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RELATO DE KENYA Y TANZANIA

Viaje del 11 de Agosto al  3 de Septiembre de 2005

 

 

K E N Y A

 

 Llegábamos a las 6’00 a.m. el 12-08-05 a Nairobi y sacamos la Visa de Kenya (50 US$ o 40 €). Como Nairobi no se caracteriza precisamente por su encanto y no era cuestión de perder inútilmente un día, ya había prácticamente atado por Internet, con la empresa Planet Safaris, el safari de 4 días/3 noches a los parques de Masai Mara y Nakuru (250 US$pp), empezando ese mismo día. Como tenían además una sucursal en el mismo aeropuerto, tras pagar el precio estipulado, nos llevaron a sus oficinas en el centro, que es desde donde salen los vehículos.

La verdad es que fueron serios en todo momento. Yo le había exigido por Internet a Lucy –la manager-, que el vehículo tenía que ser un 4x4 y, aunque inicialmente nos ponían la clásica vanette de Nissan –el 90 % de las agencias en Kenya es lo que usan-, en poco tiempo apareció un 4x4 que, como además era de sólo 4 plazas, no lo íbamos a compartir con nadie más –te recuerdo que los primeros 10 días nos acompañaba en este viaje otra pareja con la que hicimos amistad en nuestro viaje a Argentina . En el Masai Mara se agredece un 4x4, porque, a diferencia de Tanzania, dónde los vehículos no pueden salirse de los caminos, aquí sí, y en varios momentos tuvimos el mejor ángulo de visión debido a la posibilidad de ir campo a través.

 

Masai Mara: La decisión de hacer primero un safari por Kenya no era casualidad. De Julio a Septiembre, la sequedad extrema del Serengeti –la parte sur del mismo ecosistema que forman el Serengeti y el Mara- provoca que miles y miles de ñus y cebras emprendan un largo camino de Sur a Norte buscando el agua y los verdes pastos del Mara, la denominada Gran Migración. Es la mejor época para visitarlo, y puedo dar fe de ello.

 

1º DIA : Después de 6 horas de un largo y cansado viaje desde Nairobi –con una parada en Narok para comer- entramos dentro del Mara. Tras un par de paradas de rigor ante los primeros antílopes y cebras desperdigados, la primera imagen esperada : toda la explanada ante nuestros ojos repleta de ñus, cebras, búfalos, jirafas y diversas clases de antílopes. No hay lugar en el mundo con tal densidad de animales. Recordaba fugazmente cuando, 6 años antes,  conducíamos por el principal parque de Zimbabwe –el Hwange- alegrándonos cada vez que veíamos un animal cada cierto tiempo. !!! Aquí había miles juntos !!! Sólo este primer día de viaje, con poco más de 2 horas en el Mara, ya compensaba el viaje.

 

2º DIA :  Este “full day” en el Mara, aparte de seguir viendo la misma densidad de los animales anteriores, se trata de ir viendo los diferentes felinos. Vemos varios leones, un guepardo descansando tras medio devorar a un antílope que yacía ensangrentado a su lado. Logramos ver –y es difícil- durante unos segundos a un leopardo esconderse en la maleza. También vemos  elefantes –aquí hay pocos en comparación a Zimbabwe y también menos que en el Tarangire que visitamos luego en Tanzania- y bastantes hipopótamos en el Mara river, en la frontera con Tanzania, además de algún cocodrilo. También, cerca del río Mara vimos el espectáculo de varios grupos  de cientos de ñues y cebras que forman una larga línea, recién llegados del Serengeti, tras cruzar el río, y que van subiendo camino de los pastos del Mara.

