LA MONTAÑA
"La montaña" óleo de C. Muñiz
LA MONTAÑA
Su temperamento cambiante,
la hace tan dulce en la sonrisa rosada del amanecer,
como brusca frente a la tormenta.
Se torna humana y se vuelve diosa,
susurra los gritos escondiendo siglos
bajo la impersonal fiereza de la roca.
Vetustez de milenios
en una instantánea siempre nueva,
coquetea con las nieves,
guardando su tesoro en las cumbres,
y entre remolinos envía su soplo
acariciando las florecillas de los valles.
Se abriga tiritante,
con el suave velo de una nube hecha sombra,
y cuando el sol amigo
deslumbra derramando burbujas de colores,
descorcha botellas de ilusiones
que invitan a otra escalada.
®Graciela Adriana Vera Cotto
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