FALLAS 2003

Otra forma de arte: Las Fallas Valencianas y su final en el fuego

A la 1:20 del miércoles 20 de marzo del 2003, con la quema del último monumento fallero, la ciudad de Valencia daba por finalizados diecinueve días de fiesta. 

Por supuesto que me refiero a la fiesta conocida como “Las Fallas” repetida año a año en honor a San José, patrono del Reino de Valencia. 

La historia de Las Fallas se remonta muy atrás en el tiempo pero si hablamos de Las Fallas actuales describiríamos su esencia como una exposición de arte, plasmado en cartón y pintura, creado para ser ofrendado oa la magia del fuego. 

Una fiesta,  y que no daría lugar a otro comentario que la magnificencia de la celebración si no fuera porque a la misma hora el mundo está pendiente de una cuenta atrás en el reloj del tiempo. Ya no queda ni siquiera una hora para que venza el ultimátum del gobierno de los Estados Unidos a Irak, o mejor dicho para que dé inicio la primera guerra del siglo XXI. 

La historia de Las Fallas comienza por el siglo XVII, cuando era un simple festejo alusivo a la fiesta de San José en el que se armaban pequeños tablados colocados junto a la pared de alguna casa, donde se exponían ‘a la vergüenza pública’ uno o dos muñecos, conocidos como ‘ninots’, alusivos a sucesos, conductas o personajes censurables. En la noche del 19 de marzo los vecinos se reunían para ver como se quemaban estos muñecos. 

Algunos de los monumentos falleros que se quemaron este año denunciaban, otros eran referencia a costumbrismos y unos pocos homenajeaban. Ya no solo se crean para la pira, representaciones de repulsa; el arte y la belleza de los monumentos permite que sirvan también para lo contrario: el elogio y el homenaje, como la ‘falla’ (fuera de concurso) que cerró las ‘cremás’  y que representaba un homenaje a las bandas musicales. (En valenciano cremá es el equivalente a la palabra castellana incendio)

Quizás el año próximo tengamos que ver las figuras ridiculizadas de Bush y Sadam, o quizás ni siquiera merezcan un lugar en este entorno de festejos que hoy, miles de personas han seguido a pesar del frío que sentimos, y que no es solo frío atmosférico.

Durante mucho tiempo todo lo que se quemaba: antorchas, hogueras, peleles y entablados recibían el nombre genérico de ‘fallas’ pero progresivamente el mismo se fue restringiendo hasta solo referirse a las piras satíricas. Desde mediados del siglo XIX los temas que han acaparado la preferencia de los falleros han sido, tanto la falla erótica como la de crítica social.

Recién a principios del siglo pasado las fallas dejaron de ser un simple ninot y comenzaron a elevarse, formadas por base, cuerpo y remates que, año a año, son más espectaculares y terminan a mayor distancia del suelo. La falla se convierte así en una escultura fastuosa, sugestiva y que se hace visible desde lejos. 

No resulta fácil escribir sobre color, sonido, alegría cuando como fondo se escuchan las voces de informativistas televisivos trayéndonos las noticias de una guerra inminente. 

Acabo de observar en directo la ‘cremá’ de un gigante de veinticuatro metros de altura y siete mil kilos de peso, cuya construcción costó 164.250 euros que, entre aplausos y asombro, en pocos minutos quedaron convertidos en cenizas. El monumento se quemó en forma correcta, de arriba hacia abajo, como debe ser y presentó un juego de fuegos artificiales que lo destacó de otras ‘cremás’ Valencia ardió esta noche. Esperemos que Bagdad no arda ni sienta el calor de las bombas de destrucción y muerte; porque ese calor será muy diferente del calor que sintió hoy Valencia, éste fue un calor del jolgorio y la fiesta grande el otro será un calor de destrucción y dolor.

En Valencia ardieron entre las diez y las doce de la noche 750 monumentos falleros de increíble belleza. Verdaderas obras de arte de gran valor construidas sobre bastidores de madera utilizando cartón, yeso, cera y telas. Todo un año de trabajo intenso con la única finalidad de ser quemadas en una  noche de fiesta.

