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Revisión bibliográfica| Acceso libre| Pub UD AFyC sZ1 2022; 7(3)| Recibido 6 Junio | Aceptado 12 Junio | Publicado 1 Julio
Calibre correcto, paciente seguro: una revisión bibliográfica
Alonso-Cruz M(A), Ansó-de Miguel B(B), Higueras-San Román BM(C), Iguaz-Marco I(D).
Residentes enfermería Unidad Docente Familiar y Comunitaria Sector Zaragoza I
(A)https://orcid.org/0000-0002-4490-2167 (B)https://orcid.org/0000-0001-8316-4534 (C)https://orcid.org/0000-0003-1889-9694
(D)https://orcid.org/0000-0003-2013-4180
Resumen:
Justificación: La canalización de una vía venosa periférica es una técnica enfermera. Adquirir conocimientos evita complicaciones.
Objetivo: Búsqueda bibliográfica para identificar las recomendaciones de empleo del catéter venoso periférico.
Metodología: Se realizó una revisión bibliográfica entre febrero-marzo de 2022, de los últimos 18 años, en Google Scholar, Cuiden, GuíaSalud así como en diferentes webs especializadas (Ministerio de Sanidad, Sociedad Española de Medicina de Familia, Epine) y una búsqueda manual entre la bibliografía de los estudios seleccionados. Se utilizaron los términos clave: Enfermería, Vía venosa periférica, Cuidados y Seguridad.
Resultados: Se identificaron 3.603 referencias, de las cuales 3.486 fueron rechazadas. Fueron revisados 117 en título y resumen; siendo rechazados 80. Los 37 restantes se revisaron a texto completo, siendo rechazados 24. Se obtienen un total de 13 manuscritos. Un 97,1% de enfermeros afirma que el catéter corto es el empleado más frecuentemente. De estos, un 55,7% fueron de 20G-22G. Muchas de las guías avalaron que a menor calibre del catéter se pueden prevenir más complicaciones.
Discusión: El calibre del catéter es un factor de riesgo asociado al desarrollo de flebitis. Cuanto más grande es el calibre, mayor es el riesgo de provocar una flebitis. Asimismo, reduciendo las complicaciones como las flebitis o las infecciones asociadas a los catéteres y por ende las bacteriemias se reducirían las cargas laborales y el coste económico. Al disminuir todas estas complicaciones se aumentaría la seguridad del paciente y su calidad de vida.
Palabras clave: Enfermería, Catéter Venoso Periférico, Calibre, Seguridad, Canalización.
Abstract:
Justification: The insertion of a peripherally venous line is a nursing technique. Acquiring knowledge avoids complications.
Objective: Literature research to identify the recommendations for use of peripheral venous catheters.
Methodology: A bibliography review was carried out between February-March 2022, of the last 18 years, in Google Scholar, Cuiden, GuíaSalud as well as in different specialized websites (Ministry of Health, Spanish Society of Family Medicine, Epine) and a manual research on the bibliography of the selected studies. The keywords were used: Nursing, Peripheral venous line, Care and Safety.
Results: 3603 references were identified, of these 3486 were rejected. 117 were reviewed in title and abstract; 80 were rejected. The remaining 37 were reviewed in full text, with 24 being rejected. A total of 13 manuscripts were obtained. 97.1% of nurses affirm that the short catheter is the most frequently used. Of these, 55.7% were 20G-22G diameters. Many of the guidelines endorsed that with a smaller caliber of the catheter, more complications can be prevented.
Discussion: The caliber of the catheters is a risk factor associated with the development of phlebitis. The larger the caliber used, the greater the risk of causing phlebitis. Likewise, they would reduce complications such as phlebitis or infections associated with catheters and therefore the bacteremia would reduce workloads and economic cost. Reducing all these complications would increase patient safety and quality of life.
Keywords: Nursing, Peripheral Venous Catheter, Gauge, Security, Puncture.
Introducción
La canalización y empleo de una vía venosa de acceso periférico es la práctica enfermera más habitual en un medio hospitalario o un servicio de urgencias extrahospitalario. Prácticamente la totalidad de los pacientes atendidos en situaciones de urgencias van a precisar la realización de dicho procedimiento bien sea para infundir tratamientos o para la extracción sanguínea (1).