 

3º DIA :  Pensábamos que las 2 o 3 horas últimas en el Mara poco más nos iban a aportar, y estábamos equivocados. El madrugón (a las 6’30 teníamos que estar listos para salir –al volver desayunaríamos-) estaba justificado: Es cuando los leones están más activos..Después de ver a varios, nos extasiamos contemplando, delante nuestro, a una leona, con sus 3 preciosas crías detrás, cómo buscaba y encontraba a su león. Cómo éste, con su extendida melena al viento, se desentendía de “la familia” ,y “su leona” y sus crías, entre tiernos maullidos, le iban detrás. Quizás,  estos largos minutos fueron el momento cumbre del viaje. Después de regresar al Camping para tomar el desayuno-lunch, cargamos el 4x4 para dejar el Mara. Antes de emprender el camino a Nakuru, nos detenemos junto a un poblado Masai, con la opción de poder visitarlo –pagando claro-.  Valoramos la posible turistización del lugar y decidimos –vamos decido, ya que me dejan esa responsabilidad a mí- visitarlo (20 US$ grupo 4). Estoy contento porque realmente era un auténtico poblado Masai, con sus casas y gente viviendo en ellas, y su recinto protegido contra leones y leopardos, para el ganado. Sí que te hacen un poco de folkore propio, pero son los mismos cantos que oímos el día anterior por la noche, que resulta que eran en honor a una “residente” del poblado que hoy se estaba llevando para casarse algún “afortunado” de otro poblado, que estaba en Tanzania. Y esto era verdad porque vimos como  una multitud de Masais rodeaba a una chica muy ornamentada, que lloraba, y que se subía a un coche. La verdad es que nos gustó más de lo que pensaba.

Tras dejar el poblado Masai, iniciamos un largo y cansado trayecto hasta Nakuru,-con la parada de rigor para ir al Toilet, en una “curio shop”, nombrada casualmente Barcelona-, a la que nosotros obviamos yendo junto a unos sorprendidos niños masais que pastoraban un rebaño de cabras por allí cerca.. 

 

4º DIA : Nakuru:  Los animales y el paisaje del parque de Nakuru combina muy bien con lo que ves en el Mara. Además de ver más antílopes y búfalos, aquí también puedes ver otro tipo de jirafas, pelícanos y, sobre todo, miles y miles  de flamencos sobre el lago, además del rinoceronte, que aquí está protegido. Después de comer, emprendemos el camino de regreso –unas 3 horas-  a Nairobi. Le pedí al guía que parase un momento en la sede de la Empresa Riverside donde concertamos el transporte para el día siguiente para Arusha (1500 Kch,pp).

La verdad es que quedamos contentos con el guía –Ben- que se nos asignó. Siempre intentó buscarnos el mejor ángulo de visión –el 4x4 le ayudaba- para los felinos. El pobre estaba preocupado que al volver no fuéramos a quejarnos a la agencia –creo que algún turista anterior debió quejarse-. Al darle 40 USD de propina tras bajar el equipaje del coche, el hombre estaba tan agradecido que no quiso irse hasta confirmarle que nos quedábamos en el Terminal Hotel (1500 Kch) , tras ver la habitación. Era una buena persona.

T A N Z A N I A  continental

 

 

Tras unas 5 horas llegamos a Arusha, con parada en la frontera para sacarnos la Visa de Tanzania (50 US$ o 40 €). Nos quedaremos en la Kitundu GH (12000 Tch).

La tarde la aprovechamos para pasear por Arusha y concretar con Sunny Safaris  nuestro Safari de 2 días/ 1 noche a los Parques de Tarangire y Ngorongoro (190 US$pp). La elección de estos 2 parques tampoco es al azar: descarté el Serengeti porque , aparte de ser la época que hay menos animales, su extensión es muy grande y dedicarle sólo un día como hacen algunos safaris lo veo desproporcionado y descarté también el Manyara, a pesar de combinarse mejor –te ahorras un par de horas de conducción- que el Tarangire, porque en la época seca hubiera sido como ver el Nakuru en su mínima expresión.

