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¿Por qué cuesta tanto aceptar este nombre?
Si digo que tuve un tumor todo parece más fácil de apechugar pero lo cierto es que cuando el tumor se instala en nuestro cuerpo por más que queramos suavizar el asunto, la realidad nos lleva siempre a definirlo como cáncer.
Y en este caso fue “mi cáncer”, y aceptarlo fue el inicio de mi curación.
Pero tampoco un cáncer es el fin del mundo. Hasta con esta enfermedad se puede tener suerte.
Y yo la tuve.
La detección precoz, una excelente coordinación en el sector oncológico, una cirujana que entiende muy bien ésta, para mi nueva experiencia que al principio me aterró, no voy a negarlo, en definitiva un servicio sanitario público que no me falló.
Lo más difícil fue la espera para saber “el nombre” del intruso y la confirmación del mismo, después vino la tranquilidad porque entre los tres grados de malignidad que tiene el tumor que me tocó en esta lotería a la que no jugué, la que yo tenía era la más baja y porque gracias a las pruebas de detección precoz la enfermedad no tuvo tiempo de desarrollarse.
Y mi cáncer llegó a crecer tan poco que ni siquiera voy a perder el pelo ya que no habrá quimio, sólo radioterapia que ya extirpado el tumor, en un mes me va a obligar a esconderme del sol durante un tiempo.
Sólo cuando esté totalmente recuperada, quizás a mediados o finales del verano, entonces sí veré desde dónde y qué nuevos paisajes vuelven a enamorarme recordando siempre que un día en mi vida hubo algo aterrador que se llamó cáncer.
………………………
…… y el tiempo pasó, y un día me dijeron que me daban el alta… siempre tendré que estar pendiente y volver cada tanto a una revisión… pero a MI CÁNCER lo pude vencer, cómo muchas otras mujeres pudieron, pueden o podrán con el suyo…. Y hoy quienes una vez vivimos el terror de no saber que pasaría al día siguiente en nuestro propio cuerpo… pues superado ese momento sólo podemos extender nuestras manos para ayudar a quienes hoy están pasando por el mismo trance y elevar nuestra oración por quienes no tuvieron nuestra suerte.
Graciela
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