambiente íntimo para tomar un chocolate o un café. También ofrecen algunos sandwiches. Para comida casera quechua, dentro del Centro Cultural Mamá Kinua hay un buen lugar.

Cuenca: Es otra ciudad con carácter. Muy agradable y tranquila para pasear. Su centro neurálgico es el Parque Calderón, y sus Iglesias esparcidas por la ciudad merecen una visita. Aunque en la rivalidad –según la guía- que mantiene con Quito sobre su belleza colonial, creemos que la capital es más espectacular. Tras apreciar sus monumentos entramos dentro del Mercado 10 de Agosto, donde podemos observar también un sector con hornados y se distinguen a las indígenas tradicionales de Cuenca. Dentro del Centro Cultural Mamá Kinua hay una gran variedad de tiendas de artesanía. Tras un paseo por la orilla del río, nos dirigimos al Museo Pumapungo(3$). Lo encontramos muy interesante, sobretodo, por la muestra etnográfica en forma de laberinto que va representando las muchas culturas de Ecuador. Creemos que está muy bien expuesto.

  DIA 10 – Cuenca-PN Cajas-Guayaquil

Tomamos el bus a Guayaquil  (7 $). Subimos de los 2500 m. de Cuenca hasta los 4000m del PN Cajas que nos ofrece bonitos paisajes de montaña salpicado por numerosos lagos. Ahora toca bajar hasta el nivel del mar, donde ya notaremos un calorcito que aún no habíamos sufrido durante el viaje.  Llegamos al Terminal de Guayaquil y tomamos un taxi al centro (3$), al Hotel San Rafael (30$ doble,desayuno).

Como ciudad tropical, los jugos aquí apetecen más que en ningún otro sitio En Las 3 Canastas la variedad de jugos casi es incontable, además de estar buenísimos. Para cenar, hay varios resturantes por el Malecón y por las calles del centro. Como gran ciudad no faltan lugares como Mcdonalds o Pizza Hut.

Guayaquil: Nuestro propósito principal en venir y dormir en Guayaquil era poder tomar mañana el avión rumbo a las Islas Galápagos; pero íbamos a aprovechar nuestra estancia para visitar los, posiblemente, únicos atractivos de la ciudad más grande de Ecuador. Vamos al céntrico Parque Bolívar, por donde merodean, en la hierba, en los caminos , en las copas de los árboles, muchas iguanas terrestres. Es como un anticipo del viaje a las islas Galápagos. Dejamos las iguanas y ya vamos al Malecón 2000, para recorrer todo este paseo ribereño hasta su enlace con el Cerro de Santa Ana y Las Peñas. En su recorrido pueden apreciarse, varios estanques, esculturas, jardines, bonitas vistas al río. Llegando al final del Malecón se enlaza, a la derecha, por la calle Numa Pompillo Llona, con el barrio de Las Peñas, que ofrece diferentes galerías de artistas; y subiendo la escalinata, con farolas y flanqueada por decenas de casas remodeladas –sólo externamente- y pintadas de vivos colores, además de bares y tiendas de recuerdos, se llegará hasta el faro, con espectaculares vistas de 360º. Todo el paseo, en su conjunto, no deja de tener su encanto visual para el turista.

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