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Unos días después del atentado, con bronca, incredulidad y mucho dolor escribí ANATEMA.
Recuerdo que las lágrimas no me dejaban ver la pantalla del ordenador, por entonces no entendía lo que pasaba, hoy sí sé que cualquier país libre puede ser atacado por mentes insanas sin existir motivo alguno
ANATEMA
Abarrotando los andenes
once millones intentan en vano
atajar un tren que no se detiene.
No hay destino en su viaje
ni tiene fin el trayecto
de los desventurados.
Rostros desencajados
miran a través de las ventanillas,
las bocas se abren en alaridos,
desorbitada la mirada
ruega sin tiempo de rezar.
Abarrotando los andenes,
once millones intentan en vano
detener el tiempo que no se detiene.
La mole arrastra a su paso
madres, esposas, hijos;
se lleva novias, amigos, padres
y vomita huérfanos y viudos.
En su eterno viaje pasarán mil veces,
les estallan los ojos,
los cristales se cubren de sangre
y el grito perfora los tímpanos,
¡Malditos, doscientas veces malditos!,
once millones lo repiten en silencio.
®Graciela A. Vera Cotto