CON EL CORAZÓN DIVIDIDO

Desde hace algunos años, más de los que me había dado cuenta hasta ahora, cada vez que se juega un mundial de fútbol me sucede lo mismo.

El corazón se divide, sin partirse del todo, pero se divide, porque es una división hasta… digamos, agradable… en dos mitades, una tiene el color de la sangre y la otra la del cielo.

La mitad que tiene el color del cielo no deja de repetir...”Soy celeste, celeste soy yo….” y la otra grita a voz de cuello… “España, nomá...”

Comenzó ayer otro mundial, casualidad de esas que el destino depara, los dos equipos de mis amores vistieron de blanco… ni el celeste, ni el rojo.

Tuvieron diferente suerte, España tropezó y quedó rumiando un triunfo que se quedó en empate; Uruguay me hizo sufrir pensando que estaba todo perdido, pero como es costumbre en “los charrúas” en el último minuto dieron el Do de pecho y se llevaron los tres puntos.

No sé como va a terminar este mundial, no sé si Uruguay y España se cruzarán, porque ahí sí que mi corazón va a sufrir un síncope…. Lo que sí sé es que hoy por hoy lo tengo divido en dos ilusiones y ambas lo hacen palpitar.

®Graciela A. Vera Cotto (Escrito cuando el Mundial de Fútbol del 2018)

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EL PERIÓDICO DE GRA