LA SEGURIDAD ME PROVOCA PÁNICO

"Pánico", pintura de Julio Maeso Cuevas 

   Cuanto más me cuidan más pánico siento.

   Desde todos los rincones vigilan que nadie pueda hacerme daño.

            ¡Auxilio!!!!!!

   Exijo mi libertad y mi intimidad.

   Pero no tengo ni la una ni la  otra y lo más incongruente de todo es que me las han quitado para proteger precisamente mi libertad y mi intimidad.

   Algo falla y no son precisamente las Fallas valencianas donde, precisamente más falta de seguridad podemos encontrar si formamos parte de esa multitudinaria afluencia de público que quedamos boquiabiertos y con los sentidos puestos en el espectáculo  antes que en nuestros propios bolsillos, monederos, bolsos.... alhajas. 

   Sin embargo, conscientes de habernos metido en la boca del lobo, si en las Fallas falla la seguridad, sabemos que la falla fue nuestra.

   Un mensaje en mi móvil me comunica que tengo puntos suficientes como para acceder a…. ¿y cómo sabe la compañía que me envía el mensaje a qué puntaje he llegado yo por realizar llamadas telefónicas, o sea, que saben con exactitud el número de llamadas/minutos que he hablado.

   Eso sí, nunca me han llamado para preguntarme que programa de televisión estoy viendo o a quién pienso votar en las próximas elecciones y después, sin que se me consulte quedo incluida en un porcentaje de anónimos sobre los que aseguran saber qué estuvimos haciendo, que haremos, que pensamos mañana o que dejamos de pensar. Y ésto también es un ataque a mi intimidad que nadie ha previsto contrarrestar.

 

   Pero ¿porqué nadie intenta, al menos, explicarme porqué estoy en peligro y en especial, porqué mi intimidad ha dejado de ser tal?

   Entro a una simple página de Internet y para permitirme abrirla me hacen una encuesta anónima. Debo contestar una serie de preguntas estúpidas ¿para qué quieren saber si soy hombre o mujer, casada, soltera, separada, si tengo hijos o si saco a pasear el perro cuando lo único que yo intento es leer un artículo que me llamó la atención?

   Ni qué hablar si quiero recibir periódicamente un determinado boletín informativo o de lo que sea. Entonces debo recordar hasta lo que desayuné hace una semana ¡Por Dios!, si igual me lo enviarán aunque en las respuestas escriba que me llamo Mona Chita, que vivo en la jungla africana y que mi gran amigo se llama Tarzán. 

   ¿Es por mi seguridad? Y entonces yo pregunto: ¿porqué debo informar  mi código postal y país de residencia a un grupo de perfectos desconocidos?

   ¿No te has sentido intimidado cuando al abrir una web algo (no digo alguien) te saluda por tu nombre e incluso llega a decirte cuando fue la última vez que ingresaste a ese sitio? 

Tengo una IP y es controlada desde el mundo al igual que mi ID y mi NIF y mi número telefónico y.... ¿te has dado cuenta que si van a facturarnos el agua y  la electricidad según el gasto es porque ya saben cuántas veces apretamos el botón de la cisterna del baño o que número de horas utilizo el horno eléctrico?  

   Pero ésto último ya no sería por mi seguridad sino por la del Planeta... dejémoslo para otra ocasión y volvamos al tema que estamos tratando.

   Alguien pasa en un helicóptero, toman una fotografía y yo que voy tranquílamente en mi coche si he descuidado mi peinado saldré muy desaliñada.... y no me sirve que digan que sólo toman las fotos de los pasajeros de coches que van cometiendo infracciones de tránsito... esa misma cámara puede estarme retratando mientras me cepillo los dientes con la ventana del baño apenas abierta.

   ¿No lo crees?, mira, yo tengo una video-cámara muy simple, de las más económicas y desde más de seiscientos metros saqué una preciosa instantánea de un ramo de flores que lucía sobre una mesa en el interior del salón de mi casa. Ahora que lo pienso ¿la cámara  que vigila el tránsito en la esquina se habrá metido alguna vez en el interior de mi hogar?.

   ¡No me digan más que es por mi seguridad!. Acepto sin rechistar que las cámaras me capten  mientras estoy en las oficinas de un banco, en una gran superficie donde polulan los rateros pero ¿a quién le importa si me rasco la nariz mientras pienso si me compro o no lo que ofrecen en ese escaparate en el que un letrero pequeño avisa que estoy siendo filmada?

   Tengo que resignarme porque la  seguridad, mía o del comercio al que he entrado, exigen que cada movimiento que haga quede registrado y un guardia de seguridad se entere si compro habas, arroz o garbanzos.

   Entre sesudos razonamientos intento comprender porqué nuestra seguridad requiere que nos usurpen la intimidad y en que momentola protección de esa intimidad requirió que se pusiera en marcha la maquinaria de la seguridad.

 

   ¿Y para qué tanta seguridad si después algún inadaptado se encargará de hacer público en alguna red social a la que ambos pertenecemos, todos los datos personales que yo me he ocupado de que no figuraran en mi perfil? 

   Ahora, haciéndome eco de aquello tan sabio que dice que si no puedes luchar contra ellos sólo te queda unírteles.... voy a llenar un cuestionario sobre mis preferencias para poder bajar al ordenador un programita que me interesa, perdonen pero necesitan saber ¿cuál es mi altura?, ¿que color prefiero para las paredes del dormitorio?, ¿cuántas cucharadas de azúcar pongo al café?.....después de tantas preguntas me queda una duda:  ¿que programa era el que estaba interesada en bajar?

                      

                                   ®Graciela A. Vera Cotto