Capítulo XII

Capítulo XII

La literatura procesal del s. XVI - XVII/1

1. Mientras que los comentarios generales de esta época no abordan el tema de la sanación de la invalidez de la sentencia, en cambio encontramos abundantes indicaciones en la literatura procesal. Ya que en esta época el derecho procesal es un territorio común entre derecho canónico y secular, podemos usar los autores ligados a la Curia romana, y también aquellos que trabajaban en tribunales de cortes seculares. De hecho vemos que usan fuentes comunes (la colección justinianea y el Corpus canonicus) y que los autores se citan mutuamente.

La razón de esta coincidencia es la siguiente: en esta época comienza a alcanzar gran prestigio la jurisprudencia de los tribunales más importantes de Europa, (entre los cuales destacaba la Rota Romana).1 Por esto los autores de derecho procesal, para mejor ilustrar o fundamentar su doctrina, frecuentemente hacen alusión a la praxis seguida en estos tribunales.

2. Un fenómeno semejante no lo encontramos en los siglos anteriores, pues hasta el s. XV reinaba el doctor iuris, es decir, el erudito privado que daba consilia iuris en base a su propia autoridad personal. Esto cambiará desde el s. XVI, cuando en torno a las cortes surgirán tribunales prestigiosos que impartirán justicia en nombre del príncipe. La praxis procesal y la jurisprudencia de estos tribunales será recogida y difundida por los autores, que a veces solo quieren reflejar la vida de un tribunal, más que desarrollar una obra personal. Así también surgirá en la literatura jurídica el género «Decisiones», para coleccionar los casos más notables de la jurisprudencia.

1. La literatura procesal italiana

1. Comenzamos este tema con algunas observaciones terminológicas. En primer lugar notamos que en la literatura procesal no se usa mucho la expresión «nullitas insanabilis»,2 salvo Marchesanus, en la parte de su obra dedicada precisamente a la sanación.

En peor situación está la expresión «nullitas sanabilis» que solo aparece una vez.3 En lugar de ella, los canonistas usaron diversas expresiones. El grupo más cercano es formado por el verbo «sanari»,4 y el substantivo «sanatio», aunque poco usado.5

Con la misma idea tenemos otros verbos que se usan con poca frecuencia: «resarciri», «reparari» «salvari» y «emendare».6

Se usan bastante en algunos autores tres verbos, que en diverso modo expresan la idea de la sanación por el consenso de las partes: «convalidari», por la autoridad judicial: «confirmari», y por el paso del tiempo: «convalescere».7

Finalmente vemos en estrecha conexión con la cuestión de la sanación de la sentencia por medio del consenso de las partes, hallamos el substantivo «consensus» y el verbo «consentio»,8 en lugar de la fórmula «ex voluntate partium», que en esta época casi no se usa más.

2. Abrimos nuestra exposición con un texto de la obra de S. Vantius,9 que será columna y modelo para los autores posteriores. En el último título de su obra, dedicada a la sanación, Vantius propone una interesante distinción de la invalidez en dos grupos. 10

En primer lugar están los casos praecipuae et relevantes (jurisdicción, mandato y citación), los cuales él considera fundadas en el ius naturalis et gentium, y por lo tanto son defectos insanables por el legislador o por las partes (en virtud de la Bula de Pío IV estos tres casos se volverán los únicos casos insanables, tal como lo testimonia la literatura posterior). 11

De todos modos él admite aquí algunos casos de sanación cuando no se trata de un defecto absoluto, por ejemplo, el caso de incompetencia relativa.12

En el caso de la incompetencia relativa contaba mucho averiguar, si la parte había conocido el defecto y había consentido en seguir adelante, o si la parte había ignorado el defecto y solo lo había descubierto después de dictada la sentencia. En el primer caso, la sentencia quedaba sanada por el consenso tácito de la parte; en el segundo caso podía oponerse la invalidez.13

También era considerada una validez insanable, cuando se encontraba que la violación de las leyes procesales envolvía una gravísima injusticia, como por ejemplo cuando se omitía totalmente la cognición de la causa.14

En un segundo grupo está la invalidez por defectos provenientes ex mere iure positivo. Por lo tanto, el defecto de las solemnidades o de aquellas normas que se fundan meramente en el derecho positivo, fácilmente pueden ser subsanadas. Altimarus elenca como ejemplo las solemnidades que rodean la pronunciación de la sentencia.15 No se niega que sean verdaderas causas de invalidez, pero fácilmente pueden ser sanadas.

