Y OTRA VEZ SE ME  PARTE EL CORAZÓN

No es nuevo en mi vida, desde hace ya más de dos décadas sucede cada cuatro años y espero que así continúe durante algún tiempo aún… porque es cuando llegan los Campeonatos del Mundo que el corazón se divide en dos partes bien definidas que al mismo tiempo se complementan en un solo esfuerzo.


Dejó de ser novedad para alguien que me conozca, que mis sentimientos están repartidos y ese músculo, que muchos dicen que sólo sirve para bombear sangre pero al que sentimentalmente le damos tantas potestades, en mi cuerpo tiene una mitad teñida de azul y blanco y la otra mitad pintada de rojo y gualda.


Son las dos banderas en las que me siento arropada, la que me vio nacer allá, en el lejano Uruguay y a la que llevo incrustada en esa mitad azul y blanca y la otra, la que me acogió con los brazos abiertos y hoy me sostiene en esta recta, casi digamos que final, de la vida, la que lleva los colores de la bandera española.


Y si vivo con “mi corazón partío” todo el año ¿porqué cada cuatro esa sensación se agudiza?


Tanto los uruguayos como los españoles vivimos el fútbol con mucha intensidad, y es así que cuando se inician los Campeonatos del Mundo de este deporte en el que ambos países han sabido lo que es alzar a lo más alto la copa de campeón, Uruguay más veces pero es cierto también que hace más tiempo, cuando los himnos suenan, yo siento estremecer mis entrañas y pido en silencio que no tengan que confrontarse ambas banderas, pero al mismo tiempo deseo que las dos lleguen al final y si es así, en algún momento deberían cruzarse y entonces…. Pues lo siento… me considero muy española porque elegí libremente ser ciudadana de este país, pero yo nací junto a un río como mar, viendo zambullirse al Martín Pescador, cantando chamarritas a sus ceibales y escuchando los goles relatados por Carlos Solé… yo vivo cada triunfo de Nacional de Montevideo y cada encontronazo con su tradicional rival: Peñarol. No niego que también vivo con mucha intensidad los triunfos del Real Madrid y en este caso los encontronazos con el Barça, pero la emoción, tal vez porque los genes familiares así lo han marcado están en los colores del albo del otro lado del océano.

Es un problema? No, yo creo que se ha convertido en un recurso para tener doblemente oportunidades de festejar (y también de llorar). Como siempre lo he dicho, la doble nacionalidad me ha dado dos veces amigos, los de antes y los de ahora, dos banderas a las que respetar, dos patrias en las que cobijarme, pero también me ha regalado por partida doble los problemas, de uno y otro país; no obstante, en este tema de los mundiales yo veo la oportunidad de sacar pecho dos veces… cuando salga “la celeste” y cuando aparezca “la roja” y sentir la emoción de escuchar sus respectivos himnos. Lamentando que el de España no tenga letra, algo que aún hoy no entiendo ni me agrada, pero si quiere, mientras no sea para enfrentar a Uruguay yo le presto el “sabremos cumplir” del himno uruguayo.


Por eso afirmo, con el corazón nuevamente dividido pero sabiendo lo que quiere, que deseo que Uruguay se clasifique nuevamente campeón del mundo, pero si no llega a la final, entonces que sea España la que lo haga o, para zanjar lo mejor posible este dilema…. Que gane el mejor de los dos!!!


                                                                                                  ®Graciela A. Vera Cotto




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SENSACIONES IV

SENSACIONES

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