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In Facebook, am comentat eu / En el Facebook he comentado yo:
Eu le recomand cititorilor romani sa exploreze articole in mai multe limbi, despre conceptul "Realismul socialist". In romana, cei mai multi cititori romani, isi pot citi si singuri versiunea de pe RoWiki. Cu spaniola, pentru cei ce vor sa inteleaga ce se spune pe EsWiki despre acest subiect, incerc sa dau eu o mana de ajutor, Despre acest subiect sunt versiuni in 60 de limbi. Un inceput (un capat de fir), il ofer eu: https://sites.google.com/view/wikipedist/realismul-socialist-realismo-socialista
Admin says:
Eu le recomand cititorilor români să exploreze articole în mai multe limbi, despre conceptul "Realismul socialist". În română, cei mai mulți cititori români, își pot citi și singuri, versiunea de pe RoWiki. Cu spaniola, pentru cei ce vor să înțeleaga ce spune versiunea de pe EsWiki despre acest subiect, încerc să dau eu o mână de ajutor, Despre acest subiect sunt versiuni în Wikipedia în 60 de limbi. Un început (un fir), îl ofer eu: https://sites.google.com/view/wikipedist/realismul-socialist-realismo-socialista
Admin says:
Recomiendo a los lectores rumanos explorar artículos en varios idiomas sobre el concepto "Realismo socialista". En rumano, la mayoría de los lectores rumanos pueden leer la versión en RoWiki por sí mismos. Con el español, para aquellos que quieran entender lo que dice la versión de EsWiki sobre este tema, intentaré dar una mano. En Wikipedia hay versiones sobre este tema en 60 idiomas. Un inicio (un hilo), lo ofrezco yo: https://sites.google.com/view/wikipedist/realismul-socialist-realismo-socialista
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Realismo socialista - Wikipedia en español.
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ORIGINAL TEXT
El realismo socialista es una corriente artística cuyo propósito es expandir la conciencia de clase, el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de las personas. Fue la tendencia artística impuesta oficialmente durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de los países socialistas. (421 bytes)
Índice
1 El realismo socialista en la Unión Soviética
2 El realismo socialista en otros países
3 Características del realismo socialista
4 Críticas al realismo socialista
5 Obras y artistas destacados del realismo socialista
5.2 Arquitectura realista socialista
(344 bytes)
El realismo socialista en la Unión Soviética
Durante el año siguiente a la Revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como un natural complemento para las políticas revolucionarias; en las artes visuales florecía el constructivismo y en poesía y música se elogiaban las formas no tradicionales y vanguardistas, como el caso de la ópera atonal La nariz, de Shostakóvich, basada en el relato homónimo de Gógol.
Sin embargo, esta situación de gran creatividad artística no tardó en generar críticas de algunos elementos del Partido Comunista hacia 1920, en tanto la ideología del nuevo régimen cuestionaba y rechazaba estilos artísticos modernos como el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, debido a los principios subjetivistas que los fundamentaban y a los temas que trataban: el realismo socialista consideraba que el arte debía referirse únicamente a temas relevantes como la política o el proletariado, mostrando las ideas que debían guiar a la colectividad, el nuevo régimen soviético consideraba "reaccionario" un arte que se ocupaba de mostrar los pensamientos singulares del creador.
La creatividad basada en lo subjetivo podía además ser tachada de "antisoviética" cuando el régimen propugnaba como ideología de Estado a la superioridad de la colectividad sobre el individuo. Como consecuencia el realismo socialista llevó a que la política cultural de la URSS pronto rechazara los estilos artísticos modernos por ser "reaccionarios" o "manifestaciones artísticas de la burguesía", promoviendo por el contrario un estilo realista pero con fuerte carga de ideología marxista en sus temas y contenidos.
Así, desde mediados de la década de 1920 el realismo socialista reemplazó a los estilos "burgueses" anteriores a la revolución de 1917, convirtiéndose en política oficial del Estado en 1932 al promulgar Iósif Stalin el decreto de reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas para que el trabajo artístico de toda especie quede bajo control firme de la autoridad estatal. Ese mismo año Stalin declaró en una reunión nacional de autores literarios que los escritores eran realmente "ingenieros del alma humana" dejando en claro cuál era su función como artistas dentro de la sociedad soviética.
Se fundó entonces la Unión de Escritores Soviéticos para su promoción, y la nueva política fue consagrada por el I Congreso de Escritores Soviéticos de 1934, para ser a partir de entonces estrictamente aplicada en todas las esferas de la producción artística, sea literaria, musical, o de artes plásticas, que debía seguir el molde del "realismo socialista". El 10 de febrero de 1948, se dictó el llamado decreto Zhdánov, que marcó el comienzo de una campaña de críticas y descalificaciones contra muchos compositores soviéticos tachados de "burgueses" o "decadentes", entre ellos Vanó Muradeli, Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Posteriormente el gobierno de Stalin apoyó a algunos de estos artistas cuando se alinearon a la nueva política artística, llegando Shostakóvich y Prokófiev a recibir el Premio Stalin.
Las restricciones de temas artísticos se relajaron considerablemente tras la muerte de Stalin en 1953 y en 1958 fueron oficialmente rehabilitados los compositores condenados por el decreto Zhdánov, manteniendo sin embargo el Estado influencia y control sobre toda clase de producción artística. Los artistas que para la mirada del gobierno eran reaccionarios o poco identificados con la política oficial del "realismo socialista" se veían en un clima hostil para seguir creando. El estímulo gubernamental al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.
Durante las décadas siguientes surgió un interés en los estilos artísticos alternativos, hecho que se acentuó hacia fines de la década de 1980 con las reformas de apertura hacia Occidente y la perestroika de Mijaíl Gorbachov. El realismo socialista siguió, sin embargo, vigente como estilo artístico con protección oficial hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, momento en que el Estado abandonó su inmensa participación en el campo artístico, catalogada como positiva por unos y como censura y manipulación por otros muchos. (4.432 bytes)
El realismo socialista en otros países
La Unión Soviética exportó el realismo socialista a casi todos los demás estados socialistas, donde la doctrina fue cobrando vigencia con diversos grados de rigor, convirtiéndose en la forma predominante de arte en dichos países durante unos cincuenta años. Actualmente el único país donde se impone esta corriente estética es Corea del Norte.[cita requerida] En la República Popular China el realismo socialista se puede observar en imágenes idealizadas que promueven el programa espacial o en la propaganda oficial. Durante el gobierno de Mao, el realismo socialista se materializaba generalmente en literatura y cuadros que ensalzaban a los trabajadores y a la revolución.
El realismo socialista en su versión más ortodoxa no fue importante en países con otros regímenes políticos, pero ciertas corrientes artísticas tienen analogías con aquel, como el muralismo mexicano de Siqueiros, Rivera y Orozco, caracterizado por un claro compromiso social, una expresa vinculación ideológica con el socialismo y cierto despojamiento de elementos puramente ornamentales o formales en aras de la claridad y eficacia del mensaje social. La misma situación se observa en la Escuela Nacionalista de Música en México donde sobresalen obras de Carlos Chávez, José Pablo Moncayo, Blas Galindo y Salvador Contreras y otros compositores que escribieron obras para apoyar tal tendencia estética utilizando elementos supuestamente folclóricos. Igualmente, llegó a introducirse en España durante la segunda república.1
Características del realismo socialista
El realismo socialista tiene sus raíces en el neoclasicismo y las tradiciones realistas de la literatura rusa del siglo XIX, que describen la vida simple del pueblo campesino, a lo cual se añade la narración de sus luchas contra un orden social injusto, de lo cual es un exponente la obra de Máximo Gorki.
Su objetivo es exaltar a la clase trabajadora común, ya sea industrial o agrícola, al presentar su vida, trabajo y recreación como algo admirable en sí mismo. En otras palabras, su objetivo es educar al pueblo en las miras y significado del socialismo. La meta final es crear lo que Lenin llamó un tipo de ser humano completamente nuevo, el Nuevo Hombre Soviético. Stalin describió a los ejecutores del realismo socialista como ingenieros de almas.
El término "Realismo" se refiere a la intención de describir al trabajador como se supone que es en realidad, portando sus herramientas, inmerso en su actividad cotidiana, o manifestando su apoyo al régimen. El proletariado está en el centro de los ideales comunistas y por lo tanto su vida es materia digna de estudio, siendo preciso además exaltar y glorificar su propia actividad. Con esto, el realismo socialista se distancia del arte aristocrático producido bajo los zares durante los siglos anteriores, pero se entronca con la tendencia decimonónica a representar la vida social del pueblo común.