Actualmente existen diversos dispositivos endovenosos claramente diferenciados en función de su calidad, sus posibilidades de uso, zonas anatómicas para canalizar. Atendiendo a su empleo, se destacan (1):
Los dispositivos más empleados son los CVP cortos sobre aguja, tipo Abbocath o Angiocath. Permiten su empleo en administraciones continuadas inferiores a 6 días permitiendo infundir compuestos no irritantes o vesicantes con una osmolaridad <600 mOsm/L y con pH de 5-9 (2). La canalización de los CVP siempre será de primera elección frente a la canalización de los catéteres centrales debido a sus muchas ventajas, mayor rapidez y sencillez, menor costo, menor riesgo de complicaciones (3).
Existen diferentes calibres, en adultos los más empleados son los calibres 18G y 20G. Asimismo, en atención domiciliaria se opta por el empleo de 20G y 22G. Para la elección correcta tendremos en cuenta una serie de factores como el tipo de paciente (estado cognitivo, estado angiovascular…), fluidos a infundir, duración y frecuencia del tratamiento principalmente (2).
Numerosos estudios y protocolos recogen evidencia acerca de que a mayor calibre escogido respecto al grosor de la vena, aumenta considerablemente el riesgo de padecer flebitis
mecánicas y numerosas complicaciones asociadas (2,4,5).
Con la correcta elección del catéter vascular se ha demostrado que se minimizan las complicaciones (sobre todo complicaciones locales como infección en el punto de entrada,
flebitis, celulitis, hematomas…) y también complicaciones sistémicas (bacteriemias) asociadas a terapia intravenosa, todo ello hace que se reduzcan las cargas de trabajo y los costes
económicos (1,6).
La mayoría de las complicaciones asociadas al empleo de los CVP no llevan asociada una morbimortalidad tan elevada como otros procesos pero si es necesario recalcar que estas se asocian a una morbilidad considerable y la mayoría son evitables (6).
Actualmente la mayoría de centros hospitalarios cuentan con protocolos específicos para la realización de esta técnica aunque en muchas ocasiones son de difícil acceso y los profesionales sanitarios optan por no consultarlos (7). Asimismo, el estudio EPINE pone de manifiesto la prevalencia de infecciones nosocomiales que se desarrollan en España pudiéndose observar tanto las infecciones asociadas por los catéteres como las bacteriemias que se pueden producir tanto en la canalización de CVP como centrales. Además, ese mismo estudio data entre un 15-30% de las infecciones nosocomiales derivadas por CVP se convierten en bacteriemias con una prevalencia de 1,18 infecciones por cada 1.000 ingresos (8).
La Guía del Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) demuestra como evidencia de alta calidad que en numerosos estudios queda reflejada una disminución en el riesgo de infección al estandarizar las técnicas de inserción de catéteres así como las técnicas asépticas a seguir para su mantenimiento. Además, pone de manifiesto que la incidencia de las infecciones disminuye si hay una evaluación periódica. Esta guía pone énfasis en la necesidad de formar a los profesionales sanitarios en técnicas sobre la terapia intravenosa como por ejemplo indicaciones, procedimientos adecuados de inserción y mantenimiento, medidas para evitar infecciones, etc (9).
El Programa Flebitis Zero, impulsado por el Ministerio de sanidad, consumo y bienestar social hace hincapie en que elegir el catéter adecuado previene complicaciones a la larga. Se recomienda elegir siempre el calibre más pequeño y la longitud más corta necesarios para garantizar el tratamiento. Actualmente las mejores evidencias sobre la inserción y técnicas de cuidados de los CVP vienen recogidas por las directrices del CDC así como por la Infusion Nursing Society (INS) (10) (Tabla 1).
En la tabla 2 se refleja un resumen del grado de efectividad, según el grado de evidencia científica según la CDC, recomendado sobre las medidas de la intervención estandarizada del Programa Flebitis Zero (12).
Es evidente que tanto la canalización como el empleo de accesos venosos periféricos es una técnica fundamental y diaria de Enfermería por ello es imprescindible que estos profesionales obtengan los mejores conocimientos al respecto. Es imprescindible conocer el mejor empleo posible para evitar problemas en la seguridad de los pacientes además, cabe de manifiesto recalcar que con el mejor empleo no solo se reducirían los posibles daños provocados en los pacientes si no también la reducción del coste. Dada la variabilidad en el día a día y las diferentes metodologías a la hora de trabajar es necesario implementar protocolos que unifiquen estas técnicas y sirvan como ejemplo para todos los profesionales sanitarios y para ello se diseña esta revisión.
Métodos
La revisión bibliográfica es una etapa primordial de todo proyecto de investigación y debe garantizar la obtención de la información más relevante y actualizada en el campo de estudio en el que se va a centrar nuestra investigación. Su fin último es dar a conocer los datos más relevantes del tema en cuestión (13).