Para ellos este sería el fundamento teórico de la sanación: el hecho que no toda invalidez posee la misma naturaleza ni el mismo rango: algunas son intocables porque tocan la ley natural, otras nacen y están sometidas al legislador humano, o incluso a la voluntad de las partes, en cuanto que han sido dictadas en su favor.

3. Respecto a los modos de sanación, hallamos las mismas vías ya conocidas por los medievales. La más importante vía de sanación (y la que impulsó el trabajo de distinción entre diferentes casos de invalidez) era la plenitudo potestatis del juez supremo, el príncipe en las causas seculares, el Papa en las causas eclesiásticas. 16

El príncipe, que ha establecido las leyes, él mismo puede subsanar algunos defectos extrínsecos que invalidan una sentencia, pues él puede actuar sin atenerse a las formalidades y buscando solo la verdad y la justicia.

Pero en el caso del defecto de una parte del proceso fundada en el derecho natural o que lesione gravemente la justicia, esa sentencia era insanablemente inválida, porque se violan leyes no dictadas por la autoridad humana, y por lo tanto que no pueden ser sanada por el príncipe.

De todos modos esta concepción no era tan rígida como parecía, pues los defectos de jurisdicción, citación y mandato también podían ser sanados, si el defecto no era tan radical.17 Por ejemplo si el defecto de la citación se refería solo a defectos de forma o ejecución. Y en caso del defecto de mandato, se podía hacer pagar los gastos del juicio al que maliciosamente retrasaba la denuncia. Y en caso de defecto de jurisdicción, se recordaba que podía ser sanado por el consenso de las partes.

En general se reconocía que el Papa podía sanar cualquiera de estos tres defectos si la sanación era dada expresamente ad casum.18 Esta sanación extraordinaria sin duda solamente era concedida cuando el defecto no era absoluto, o en aquel caso en que, a pesar del defecto formal, la sentencia era justa en el mérito. Esto lo podemos confirmar por el hecho que siempre que el caso envolvía una grave injusticia no podía ser sanado.19

Respecto al modo cómo se realizaba esta sanación, tenemos breves referencias incidentales, como por ejemplo en Ridolphinus:20 cuando se presentaba un caso de sentencia infectada de invalidez sanable, entonces el juez procedía a subsanarla y confirmarla por medio de un simple rescripto.21 El nombre técnico exacto, que designaba este poder que se concedía al juez y el acto judicial de sanación, era «commissio sanatoria».22

En los casos más simples era suficiente que la parte interesada en sanar la sentencia defectuosa elevase su petición y volviese a pagar la tasa al tribunal para obtener la sanación. En este caso se insertaba la cláusula «refectis expensis».23 Pero este procedimiento simple se excluía cuando se mezclaba elementos de injusticia en la sentencia.24

También en algunos procesos sumarios el Papa expresamente colocaba una cláusula especial para suplir todos los defectos que estaba en su poder sanar, 25 quedando excluidas de esta sanación solo aquella invalidez que escapaban a la autoridad humana.26

4. Respecto a la sanación por consenso de las partes la casuistica se había desarrollado más. Por ejemplo, se aceptaba que las partes por mutuo acuerdo, al comenzar el proceso, podían comprometerse a no impugnar la invalidez de la sentencia, si ocurriese algún defecto. En tal caso, aunque la sentencia era y permanecía inválida, subsistía la decisión judicial meramente como un acuerdo privado. 27

Exactamente lo mismo ocurría, aunque no hubiera habido un acuerdo previo, pero las partes daban su consentimiento: también entonces la decisión judicial valía solo como un pacto privado, el cual incluso podía posteriormente ser confirmado por la autoridad judicial.28

Por lo tanto en estos casos, hablando estricta y formalmente, la sentencia no era sanada. Esto era especialmente claro cuando se trataba de un defecto absoluto en la jurisdicción, en el mandato o en la citación. En esos casos la sentencia inválida no podía ser sanada por el consenso de las partes, al menos no como sentencia.29

Si una parte, afectada por un acto inválido sanable, guardaba silencio, entonces de su actitud pasiva se deducía un consentimiento tácito. Este consentimiento sanaba el acto inválido, y por lo tanto la parte afectada, en base a ese acto defectuoso, después no podía alegar la invalidez.30

También podía ocurrir que una parte, que no podía participar válidamente en el juicio, iniciaba a actuar en el proceso, sin que la otra parte levante ninguna objeción; si durante el proceso la parte irregular subsana el defecto, entonces después la parte contraria no podrá alegar la invalidez de la sentencia en base a ese defecto ya subsanado.31

En general en los casos de defecto parcial de jurisdicción, de mandato y de citación podía pedirse la sanación de estos defectos antes del dictado de la sentencia, subsanando los defectos, de modo que posteriormente no se pudiera impugnar la sentencia a causa de ellos.32 En este caso no se trataría propiamente de sanación de sentencia inválida, sino de actos procesales.