Durante los días anteriores los monumentos concursaron por obtener una amnistía. Solo uno de ellos sería beneficiado y se salvaría del fuego ya que es tradición que el monumento más votado no sea quemado y pase a engrosar el museo fallero.

 

No fueron suficientes los votos de millones de personas para evitar mayores sufrimientos a una población civil, inocente y demasiado castigada por un embargo que le niega lo elemental y por un régimen que le obliga a la sumisión.

Todo se hace a lo grande durante “Las Fallas”. La noche anterior a la de ‘las cremás’ se realizó la última ‘mascletá’, una eclosión de fuegos artificiales que anualmente maravilla y atrae a miles de turistas. Este año se utilizaron  mil quinientos kilos de pólvora que se transformaron en luces y explosiones. 

No son los mismos sonidos que aguardan con terror los habitantes de Bagdad que, desde hace días, se aprovisionan de comestibles, combustible y resignación. Son los mismos días que en Valencia se disfrutaron espectáculos  de distinta índole, como el del día de las ofrendas de flores. Ciento cincuenta mil personas entre falleros, falleras, y bandas de música pasaron frente a la gigantesca imagen de la Virgen de los Desesperados. Este año ochocientas toneladas de claveles, cubrieron su manto pintándolo de rojo y blanco. 

En esta fiesta todo se hace a lo grande y los números asombran y nos hacen pensar que el año próximo nos gustaría estar presentes para disfrutar de tanto derroche… porque querremos ver las bandas cuyo número y cantidad de integrantes suman nada menos que 1.340 saxofones, 903 trompetas, 670 flautas, 470 oboes, otros tantos platillos, 222 trompas y 250 tubas… y podríamos seguir así la cuenta aunque ahora lamento no haber averiguado cuantos miles de ‘buñuelos’ se sirvieron entre cantos y bailes en estas dos semanas que acaban de finalizar.

El primero de los tres barcos de la marina española que participará en misiones de ayuda humanitaria partió hace unas pocas horas hacia el Golfo Pérsico. Los hombres y mujeres que integran su tripulación no pudieron disfrutar del espectáculo de ‘la cremá’. Se dirigen hacia un mundo donde también últimamente todo parece  pensado a lo grande y donde llegarán en quince días. 

Trescientos mil efectivos concentrados por los Estados Unidos e Inglaterra  y prontos para invadir, tres mil bombas guiadas por satélite y misiles crucero prontas para caer sobre territorio irakí, un solo hombre, Sadam Husein negándose a abandonar la jefatura de una dictadura demasiado cruel para ser tolerada si no fuera que las circunstancias que han rodeado los planes de invasión dejan en segundo plano esa historia de asesinatos y de ataques con armas químicas a pueblos indefensos.

Después de unos días de adelanto primaveral vuelve a hacer frío en España. De esta larguísima noche nos queda la imagen de la Fallera Mayor del 2003 secándose una lágrima mientras observaba como se quemaba esa auténtica obra de ingeniería levantada en el centro de la plaza del Ayuntamiento de Valencia. 

Apenas el gesto de pulsar el control remoto de nuestro televisor y tropezamos con la imagen de soldados escribiendo una carta a sus familiares, tal vez, para muchos, una despedida ¿habrán llorado?  y, casi enseguida vemos una ciudad desierta, que sabe que ha sido condenada tanto por quién dice defenderla  como por quién muy pronto se posesionará de ella. ¿Cuántas lágrimas habrá aún de derramar su gente?

La fiesta termino en Valencia. 

El plazo venció para Irak.

Aguardamos que lleguen las Fallas del 2004 para participar de ellas.

Rogamos por que el hombre, para entonces, haya empezado a olvidar este 20 de marzo que comienza a desperezarse en España.

Finalizado  de escribir en Almería, a las 2.22  de la madrugada del 20 de marzo del 2003, pocas horas del inicio del bombardeo sobre Irak.. 



                                                                                                   ®Graciela A. Vera Cotto 





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