Parte del esquema del "realismo socialista" era, con mayor frecuencia con el paso de los años, mostrar al proletariado en escenas afables y que inspiren simpatía, así los pintores representan campesinos alegres y musculosos, trabajadores de fábricas y granjas colectivas concentrados en su labor, maquinaria, descartando imágenes asociadas a emociones "negativas (cansancio, tedio, penurias); durante el estalinismo también producían numerosos retratos heroicos de Stalin así como imágenes heroicas de soldados y marineros. Los paisajes industriales y agrícolas que exhibían los logros de la economía soviética eran temas muy comunes en pintura y escultura, dejando de lado temas más "íntimos" o "personales", dando preferencia siempre al sentimiento colectivo. Se esperaba que los novelistas escribieran historias concordantes con la doctrina marxista del materialismo dialéctico, exaltando las luchas del proletariado, su esfuerzo y dedicación al trabajo, evitando retratar situaciones reales pero "subjetivas" que no eran bien vistas por el régimen (alcoholismo, depresión, dilemas personales). Los compositores de música debían crear una música vívida que reflejara la vida y luchas del proletariado, con emoción y acordes llenos de efecto y pasión, rechazando innovaciones sonoras.
Críticas al realismo socialista
Para sus críticos, comparado con la variedad y eclecticismo del arte occidental del siglo XX, el realismo socialista aparece como un rango estrecho, burdo y predecible de producción intelectual. A menudo se lo criticó por representar un obstáculo para el verdadero arte, o por las presiones políticas a que se veían sometidos los artistas. Czesław Miłosz en la introducción a Sobre el realismo socialista, de Andréi Siniavsky (1959), describe la producción del realismo socialista como inferior, lo que considera resultado inevitable de una, según él, limitada visión de la realidad permitida a los artistas por esta corriente. En la misma línea, los críticos hablan de varios casos de exilios culturales incluso una vez finalizado el período estalinista, como el del Grupo de Odesa, un grupo de artistas que abandonaron el país aduciendo motivos políticos.
Los preceptos del realismo socialista y su rígida aplicación durante más de veinte años causaron, para sus detractores, un gran daño a la libertad de expresión de los artistas soviéticos. Muchos artistas y autores vieron sus trabajos censurados, ignorados o rechazados. Mijaíl Bulgákov, por ejemplo, debió escribir su obra maestra El maestro y Margarita en secreto, pese a éxitos anteriores como Guardia blanca. Dmitri Shostakóvich sufrió la prohibición de varias de sus obras, como la Cuarta Sinfonía y la ópera Lady Macbeth de Mtsensk y debió recurrir a toda clase de maniobras para sortear la censura —controles oficiales— y obtener su rehabilitación. En 1937 compuso su Quinta Sinfonía en re menor opus 47, que subtituló Respuesta de un compositor soviético a una crítica justa.
La doctrina política subyacente al realismo socialista ocasionó la prohibición de obras tales como las de George Orwell, consideradas por el gobierno soviético como poco más que panfletos anticomunistas, y dificultó en varios casos el acceso al arte y literatura extranjeras contemporáneas, de manera que las traducciones de clásicos previos a 1917 eran frecuentes pero la censura oficial impedía el libre acceso a la literatura contemporánea. Buena parte del llamado arte burgués y todas las obras "experimentales" o "formalistas" fueron denunciadas como decadentes, degeneradas y pesimistas, y por lo tanto esencialmente anticomunistas. La obra literaria de James Joyce fue condenada de modo particularmente drástico por su "subjetividad", así como el expresionismo abstracto en artes plásticas (como la obra de Jackson Pollock), mientras la cinematografía occidental era condenada de continuo como "decadente" al centrarse en temas subjetivos (dramas, comedias ligeras) sin mensaje político-social aceptable para un régimen de marxismo-leninismo.
El resultado concreto fue que hasta la glásnost de década de 1980 gran parte del público soviético tuviera prohibido el acceso a muchas obras del arte y la literatura occidental, hecho resaltado por los críticos del sistema soviético. Para sus defensores, la constante agitación de la idea de la censura choca con los tangibles esfuerzos que hacía el Estado para satisfacer las necesidades culturales de la población, incluyendo la incentivación de la lectura y las obras teatrales, costumbres hoy consideradas reminiscentes del período soviético.
De todos modos, no todos los militantes comunistas aceptaron la necesidad del realismo socialista. Su establecimiento como política de Estado en la década de 1930 tuvo más que ver con las políticas internas del Partido Comunista de la Unión Soviética y sus luchas intestinas de poder que con los imperativos del marxismo clásico.
El ensayista marxista húngaro Georg Lukács criticó la rigidez del realismo socialista y postuló su propio realismo crítico como alternativa. Asimismo, en 1938, se publicó un famoso manifiesto: Manifiesto por un arte revolucionario independiente, firmado por André Breton y el pintor Diego Rivera, en el cual se hace una crítica radical al arte "soviético". El Che Guevara también criticó en su día la rigidez del realismo socialista.
Obras y artistas destacados del realismo socialista
La novela La madre de Máximo Gorki es generalmente considerada como la primera obra realista socialista (César de Vicente considera La jungla de Upton Sinclair la primera2). Gorki fue un importante factor en el rápido crecimiento de esta corriente y su opúsculo El realismo socialista trazó sus fundamentos. Otras obras literarias importantes son Cemento, de Fiódor Gladkov (1925) y El Don apacible de Mijaíl Shólojov.
El pintor Aleksandr Deineka aportó notables escenas patrióticas de la Segunda Guerra Mundial, las granjas colectivas y el deporte. Yuri Pímenov, Borís Iogansón y Gueli Kórzhev han sido descritos como los maestros incomprendidos del realismo del siglo XX. Cabe mencionar, igualmente, dentro de los pintores pertenecientes al realismo socialista, a Borís Kustódiev (con obras como el boceto para la Fiesta en conmemoración de la inauguración del II Congreso del Komintern el 19 de junio de 1920), Isaak Brodski, Aleksandr Guerásimov (Lenin en la tribuna, 1930), Gueorgui Riazhski y Aleksandr Deineka (La defensa de Petrogrado, 1928).
En música se podría incluir dentro de esta corriente algunas obras de Dmitri Shostakóvich, como la Séptima sinfonía (llamada "Leningrado").
Pintura y muralismo
Arquitectura realista socialista
Artículo principal: Arquitectura estalinista
También conocido como gótico estalinista, o el clasicismo socialista, es un término dado a la arquitectura de la Unión Soviética bajo la dirección de Iósif Stalin, entre los años 1933, cuando el proyecto de Borís Iofán del Palacio de los Sóviets fue aprobado oficialmente, y 1955, cuando Nikita Jruschov condenó "excesos" de las últimas décadas y se disolvió la Academia Soviética de Arquitectura. La arquitectura estalinista se asocia con la escuela del realismo socialista, arte y arquitectura.
Escultura
Música
Algunos de los compositores más destacados de la Unión Soviética fueron Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Estos fueron galardonados y condecorados por el gobierno soviético, pero también sufrieron fuertes censuras al no ajustarse a la rigidez del realismo socialista, especialmente en 1948, por el Decreto Zhdánov. Tras cada censura, tenían que retractarse públicamente y componer una nueva obra a gusto del gobierno de Stalin, para ser restituidos.
Dmitri Shostakóvich. Las sinfonías 5ª y 7ª son las más representativas de esta tendencia estética.
Serguéi Prokófiev. Destaca el Ballet Romeo y Julieta y la ópera Guerra y Paz.
Aram Jachaturián. Destacan los ballets: Espartaco, el Poema a Stalin y Gayaneh, famosa por la Danza del sable.
Referencias
↑ «Actividad - Realismo socialista soviético para la República española -». www.museoreinasofia.es. Consultado el 7 de noviembre de 2017.
Enlaces externos
Reseña de Las Noches Rusas: Materia y Memoria, por Roberto Echavarren. El origen del realismo socialista. Revista Almiar (2015) No. 81.
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Realismo socialista.
Secțiunea 3. SECTION 3. Sección 3.
Realismo socialista - Wikipedia en español.
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El realismo socialista es una corriente artística cuyo propósito es expandir la conciencia de clase, el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de las personas. Fue la tendencia artística impuesta oficialmente durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de los países socialistas.
Índice
1 El realismo socialista en la Unión Soviética
2 El realismo socialista en otros países
3 Características del realismo socialista
4 Críticas al realismo socialista
5 Obras y artistas destacados del realismo socialista
5.2 Arquitectura realista socialista
El realismo socialista en la Unión Soviética
Durante el año siguiente a la Revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como un natural complemento para las políticas revolucionarias; en las artes visuales florecía el constructivismo y en poesía y música se elogiaban las formas no tradicionales y vanguardistas, como el caso de la ópera atonal La nariz, de Shostakóvich, basada en el relato homónimo de Gógol.