Respecto a la sanación por el paso del tiempo,33 en este período se consolida la deforme idea que “como acción” la impugnación se debía alegar en un plazo de 30 años, pero “como excepción” era perpetua. Así se concuerda la necesidad de los plazos con el axioma que negaba la sanación por el paso del tiempo. Ahora basta constatar que entre los autores no había consenso sobre el sentido que se debía dar a la frase “como excepción”. Y ellos en general evitan hablar del plazo como un modo de sanación.

5. Conclusión. Es unánime y clarísima la exposición de la literatura procesal de esta época sobre la distinción entre la invalidez sanable y la invalidez insanable, aunque solo una vez aparece en los textos la expresión «nullitas sanabilis», que seguramente no les parecía conveniente.34

Teniendo en cuenta esta situación de la literatura procesal podemos razonablemente conectar las normas restrictivas de la Bula «In throno iustitia»,35 con la praxis «de facili repariri», que se usaba en la Curia romana. Cuando el Papa reduce a tres los casos de invalidez, significa, que todos los demás casos ex ratione processus, y ex solennitate debían alegarse y ser resueltos ante sententiam; en caso contrario podían ser “sanados”. Tal praxis en los primeros años del s. XVI era una praxis ordinaria en la Curia romana.

Por lo tanto la idea y exposición canónica de la sanación de la sentencia inválida fue anterior, (y será el fundamento) a la literatura procesal alemana del s. XVI y a la legislación imperial alemana del s. XVII y XVIII.36

Los rasgos característicos de la sanación de esta época son:

a) Se considera “sanable” aquella invalidez que proviene del defecto de una norma del mero derecho positivo. Si se trata del defecto absoluto de normas que ellos creen fundadas en el derecho natural, entonces se excluye la posibilidad de la sanación. Pero si tal defecto no era absoluto y la sentencia era justa, entonces era posible que se concediera la sanación.

b) Especialmente en aquella invalidez que nace ex ratione procesus, o sea cuando hay perversión del debido proceso, se subrayaba que si este defecto originaba grave injusticia, entonces era insanable.

b) No se fijan expresamente plazos diferentes para la impugnación de la invalidez sanable e insanable, por lo tanto esa distinción no indica que unos serían perpetuos y los otros temporales. Pero en la mente canónica, el vicio insanable siempre podía ser removida per modum exceptionis.

2. En la literatura procesal alemana

1. En la primera mitad del s. XVI la legislación alemana produjo dos documentos sobre la impugnación de la sentencia inválida, los cuales fuertemente condicionaron la literatura procesal alemana de esta época.37

El primero es el reglamento del tribunal de la Cámara imperial del año 1521.38 Allí se establece que la invalidez de la sentencia o cualquier otro defecto debían plantearse de modo incidental con la apelación, de modo que se evite un doble procedimiento, y la consiguiente pérdida de tiempo. Además se advertía a los jueces de no declarar fácilmente la invalidez de un proceso, cuando no constaba una grave injusticia. Estas normas se repitieron en los reglamentos del año 1523 (V, 7) y 1527 (§ 23).39

El año 1555 se promulgó un nuevo reglamento del tribunal de la Cámara. Sobre la impugnación de la sentencia inválida solo había un pequeño cambio: aunque se continuaba a permitir la acumulación de invalidez y apelación, sin embargo ahora de nuevo se permitía la demanda de la invalidez por sí misma en modo principal.40

En conclusión: De estos textos se puede apreciar con toda evidencia que la praxis canónica sobre la impugnación y la sanación de la sentencia inválida estaba más desarrollada que la legislación alemana de esta época, y por lo tanto es claro que la literatura canónica influyó la normativa alemana.

2. Andrea Gaill († 1587)41 y Bernhardus Greven, notables legistas alemanes, que desempeñaron altos cargos en la corte imperial, nos han dejado abundantes anotaciones sobre la sentencia inválida y su impugnación, y que luego han servido como inspiración a varios autores canónicos posteriores.