 

1ª DIA . Tarangire: Este parque se caracteriza, aparte de por los numerosos árboles baobabs que lo pueblan, por sus numerosos elefantes. Sobretodo ahora, en la estación seca, puedes ver grandes manadas –sin llegar a la densidad tan poblada que vimos en Zimbabwe- desfilando camino del río que lo atraviesa. Otro momento cumbre del viaje fue cuando, el elefante que dirigía una de estas manadas (te comento que las manadas suele encabezarlas y cerrarlas los elefantes más corpulentos y mastodónticos, dejando a las hembras y los más jóvenes en el medio), se desvió de su senda para venir a cruzar por el camino justo delante de nuestro coche. Cuando estaba delante de nuestras narices se detuvo, y se giró. Hizo un aspaviento con  la cabeza como diciendo “ni os mováis”, y siguió caminando.Tras dar unos pasos -mientras estaba cruzando la manada-, hizo lo mismo “continuad sin moveros” parecía decir. La otra mole que cerraba el grupo hizo algo parecido cuando pasó por delante nuestro. Nunca podía haber imaginado que un elefante pudiera ser tan comunicativo “y convincente”. En este parque también se ven cebras, algún ñu y antílopes, pero tras lo del Mara, casi no les prestas atención. Ya bien entrada la tarde tomamos camino para el Ngorongoro.

En este safari no nos gustó tanto el guía que nos tocó en suerte. No era tan responsable como el de Kenya. Además también llevábamos un innecesario cocinero, aunque al menos tenía más luces que el guía. Les tuve que “ llamar al orden” cuando parecía que íbamos a estar más tiempo esperando a que hiciera la comida, en lugar de estar viendo animales en el parque, cuando veíamos que otros grupos traían un “box lunch”  para ir rápido. Dejamos al cocinero “preparando el banquete”  antes de comer y además, salimos más tarde del parque, por tanto, aprovechamos bien el día en Tarangire. Pero lo de las pocas luces del guía no es gratuito porque, resulta que el tío había salido con una rueda “semi pinchada”.  La cambia por la de repuesto mientras comemos.  Resulta que la de repuesto estaba baja de aire, pero al tío no se le ocurre parar en ninguno de los pueblos que pasamos camino de Ngorongoro y además había unos vados en la carretera en los que el tipejo apenas frenaba y claro, el neumático explotó. Imaginaos, en medio de las llanuras masai, cuando estaba anocheciendo.  En fin, el tío hizo autostop hasta el pueblo siguiente –a unos 10 km- y nosotros , con el cocinero, en noche cerrada, esperando y charlando con los masais que paseaban por allí  viendo el improvisado espectáculo. La espera se hizo más corta gracias a unos trabajadores ,creo que ingleses,  que pasaron por allí con una furgoneta y nos llevaron hasta el camping del pueblo siguiente, que por cierto, estaba lleno de “guiris”, para esperar al guía y al cocinero, cenando tranquilamente. Al final sacamos partido del incidente ya que , como éstos seguían sin venir y tenían las tiendas en el coche, yo me quejé y nos dieron las llaves de 2 habitaciones en el lodge, cuando habíamos pagado Camping. Al día siguiente madrugamos más –yo puse la hora- ya que estábamos a 20 Km del Ngorongoro

 

2º DIA. Ngorongoro:   Este parque dentro de un cráter de 20 km. de diámetro tiene un paraje único en el mundo. Es una sensación tener que bajar al cráter  y contemplar la gran densidad de animales que lo pueblan y la diferente vegetación que hay según en que parte, con las nubes retenidas en el borde durante buena parte del día.En cuanto animales, también se ven muchos ñus, cebras, antílopes, alguna jirafa, también leones. Vimos un guepardo comiéndose a una presa mientras los chacales, las hienas –éstas se nos habían resistido en el Mara- y los buitres esperaban a que acabara. Vimos más hienas. También baboons, que tantos habíamos visto en Zimbabwe y apenas  en este viaje. En una charca también había hipopótamos, con una cría mamando de su madre. Apenas había flamencos en el lago del cráter –no era la época-, pero no los echamos de menos tras Nakuru. En una parte del cráter también había elefantes. En fin, todos los animales en un marco incomparable.

En el día de hoy, tanto el guía como, sobretodo el cocinero, intentaron quedar bien tras el episodio del día anterior y acabamos con buen sabor de boca y habiendo disfrutado de 2 días también muy intensos y diferentes a los vividos en Kenya.

