SE VAN

Comenzó el éxodo de empresas, de grandes empresas o dicho de otra manera, de capitales que aportaban muchos millones de euros a las arcas públicas.

Una gran empresa acaba de anunciar que traslada su domicilio social de España a los Países Bajos en lo que no deja de ser un golpe anunciado a las arcas del Estado, y digo anunciado porque algunos ministros han tensado tanto la cuerda a través de acusaciones al hecho de “tener dinero” convertidas ya en campañas orquestadas a través de medios sociales y utilizando la credulidad del pueblo para arruinar compañías.

No podemos ser tan ingenuos para no entender que detrás de los mensajes “anti empresas” hay un fin más sórdido y en este caso alimentado por una mal entendida pretensión de politización del sector privado de la economía.

Y quienes hoy día están representando al Estado no tienen otra cosa que hacer que seguir criticando la decisión tomada por la empresa de marras y, mientras unos ministros llamando al presidente de la multinacional no hacen más que dejar patente la desesperación que produce el hecho, otros ministruchos continúan con su política de vituperios y descréditos a las grandes compañías .

Motivo? Más que sobrado para quienes han hecho de la política actual su modo de resarcirse de frustraciones ocupacionales y sociales: las grandes empresas ganan mucho dinero.

Entonces la pregunta es ¿Quién va a ganar dinero si no es un empresario que trabaje duro para hacerlo, porque para ganar ese dinero hay que arriesgar mucho capital, y después de arriesgarlo y no siempre poder recuperarlo, saber cómo hacer para que el dinero genere dinero, y, una vez generado, entonces dar lugar a que las empresas se conviertan en generadoras de empleo y de aportaciones económicas. Pero llegar a lo último requiere los pasos previos y para que haya continuidad, que el generador de dinero continúe poseyendo capital suficiente como para que el trabajo le resulte un beneficio atractivo.


Pero esta lógica comercial no es aceptada por la plebe que, una vez conseguido cierto poder social, que no intelectual, se apresuran a igualar oportunidades a la baja y nunca incentivando la producción sino detractando a las fuentes que la generan .


La fuga de capitales es una de las grandes catástrofes que puede sufrir un país y España, donde hasta ahora se incentivaba la llegada de éstos, hoy por hoy nos encontramos conque se ha iniciado un escape con un “sálvese el que pueda”.

Sí, sálvense las empresas que puedan irse de España. El emporio de prometidas riquezas se ha convertido en un fiasco y como todo tiene un límite, los reiterados insultos que integrantes del gobierno repiten un día sí, y otro también contra distintas fortunas con nombre y apellido propio, ha rebasado el vaso.


Yo personalmente me iría de una casa donde, invitado a cenar, algunos integrantes de la familia anfitriona me insulten y critiquen mi forma de actuar, de vestir, de manejar mi vida y más, si a esa casa llegué llevando en la mano un paquete de confituras y una botella del mejor vino para que la cena fuera un éxito.

Eso es lo que ha pasado en España. Ésto es lo que ha comenzado a suceder….y como el “mea culpa” no parece estar en los planes de los actuales ministros, más bien la acusación por “¿traición?” , el resto de Europa comenzará una batalla por quedarse con los capitales que estaban en España y el pueblo español pagará las consecuencias del éxodo, y no voluntario sino inducido, de las grandes empresas.



                                                                                                                     ® Graciela A. Vera Cotto






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