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No reniego de la Navidad, ni del trabajo de armar el arbolito y llenar el balcón de luces… es más, me gusta y últimamente, con todo lo que llevo encima mucho más… y como en cada una, quiero dar a conocer al mundo que estoy viva también en esta Navidad.
Siempre, desde pequeña, primero en Uruguay, después aquí con Enrique armábamos la Navidad con su pesebre, sus luces, pero fue cuando el faltó que, sola en El Toyo pasé una Nochebuena con una copa de sidra en la mano, un turrón, algunas otras cosillas, para una sola persona no se necesita mucho más para cenar…. pero en esas fiestas, la primera que pasaba sola en España, compré el arbolito más grande que encontré en el chino de Retamar, lo llené de luces a tope, lo puse junto a una ventana para que todos los que pasaban pudieran verlo encendido y en la seguridad de que alguien más lo miraba desde lo más alto.
Pasó el tiempo y me encontré con Santos y juntos tejimos otro rosario de ilusiones. Y la Navidad volvió a ser una cena en compañía, muchas risas y música… pero algo también había cambiado, y era el arbolito, que no faltó pero... como buen amante del Parque Natural él armaba su arbolito con una pita seca a la que envolvía en luces. Recuerdo que mi hijo Ale vió una foto y me dijo que eso era un palo con luces. Me reí… no hay forma de explicar a quien no se ha enamorado nunca del Cabo de Gata lo que puede significar una pita.
Pero no es de estas navidades de las que quiero hablar… ni siquiera de aquella, la primera que pasaba en Almería, aún poco acostumbrada a las costumbres de aquí, no se debe olvidar que yo venía de una tierra en la que estas fiestas caen el pleno verano y sí… la Navidad que conocía era algo diferente, pero ahora pienso… con casi treinta grados, los pies en el agua de la playa pero comiendo turrones… lo pienso y no lo creo, pero es así.
Voy a hacer un rápido resumen de aquella primera Nochebuena española. Para celebrarla los dos, el clásico champaña, algunos entrantes, los postres y como estrella de la cena Enrique había comprado una caja de ostras. Después de muchos intentos, la caja entera fue a la basura porque no logró abrir ni una y yo preparé unas patatas con huevos fritos. ¿no me dirá nadie nunca que no es una comida que saca de apuros?. Desde entonces el menú de estas fechas lo elijo yo personalmente.
Sin embargo todas, las que pasaron sin contratiempos y las que atesoran alguna anécdota, todas sin excepción quedan empequeñecidas con la Nochebuena que nos tocó pasar el año pasado. Inolvidable el 2023 en este aspecto.
Todo marchaba sobre rieles… el arbolito con sus luces, el balcón idem, un musical en la tele y la mesa puesta con los entrantes fríos servidos… todo en marcha, quedaba terminar los alimentos y, para hacerlo me levanté del sofá un poco antes de las nueve y me dirigía a la cocina cuando...¡zafarrancho!, nos quedamos a oscuras.
Lo primero que pensé fue…. ¡Vaya! Se está luciendo Almería! y encendí la vela del centro de mesa.
Pero mirando por la ventana se veían luces sobre el Paseo Marítimo , me asomé y también el Zapillo seguía iluminado. Creí entonces que se trataba de nuestro edificio… pero mirando hacia abajo desde el balcón vi luces saliendo desde las ventanas de otros pisos.
Con paciencia encendí linternas y varias velas más… y me dirigí al cuadro donde están todos esos botoncitos que, cuando se corta la corriente los bajamos, subimos… y todo arreglado. Como ven soy poco experta en términos de electricista… pero eso siempre me había dado resultado… siempre pero no esa noche.
¿Lo hago corto?… después de molestar al casero que llamó al seguro tuve suerte… en unas dos horas vinieron y, como dijeron, porque estaban atendiendo otra urgencia cerca de aquí. Por supuesto lo primero que hizo el técnico fue lo que yo ya había hecho varias veces y entonces muy seguro dijo, si no es aquí es el contador.
Ahora que para saberlo antes debía encontrar nuestro contador entre los muchos que había y yo no lo sabía porque podía buscar facturas que tengo archivadas en el PC, pero sin luz…. Bueno… el pobre casero me atendió y buscó mis recibos que el tenía guardados también, y se lo agradezco porque a esa hora estaba en plena cena y se notaba….
Y como había dicho quién sabía, si, era un problema del contador. Se había roto una pieza que creo que no suele romperse en la vida de una persona , pero ahí estaba, asegurándonos que no todo es seguro. Pero al fin se hizo nuevamente la luz.
Como digo, la luz volvió pero faltaba ya poco para medianoche y a esa hora ya ni ganas teníamos de cenar y menos de prepararla. En total, una Nochebuena con un brindis deslucido y unos mazapanes, turrones y …. la cena quedó como comida de Navidad y tratamos de olvidar el mal trago. Por eso digo…. No quiero que se vaya a repetir la Nochebuena pasada… y sí deseo….. que todos pasemos un excelente Nochebuena este 2024.
@Graciela Adriana Vera Cotto