 

Bueno, parece mentira, pero he relatado puede decirse que 5 días enteros de Safari y nosotros teníamos la sensación de haber visto todos los animales del mundo. Después de tanta intensidad, ya empecé a pensar en descartar, como así hice posteriormente, de ver más animales en el parque de Selous, en el sur de Tanzania, y dejar esos días  para relajarnos más en Zanzíbar.  Pero la siguiente etapa era Moshi, a 1 hora en bus de Arusha, y a los pies del Kilimanjaro….

 

 

Moshi..:  Viernes 19 de Agosto. Tomamos un taxi hasta la estación de buses (1000 Tch), y tras sortear a varios comisionistas encontramos el bus que va a Moshi (1500 Tch pp). Ya en Moshi tomamos un taxi (1000 Tch) hasta el Buffalo Hotel (17000 Tch) Nuestra intención en esta ciudad -con el Kilimanjaro delante suyo-, era poder disfrutar de un día relajado, tras la intensidad y el cansancio de los últimos días, paseando por sus calles –tiene más encanto que Arusha-, y claro está, visionando la montaña sagrada, que, desde la terraza del YWCA-está justo enfrente- y con una cerveza bien fría en la mano parecía iba a ser el marco ideal. Pero no se puede tener suerte siempre, y a pesar de ser la época seca, el “Kili” no se dejó ver en todo el día, tapado por las nubes. Sin embargo, fue un día agradable:  volvimos a conectarnos con el mundo, temperatura ideal y muy buena comida y alojamiento. También sirvió como despedida de nuestros compañeros de viaje, ellos deberían salir al día siguiente –a primera hora- para Dar, para poder coger  el úlitmo ferry del día a Zanzíbar, y así poder tener 4 días enteros en la isla. Nosotros también deberíamos irnos si queríamos estar en Lushoto –nuestro próximo destino en las montañas Usumbara- el Domingo, y así disfrutar de su colorista  Día de Mercado; pero no era necesario salir a primera hora, había uno a las 9,…. y eso resultó ser muy importante.   

Tras la cordial despedida de los amigos y un correcto desayuno en el Buffalo Hotel, nos dirigimos a la cercana estación de autobuses para coger nuestro bus a Lushoto (7000 Tch). Al final, salimos a las 9,30 y de improviso, nos percatamos que el  Kili estaba delante nuestro !!!  Hasta pudimos fotografiarlo en alguna de las paradas que hacía para coger gente. Nuestros amigos nos dijeron que cuando ellos salieron –sobre las 7- tampoco se veía. En fin, son anécdotas que a uno le gusta que le pasen a él., aunque en nuestro caso, en el vuelo de vuelta del 3 de Septiembre, de Zanzíbar a Nairobi, también pudimos contemplarlo y fotografiarlo durante  largos minutos y  completamente despejado.

 

Lushoto: Este pueblo situado en el corazón de las montañas Usumbara, es el mejor situado y el que tiene una mejor infraestructura? para poder disfrutar de sus gentes y paisaje. La verdad es que la primera impresión que da al pasear por sus calles –nos quedaron un par de horas de luz al llegar el sábado- es la de ser un pueblo aburrido: sin monumentos –algo normal en Africa- si quitamos una iglesia anglicana sin interés;  pero sin ambiente, sin punto de encuentro de la población, sin poder elegir restaurante, y para más inri,  con una secta americana en nuestro hotel, el Tulmaini Hostel (17000 Tch).