Sin embargo, esta situación de gran creatividad artística no tardó en generar críticas de algunos elementos del Partido Comunista hacia 1920, en tanto la ideología del nuevo régimen cuestionaba y rechazaba estilos artísticos modernos como el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, debido a los principios subjetivistas que los fundamentaban y a los temas que trataban: el realismo socialista consideraba que el arte debía referirse únicamente a temas relevantes como la política o el proletariado, mostrando las ideas que debían guiar a la colectividad, el nuevo régimen soviético consideraba "reaccionario" un arte que se ocupaba de mostrar los pensamientos singulares del creador.
La creatividad basada en lo subjetivo podía además ser tachada de "antisoviética" cuando el régimen propugnaba como ideología de Estado a la superioridad de la colectividad sobre el individuo. Como consecuencia el realismo socialista llevó a que la política cultural de la URSS pronto rechazara los estilos artísticos modernos por ser "reaccionarios" o "manifestaciones artísticas de la burguesía", promoviendo por el contrario un estilo realista pero con fuerte carga de ideología marxista en sus temas y contenidos.
Así, desde mediados de la década de 1920 el realismo socialista reemplazó a los estilos "burgueses" anteriores a la revolución de 1917, convirtiéndose en política oficial del Estado en 1932 al promulgar Iósif Stalin el decreto de reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas para que el trabajo artístico de toda especie quede bajo control firme de la autoridad estatal. Ese mismo año Stalin declaró en una reunión nacional de autores literarios que los escritores eran realmente "ingenieros del alma humana" dejando en claro cuál era su función como artistas dentro de la sociedad soviética.
Se fundó entonces la Unión de Escritores Soviéticos para su promoción, y la nueva política fue consagrada por el I Congreso de Escritores Soviéticos de 1934, para ser a partir de entonces estrictamente aplicada en todas las esferas de la producción artística, sea literaria, musical, o de artes plásticas, que debía seguir el molde del "realismo socialista". El 10 de febrero de 1948, se dictó el llamado decreto Zhdánov, que marcó el comienzo de una campaña de críticas y descalificaciones contra muchos compositores soviéticos tachados de "burgueses" o "decadentes", entre ellos Vanó Muradeli, Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Posteriormente el gobierno de Stalin apoyó a algunos de estos artistas cuando se alinearon a la nueva política artística, llegando Shostakóvich y Prokófiev a recibir el Premio Stalin.
Las restricciones de temas artísticos se relajaron considerablemente tras la muerte de Stalin en 1953 y en 1958 fueron oficialmente rehabilitados los compositores condenados por el decreto Zhdánov, manteniendo sin embargo el Estado influencia y control sobre toda clase de producción artística. Los artistas que para la mirada del gobierno eran reaccionarios o poco identificados con la política oficial del "realismo socialista" se veían en un clima hostil para seguir creando. El estímulo gubernamental al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.
Durante las décadas siguientes surgió un interés en los estilos artísticos alternativos, hecho que se acentuó hacia fines de la década de 1980 con las reformas de apertura hacia Occidente y la perestroika de Mijaíl Gorbachov. El realismo socialista siguió, sin embargo, vigente como estilo artístico con protección oficial hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, momento en que el Estado abandonó su inmensa participación en el campo artístico, catalogada como positiva por unos y como censura y manipulación por otros muchos.
El realismo socialista en otros países
La Unión Soviética exportó el realismo socialista a casi todos los demás estados socialistas, donde la doctrina fue cobrando vigencia con diversos grados de rigor, convirtiéndose en la forma predominante de arte en dichos países durante unos cincuenta años. Actualmente el único país donde se impone esta corriente estética es Corea del Norte.[cita requerida] En la República Popular China el realismo socialista se puede observar en imágenes idealizadas que promueven el programa espacial o en la propaganda oficial. Durante el gobierno de Mao, el realismo socialista se materializaba generalmente en literatura y cuadros que ensalzaban a los trabajadores y a la revolución.
El realismo socialista en su versión más ortodoxa no fue importante en países con otros regímenes políticos, pero ciertas corrientes artísticas tienen analogías con aquel, como el muralismo mexicano de Siqueiros, Rivera y Orozco, caracterizado por un claro compromiso social, una expresa vinculación ideológica con el socialismo y cierto despojamiento de elementos puramente ornamentales o formales en aras de la claridad y eficacia del mensaje social. La misma situación se observa en la Escuela Nacionalista de Música en México donde sobresalen obras de Carlos Chávez, José Pablo Moncayo, Blas Galindo y Salvador Contreras y otros compositores que escribieron obras para apoyar tal tendencia estética utilizando elementos supuestamente folclóricos. Igualmente, llegó a introducirse en España durante la segunda república.1
Características del realismo socialista
El realismo socialista tiene sus raíces en el neoclasicismo y las tradiciones realistas de la literatura rusa del siglo XIX, que describen la vida simple del pueblo campesino, a lo cual se añade la narración de sus luchas contra un orden social injusto, de lo cual es un exponente la obra de Máximo Gorki.
Su objetivo es exaltar a la clase trabajadora común, ya sea industrial o agrícola, al presentar su vida, trabajo y recreación como algo admirable en sí mismo. En otras palabras, su objetivo es educar al pueblo en las miras y significado del socialismo. La meta final es crear lo que Lenin llamó un tipo de ser humano completamente nuevo, el Nuevo Hombre Soviético. Stalin describió a los ejecutores del realismo socialista como ingenieros de almas.
El término "Realismo" se refiere a la intención de describir al trabajador como se supone que es en realidad, portando sus herramientas, inmerso en su actividad cotidiana, o manifestando su apoyo al régimen. El proletariado está en el centro de los ideales comunistas y por lo tanto su vida es materia digna de estudio, siendo preciso además exaltar y glorificar su propia actividad. Con esto, el realismo socialista se distancia del arte aristocrático producido bajo los zares durante los siglos anteriores, pero se entronca con la tendencia decimonónica a representar la vida social del pueblo común.
Parte del esquema del "realismo socialista" era, con mayor frecuencia con el paso de los años, mostrar al proletariado en escenas afables y que inspiren simpatía, así los pintores representan campesinos alegres y musculosos, trabajadores de fábricas y granjas colectivas concentrados en su labor, maquinaria, descartando imágenes asociadas a emociones "negativas (cansancio, tedio, penurias); durante el estalinismo también producían numerosos retratos heroicos de Stalin así como imágenes heroicas de soldados y marineros. Los paisajes industriales y agrícolas que exhibían los logros de la economía soviética eran temas muy comunes en pintura y escultura, dejando de lado temas más "íntimos" o "personales", dando preferencia siempre al sentimiento colectivo. Se esperaba que los novelistas escribieran historias concordantes con la doctrina marxista del materialismo dialéctico, exaltando las luchas del proletariado, su esfuerzo y dedicación al trabajo, evitando retratar situaciones reales pero "subjetivas" que no eran bien vistas por el régimen (alcoholismo, depresión, dilemas personales). Los compositores de música debían crear una música vívida que reflejara la vida y luchas del proletariado, con emoción y acordes llenos de efecto y pasión, rechazando innovaciones sonoras.
Críticas al realismo socialista
Para sus críticos, comparado con la variedad y eclecticismo del arte occidental del siglo XX, el realismo socialista aparece como un rango estrecho, burdo y predecible de producción intelectual. A menudo se lo criticó por representar un obstáculo para el verdadero arte, o por las presiones políticas a que se veían sometidos los artistas. Czesław Miłosz en la introducción a Sobre el realismo socialista, de Andréi Siniavsky (1959), describe la producción del realismo socialista como inferior, lo que considera resultado inevitable de una, según él, limitada visión de la realidad permitida a los artistas por esta corriente. En la misma línea, los críticos hablan de varios casos de exilios culturales incluso una vez finalizado el período estalinista, como el del Grupo de Odesa, un grupo de artistas que abandonaron el país aduciendo motivos políticos.
Los preceptos del realismo socialista y su rígida aplicación durante más de veinte años causaron, para sus detractores, un gran daño a la libertad de expresión de los artistas soviéticos. Muchos artistas y autores vieron sus trabajos censurados, ignorados o rechazados. Mijaíl Bulgákov, por ejemplo, debió escribir su obra maestra El maestro y Margarita en secreto, pese a éxitos anteriores como Guardia blanca. Dmitri Shostakóvich sufrió la prohibición de varias de sus obras, como la Cuarta Sinfonía y la ópera Lady Macbeth de Mtsensk y debió recurrir a toda clase de maniobras para sortear la censura —controles oficiales— y obtener su rehabilitación. En 1937 compuso su Quinta Sinfonía en re menor opus 47, que subtituló Respuesta de un compositor soviético a una crítica justa.
