LA CASA DE MEDINACELI

Foto propia

LA CASA DE MEDINACELI

La casa está sola,

vacía de penas y amores,

perdidos sus recuerdos

murió de silencios.

La casa está vacía,

allí donde queríamos escondernos

en veladas de brindis y risas,

se extiende el polvo y el musgo.

A cal y canto cerraron sus ventanas,

abigarradas sombras escapan de sus muros.

En el patio se muere un jazmín,

nadie ha llorado sobre sus raíces.

Docto arquitecto el que legó su abolengo,

desde hace mucho el raso no cubre cristales,

sobre el mármol, una copa que no está,

aguarda a los amantes del rellano.

La casa está triste,

no hay ropa tendida que el viento alise,

el galán de noche ya no regala su perfume,

huyó a otros brazos en pos de una estrella.

Un geranio porfía por perdurar su color,

no hay perfidia en la tierra seca,

solo el recelo de lo arcano

desgarrando el encanto del sol.

La alcoba donde en nuestra cama,

ávidos de nosotros, exaltamos nuestro amor,

se desdibuja en sombras truncas

allí no nos hemos amado.

La puerta cerrada rectifica ilusiones,

sentados frente al hogar

juntas las sienes se tornarán blancas,

vana idea, implacable cae la mampostería.

La casa nos susurró su dolor,

la Feria la vistió de luces,

efímero oropel para su infortunio,

sin sueños, sin luz, sin estrellas.

®Graciela Adriana Vera Cotto

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