eldescubrimiento¿dequé?

EL DESCUBRIMIENTO ¿DE QUÉ?

'Descubrimiento de América' óleo sobre lienzo de Santiago Crespín

PRIMER VIAJE

A veinte, todo a veinte,

llegan de Las Europas,

nadie puede dejar de comprar.

Cuentas de colores,

telas y espejos,

son los últimos,

cómpreme usted señorita,

mire que belleza,

que suave textura le ofrezco.

Vienen directos,

importados del Puerto de Palos,

el contenedor lleno

en la bodega de La Pinta,

que en La Niña en fardos traen

las últimas creaciones

de un tal Cristian Dior.

Señores, señoras!!!,

jovencitos también,

escuchen esta novedad,

lo que aquí se ofrece

no da para regateos,

y por cierto y seguro

no puede faltar

ni en el bolso de la dama

ni en el bolsillo del caballero.

¿a dónde va usted señor,

sin oír esta oferta?

Para el hacendado,

ganadería completa,

vacunos, ovinos y caprinos

se rematan al llegar a puerto,

salieron por encargo

de la Reina Católica,

directo a Las Indias.

Afortunados marineros

los que viajan en la Santa María,

desayunan leche fresca

y meriendan filetes de vaquillona.

Cuidado don Colón,

su flota puede encallar

y la bronca a bordo desatarse

si la promesa no cumple,

asueto apenas amarrar,

descarguen los nativos

las cámaras frigoríficas

mientras sus osados marinos

bajo los cocoteros descansarán,

que será arduo el retorno,

mire usted lo que ocurrió,

buscando especias,

al chocolate y al café

terminaron haciéndose adictos.

SEGUNDO VIAJE (O EL REGRESO)

¿Cuál llegará primero

de retorno a Palos?,

que hay cien rubros de estímulo,

al marino que más plata

en sus bolsillos haya logrado.

La Niña averió un motor,

sus hombres debieron resignarse

y quedándose en la costa

a indias chicas

y también a las chicas indias

debieron desembarcar;

sin mayores preocupaciones

en tierra todos quedaron,

encontraron una playa nudista

donde tomar piña colá

y bailar un mambó.

La Santa María es más rápida,

en esta regata la Pinta llega segunda,

mal cosa, el mercado estará saturado,

nadie va a querer ya comprar,

otra ave del paraíso,

y dos patatas para asar.

Buen negocio ha hecho,

este señor don Colón,

no encontró especias,

pero la reina quedará contenta

con tanta tierra para colonizar.

La preocupación aún no llega,

a los mercados de Las Europas,

en las universidades

empiezan a prepararse

los primeros letrados

en comercio exterior,

que el negocio va a ser floreciente

si por aquí se aprende a comer

eso tan extraño que llaman maíz.

Señores, vengan a comprar,

que han llegado de las tres,

dos de las carabelas al mando

del ilustre señor don Cristóbal,

y en sus bodegas traen,

entre contenedores y cámaras de frío,

un jaguar y dos ñandúes,

tres cocoteros y cinco indígenas,

acompañados, como es lógico,

por una docena de dirigentes sindicales,

no vaya a ser que en estos confines

no sean escuchados sus justos reclamos:

trabajo para todos, poco deberá ser,

salario justo, por supuesto ¡y mucho más!

y un colchón mullido para descansar

antes de emprender el tercer viaje.