La doctrina política subyacente al realismo socialista ocasionó la prohibición de obras tales como las de George Orwell, consideradas por el gobierno soviético como poco más que panfletos anticomunistas, y dificultó en varios casos el acceso al arte y literatura extranjeras contemporáneas, de manera que las traducciones de clásicos previos a 1917 eran frecuentes pero la censura oficial impedía el libre acceso a la literatura contemporánea. Buena parte del llamado arte burgués y todas las obras "experimentales" o "formalistas" fueron denunciadas como decadentes, degeneradas y pesimistas, y por lo tanto esencialmente anticomunistas. La obra literaria de James Joyce fue condenada de modo particularmente drástico por su "subjetividad", así como el expresionismo abstracto en artes plásticas (como la obra de Jackson Pollock), mientras la cinematografía occidental era condenada de continuo como "decadente" al centrarse en temas subjetivos (dramas, comedias ligeras) sin mensaje político-social aceptable para un régimen de marxismo-leninismo.
El resultado concreto fue que hasta la glásnost de década de 1980 gran parte del público soviético tuviera prohibido el acceso a muchas obras del arte y la literatura occidental, hecho resaltado por los críticos del sistema soviético. Para sus defensores, la constante agitación de la idea de la censura choca con los tangibles esfuerzos que hacía el Estado para satisfacer las necesidades culturales de la población, incluyendo la incentivación de la lectura y las obras teatrales, costumbres hoy consideradas reminiscentes del período soviético.
De todos modos, no todos los militantes comunistas aceptaron la necesidad del realismo socialista. Su establecimiento como política de Estado en la década de 1930 tuvo más que ver con las políticas internas del Partido Comunista de la Unión Soviética y sus luchas intestinas de poder que con los imperativos del marxismo clásico.
El ensayista marxista húngaro Georg Lukács criticó la rigidez del realismo socialista y postuló su propio realismo crítico como alternativa. Asimismo, en 1938, se publicó un famoso manifiesto: Manifiesto por un arte revolucionario independiente, firmado por André Breton y el pintor Diego Rivera, en el cual se hace una crítica radical al arte "soviético". El Che Guevara también criticó en su día la rigidez del realismo socialista.
Obras y artistas destacados del realismo socialista
La novela La madre de Máximo Gorki es generalmente considerada como la primera obra realista socialista (César de Vicente considera La jungla de Upton Sinclair la primera2). Gorki fue un importante factor en el rápido crecimiento de esta corriente y su opúsculo El realismo socialista trazó sus fundamentos. Otras obras literarias importantes son Cemento, de Fiódor Gladkov (1925) y El Don apacible de Mijaíl Shólojov.
El pintor Aleksandr Deineka aportó notables escenas patrióticas de la Segunda Guerra Mundial, las granjas colectivas y el deporte. Yuri Pímenov, Borís Iogansón y Gueli Kórzhev han sido descritos como los maestros incomprendidos del realismo del siglo XX. Cabe mencionar, igualmente, dentro de los pintores pertenecientes al realismo socialista, a Borís Kustódiev (con obras como el boceto para la Fiesta en conmemoración de la inauguración del II Congreso del Komintern el 19 de junio de 1920), Isaak Brodski, Aleksandr Guerásimov (Lenin en la tribuna, 1930), Gueorgui Riazhski y Aleksandr Deineka (La defensa de Petrogrado, 1928).
En música se podría incluir dentro de esta corriente algunas obras de Dmitri Shostakóvich, como la Séptima sinfonía (llamada "Leningrado").
Pintura y muralismo
Arquitectura realista socialista
Artículo principal: Arquitectura estalinista
También conocido como gótico estalinista, o el clasicismo socialista, es un término dado a la arquitectura de la Unión Soviética bajo la dirección de Iósif Stalin, entre los años 1933, cuando el proyecto de Borís Iofán del Palacio de los Sóviets fue aprobado oficialmente, y 1955, cuando Nikita Jruschov condenó "excesos" de las últimas décadas y se disolvió la Academia Soviética de Arquitectura. La arquitectura estalinista se asocia con la escuela del realismo socialista, arte y arquitectura.
Escultura
Música
Algunos de los compositores más destacados de la Unión Soviética fueron Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Estos fueron galardonados y condecorados por el gobierno soviético, pero también sufrieron fuertes censuras al no ajustarse a la rigidez del realismo socialista, especialmente en 1948, por el Decreto Zhdánov. Tras cada censura, tenían que retractarse públicamente y componer una nueva obra a gusto del gobierno de Stalin, para ser restituidos.
Dmitri Shostakóvich. Las sinfonías 5ª y 7ª son las más representativas de esta tendencia estética.
Serguéi Prokófiev. Destaca el Ballet Romeo y Julieta y la ópera Guerra y Paz.
Aram Jachaturián. Destacan los ballets: Espartaco, el Poema a Stalin y Gayaneh, famosa por la Danza del sable.
Referencias
↑ «Actividad - Realismo socialista soviético para la República española -». www.museoreinasofia.es. Consultado el 7 de noviembre de 2017.
Enlaces externos
Reseña de Las Noches Rusas: Materia y Memoria, por Roberto Echavarren. El origen del realismo socialista. Revista Almiar (2015) No. 81.
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Realismo socialista.
Realismo socialista - Wikipedia en español.
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El realismo socialista es una corriente artística cuyo propósito es expandir la conciencia de clase, el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de las personas. Fue la tendencia artística impuesta oficialmente durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de los países socialistas.
Índice
1 El realismo socialista en la Unión Soviética
2 El realismo socialista en otros países
3 Características del realismo socialista
4 Críticas al realismo socialista
5 Obras y artistas destacados del realismo socialista
5.2 Arquitectura realista socialista
El realismo socialista en la Unión Soviética
Durante el año siguiente a la Revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como un natural complemento para las políticas revolucionarias; en las artes visuales florecía el constructivismo y en poesía y música se elogiaban las formas no tradicionales y vanguardistas, como el caso de la ópera atonal La nariz, de Shostakóvich, basada en el relato homónimo de Gógol.
Sin embargo, esta situación de gran creatividad artística no tardó en generar críticas de algunos elementos del Partido Comunista hacia 1920, en tanto la ideología del nuevo régimen cuestionaba y rechazaba estilos artísticos modernos como el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, debido a los principios subjetivistas que los fundamentaban y a los temas que trataban: el realismo socialista consideraba que el arte debía referirse únicamente a temas relevantes como la política o el proletariado, mostrando las ideas que debían guiar a la colectividad, el nuevo régimen soviético consideraba "reaccionario" un arte que se ocupaba de mostrar los pensamientos singulares del creador.
La creatividad basada en lo subjetivo podía además ser tachada de "antisoviética" cuando el régimen propugnaba como ideología de Estado a la superioridad de la colectividad sobre el individuo. Como consecuencia el realismo socialista llevó a que la política cultural de la URSS pronto rechazara los estilos artísticos modernos por ser "reaccionarios" o "manifestaciones artísticas de la burguesía", promoviendo por el contrario un estilo realista pero con fuerte carga de ideología marxista en sus temas y contenidos.
Así, desde mediados de la década de 1920 el realismo socialista reemplazó a los estilos "burgueses" anteriores a la revolución de 1917, convirtiéndose en política oficial del Estado en 1932 al promulgar Iósif Stalin el decreto de reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas para que el trabajo artístico de toda especie quede bajo control firme de la autoridad estatal. Ese mismo año Stalin declaró en una reunión nacional de autores literarios que los escritores eran realmente "ingenieros del alma humana" dejando en claro cuál era su función como artistas dentro de la sociedad soviética.
Se fundó entonces la Unión de Escritores Soviéticos para su promoción, y la nueva política fue consagrada por el I Congreso de Escritores Soviéticos de 1934, para ser a partir de entonces estrictamente aplicada en todas las esferas de la producción artística, sea literaria, musical, o de artes plásticas, que debía seguir el molde del "realismo socialista". El 10 de febrero de 1948, se dictó el llamado decreto Zhdánov, que marcó el comienzo de una campaña de críticas y descalificaciones contra muchos compositores soviéticos tachados de "burgueses" o "decadentes", entre ellos Vanó Muradeli, Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Posteriormente el gobierno de Stalin apoyó a algunos de estos artistas cuando se alinearon a la nueva política artística, llegando Shostakóvich y Prokófiev a recibir el Premio Stalin.
Las restricciones de temas artísticos se relajaron considerablemente tras la muerte de Stalin en 1953 y en 1958 fueron oficialmente rehabilitados los compositores condenados por el decreto Zhdánov, manteniendo sin embargo el Estado influencia y control sobre toda clase de producción artística. Los artistas que para la mirada del gobierno eran reaccionarios o poco identificados con la política oficial del "realismo socialista" se veían en un clima hostil para seguir creando. El estímulo gubernamental al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.
