sinruego
SIN RUEGO
'La dormida' de Tamara de Lempicka
El amor ya no ruega,
la luna asume su prosaico rol,
en la inmensidad de los mares
no cantan las sirenas,
solo acunan en su regazo
navegantes sin rumbo
y amantes sin sosiego.
La flor no ofrece eternidades
de colores, de perfumes,
vana resulta la esperanza
si la realidad se esconde
tras la niebla del amanecer,
huye en apresurada fuga la utopía
desafiando impertérrita a la muerte.
Tiemblas, mi amado,
no hay llanto en tu mirada.
Risa y desesperanza, tal vez,
presagios de auroras boreales,
deseos indómitos
en vano intento por escrutar lo inefable,
ansias trasgresoras
de la rígida norma establecida.
graciela vera
RETORNAR A