SORTEANDO UN PARCHE

Hoy decidimos ir caminando desde la plaza de Carboneras hasta la Playa del Corral. Es un recorrido de poco más de cuatro kilómetros que, salvo en el trayecto que atraviesa el polígono industrial resulta agradable en lo paisajístico y por la comodidad del itinerario.

Salimos desde la plaza de Carboneras y dejamos el centro bajando al Paseo Marítimo por los sombreados senderos del Parque Andaluz para llegar, más o menos, a la mitad de la playa de Los Barquicos. Buena parte de ésta, está acondicionada como área deportiva.

Caminamos hacia poniente hasta alcanzar la zona portuaria que dejamos a nuestra izquierda y, deslumbrante, delante nuestro aparece una luna menguante de mil cuatrocientos metros de arenas blancas y finas.

Es la playa de Las Marinicas, una de las mejores playas urbanas de la ciudad. Cuenta con zonas de juegos y chiringuitos en la misma playa, uno de ellos abierto todo el año.

Un lugar ideal para disfrutar de baños de mar, cuanto más a poniente vamos, más tibia encontramos el agua por el vertido de la desaladora que sirve para otra industria carbonera, la de las ánforas añejadas artificialmente.

Al llegar aquí hemos dejado el Paseo Marítimo para recorrer, mojándonos los pies en el agua cristalina y fresca el kilómetro y medio

Aguas claras, zonas de juegos y chiringuitos en la misma playa, uno de ellos, El Jabegote, abierto todo el año.

Y aquí de golpe, sin previo aviso el paisaje cambia con tal brusquedad que hasta sentimos dolor en los ojos y en el corazón. Tropezamos con un parche en el paisaje.

Si fuéramos una de las muchas gaviotas que siempre están sobrevolando el lugar podríamos cruzar sobre la zona industrial y, en un santiamén, dejar atrás, sin verla siquiera, la extensión de terreno donde se levanta una central térmica que funciona con carbón, una cementera, una de las mayores plantas desaladoras de Europa, una refinería de aceites y dos puertos industriales donde se desarrolla un importante movimiento de cargas y descargas de productos como carbón, cemento y áridos.

Sí, paisajísticamente resulta un parche, no obstante económicamente es el sustento de Carboneras y sobre este aspecto podríamos hablar mucho, criticar o elogiar, siempre encontraríamos opiniones encontradas y posiblemente unas y otras tendrían su razón.

Pero nosotros desde este blog miramos Carboneras y su entorno con los ojos del turismo y por eso no podemos dejar de fruncir el entrecejo cuando los días de viento el polvo nos hace cerrar los ojos. Ojos que quisiéramos mantener cerrados mientras llegamos al otro extremo del polígono.

De espaldas al esperpento que acabamos de dejar atrás nos internamos por un sendero, o lo que se pretende sea un sendero, para llegar a la playa del Corral.

Recostada a un macizo de acantilados de origen volcánico, la playa se compone de arena de grava gruesa y zonas donde las lastras forman pequeñas piscinas muy apreciadas por los más pequeños.

Es la vecina humilde de la majestuosa Playa de los Muertos de la que la separa apenas un acantilado que se interna en el mar.

Estamos muy cerca de una de las mejores playas de España, pero ésta nos ha detenido, nos atrapa con una belleza diferente, agreste a pesar de su cercanía con la zona industrial.

Sentados sobre un pequeño terraplén donde suelen aparcar los coches cuyos conductores se han atrevido a sortear los escollos para acceder por entre matorrales y taráis (hay un camino mas seguro junto a la cerca que delimita el polígono industrial), nos deleitamos con la espuma del oleaje rompiendo sobre el muro de piedra que se interna, vertical, en el agua.

Estamos en una playa poco conocida pero que vale la pena visitar.

Hay contenedores para depositar las bolsas de basura pero nada más, por lo que hay que llevar todo lo que se puede necesitar, especialmente agua para beber.

La del Corral no es una playa urbana, no pertenece al Parque Natural pero ha sabido conquistar su bandera azul, un mérito por el que se debe felicitar a los asiduos al lugar y concienciar a los que pasan por allí de que, como cualquier otro lugar, debe quedar como se le encontró... o mejor.

Y así la dejamos, después de sortear el parche... pero un parche necesario


®Graciela A. Vera Cotto




Retornar a

EL PERIÓDICO DE GRA