Durante las décadas siguientes surgió un interés en los estilos artísticos alternativos, hecho que se acentuó hacia fines de la década de 1980 con las reformas de apertura hacia Occidente y la perestroika de Mijaíl Gorbachov. El realismo socialista siguió, sin embargo, vigente como estilo artístico con protección oficial hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, momento en que el Estado abandonó su inmensa participación en el campo artístico, catalogada como positiva por unos y como censura y manipulación por otros muchos.
El realismo socialista en otros países
La Unión Soviética exportó el realismo socialista a casi todos los demás estados socialistas, donde la doctrina fue cobrando vigencia con diversos grados de rigor, convirtiéndose en la forma predominante de arte en dichos países durante unos cincuenta años. Actualmente el único país donde se impone esta corriente estética es Corea del Norte.[cita requerida] En la República Popular China el realismo socialista se puede observar en imágenes idealizadas que promueven el programa espacial o en la propaganda oficial. Durante el gobierno de Mao, el realismo socialista se materializaba generalmente en literatura y cuadros que ensalzaban a los trabajadores y a la revolución.
El realismo socialista en su versión más ortodoxa no fue importante en países con otros regímenes políticos, pero ciertas corrientes artísticas tienen analogías con aquel, como el muralismo mexicano de Siqueiros, Rivera y Orozco, caracterizado por un claro compromiso social, una expresa vinculación ideológica con el socialismo y cierto despojamiento de elementos puramente ornamentales o formales en aras de la claridad y eficacia del mensaje social. La misma situación se observa en la Escuela Nacionalista de Música en México donde sobresalen obras de Carlos Chávez, José Pablo Moncayo, Blas Galindo y Salvador Contreras y otros compositores que escribieron obras para apoyar tal tendencia estética utilizando elementos supuestamente folclóricos. Igualmente, llegó a introducirse en España durante la segunda república.1
Características del realismo socialista
El realismo socialista tiene sus raíces en el neoclasicismo y las tradiciones realistas de la literatura rusa del siglo XIX, que describen la vida simple del pueblo campesino, a lo cual se añade la narración de sus luchas contra un orden social injusto, de lo cual es un exponente la obra de Máximo Gorki.
Su objetivo es exaltar a la clase trabajadora común, ya sea industrial o agrícola, al presentar su vida, trabajo y recreación como algo admirable en sí mismo. En otras palabras, su objetivo es educar al pueblo en las miras y significado del socialismo. La meta final es crear lo que Lenin llamó un tipo de ser humano completamente nuevo, el Nuevo Hombre Soviético. Stalin describió a los ejecutores del realismo socialista como ingenieros de almas.
El término "Realismo" se refiere a la intención de describir al trabajador como se supone que es en realidad, portando sus herramientas, inmerso en su actividad cotidiana, o manifestando su apoyo al régimen. El proletariado está en el centro de los ideales comunistas y por lo tanto su vida es materia digna de estudio, siendo preciso además exaltar y glorificar su propia actividad. Con esto, el realismo socialista se distancia del arte aristocrático producido bajo los zares durante los siglos anteriores, pero se entronca con la tendencia decimonónica a representar la vida social del pueblo común.
Parte del esquema del "realismo socialista" era, con mayor frecuencia con el paso de los años, mostrar al proletariado en escenas afables y que inspiren simpatía, así los pintores representan campesinos alegres y musculosos, trabajadores de fábricas y granjas colectivas concentrados en su labor, maquinaria, descartando imágenes asociadas a emociones "negativas (cansancio, tedio, penurias); durante el estalinismo también producían numerosos retratos heroicos de Stalin así como imágenes heroicas de soldados y marineros. Los paisajes industriales y agrícolas que exhibían los logros de la economía soviética eran temas muy comunes en pintura y escultura, dejando de lado temas más "íntimos" o "personales", dando preferencia siempre al sentimiento colectivo. Se esperaba que los novelistas escribieran historias concordantes con la doctrina marxista del materialismo dialéctico, exaltando las luchas del proletariado, su esfuerzo y dedicación al trabajo, evitando retratar situaciones reales pero "subjetivas" que no eran bien vistas por el régimen (alcoholismo, depresión, dilemas personales). Los compositores de música debían crear una música vívida que reflejara la vida y luchas del proletariado, con emoción y acordes llenos de efecto y pasión, rechazando innovaciones sonoras.
Críticas al realismo socialista
Para sus críticos, comparado con la variedad y eclecticismo del arte occidental del siglo XX, el realismo socialista aparece como un rango estrecho, burdo y predecible de producción intelectual. A menudo se lo criticó por representar un obstáculo para el verdadero arte, o por las presiones políticas a que se veían sometidos los artistas. Czesław Miłosz en la introducción a Sobre el realismo socialista, de Andréi Siniavsky (1959), describe la producción del realismo socialista como inferior, lo que considera resultado inevitable de una, según él, limitada visión de la realidad permitida a los artistas por esta corriente. En la misma línea, los críticos hablan de varios casos de exilios culturales incluso una vez finalizado el período estalinista, como el del Grupo de Odesa, un grupo de artistas que abandonaron el país aduciendo motivos políticos.
Los preceptos del realismo socialista y su rígida aplicación durante más de veinte años causaron, para sus detractores, un gran daño a la libertad de expresión de los artistas soviéticos. Muchos artistas y autores vieron sus trabajos censurados, ignorados o rechazados. Mijaíl Bulgákov, por ejemplo, debió escribir su obra maestra El maestro y Margarita en secreto, pese a éxitos anteriores como Guardia blanca. Dmitri Shostakóvich sufrió la prohibición de varias de sus obras, como la Cuarta Sinfonía y la ópera Lady Macbeth de Mtsensk y debió recurrir a toda clase de maniobras para sortear la censura —controles oficiales— y obtener su rehabilitación. En 1937 compuso su Quinta Sinfonía en re menor opus 47, que subtituló Respuesta de un compositor soviético a una crítica justa.
La doctrina política subyacente al realismo socialista ocasionó la prohibición de obras tales como las de George Orwell, consideradas por el gobierno soviético como poco más que panfletos anticomunistas, y dificultó en varios casos el acceso al arte y literatura extranjeras contemporáneas, de manera que las traducciones de clásicos previos a 1917 eran frecuentes pero la censura oficial impedía el libre acceso a la literatura contemporánea. Buena parte del llamado arte burgués y todas las obras "experimentales" o "formalistas" fueron denunciadas como decadentes, degeneradas y pesimistas, y por lo tanto esencialmente anticomunistas. La obra literaria de James Joyce fue condenada de modo particularmente drástico por su "subjetividad", así como el expresionismo abstracto en artes plásticas (como la obra de Jackson Pollock), mientras la cinematografía occidental era condenada de continuo como "decadente" al centrarse en temas subjetivos (dramas, comedias ligeras) sin mensaje político-social aceptable para un régimen de marxismo-leninismo.
El resultado concreto fue que hasta la glásnost de década de 1980 gran parte del público soviético tuviera prohibido el acceso a muchas obras del arte y la literatura occidental, hecho resaltado por los críticos del sistema soviético. Para sus defensores, la constante agitación de la idea de la censura choca con los tangibles esfuerzos que hacía el Estado para satisfacer las necesidades culturales de la población, incluyendo la incentivación de la lectura y las obras teatrales, costumbres hoy consideradas reminiscentes del período soviético.
De todos modos, no todos los militantes comunistas aceptaron la necesidad del realismo socialista. Su establecimiento como política de Estado en la década de 1930 tuvo más que ver con las políticas internas del Partido Comunista de la Unión Soviética y sus luchas intestinas de poder que con los imperativos del marxismo clásico.
El ensayista marxista húngaro Georg Lukács criticó la rigidez del realismo socialista y postuló su propio realismo crítico como alternativa. Asimismo, en 1938, se publicó un famoso manifiesto: Manifiesto por un arte revolucionario independiente, firmado por André Breton y el pintor Diego Rivera, en el cual se hace una crítica radical al arte "soviético". El Che Guevara también criticó en su día la rigidez del realismo socialista.
Obras y artistas destacados del realismo socialista
La novela La madre de Máximo Gorki es generalmente considerada como la primera obra realista socialista (César de Vicente considera La jungla de Upton Sinclair la primera2). Gorki fue un importante factor en el rápido crecimiento de esta corriente y su opúsculo El realismo socialista trazó sus fundamentos. Otras obras literarias importantes son Cemento, de Fiódor Gladkov (1925) y El Don apacible de Mijaíl Shólojov.