Como era cuestión de aprovechar bien el Domingo , nuestra intención era realizar primero el trekking para poder volver pueblo sobre las (11,30-12) la hora punta del Mercado, cuando toda la gente de los poblados de alrededor ha llegado ya. El día empezaba muy bien, ya que en la iglesia anglicana estaban realizando una de esas misas africanas cantadas que tanto nos gustaron en Zimbabwe. Nos podemos imaginar una actuación de música gospel, pero con un numerosísimo coro, en vivo y en directo.  Tras esta “emocionante actuación”, empezamos la caminata con intención de llegar al “Irente View Point” :  Ésta es la excursión principal de la zona, que te lleva por un camino de tierra, entre poblados, hasta un punto de las montañas –en el que han hecho un hotel- desde el que se visualiza toda la llanura Masai, por la que transcurre la carretera que va a Dar. La excursión está bastante bien –son unas 3 horas ida y vuelta-, la gente te saluda con el clásico “Jambo”, cuando se cruza contigo, y ves el estilo de vida de la gente de aquí,  -como está un poco en altura y suele llover- las casas son más consistentes y hay buena agricultura, en comparación con los Masais, que eran pastores con las casas de barro y de excrementos de animales; y la vista desde el Mirador    – que no está indicado, está tras pasar el hotel - es espectacular.

Al volver sobre las 12 a Lushoto, el día de Mercado estaba en su punto álgido, la parte dónde se sitúan las tribus que vienen de fuera –hay una parte fija y montada para el mercado diario- es una explosión de color. Nos miran con curiosidad –por cierto, no vi a ningún otro turista en el mercado- e intentan hablar con nosotros,  pero no les gusta que les hagan fotos. Cuando ya tenemos bastante de mercado nos tomamos una cerveza en el centro del pueblo , al menos hoy con un poco de ambientillo. Aunque hay alguna otra excursión más larga, en la que se supone que vas a una parte de bosque que puedes ver monos y demás, nosotros ya nos hemos hecho una idea de la zona y decidimos irnos al día siguiente para Dar. El trayecto en bus (7500 Tch) nos lleva prácticamente todo el día y, a pesar de haber carretera asfaltada, llegas bastante cansado. Nos alojaremos en el  Safari Inn (16500 Tch).

 

Dar es Salaam: La capital de Tanzania, a pesar de ser invierno,  nos recibe con algo de calor pegajoso, que aún no habíamos sufrido en este viaje.  Salimos del hotel bien temprano y  siguiendo el paseo marítimo llegamos hasta el Mercado de Pescado, posiblemente el lugar de más color y movimiento de toda la capital. Lo encontramos bastante interesante. Volveremos paseando hasta las calles del centro pasando por los puntos de interés que marca la Lonely. Enfrente del Post Office nos subimos en el dalla-dalla (bus local) a Mwenge (500 Tch). En este barrio , tal como dice  la guía de viaje, hay un centro artesanal de tallas de madera. Y puede decirse que es verdad, porque los ves trabajar dentro o fuera de las tiendas. Se ven turistas, pero como hay muchos artesanos el regateo es bueno, y a mí personalmente me  hacía ilusión comprar la talla de madera aquí, aunque la fuese cargando parte del viaje, que no en Zanzíbar. Acabamos comprando una talla de madera de un guerrero Masai de 1 m.

La tarde en Dar fue básicamente para comprar –tras sortear a los pesados cazaturistas- el billete del ferry a Zanzibar (35 US$) para el día siguiente. Como ya más o menos habíamos decidido tras los intensos safaris, los 4 días que había reservado para ir a la Reserva de caza de Selous, y ver más animales por el sur de Tanzania, los íbamos a cambiar por más días en Zanzíbar, y es que, después de la cantidad y calidad de fauna que habíamos visto en los parques de Kenya y del norte de Tanzania, poco más pensamos iba a aportar ahora otro parque con muchos menos animales, aparte del trote que también suponía llegar y volver de allí. La verdad es que ya teníamos ganas de empezar a relajarnos en esta isla paradisíaca.

Z A N Z I B A R

 

Partimos de Dar en el ferry de las 10 y llegábamos 2 horas más tarde al  puerto de Ciudad de Zanzíbar. Un viaje cómodo con parada incluida para avistar  y acercarse a un par de ballenas que en ese momento cruzaban por allí. Es curioso que aunque Zanzíbar forme parte de territorio tanzano haya que rellenar un formulario de entrada y hacer cola para que te sellen el pasaporte.  Otra curiosidad es que suelen darte el precio del alojamiento, del transporte turístico y de las excursiones en dólares. Aunque salvo excepciones, siempre te aceptarán ese mismo precio pagando en Chelines tanzanos multiplicando por mil, y eso que el cambio estaba sobre 1 Usd – 1150 Tch. En el Stone Town nos quedaremos en el Bandari Lodge (20000 Tch)  

Como habíamos adelantado nuestra llegada unos días, nuestros compañeros de safari aún “disfrutaban” de sus últimas horas de viaje –partían al día siguiente a las 7’40-.  Nos contaron sus experiencias en la isla y nos mostraron  las principales calles del Stone Town en nuestro primer paseo.