Gaill nos refiere que solo se reconoce como causales de invalidez de la sentencia los defectos más graves y patentes, y en el tribunal de la Cámara imperial, en general no se aceptan, si consta claramente que la sentencia es justa en el mérito.42

Esto significa que varios casos de sentencia inválida pueden ser “reparados” por el juez superior, es decir, aceptar como válida una sentencia, que padece de ciertos casos de invalidez. Así comentando43 el Ordo Camerae de 1555, dice que si el juez superior examina una causa, y encuentra vicios que afectan la validez del proceso o la sentencia, no necesariamente debe declarar la invalidez de estos. Pues si esos vicios se refieren meramente a la figura et solemnitas iudici, el juez puede sanar esa sentencia.

Pero incluso en casos formalmente más graves, como por ejemplo en el caso del defecto de la contestación de la lid, se puede sanar esa invalidez: si el juez considera que, a pesar del grave vicio procesal, el mérito de la sentencia es justo, entonces tal vicio puede y debe ser sanado. Esto significa que este tipo de vicios procesales solo tienen fuerza irritante en caso que esté ligado a una clara injusticia en el mérito de la sentencia.44

Del mismo modo, si el defecto procesal es tan grave que ni siquiera permite al juez de informarse sobre el mérito de la sentencia, entonces se debe declarar inválida esa sentencia. 45

3. Greven parece asumir una actitud más restrictiva frente a la invalidez ex ratione procesus, pues en general considera que solo los casos más graves y patentes de invalidez deben ser acogidos por el juez, el cual se debe inclinar más bien por la sanación de todos los vicios, incluso en el caso del defecto de jurisdicción. 46

Por lo tanto, la cuestión más importante, o criterio de distinción, está en el mérito de la sentencia: si al juez le consta que la sentencia es básicamente válida, entonces debe considerar que no se trata de una «nullitas irreparabilis». 47

Esto significa que la invalidez, para que sea considerada “insanable”, debe referirse a una parte esencial del proceso,48 y además debe, de algún modo, afectar el mérito mismo de la sentencia. Por lo tanto la única clase de invalidez insanable ex ratione procesus que se reconoce es aquella que además envuelve injusticia del mérito de la sentencia.

Y en estos casos de máxima gravedad se advierte que el juez de apelación no puede confirmar tal sentencia inválida, porque entonces ambas sentencias serían inválidas. 49

4. Un argumento para explicar esta praxis se busca en el deber del juez que «magis expeditioni causae favet, ut litibus finis imponatur», o sea que si la sentencia es justa, ya ha alcanzado su objetivo principal, y por lo tanto la oposición de la invalidez es vista como una inútil dilación.

A este razón práctica se añade un criterio teórico, para poder distinguir aquellos vicios que pueden y los que no pueden ser reparados: 50 se distingue en el ordo iuris dos tipos de elementos: aquellos que se fundan en la ley positiva, y aquellos que se fundan en la ley natural. Si se quebranta el ordo positivus, el juez supremo puede repararlo y atender directamente al mérito. Pero si se afecta el ordo naturalis, entonces tal sentencia es necesariamente inválida y nadie, de ningún modo puede reparar esa invalidez. En tal caso solo se puede declarar la invalidez y volver a poner tales actos.

Finalmente Gaill fundamenta por qué la sanación de tal invalidez puede ser realizada por el juez : 51 estrictamente hablando, los elementos positivos del proceso, no se refieren directamente al mérito de la causa, ni su razón de ser se agota en la utilitas partium, que incluso sería una finalidad secundaria. Por lo tanto, cuando ocurre un defecto de una de estas solemnidades, el juez puede suplirlo, si considera que ese defecto realmente no grava a la parte denunciante: en ese caso el juez actúa apoyado en el favor publicus, que él representa y tutela.

En conclusión: a) No existe una precedencia del derecho alemán sobre el derecho canónico en esta materia. Más bien se debe aceptar que ella tiene origen en la doctrina canónica (y seguramente también en la praxis de los estatutos). b) En líneas generales la cuestión de la sanación de la sentencia inválida es planteada en la literatura alemana del mismo modo que en la italiana. c) Pero se advierte que los autores alemanes subrayan con más fuerza la idea que la injusticia de la sentencia impide la sanación de la invalidez.

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1 “Laddove un supremo tribunale fu davvero così potente e autorevole (come , ad esempio, in Italia, la Sacra Rota nello Stato Pontificio, la Rota fiorentina, il Sacro Regio Consilio nel regno di Napoli), non v’è dubbio che la sua giurisprudenza abbia costituito un nuovo punto di ancoraggio quanto all’eterno problema della certezza del diritto.” A. Cavanna, Storia del diritto moderno in Europa, Milano 1979, 159.