El pintor Aleksandr Deineka aportó notables escenas patrióticas de la Segunda Guerra Mundial, las granjas colectivas y el deporte. Yuri Pímenov, Borís Iogansón y Gueli Kórzhev han sido descritos como los maestros incomprendidos del realismo del siglo XX. Cabe mencionar, igualmente, dentro de los pintores pertenecientes al realismo socialista, a Borís Kustódiev (con obras como el boceto para la Fiesta en conmemoración de la inauguración del II Congreso del Komintern el 19 de junio de 1920), Isaak Brodski, Aleksandr Guerásimov (Lenin en la tribuna, 1930), Gueorgui Riazhski y Aleksandr Deineka (La defensa de Petrogrado, 1928).
En música se podría incluir dentro de esta corriente algunas obras de Dmitri Shostakóvich, como la Séptima sinfonía (llamada "Leningrado").
Pintura y muralismo
Arquitectura realista socialista
Artículo principal: Arquitectura estalinista
También conocido como gótico estalinista, o el clasicismo socialista, es un término dado a la arquitectura de la Unión Soviética bajo la dirección de Iósif Stalin, entre los años 1933, cuando el proyecto de Borís Iofán del Palacio de los Sóviets fue aprobado oficialmente, y 1955, cuando Nikita Jruschov condenó "excesos" de las últimas décadas y se disolvió la Academia Soviética de Arquitectura. La arquitectura estalinista se asocia con la escuela del realismo socialista, arte y arquitectura.
Escultura
Música
Algunos de los compositores más destacados de la Unión Soviética fueron Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Estos fueron galardonados y condecorados por el gobierno soviético, pero también sufrieron fuertes censuras al no ajustarse a la rigidez del realismo socialista, especialmente en 1948, por el Decreto Zhdánov. Tras cada censura, tenían que retractarse públicamente y componer una nueva obra a gusto del gobierno de Stalin, para ser restituidos.
Dmitri Shostakóvich. Las sinfonías 5ª y 7ª son las más representativas de esta tendencia estética.
Serguéi Prokófiev. Destaca el Ballet Romeo y Julieta y la ópera Guerra y Paz.
Aram Jachaturián. Destacan los ballets: Espartaco, el Poema a Stalin y Gayaneh, famosa por la Danza del sable.
Referencias
↑ «Actividad - Realismo socialista soviético para la República española -». www.museoreinasofia.es. Consultado el 7 de noviembre de 2017.
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Reseña de Las Noches Rusas: Materia y Memoria, por Roberto Echavarren. El origen del realismo socialista. Revista Almiar (2015) No. 81.
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Traducerea conținutului articolului "Realismo socialista" (EsWiki), din spaniolă în română, păstrând textul rezultat prin traducere automatică ca pe un fel de "text martor"
Traducción del contenido del artículo «Realismo socialista» (EsWiki), del español al rumano, preservando el texto resultante de la traducción automática como una especie de «texto testigo»
Column A.
El realismo socialista es una corriente artística cuyo propósito es expandir la conciencia de clase, el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de las personas. Fue la tendencia artística impuesta oficialmente durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de los países socialistas.
Column B.
Realismul socialist este o mișcare artistică al cărei scop este extinderea conștiinței de clasă, a cunoașterii problemelor sociale și a experiențelor oamenilor. A fost tendința artistică impusă oficial de-a lungul multor istorii a Uniunii Sovietice, în special în timpul guvernării lui Iosif Stalin, în Republica Populară Chineză și, în general, în majoritatea țărilor socialiste.
Column Z.
Realismul socialist este o mișcare artistică al cărei scop este extinderea conștiinței de clasă, a cunoașterii problemelor sociale și a experiențelor oamenilor. A fost tendință artistică impusă oficial de-a lungul unei mari părți a istoriei Uniunii Sovietice, cu preponderență pe timpul guvernării lui Iosif Stalin, plus în Republica Populară Chineză și, în general, în majoritatea țărilor socialiste.
Index
1 Realismul socialist în Uniunea Sovietică
2 Realismul socialist în alte țări
3 Caracteristicile realismului socialist
4 Critici ale realismului socialist
5 lucrări remarcabile și artiști ai realismului socialist
5.1 Pictură și muralism
5.2 Arhitectura socialistă realistă
5.3 Sculptură
5.4 Muzică
6 Referințe
7 Legături externe
Index
1 Realismul socialist în Uniunea Sovietică
2 Realismul socialist în alte țări
3 Caracteristicile realismului socialist
4 Critici aduse realismului socialist
5 Lucrări și artiști remarcabile/i ai/aie realismului socialist
5.1 Pictură și muralism
5.2 Arhitectura socialistă realistă
5.3 Sculptură
5.4 Muzică
6 Referințe
7 Legături externe
El realismo socialista en la Unión Soviética
Durante el año siguiente a la Revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como un natural complemento para las políticas revolucionarias; en las artes visuales florecía el constructivismo y en poesía y música se elogiaban las formas no tradicionales y vanguardistas, como el caso de la ópera atonal La nariz, de Shostakóvich, basada en el relato homónimo de Gógol.
Sin embargo, esta situación de gran creatividad artística no tardó en generar críticas de algunos elementos del Partido Comunista hacia 1920, en tanto la ideología del nuevo régimen cuestionaba y rechazaba estilos artísticos modernos como el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, debido a los principios subjetivistas que los fundamentaban y a los temas que trataban: el realismo socialista consideraba que el arte debía referirse únicamente a temas relevantes como la política o el proletariado, mostrando las ideas que debían guiar a la colectividad, el nuevo régimen soviético consideraba "reaccionario" un arte que se ocupaba de mostrar los pensamientos singulares del creador.
La creatividad basada en lo subjetivo podía además ser tachada de "antisoviética" cuando el régimen propugnaba como ideología de Estado a la superioridad de la colectividad sobre el individuo. Como consecuencia el realismo socialista llevó a que la política cultural de la URSS pronto rechazara los estilos artísticos modernos por ser "reaccionarios" o "manifestaciones artísticas de la burguesía", promoviendo por el contrario un estilo realista pero con fuerte carga de ideología marxista en sus temas y contenidos.
Así, desde mediados de la década de 1920 el realismo socialista reemplazó a los estilos "burgueses" anteriores a la revolución de 1917, convirtiéndose en política oficial del Estado en 1932 al promulgar Iósif Stalin el decreto de reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas para que el trabajo artístico de toda especie quede bajo control firme de la autoridad estatal. Ese mismo año Stalin declaró en una reunión nacional de autores literarios que los escritores eran realmente "ingenieros del alma humana" dejando en claro cuál era su función como artistas dentro de la sociedad soviética.
Se fundó entonces la Unión de Escritores Soviéticos para su promoción, y la nueva política fue consagrada por el I Congreso de Escritores Soviéticos de 1934, para ser a partir de entonces estrictamente aplicada en todas las esferas de la producción artística, sea literaria, musical, o de artes plásticas, que debía seguir el molde del "realismo socialista". El 10 de febrero de 1948, se dictó el llamado decreto Zhdánov, que marcó el comienzo de una campaña de críticas y descalificaciones contra muchos compositores soviéticos tachados de "burgueses" o "decadentes", entre ellos Vanó Muradeli, Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Posteriormente el gobierno de Stalin apoyó a algunos de estos artistas cuando se alinearon a la nueva política artística, llegando Shostakóvich y Prokófiev a recibir el Premio Stalin.
Las restricciones de temas artísticos se relajaron considerablemente tras la muerte de Stalin en 1953 y en 1958 fueron oficialmente rehabilitados los compositores condenados por el decreto Zhdánov, manteniendo sin embargo el Estado influencia y control sobre toda clase de producción artística. Los artistas que para la mirada del gobierno eran reaccionarios o poco identificados con la política oficial del "realismo socialista" se veían en un clima hostil para seguir creando. El estímulo gubernamental al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.
Durante las décadas siguientes surgió un interés en los estilos artísticos alternativos, hecho que se acentuó hacia fines de la década de 1980 con las reformas de apertura hacia Occidente y la perestroika de Mijaíl Gorbachov. El realismo socialista siguió, sin embargo, vigente como estilo artístico con protección oficial hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, momento en que el Estado abandonó su inmensa participación en el campo artístico, catalogada como positiva por unos y como censura y manipulación por otros muchos.
Realismul socialist în Uniunea Sovietică
În cursul anului care a urmat Revoluției Ruse, curentele de avangardă au fost văzute ca o completare naturală a politicilor revoluționare; În artele vizuale, constructivismul a înflorit, iar în poezie și muzică au fost lăudate forme netradiționale și avangardiste, precum opera atonală Nasul de Șostakovici, bazată pe povestea cu același nume a lui Gogol.
