BAGDAD DOS AÑOS DESPUÉS

"Bagdad", pintura de Javier Oyarzum


BAGDAD DOS AÑOS DESPUÉS

Tengo los ojos cansados de oír

en el silencio de las imágenes,

los gritos callados de los que ya no están.

Tengo las manos doloridas

de silenciar la voz que suplica

clamando desde las entrañas.

Hiel y sangre removidas,

con asco, con impotencia,

en orgásmico desamparo.

Aberrantes las sílabas suman cadáveres,

buitres, monstruos y presidentes

invitados al banquete sacramental.

Se celebra el malparido advenimiento,

de otro cargamento de muerte.

Cuerpos desgarrados se revuelven,

sangre y excrementos adolecen de diferencias;

tengo la lengua sucia de tanto ver

el sonido de los que callan.

Amarga la garganta se seca

y los ojos lloran aguas purulentas.

Desde debajo de su túnica

las mujeres expulsan monstruos,

proféticas aberraciones, ¡hecatombe!

un siglo, mil años, la eternidad que muere;

explosionan los soles y ríe el jefe

entre estrellas y barras color sangre,

chorrea plasma entre los lechos,

corren los flujos entre los muertos.

Ostracismo de verdades,

la noticia rebota en titulares

y la información se escurre por las cloacas

expulsada en olorosa descarga.

Bagdad se muere sin inocentes que lo lamenten,

gimoteando se retuerce la humanidad

y en el mundo, todos culpables.

®Graciela A. Vera Cotto

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