Se llevó a cabo una revisión sistemática de la literatura en las bases de datos de los metabuscadores Google Scholar, Cantárida ciberindex (CUIDEN) y GuíaSalud entre los meses de
febrero-marzo de 2022. Además, se llevó a cabo una búsqueda manual a conveniencia entre las referencias bibliográficas de los artículos revisados y en diferentes páginas webs especializadas como la página web del Ministerio de Sanidad, consumo y bienestar social, webs de sociedades especializadas como la sociedad española de Medicina Interna y en la web del EPINE.
En primer lugar se llevó a cabo una búsqueda genérica en Google Scholar de diferentes documentos y guías de práctica clínica publicadas en español sobre recomendaciones acerca de la canalización de accesos venosos periféricos. A pesar de delimitar la búsqueda con los siguientes términos de inclusión y exclusión, fueron muchas las búsquedas encontradas por lo que se decidió a conveniencia tras la lectura de los títulos, la elección de las diferentes guías hasta la saturación de los datos. Se delimitaron los siguientes términos de inclusión para la búsqueda de la literatura:
Publicaciones a partir del año 2004.
Artículos basados en la práctica Enfermera.
La búsqueda se centró en el idioma español empleando los siguientes términos clave: Catéter Venoso periférico, Calibre, canalización, Enfermería, Seguridad. Todos los términos fueron combinados entre sí empleando el booleano AND. Se especifican a continuación las búsquedas realizadas en cada base:
Búsqueda en Google Scholar: Guías de práctica clínica AND catéter venoso periférico AND calibre AND canalización AND enfermería. Se realizó una segunda búsqueda: Guías de
práctica clínica AND catéter venoso periférico AND canalización. En ambas: Intervalo de tiempo específico del 2004-2022. Búsqueda sólo en español. Cualquier tipo de estudio.
Búsqueda en Cuiden: Búsqueda en Guía Salud: Guía de práctica clínica AND tratamiento intravenoso. Todo tipo de documento.
-Primera búsqueda: ("cateter")AND(("venoso")AND("periferico")).
-Segunda búsqueda: ("Catéter") AND (("venoso") AND (("periférico") AND (("Cuidados") AND (("Enfermería") AND ("Seguridad"))))). En ambas: Límite temporal desde 2004. Español. Buscar en todas las revistas.
Resultados
Basándonos en los criterios de inclusión y tras realizar una lectura profunda de cada artículo, se obtuvieron un total de 13 artículos susceptibles de inclusión en esta revisión (Figura 1). La tabla 3 refleja la estrategia de búsqueda planteada para la identificación y posterior revisión de la literatura empleada en la elaboración de este manuscrito. Del total de las búsquedas anteriormente descritas, se obtuvieron un total de 12 artículos y 1 libro en formato papel para su revisión e integración en esta revisión.
Se recabó información muy relevante acerca del área principal de la revisión así como en otras áreas en concordancia con la misma como puede ser el manejo directo de los accesos venosos periféricos así como su mantenimiento. Algunos de los estudios encontrados se centraron en dar una explicación de la situación actual acerca de los dispositivos de canalización venosa periférica (1), otros se centraron en la técnica de canalización, el mantenimiento y el empleo más común de las mismas (2,3). La mayoría de estos fueron publicados como trabajos fin de Grado o fin de máster llevados a cabo en diferentes hospitales. Se recopilaron algunas guías y protocolos que sintetizaban las experiencias de los estudios anteriormente mencionados y relataban las técnicas por grados de evidencia científica. La mayoría emplearon el estadiaje desarrollado por la CDC (4–7,9,10,12). La finalidad de todos los autores fue la misma: describir una técnica correcta y común para incrementar la seguridad del paciente.
Un total de 5 referencias (4,7,9–12) fueron llevadas a cabo por un equipo multidisciplinar integrado por médicos y enfermeros, la mayoría de ellas tenía el mismo público, los profesionales de Enfermería. Cabe destacar que toda la bibliografía encontrada fue llevada a cabo en España y uno de ellos se desarrolló en el Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa (7).
1.A menor calibre, mayor seguridad.