Totuși, această situație de mare creativitate artistică a generat în scurt timp critici din partea unor elemente ale Partidului Comunist în jurul anului 1920, întrucât ideologia noului regim punea sub semnul întrebării și respingea stilurile artistice moderne precum impresionismul, suprarealismul, dadaismul și cubismul, datorită principiilor subiectiviste. care i-au susținut și la temele pe care le-au tratat: realismul socialist considera că arta trebuie să se refere doar la teme relevante precum politica sau proletariatul, arătând ideile care ar trebui să ghideze comunitatea, noul regim sovietic îl considera „reacționar” „o artă”. care era preocupat de afișarea gândurilor unice ale creatorului.
Creativitatea bazată pe subiectivitate ar putea fi de asemenea etichetată drept „antisovietică” atunci când regimul a susținut superioritatea comunității asupra individului ca ideologie de stat. În consecință, realismul socialist a condus la politica culturală a URSS la respingerea în scurt timp a stilurilor artistice moderne pentru că sunt „recționare” sau „manifestări artistice ale burgheziei”, promovând în schimb un stil realist, dar cu o puternică încărcătură de ideologie marxistă în subiectele sale și conţinut.
Astfel, de la mijlocul anilor 1920, realismul socialist a înlocuit stilurile „burgheze” care existau înainte de revoluția din 1917, devenind politică oficială de stat în 1932 când Iosif Stalin a promulgat decretul pentru reconstrucția organizațiilor literare și artistice astfel încât opera artistică de tot felul. rămâne sub controlul ferm al autorității statului. În același an, Stalin a declarat, la o întâlnire națională a autorilor literari, că scriitorii sunt cu adevărat „ingineri ai sufletului uman”, arătând clar care este rolul lor ca artiști în societatea sovietică.
Atunci a fost fondată Uniunea Scriitorilor Sovietici pentru a o promova, iar noua politică a fost consacrată de Primul Congres al Scriitorilor Sovietici din 1934, pentru a fi de atunci încolo aplicată cu strictețe în toate sferele producției artistice, fie ea literară, muzicală sau de artele plastice, care urma să urmeze modelul „realismului socialist”. La 10 februarie 1948, a fost emis așa-numitul decret Jdanov, care a marcat începutul unei campanii de critică și descalificare împotriva multor compozitori sovietici etichetați drept „burghezi” sau „decadenți”, printre care Vano Muradeli, Dmitri Șostakovici, Serghei Prokofiev și Aram Khachaturian. Mai târziu, guvernul lui Stalin i-a susținut pe unii dintre acești artiști atunci când s-au aliniat la noua politică artistică, Șostakovici și Prokofiev primind Premiul Stalin.
Restricțiile la subiectele artistice au fost considerabil relaxate după moartea lui Stalin în 1953, iar în 1958 compozitorii condamnați prin decretul Jdanov au fost reabilitati oficial, deși statul a menținut influența și controlul asupra tuturor formelor de producție artistică. Artiștii care, în ochii guvernului, erau considerați reacționari sau aveau puțină identificare cu politica oficială a „realismului socialist” s-au trezit într-un climat ostil pentru a continua să creeze. Încurajarea guvernamentală a realismului socialist în Uniunea Sovietică nu a împiedicat promovarea operelor, autorilor și genurilor din secolul al XIX-lea străine acestei mișcări și înrădăcinate în tradiția rusă, care a favorizat o performanță remarcabilă a interpreților de muzică și balet academic, printre altele. manifestări artistice.
De-a lungul deceniilor următoare a apărut un interes pentru stilurile artistice alternative, fapt care s-a accentuat spre sfârșitul anilor 1980 odată cu reformele de deschidere către Occident și perestroika lui Mihail Gorbaciov. Realismul socialist a rămas, însă, în vigoare ca stil artistic cu protecție oficială până la dizolvarea Uniunii Sovietice în 1991, când statul a abandonat imensa sa participare în domeniul artistic, catalogată drept pozitiv de unii și drept cenzură și manipulare de către alții. multe altele.
Realismul socialist în Uniunea Sovietică
În cursul anului care a urmat Revoluției Ruse, curentele avangardiste erau văzute ca un complement natural al politicilor revoluționare; in artele vizuale înflorea constructivismul, iar în poezie și muzică erauelogiate forme netradiționale și avangardiste, precum opera atonală Nasul de Șostakovici, bazată pe povestea cu același nume a lui Gogol.
Totuși, această situație de mare creativitate artistică nu a intarziat sa genereze, în jurul anului 1920, critici din partea unor elemente ale Partidului Comunist, întrucât ideologia noului regim punea sub semnul întrebării și respingea stilurile artistice moderne precum impresionismul, suprarealismul, dadaismul și cubismul, datorită principiilor subiectiviste. care le fundamentau și temelor pe care le tratatau: realismul socialist considera că arta trebuie să se refere doar la teme relevante precum politica sau proletariatul, arătând ideile care ar trebui să ghideze colectivitatea, noul regim sovietic considera „reacționara” „o artă”. care era preocupa de afișarea gândurilor singulare ale respectivului creator.
Creativitatea bazată pe subiectivitate putea fi de asemenea etichetată drept „antisovietică”, de vreme ce acel regim susținea, ca ideologie de Stat, superioritatea comunității asupra individului. Drept consecință, realismul socialist a condus ca politica culturală a URSS sa respinga în scurt timp stilurile artistice moderne ca fiind „reacționare” sau ca fiind „manifestări artistice ale burgheziei”, promovând în schimb un stil realist, dar cu o puternică încărcătură de ideologie marxistă în temele și conţinuturile sale.
Astfel, de pe la mijlocul anilor 1920, realismul socialist a înlocuit stilurile „burgheze” care existau înainte de revoluția din 1917, devenind politică oficială de Stat în 1932, atunci când Iosif Stalin a promulgat decretul pentru reconstrucția organizațiilor literare și artistice astfel încât opera artistică de tot felul. rămâne sub controlul ferm al autorității Statului. În același an, Stalin a declarat, la o întâlnire națională a autorilor literari, că scriitorii sunt cu adevărat „ingineri ai sufletului uman”, arătând clar care este rolul lor ca artiști în cadrul societatii sovietice.
S-a fondat atunci Uniunea Scriitorilor Sovietici pentru a o promova asta, iar noua politică a fost consacrată de Congresul I al Scriitorilor Sovietici din 1934, pentru a fi de atunci încolo aplicată cu strictețe în toate sferele de producție artistica, fie ea literară, muzicală sau de arte plastice, care trebuia să urmeze modelul „realismului socialist”. La 10 februarie 1948, a fost emis așa-numitul decret Jdanov, care a marcat începutul unei campanii de critică și descalificare împotriva multor compozitori sovietici etichetați drept „burghezi” sau „decadenți”, printre care Vano Muradeli, Dmitri Șostakovici, Serghei Prokofiev și Aram Khachaturian. Mai târziu, guvernul lui Stalin i-a susținut pe unii dintre acești artiști atunci când s-au aliniat la noua politică artistică, Șostakovici și Prokofiev ajungand sa primeasca Premiul Stalin.
Restricțiile pe subiectele artistice s-au relaxat considerabil după moartea lui Stalin în 1953, iar în 1958 compozitorii condamnați prin decretul Jdanov au fost reabilitati oficial, deși Statul si-a menținut influența și controlul asupra tuturor formelor de producție artistică. Artiștii care, în ochii guvernului, erau considerați reacționari sau puțin identificati cu politica oficială a „realismului socialist”, se vedeau într-un climat prea ostil pentru a continua să creeze. Încurajarea guvernamentală a realismului socialist în Uniunea Sovietică nu a putut împiedica promovarea operelor, autorilor și genurilor din secolul al XIX-lea străine acestei mișcări și înrădăcinate în tradiția rusă, care a favorizat o performanță remarcabilă a interpreților de muzică academica și de balet, printre alte manifestări artistice.
De-a lungul deceniilor următoare a apărut interes pentru stiluri artistice alternative, fapt care s-a accentuat spre sfârșitul anilor 1980 odată cu reformele de deschidere către Occident și cu perestroika promovata de Mihail Gorbaciov. Realismul socialist a continuat, însă, în vigoare, ca stil artistic cu protecție oficială, până la dizolvarea Uniunii Sovietice în 1991, moment in care sovieticul Stat a abandonat imensa sa participare în domeniul artistic, catalogată ca pozitiva de unii șicat cenzură și manipulare de multi alții.
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Column A.
El realismo socialista es una corriente artística cuyo propósito es expandir la conciencia de clase, el conocimiento de los problemas sociales y las vivencias de las personas. Fue la tendencia artística impuesta oficialmente durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de los países socialistas.
Column Z.
Realismul socialist este o mișcare artistică al cărei scop este extinderea conștiinței de clasă, a cunoașterii problemelor sociale și a experiențelor oamenilor. A fost tendință artistică impusă oficial de-a lungul unei mari părți a istoriei Uniunii Sovietice, cu preponderență pe timpul guvernării lui Iosif Stalin, plus în Republica Populară Chineză și, în general, în majoritatea țărilor socialiste.