2 Cf. Staphileus, o. c., f. 145, vers. postremo quo; f. 146, vers. eadem ratione; Gomes, o. c., n. 68 [f. 84]; n. 73 [f. 85]; n. 75 [f. 85]; Vantius, o. c., tit. 9, n. 6; tit. 11, n. 60-61; Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 79, n. 98; § 2, n. 1, n. 10; § 3, n. 1, n. 23, n. 29, n. 30; Altimarus, o. c., I, 14, qu. 1, n. 4; Ridolphinus, loc. cit., n. 348.

3 “Nullitas quaedam insanabilis [...] quaedam sanabilis.” Augustin, Praxis Rotae, pars 3, n.2 [Lefebvre, 20].

4 «Sanare-sanans-sanatus»: Staphileus, o.c., f. 145, vers. postremo; f. 146, vers. eadem ratione; f. 147, in fin.; Gomes, o. c., n. 68 [f. 84]; n. 72 [f. 85]; n. 74 [f. 85]; n. 76 [f. 85]; Vantius, o. c., tit. 14, n. 110 in fin., n. 133; Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 101, n. 110, n.112, n.127; § 3, n. 21, n. 23, n. 27, n. 32-33; Ridolphinus, loc. cit., n. 352 - 355, n. 358, n. 365; Altimarus, o. c., I, 14, qu. 1, n.1, n. 3 - 5; Tuschius, loc. cit., conc. 144, n. 1.

5 «Sanatio» : Staphileus, f. 148 in princ.; Marchesanus, loc. cit., § 3, n. 20; n. 30; Ridolphinus, loc. cit., n. 350.

6 “De facili resarciri et reparari” Vantius, o. c., tit. 14, n. 125. “Vitium emendare.” loc. cit., n. 133. “Possit processus et sententia salvari.” Altimarus, o. c., I, 14, qu. 1, n. 1.

7 «Confirmare - confirmans»: Staphileus, o. c., f. 147, v. ulterius; f. 148 in princ.; Vantius, o. c., tit. 14, n. 24, n.26, n. 132; Marchesanus, loc. cit., § 3, n. 39-40; Altimarus, o. c., I, 3, qu. 12, n. 16, n. 20; qu. 13, n. 18; Tuschius, loc. cit., conc. 132, n.5; conc. 142, n. 25; conc. 148, n. 1, n. 19.

«Convalidari» : Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 87; § 4, n. 73; Altimarus, I, 14, qu. 1, n.9; Ridolphinus, loc. cit., n. 276; Tuschius, loc. cit., conc. 142, n. 1, n. 3; conc. 143, n.1, n. 3, n. 8, n. 29; conc. 146, n. 2; conc. 147, n. 2.

«Convalescere» : Marchesanus, loc. cit., § 3, n. 27; § 4, n. 74; Tuschius, loc. cit., conc. 141, n. 4; conc. 142, n. 8, n. 35; conc. 143, n. 8, n. 20, n. 23-25, 29-30; conc. 146, n. 1.

8 «Consentio-consensum»: Staphileus, o. c., f. 147 in princ.; Vantius, o. c., tit. 13, n. 72; tit. 14, n. 18; Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 87, n. 101, n. 111; Altimarus, o. c., I, 3, qu., 13, n. 1; II, 14, qu. 1, n. 9; Ridolphinus, loc. cit., n. 355; Tuschius, loc. cit., conc. 142, n. 26-27.

9 Vantius, debió escribir este libro en Roma hacia el 1550, según la indicación que él mismo nos da en el prefacio: “Dumque diebus proxime elapsis ecclesia Romana per obitum Fe. Me. Pauli III, pastore carente, a caeteris negotiis non distractus, me Romae quasi otiosum domi continerem: hoc iterum in mentem venit.” Vantius, Tractatus, praef. ad lectorem. ii. Sobre la sanación ya habían hablado directamente Staphileus y Gomes.

10 “Haec pauca quoad iurisdictionis inhabilitatis, seu mandati comparentium et citationi defectus praecipuos, et relevantes reparandos currenti calamo praelibavimus. Reliqui vero aliunde provenientes defectus, cum mere iuris positivi sint, neque partium iura vel causarum merita concernant, sed potius ad quendam iuris rigorem conservandum inducta videantur, in eadem Romana Curia in vim rescriptorum de facili resarciri, et reparari consueverunt, maxime in causis beneficialibus, seu alias quocumque summariis, in quibus iudex procedere potest simpliciter, et de plano sine strepitu et figura iudicii, a sola veritate inspecta, et c., vigore quarum clausularum, idem iudex ab omni forma iudiciorum a iure civili inducta, relevatur, et dumtaxat ad formam a iure naturali, et gentium inductam observandam astringitur.” Vantius, o. c., tit. 14, n. 125.

