LOS ABUELOS

"La silla del abuelo", pintura al óleo de Rosario Ramos Fernandez

   Los abuelos cenaron más temprano que de costumbre.

   Es viernes y la movida se sacude, en el parque junto al puerto.

   Dicen que hay que tener dieciocho para combinar whisky con cola, y a los dieciseis se conoce ya, el éxtasis y la ginebra.

   Dicen que no tienen donde ir, ni encuentran otra diversión, son jóvenes con poca imaginación, pero los abuelos son de otra época.

   Época de veladas de rock, Spuniks y Laika perdida en el espacio.

   De long-plays de Elvis y de los Beatles, mucho hula, twist y marchas, y la maldición de Viet Nam escribiendo la historia.

   Quizás porque los dos vivieron “su” país de “se prohibe” y “no se puede”, los abuelos hoy reniegan de tantas reglas preestablecidas, por eso son tan jóvenes como los que los miran pasar. 

   Es viernes de movida y el parque, que invita al paseo, crea caminos para sus sueños. 

   Se sienten  como hippies frustrados o jinetes cabalgando en corceles de viento y, en “Port of Spain” vuelven, cada noche de tragos, a enamorarse.

   Clásicos, tango o jazz,  una flor en la mano y la risa guiñando los ojos.

   Son los abuelos que, como es viernes de movida, se acuestan más tarde que de costumbre.

                                                                       

®Graciela A. Vera Cotto



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