Index
1 Realismul socialist în Uniunea Sovietică
2 Realismul socialist în alte țări
3 Caracteristicile realismului socialist
4 Critici aduse realismului socialist
5 Lucrări și artiști remarcabile/i ai/aie realismului socialist
5.1 Pictură și muralism
5.2 Arhitectura socialistă realistă
5.3 Sculptură
5.4 Muzică
6 Referințe
7 Legături externe
El realismo socialista en la Unión Soviética
Durante el año siguiente a la Revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como un natural complemento para las políticas revolucionarias; en las artes visuales florecía el constructivismo y en poesía y música se elogiaban las formas no tradicionales y vanguardistas, como el caso de la ópera atonal La nariz, de Shostakóvich, basada en el relato homónimo de Gógol.
Sin embargo, esta situación de gran creatividad artística no tardó en generar críticas de algunos elementos del Partido Comunista hacia 1920, en tanto la ideología del nuevo régimen cuestionaba y rechazaba estilos artísticos modernos como el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, debido a los principios subjetivistas que los fundamentaban y a los temas que trataban: el realismo socialista consideraba que el arte debía referirse únicamente a temas relevantes como la política o el proletariado, mostrando las ideas que debían guiar a la colectividad, el nuevo régimen soviético consideraba "reaccionario" un arte que se ocupaba de mostrar los pensamientos singulares del creador.
La creatividad basada en lo subjetivo podía además ser tachada de "antisoviética" cuando el régimen propugnaba como ideología de Estado a la superioridad de la colectividad sobre el individuo. Como consecuencia el realismo socialista llevó a que la política cultural de la URSS pronto rechazara los estilos artísticos modernos por ser "reaccionarios" o "manifestaciones artísticas de la burguesía", promoviendo por el contrario un estilo realista pero con fuerte carga de ideología marxista en sus temas y contenidos.
Así, desde mediados de la década de 1920 el realismo socialista reemplazó a los estilos "burgueses" anteriores a la revolución de 1917, convirtiéndose en política oficial del Estado en 1932 al promulgar Iósif Stalin el decreto de reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas para que el trabajo artístico de toda especie quede bajo control firme de la autoridad estatal. Ese mismo año Stalin declaró en una reunión nacional de autores literarios que los escritores eran realmente "ingenieros del alma humana" dejando en claro cuál era su función como artistas dentro de la sociedad soviética.
Se fundó entonces la Unión de Escritores Soviéticos para su promoción, y la nueva política fue consagrada por el I Congreso de Escritores Soviéticos de 1934, para ser a partir de entonces estrictamente aplicada en todas las esferas de la producción artística, sea literaria, musical, o de artes plásticas, que debía seguir el molde del "realismo socialista". El 10 de febrero de 1948, se dictó el llamado decreto Zhdánov, que marcó el comienzo de una campaña de críticas y descalificaciones contra muchos compositores soviéticos tachados de "burgueses" o "decadentes", entre ellos Vanó Muradeli, Dmitri Shostakóvich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturián. Posteriormente el gobierno de Stalin apoyó a algunos de estos artistas cuando se alinearon a la nueva política artística, llegando Shostakóvich y Prokófiev a recibir el Premio Stalin.
Las restricciones de temas artísticos se relajaron considerablemente tras la muerte de Stalin en 1953 y en 1958 fueron oficialmente rehabilitados los compositores condenados por el decreto Zhdánov, manteniendo sin embargo el Estado influencia y control sobre toda clase de producción artística. Los artistas que para la mirada del gobierno eran reaccionarios o poco identificados con la política oficial del "realismo socialista" se veían en un clima hostil para seguir creando. El estímulo gubernamental al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.
Durante las décadas siguientes surgió un interés en los estilos artísticos alternativos, hecho que se acentuó hacia fines de la década de 1980 con las reformas de apertura hacia Occidente y la perestroika de Mijaíl Gorbachov. El realismo socialista siguió, sin embargo, vigente como estilo artístico con protección oficial hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991, momento en que el Estado abandonó su inmensa participación en el campo artístico, catalogada como positiva por unos y como censura y manipulación por otros muchos.
Realismul socialist în Uniunea Sovietică
În cursul anului care a urmat Revoluției Ruse, curentele avangardiste erau văzute ca un complement natural al politicilor revoluționare; in artele vizuale înflorea constructivismul, iar în poezie și muzică erauelogiate forme netradiționale și avangardiste, precum opera atonală Nasul de Șostakovici, bazată pe povestea cu același nume a lui Gogol.
Totuși, această situație de mare creativitate artistică nu a intarziat sa genereze, în jurul anului 1920, critici din partea unor elemente ale Partidului Comunist, întrucât ideologia noului regim punea sub semnul întrebării și respingea stilurile artistice moderne precum impresionismul, suprarealismul, dadaismul și cubismul, datorită principiilor subiectiviste. care le fundamentau și temelor pe care le tratatau: realismul socialist considera că arta trebuie să se refere doar la teme relevante precum politica sau proletariatul, arătând ideile care ar trebui să ghideze colectivitatea, noul regim sovietic considera „reacționara” „o artă”. care era preocupa de afișarea gândurilor singulare ale respectivului creator.
Creativitatea bazată pe subiectivitate putea fi de asemenea etichetată drept „antisovietică”, de vreme ce acel regim susținea, ca ideologie de Stat, superioritatea comunității asupra individului. Drept consecință, realismul socialist a condus ca politica culturală a URSS sa respinga în scurt timp stilurile artistice moderne ca fiind „reacționare” sau ca fiind „manifestări artistice ale burgheziei”, promovând în schimb un stil realist, dar cu o puternică încărcătură de ideologie marxistă în temele și conţinuturile sale.
Astfel, de pe la mijlocul anilor 1920, realismul socialist a înlocuit stilurile „burgheze” care existau înainte de revoluția din 1917, devenind politică oficială de Stat în 1932, atunci când Iosif Stalin a promulgat decretul pentru reconstrucția organizațiilor literare și artistice astfel încât opera artistică de tot felul. rămâne sub controlul ferm al autorității Statului. În același an, Stalin a declarat, la o întâlnire națională a autorilor literari, că scriitorii sunt cu adevărat „ingineri ai sufletului uman”, arătând clar care este rolul lor ca artiști în cadrul societatii sovietice.
S-a fondat atunci Uniunea Scriitorilor Sovietici pentru a o promova asta, iar noua politică a fost consacrată de Congresul I al Scriitorilor Sovietici din 1934, pentru a fi de atunci încolo aplicată cu strictețe în toate sferele de producție artistica, fie ea literară, muzicală sau de arte plastice, care trebuia să urmeze modelul „realismului socialist”. La 10 februarie 1948, a fost emis așa-numitul decret Jdanov, care a marcat începutul unei campanii de critică și descalificare împotriva multor compozitori sovietici etichetați drept „burghezi” sau „decadenți”, printre care Vano Muradeli, Dmitri Șostakovici, Serghei Prokofiev și Aram Khachaturian. Mai târziu, guvernul lui Stalin i-a susținut pe unii dintre acești artiști atunci când s-au aliniat la noua politică artistică, Șostakovici și Prokofiev ajungand sa primeasca Premiul Stalin.
Restricțiile pe subiectele artistice s-au relaxat considerabil după moartea lui Stalin în 1953, iar în 1958 compozitorii condamnați prin decretul Jdanov au fost reabilitati oficial, deși Statul si-a menținut influența și controlul asupra tuturor formelor de producție artistică. Artiștii care, în ochii guvernului, erau considerați reacționari sau puțin identificati cu politica oficială a „realismului socialist”, se vedeau într-un climat prea ostil pentru a continua să creeze. Încurajarea guvernamentală a realismului socialist în Uniunea Sovietică nu a putut împiedica promovarea operelor, autorilor și genurilor din secolul al XIX-lea străine acestei mișcări și înrădăcinate în tradiția rusă, care a favorizat o performanță remarcabilă a interpreților de muzică academica și de balet, printre alte manifestări artistice.
De-a lungul deceniilor următoare a apărut interes pentru stiluri artistice alternative, fapt care s-a accentuat spre sfârșitul anilor 1980 odată cu reformele de deschidere către Occident și cu perestroika promovata de Mihail Gorbaciov. Realismul socialist a continuat, însă, în vigoare, ca stil artistic cu protecție oficială, până la dizolvarea Uniunii Sovietice în 1991, moment in care sovieticul Stat a abandonat imensa sa participare în domeniul artistic, catalogată ca pozitiva de unii și ca cenzură și manipulare de multi alții.
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