narrativa: 

Pequeños cambios

Narrativa| Acceso libre| Pub UD AFyC sZ1 2023; 8(10)| 

Recibido 21 jun 23 | Aceptado 26 jun 23 | Publicado oct 23 



PEQUEÑOS CAMBIOS, GRANDES EMOCIONES

Sánchez-López AP. 

Residente de Enfermería Familiar y Comunitaria Sector Zaragoza I

https://orcid.org/0009-0009-7768-3755

RESUMEN:

La experiencia de una enfermera al empezar a hacer la especialidad, la dudas y los miedos que experimenta al cambiar su situación laboral.

PALABRAS CLAVE: Enfermería, residencia.

SMALL CHANGES, BIG EMOTIONS 

Sánchez-López AP. 

Resident of Family and Community Nursing Sector Zaragoza I

https://orcid.org/0009-0009-7768-3755

ABSTRACT:

The experience of a nurse when starting to do the specialty, the doubts and fears that she experiences by changing her laboral situation.

KEYWORDS: Nursing, residency.


Estoy en el borde de un precipicio, siento que me caigo, me caigo… y zas!!!  Te despiertas encogido y con un grito de angustia, hasta que compruebas que estás en la cama y que todo ha sido un sueño. Uffff

Constantemente oímos que hay que salir de la zona de confort pero la realidad es que cuándo nos toca salir nos sentimos como en el sueño, como si estuviéramos al borde del precipicio y a punto de caer.

Es la misma sensación que cuando vas a un parque de atracciones y estás en la parte más alta de una de sus montañas rusas y piensas ¿pero quién me mandaba montarme aquí? Esta sensación fue la mía al decidir hacer el examen EIR. En mi caso, decidirme a hacer el examen para hacer la especialidad de familiar y comunitaria después de más de 10 años ejerciendo como enfermera, suponía un cambio radical y tener que renunciar a muchas de las cosas a las que ya estaba acostumbrada. 

¿Has subido a la atracción de la caída libre u otras similares? ¿Esa en la que el estómago se queda arriba y tu ya estas abajo? Eso sentí el día del examen, te levantas, vas, lo haces como estando en una nube pero con el estómago en los pies y cuando te das cuenta ya has salido del aula. Ya está hecho, para bien o para mal. No sabes cómo te ha salido a ti con respecto al resto y si conseguirás la plaza que quieres, dónde, etc. Quiero aprobar, pero sería más fácil suspender, así ya no tengo que decidir, habrá decidido el destino y no tendré que pensar más. Es agotador este ¿pero y si sí? Pero ¿y si no?

Y ¿en la atracción esa que es como un plato y te tambalean como si fueras una oliva de lado a lado? ¿En esa has subido? No puedes ofrecer resistencia. Eso me sentí, oliva de lado a lado, cuando supe la nota del examen y la lista definitiva y el día que hay que ir a elegir… Todo va rápido… muy rápido... ¡que lo paren! no puedo ni coger aire. No sé dónde acabaré. Poco a poco estas dudas se van resolviendo, he elegido comunitaria, ya se la ciudad… ya sé la unidad docente… pero entonces empiezan otras dudas: ¿debo hacer la especialidad?, ¿me compensará?, ¿estoy dispuesta a dejar la estabilidad laboral que tengo actualmente para volver a formarme durante 2 años?

Por un lado sentía alegría por haber conseguido plaza, ya que todos somos conscientes de que es algo difícil y que requiere esfuerzo, por otro lado sentía miedo a equivocarme al tomar la decisión o a arrepentirme una vez que ya estuviese en ello. 

Me sentía de nuevo en una atracción de feria ¿has estado en esa que es como un troco que va por el río tranquilamente, y de repente… zas!!! Te lanzan al agua desde arriba a una velocidad de vértigo y acabas empapada. Eso fue lo que pasó. Decidí lanzarme a la piscina y empezar de cero. Voy a ser residente de familia. Ya está. Totalmente calada. 

La sensación de nervios cuando llegas al parque de atracciones… ¿dónde me monto primero? Eso me pasó la noche de antes y el primer día, ¿qué me voy a encontrar al llegar? ¿Qué me espera durante estos 2 años? Ese día también conocí a mis CoR y me di cuenta de que todas las dudas que pensaba que sólo yo tenía eran compartidas y que no iba a estar sola en el camino. Siendo esto, en cierto modo, un alivio para mi.

En esos primeros días, me sentía como si estuviese de nuevo en el parque de atracciones, esta vez en la noria, de pronto arriba y de nuevo abajo, todas esas primeras dudas que tenía aún sin resolver iban y venían. ¿He hecho bien?, ¿Voy a poder hacer todo lo que se espera de mi? La sensación de agobio por todas las cosas que iba a tener que hacer y si sabría hacerlas empezó a formar parte de mi. Una vez más, me di cuenta de que no era la única con esas sensaciones, además, todos aquellos que ya habían pasado por el proceso de la residencia nos tranquilizaban y animaban. Estos ánimos y sensación de tranquilidad que intentaban transmitirnos el resto de residentes “mayores” hacían que tuviese la sensación de haber montado en los caballitos de la feria después de haber probado todo el resto de atracciones que hacen que tus nervios y emociones estén a flor de piel, por fin, montas en algo que transmite tranquilidad y relax.

Había hablado en alguna ocasión con compañeras que habían hecho la especialidad de lo difícil que era todo hasta llegar al examen o de lo que costaba volver a ser estudiante y estar “en la silla de al lado”, sin embargo, nadie me había contado el torbellino de emociones que se viven desde que haces el examen y sobretodo durante los primeros días de la residencia. Supongo que porque al final compensa más lo bueno. La mayor parte de la gente recuerda su época de residente con nostalgia y te dice que se terminó pronto. Supongo que porque al igual que cuando vamos a un parque de atracciones, a pesar de pasar miedo y nervios no queremos que se acabe y queremos más y más, con esto nos pasa algo parecido. Espero poder disfrutar todo lo que queda con la misma ilusión que el primer día en el que los nervios y la emoción inundaban la sala en la que nos reunieron. 

¿Será como el algodón de azúcar de la feria?, dulce pero te sabe a poco y que te comerías más de uno o ¿como las manzanas de caramelo? Dulces por fuera pero  algunas ácidas por dentro ¿Volverán otra vez mis primeras dudas? ¿He hecho bien?