11 “Nullitas quaedam insanabilis ut ex iurisdictione, citatione vel mandato nullo.” Augustinus, Praxis Rotae, pars 3, in princ. [Lefebvre, 20]. “Isti igitur tres defectus enumerati, videlicet, iurisdictionis, citationis vel mandati, sunt veluti illae infermitates insanabilies, veluti podagra, rabies et lepra.” Gomes, o. c., n. 75 [f. 85]. Cf. Staphileus, o.c., f. 146; Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 79 - 80; § 3, n. 30-32; Altimarus, o. c., II, 14, qu. 1, n. 1-5; Ridolphinus, loc. cit., n. 348; Luca, Il dottore volgare, t. 5, cap. 22, n.9; Idem, Theatrum, t. 15, disc. 38, n. 7.

12 “Et intellige quod talis pronunciatio prodest: dummodo iudex aliqualem iurisdictionem, licet elidibilem habeat.” Vantius, o. c., tit. 14, n. 8; también cf. n. 10.

“Interdum vero datur commissio sanatoria iurisdictionis deficientis, quando in aliqua parte habuit iudex iurisdictionem, sed non plene, dummodo aliqua rationabilis causa allegetur, quae aliquam afferat aequitatem, et ita multoties practicari vidi, sed non quando in totum defuit iurisdictio, quia tunc talis nullitas omnino redditur insanabilis.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 98.

13 Cf. Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 110; Altimarus, o. c., II, 14, qu. 1, n. 5.

14 “Sed lata reperitur sententia iniusta, et commissio talis nullitatis, ex capite iniustitiae sanatoria porigitur, puta, quia iudex causae cognitionem non adhibuit, quod et naturali et divino iure ante sententiam facere tenetur [...] Quo casu deficiente principali fundamento, ut probationis, aut si aderit nullitas ex supra dictis tribus, seu similis, neque commissionem meretur neque Papae gratia est digna [...] sententia vero brevi tempore, praecipitanter, et non visis actis lata, nulla erit.” Marchesanus, loc. cit., § 3, n. 38.

15 “Mihi vero in hac re semper visum fuit dicere, quod si nullitas versetur circa ipsam sententiam, quia non fuerit recitata, vel lata iudice non sedente, vel extra locum iudicii, vel sine citatione, vel fuerit lata die feriata in honorem Dei, et tunc posset per iudicem appellationis confirmari, maxime quando causa debet decidi summarie et veritate inspecta.” Altimarus, o. c., II, 14, qu. 1, n. 37 - 38.

16 “n.1 [...] Non potest dici de nullitate sententiae confirmatae per Principem sanantem nullitates, forsan in illa, existentes, nam Princeps hoc potest facere Abb. in cap. cum olim, col. pen., de re iud., ubi dicit, Principem de plenitudine potestatis posse habere ratum processum nullum, vel iniustum ex defectu ordinis, et modo procedendi minus formaliter servati, dummodo causa sit iusta. [...] n. 3. Bene tamen si nullitas sit ex defectu iurisdictionis non potest per Principem sanari, cum in illa versetur defectus iuris naturalis, et ius tertii.” Altimarus, o. c., II, 14, qu. 1, n. 1, n. 3. Cf. Marchesanus, loc. cit., § 3, n. 40; Scaccia, loc. cit., conc. 2, n. 27. “Potest namque princeps processum nullum ex defectu iuris positivi ratum habere: ut quotidie in romana curia fieri videmus, quando constat causam ad ipsius merita recte instructam, inquit Abb. [...] super quo tamen advertendum erit, quia certa scientia principis actus nullum confirmantis requiritur: alias nullitas non excludentur.” Vantius, o. c., tit. 14, n. 24.

17 “Et hoc quando in totum fuit obmissa citatio, secus quando non fuit debito modo executa et non servata forma.” Staphileus, o. c., f. 145, vers. postremo. “Sed forte ex eo quod maliciose tacuit et in tempore non opposuit ut acto laboribus et expensis fatigetur tenetur propter hoc eidem ad expensas.” loc. cit., f. 146, vers. immo fortius. “Praeterea aut partes litigantes sciebant eum esse iudicem incompetentem et poterat eius iurisdictionem prorogare, et tunc non est aliqua nullitas ex defectu iurisdictionis quia litigando coram eo tacite videntur eius iurisdictionem prorogasse.” loc. cit., f. 146, in fin. Cf. Marchesanus, loc. cit., § 3, n.20 ss.