En nuestra visita a la isla destacaríamos :

Stone Town:  El encanto de la ciudad de Piedra es perderte por sus callejones, contemplando en sus casas, en sus puertas, las diferentes influencias recibidas lo largo de los siglos. Unas de estilo àrabe, otras con influencia hindú, pero todas con un innegable sabor de historia. También están repletas de toda clase de comercios y con mucha vida en la calle. En cada rincón podías encontrarte alguna sorpresa. Todos los días que acabamos durmiento en Ciudad de Zanzíbar dábamos un agradable paseo por el Stone town al caer la tarde. También, en los jardines Forodhani, enfrente del Old Fort, se formaba mucho ambientillo con los pescadores friendo sus gambas, pulpos, almejas y diferentes pescados para una cena improvisada. El lugar más bullicioso de la ciudad es el Mercado Darajani, donde además de ser el típico mercado con toda clase de productos,  llegan y salen los dalla-dalla –los buses locales que van por toda la isla-.

 Los dos últimos días queríamos saborear un poco de folklore local: el jueves  vimos la actuación en el Old Fort de ngoma, con baile y tambores africanos; y el viernes, en el hotel Serena Inn, una muestra de música Taraab, propia de Zanzíbar, que nos gustó más.

 

Desde Ciudad de Zanzíbar realizamos dos excursiones  full day :

Spice Tour:   El tour transcurre por una zona del centro de la isla –con muchas palmeras- donde se cultivan numerosas especies. Te enseñan y te dan a probar muchas. También visitas los restos de unos supuestos baños persas, aunque son de poco interés. En la nuestra incluyeron un café con pastas, un lunch de comida zanzibarí –en nuestro caso arroz con especies-  y una hora de relax en la playa de Mangapwani –en el oeste de la isla-, que como primera playa está muy bien, y todo por sólo 10 Usd. La verdad es que nos gustó.

Dolphin Tour y Jozhani forest : En este tour (20000 Tch) te llevan al sur de la isla, a Kizimkazi, donde subes a una barca a mar abierto en busca de delfines, y una vez los encuentras, puedes lanzarte al agua con un equipo de snorkel y nadar con ellos ?. Realmente, lo de nadar con ellos es un poco subjetivo, ya que se trata de acercarse, saltar, e intentar, primero verlos –que ya es mucho, dado que la visibilidad del agua en alta mar es poca- y si los ves e intentas ir tras ellos, como los delfines nadan mucho mejor que los humanos, se escapan. Hay que volver y subir a la barca para localizarlos otra vez, y repetir la historia. Yo me zambullí sólo una vez para verlos bajo el agua y luego me limité a verlos saltar a ellos desde la barca cuando ésta se acercaba, pero había unos alemanes que parecía gustarles mucho lo de saltar continuamente y volver a la barca. Resumiendo, la experiencia tiene el encanto de ver bastantes delfines en su ambiente, pero van a la suya, no nadas realmente con ellos.

Después de un lunch –que está incluido- de arroz y pescado, regresamos para detenernos en el Jozhani forest, donde puedes observar los monos colobus. Como anécdota, nosotros no entramos oficialmente dentro del forest, nos dirigimos al restaurante. Por allí había varios monos y estuvimos todo el rato con ellos. Poco después vino el grupo que sí había entrado en el forest, pero como no habían visto ningún mono, los guías los traían aquí para que los pudieran ver.