Según uno de los estudios(2) los calibres más empleados en la actualidad son 18G y 20G. Pero este mismo estudio planteó una encuesta en el Complejo Hospitalario de Jaén que reflejó que un 97,1% del personal de enfermería específica el catéter corto como material punzante que se utiliza con más frecuencia y que el 51,5% escoge habitualmente el calibre 20G, el 14,7% un 18G y el 13,2% un 22G (2). En comparación con este, un estudio llevado a cabo en el Hospital de Oviedo avala que los catéteres 22G fueron los más empleados. Más concretamente por porcentajes según este estudio: catéteres grandes 20G-16G-18G-14G fueron empleados un 44,4% del total frente a los catéteres pequeños 20G-22G un 55,7% (3). Se recalca que el calibre 22G es el más apropiado durante la hospitalización. Asimismo este estudio deja abierta una futura línea de investigación acerca de la sustitución de los catéteres 20G por 22G. En técnicas domiciliarias una de las guías evidencia que los catéteres de mayor uso son los del 20G y 22G (5).
Muchas de las guías avalaron que a menor calibre del catéter empleado (22G-20G) se pueden prevenir complicaciones tan importantes como la extravasación (representan un 33,7% de las complicaciones de estos accesos venosos periféricos frente al 70,6% en accesos centrales y un 44% en accesos intraóseos), y, además, se podría aumentar su durabilidad en el tiempo superando los 7 días de permanencia (4). Esta idea está reforzada en la concepción de que cuánto más diámetro tiene el catéter en comparación con el calibre de la vena, mayor es el daño producido en la íntima venosa lo que favorece la aparición de flebitis mecánica (4–6,9–12). Por lo tanto, el calibre del dispositivo deberá ser el de menor diámetro posible y con la longitud más corta para permitir el paso de sangre en el vaso y la hemodilución de los tratamientos que se infundan (10–12).
2.Elección según varios factores.
La elección del calibre de los dispositivos a emplear viene marcada por una amplia gama de factores como la calidad del acceso venoso del paciente, su estado cognitivo, la utilidad de ese acceso, la propia enfermedad, la osmolaridad de los tratamientos, el tiempo previsto. En casos de osmolaridades <600 mOsm/L; pH entre 5-9 y sustancias muy irritantes con elevado riesgo tromboflebítico o tratamientos superiores a 7 días, la amplia mayoría de la evidencia recomienda canalizar catéteres de longitud media o catéteres centrales de inserción periférica (1–3,5,6,9–11). Además, la Guía de Práctica Clínica sobre terapia intravenosa con dispositivos no permanentes en adultos recalca que todas las perfusiones en osmolaridad superior son causantes de daño endotelial y por consiguiente producen o pueden producir flebitis o trombosis por ello, deberían infundirse por medio de catéteres de acceso central (9,11,12).
3.La evidencia científica lo avala.
Varios de los documentos encontrados están basados en dos de las mejores evidencias científicas actuales respecto al tema a tratar como son las recomendaciones del CDC y la INS
(7,10). El protocolo de canalización del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, la Guía de Práctica Clínica sobre terapia intravenosa con dispositivos no permanentes en adultos señalan la elección correcta del tipo de catéter con una evidencia 2ª y con un grado de recomendación A dentro de los grados de la CDC y del programa flebitis cero(7,9). Cabe destacar que el Programa Epine, cifró en 2017 en un 72,83% el número de pacientes ingresados en hospitales españoles portadores de un CVP (7,8,12). Atendiendo a este dato, queda amplio margen para imaginar el ahorro que supondría evitar posibles complicaciones de una mala praxis, tanto a nivel económico como humano.
4.Educación como clave.
Si hay una premisa clara en la revisión de la literatura es que la educación y la experiencia, así como el entrenamiento de los profesionales de Enfermería tanto en la técnica de inserción como en el mantenimiento resulta imprescindible ya que son factores que contribuyen a la reducción de las infecciones derivadas de una mala praxis (4,6,9,10). Una de las guías considera muy necesario la creación de un programa de formación que incluya aprendizaje sobre los métodos adecuados de inserción de estos catéteres así como designar a profesionales entrenados en esta competencia para la realización de la técnica (9).
Tres de los artículos evidencia que ante la alta variabilidad en la técnica descrita, se necesita una clara protocolización que permita a la enfermería ofrecer unos cuidados excelentes en la instauración, mantenimiento y retirada de los accesos venosos periféricos y centrales de inserción periférica con el fin de disminuir el riesgo de complicaciones y con ello mejorar la calidad de los cuidados y la optimización de los recursos sanitarios (4,6,7,12). Una de las técnicas que señalan dos de los protocolos, es que una misma enfermera únicamente debería realizar entre 2 y 3 intentos a la hora de canalizar una vía venosa periférica (4,9).