18 Así hablando de la insanabilidad de esos tres defectos se agrega : “nisi specialis mentio fiat et individua comprehendetur.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 106.

19 “Sed si sententia deficit in iustitia naturali non potest per principem confirmari seu talis defectus suppleri ut est tex. not. in Clem. pastoralis, de re iudic., et ideo ut in principio istius columnae dixi numquam per Signaturam iustitiae sanatur defectus ex via iniustitiae, nisi uno casu qui prout accepi post longam discussionem obtentus fuit coram Innocentio Papa VIII.” Staphileus, o. c., f. 147, in fin.

20 “Aliae vero nullitates, quae non sunt ex tribus, magis de facili in Romana Curia sanantur per viam rescriptorum.” Ridolphinus, loc. cit., n. 348; también cf. n. 365 - 366.

21 Lo mismo ya había dicho Vantius: “Reliqui vero aliunde provenientes defectus, cum mere iuris positivi sint, neque parum, vel iura causarum merita concernant, sed potius ad quendam iuris rigorem conservandum inducta videantur, in eadem Romana Curia in vim rescriptorum de facili resarciri, et reparari consueverunt.” Vantius, o. c., tit. 14, n. 125.

22 “Tamen si petatur aliqua nullitas praeter supra narratas sanari, datur commissio, ut auditor, seu iudex causae ad ulteriora procedat.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 112.

23 “Aliae tamen nullitates per Signaturam facile sanantur adiuncta illa clausula «refectis expensis» [...] Et eodem modo reparantur per istam Signaturam iura partium, quae fuerunt a principio litis invalida si lite pendente superveniat bonum ius. Nam tali casu facile obtinetur commissio, quod auditor attento bono iure oratoris procedat super hoc novo iure.” Gomes, o. c., n. 75 [f. 85]. Cf. Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 127. O la cláusula «constito de bono iure»: Vantius, o. c., tit. 14, n. 125.

24 “Quamvis nullitas refectis expensis sanari soleat, tamen non sanatur, quando oritur ex capite iniustitiae.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 127. Cf. Vantius, o. c., tit. 14, n. 120.

25 “Et licet in rescripto Papae adsit clausula «supplendo omnes iuris et facti defectus, si qui forsan intervenerint» virtus illius et efficacia erit solum defectus iuris positivi comprehendere, quo ad solemnitates requisitas a iure, sive alias naturales, neque hos tres defectus iurisdictionis, citationis et mandati, nisi specialis mentio fiat et individua comprehendetur [...] clausula praefata illos defectus tollens.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 106.

En cambio la cláusula «nullitatibus et quavis appellationibus remotis» (cf. Vantius, o. c., tit. 4 n. 15), no sanaba, sino excluía la posibilidad de la impugnación. Y la cláusula «de plano sine strepitu et figura iudicii, a sola veritate inspecta» solo indicaba un proceso sumario (cf. VI. 1, 14, 5; Vantius, o. c., tit. 14, n. 125). La cláusula «arbitrio iudicis» también relajaba el rigor del formalismo procesal, pero no suplía los tres defectos insanables (cf. Ridolphinus, loc. cit., n. 351-352).

26 Para indicar que no se incluía esos casos se usaba las cláusulas «dummodo vel quatenus non ex tribus», o «nullitatis et nullitatibus»: Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 79-80.

27 “Possunt nihilominus partes ipsae per pactum seu stipulationem, se obligare non excipere de nullitate ac de parendo huiusmodi actibus et sententiis, quae et si forent nullae, nihilominus inter partes in vim pacti et stipulationis exequentur: quia licet non valerent sententiae, valeret pactum et conventio huiusmodi.” Vantius, o. c., tit. 14, n. 18.

28 “Nam sententia quamvis nulla, consensu partium approbata, licet non valet in vim sententiae, tamen valet in vim pacti et conventionis [...] Unde si sententiam partes emologarint, confirmatione non indigebit, quia in re sua unusquisque est moderator et arbiter, et ideo superflua, quamvis aliquando ad maius robur pro confirmatione, ut tali vinculo gesta munita firmiora et inviolabiliora reddantur.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 111. Cf. Gomes, o. c., f. 147 in fin. - f. 148 in princ. “Sententia, et laudum nullum, partium consensu convalidantur, bene tamen sententia confirmata et laudum emologatum in vim pacti, valet.” Altimarus, II, 14, qu. 1, n. 9.