 

 

En Zanzíbar hay que disfrutar de sus playas. La elección puede llegar a ser difícil si sólo puedes elegir una. Como disponíamos de 6 días para playas, no había problema : iríamos 3 días a las del norte y 3 días a las del sureste. Para desplazarte a las playas, lo más cómodo es ir en un minibús compartido con turistas. Todo el mundo, seguramente tu hotel también, se encargará de localizar el transporte a la playa que se quiera ir. La tarifa estándar parecía ser 5 US$ o 5000 Tch por persona. Hay gente que también lo ofrece por la calle –y se puede regatear- (3000 Tch pp), y como no tienes que pagar por adelantado también es de fiar. Luego está la opción de ir en el transporte local, en dalla-dalla, que en Stone Town salen desde el Mercado Darajani . Nosotros los tomamos para volver de Nungwi (1500 Tch pp) y tomar luego el de Paje (1000 Tch pp) y al final volver a Stone Town.

 

Playas del Norte : Nungwi y Kendwa. Las playas del norte tienen un poquito más de preferencia, por ser las menos afectadas por las mareas.  Nos instalamos en Nungwi, Paradise Beach Bungalows (33 US$), que hay más oferta de servicios; aunque un paseo imprescindible es pasear por la playa en la bajamar –de 12 a 16 más o menos- hasta la playa de Kendwa, a un par de Km al oeste, por lo que es relativo estar en una o en otra. Realmente, las playas son más bonitas de lo que me esperaba:  La arena tiene un blanco inmaculado; quizás, puestos a poner peros, en algún tramo hay alguna alga, y el agua, por lo general, no llega a ser tan cristalina como en las Maldivas, pero el azul turquesa es hasta quizás más intenso que allí, y el ver las barcas y a los nativos con sus quehaceres diarios le da un encanto especial.  Ambas playas, aunque cercanas, son muy diferentes: Nungwi es más entrecortada, y el subir y bajar de la marea le hace cambiar de aspecto durante el día, formando siempre vistas espectaculares. Kendwa, más ancha, puede ser más monótona, pero la visión global de la bahía puede ser más la imagen de paraíso. Por contra, en Nungwi se oía la música hasta bastante tarde y Kendwa es muy tranquila. Desde Nungwi, hacia el este, andando por la playa, se llega a un tramo -donde está el poblado nativo-, que puede verse a los pescadores construyendo sus barcos, y también tiene su encanto.

 

Playas del Sureste : Paje, Bwejuu  y Jambiani. Este tramo de costa tiene unas playas diferentes a las del Norte. Nos quedamos en Paje -finalmente en el Paje Beach Bungalows (37500 Tch)- , que está entre Bwejuu y Jambiani, para así poder caminar a ambos lados. Nuestra primera visión de la playa de Paje fue, posiblemente-en cuanto a playas-, el momento cumbre del viaje . Llegamos al mediodía y estaba completamente tapado, lloviznando con un poco de viento; pero, a pesar de haber poca luz, se vislumbraba una playa de arena blanca muy ancha, con un azul turquesa  intensísimo, mucho más que en las playas del Norte y como no he visto en ningún otro sitio. Este día estuvo tapado todo el rato, y en los dos siguientes era curioso el paso de los frentes de lluvia y viento, que te sacaban de la playa durante unos minutos y luego, en cambio,  un sol radiante –el último día además, sin viento-. Caminando hacia el norte llegas a la playa de Bwejuu, que quizás tiene más palmeras, pero también más algas –al menos cuando fuimos-. Y caminando hacia el sur llegas a la de Jambiani, que es parecida a la de Paje. En las tres valoramos mucho –después de Nungwi- la tranquilidad y la poquísima gente que había.  Particularmente, nos acabó de gustar más, en conjunto, esta zona de playas. Aunque, también es verdad, en  los días que estuvimos, la marea afectó muy poco.

 

Ya hemos llegado al final. Como el vuelo salía temprano por la mañana ya habíamos concretado un taxi al aeropuerto la noche de antes (7000 tch). Pagamos las tasas de aeropuerto (33 US$ pp) y tomamos el vuelo vía Nairobi y Amsterdan hasta Barcelona.

 

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