Discusión
Se encontraron muchos manuscritos acerca del tema de la revisión que podrían haberse incluido en su elaboración. Factores como la accesibilidad privada a alguno de ellos o la saturación de los datos hizo que se tuvieran que obviar ciertos materiales de consulta. La mayoría de los documentos obtenidos de las fuentes consultadas avalan el objetivo primario de esta revisión. Son muchos los estudios que analizan el calibre del CVP como posible factor de riesgo asociado a la flebitis, de tal modo que muchas de las guías y protocolos consultados recomiendan encarecidamente utilizar el catéter del menor calibre posible para la mejor vena disponible, favoreciendo de esta manera el flujo sanguíneo y evitando en la medida de lo posible el daño en la capa íntima de las venas (2,4–6,9–12). Asimismo, la mayoría de la evidencia recalcó que existen varios factores a tener en cuenta para escoger el calibre más adecuado, resaltando los siguientes entre los más importantes: el tamaño de la vena, el estado de enfermedad y del paciente, las características osmolares de los fluidos a infundir, la duración prevista tanto de infusión como de tratamientos (1–3,5,6,9–12).
La seguridad para el paciente que demuestra la elección correcta del número de catéter así como los factores a tener en cuenta para llevar a cabo esta elección de forma correcta, fueron avalados, en la mayoría de la evidencia encontrada, por el CDC y la INS con un nivel de evidencia B. En este nivel, la evidencia es respaldada tanto por estudios experimentales, clínicos epidemiológicos como por una sólida base teórica (7–10,12). El calibre de los catéteres es un factor de riesgo asociado al desarrollo de flebitis. Cuanto más grande es el calibre empleado, más aumenta el riesgo de provocar una flebitis. Reduciendo las complicaciones como las flebitis o las infecciones asociadas a los catéteres y por ende las bacteriemias que conllevan se reducirían las cargas laborales y el coste económico. Al disminuir todas estas complicaciones se aumentaría la seguridad del paciente y su calidad de vida.
Está en la mano de los profesionales de Enfermería acabar con la mala praxis de emplear el mayor calibre para canalizar accesos venosos periféricos. Para ello es necesario que estos profesionales reciban adiestramiento específico y centrado tanto en las mejores técnicas de inserción como de mantenimiento. Una gran parte de la evidencia recalcó que es necesario implementar programas de formación y unificar criterios para la realización de esta técnica. Sólo de esta forma podremos aumentar tanto la seguridad como la calidad de vida de los pacientes y por ende, reducir cargas económicas y asistenciales derivadas de una mala praxis (4,6,7,9,12).
Conclusiones
La inserción de un CVP es una técnica fundamental dentro de la profesión de Enfermería que precisa de conocimientos anatómicos y de habilidades prácticas. Es fundamental el reconocimiento temprano de posibles complicaciones así como saber actuar ante estas. Debemos ser consciente de la comorbilidad asociada al mal uso de los accesos vasculares, por ello, es imprescindible conocer la técnica de manipulación correcta, pero es todavía más imprescindible conocer y saber adecuar cada numeración del catéter para poder adaptarlo a la mejor situación y así poder garantizar la seguridad del paciente y prevenir futuras complicaciones. Tal y como se ha descrito anteriormente, el objetivo general de esta revisión es poner de manifiesto lo necesario qué es canalizar con un calibre de catéter adecuado y cómo ello puede prevenir infecciones y otras complicaciones. En nuestra práctica asistencial deberíamos recordar que no siempre la mejor opción es canalizar con el mayor diámetro de abbocath disponible. Con la realización de esta revisión bibliográfica de la literatura se pretende identificar la mejor opción disponible para canalizar un vía venosa de acceso periférico. La elaboración de esta revisión ha puesto de manifiesto lo necesario que es realizar de forma correcta esta técnica. Tras los resultados obtenidos, se podrían delimitar algunas líneas de investigación futuras con el fin de unificar criterios y realizar protocolos o guías para poder aplicarlos de manera global en todos los centros. Una de las limitaciones encontradas para la realización de esta revisión fue la amplia literatura que hay al respecto con numerosos y diferentes protocolos realizados a nivel nacional. Muchos contaban con bastantes diferencias aunque la mayoría estaban respaldados por el mismo grado de evidencia científica . La accesibilidad privada de muchos de los estudios durante la búsqueda bibliográfica también presentó otra limitación importante. No se ha recibido ningún tipo de financiación para la realización de dicho trabajo.
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