29 “Immo quod plus est, sententiam dictam nullitatem pariens, non potest convalidari, neque de partium consensu.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 87.

30 “Nam quodammodo gesta comprobasse videtur in sui praeiudicium, et tunc intrat contra ipsum regula: «qui nullitati dat causam, contra ipsam amplius, nec allegare, nec audiri valet».” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 101.

31 “Aliae autem nullitates solent sanari per Signaturam Gratiae, maxime si in principio partium iura invalida fuerint, ac nova iura lite pendente supervenerint.” Marchesanus, loc. cit., § 1, n. 112.

“Et sicuti persona iudicis, per suam pronunciationem (ut praemittitur) legitimari, potest, eodem modo personae ipsorum litigatorum etiam per similem pronunciationem legitimari poterunt: et talis pronunciatio erit utilis.” Vantius, o. c., tit. 14, n. 10.

32 Cf. Marchesanus, loc. cit., § 3, n. 20 - 27.

33 El Card. Tuschius es el único que aborda directamente la posibilidad de la sanación por el paso del tiempo. Él afirma que la invalidez ipso iure o que nace del derecho natural, por regla general es perpetua y se impugna per modum exceptionis. En cambio los casos en que «annullanda est» (invalidez causada por irritación), por regla general tienen un plazo de 30 años. Pero luego la casuística diluye los límites de la distinción. Véase Tuschius, loc. cit., conc. 142, n. 8, n. 25 - 27; conc. 143, n. 1 - 4, n. 13, n. 29 - 30.

34 Cf. Augustinus, Praxis Rotae, pars 3, in princ. [Lefebvre, 20].

35 “ 13. Deinceps etiam in causis pendentibus non attendantur aliquae nullitates, praeterquam ex defectu iurisdictionis, citationis vel mandati, nisi causa nullitatis specialiter ante datam praesentium commissa reperiretur.” PIUS IV, Bulla “In throno iutitiae”, 27 dec. 1561, en Bullarum diplomatum, t. 7, 156.

36 Cf. A. Skedl, o. c., 136; H. Ewers, Die Nichtigkeitsbeschwerde, 11.

37 Hay un documento más antiguo, del año 1508, del emperador Maximiliano I a la ciudad de Nuremberg. Pero no interesa a nuestro tema porque en el solo se establece en que tribunal se debe plantear la apelación y la demanda de invalidez: Cf. Corpus iuris germanici, ed. Emminghaus, Jena 1844,2 Bd 1, § 174, 121 - 122.

38 Ҥ 180. Kammergerichts - Ordnung vom Jahre 1521, tit. 21, 1.

§ 1. [...] so jemand an Unser Cammer-Gericht die Nullität oder Nichtigkeit voriger Rechtfertigung fürzuwenden gedächt, soll er solche Klag sammt der Klag auff die Iniquität, Beschwerde und Ungerechtigkeit hievor gesprochener Urtheil, ob er ihm die zu gebühren vermeint, alternative und mit einander gleich einzubringen schuldig sein, ungefärlich dermassen: «Herr Cammer-Richter, ich bitte euch, über diese Nullität zu erkennen, und ob die nicht gegründt befunden, alsdann und nicht ehe, bitte ich, auf meine andere Klag der Iniquität, und Gerechtigkeit des vorigen Recht-Spruchs zu urtheilen u. [s.w.]». Also wird dadurch der Verzug zweyfächtiger Rechtfertigung, so an dem käyserlichen Cammer-Gericht bisher nach einander hat beschehen mögen, abgeschnitten, und gefährliche Verlängerung vermieden.” Corpus iuris germanici, Bd 1, § 180, 140.

39 Cf. Heffter, System des römischen und deutschen Civilprozeßrecht, Bonn 1843,2 479.

40 Ҥ 204. Cammergerichts - Ordnung von Jahre 1555. Theil 3, Tit. 34.

§ 2. Und soll also die Nullität, so incidenter und nicht principaliter fürgenommen, neben und mit der Iniquität zugleich auf alle Termine ausgeführt, und inmassen wie hier oben von Appellations-Sachen gesetzt ist, procedirt und gehandelt werden; [...] § 3. Wo aber vom Urtheilen nicht appellirt, sondern auf die Nullität principaliter und allein geklagt wurde, soll derselben halben in extraordinariis, wie in andern dergleichen Sachen simplicis querelae, fortgefahren und procedirt werden.” loc. cit., Bd 1, § 204, 284 - 285.

41 “Gaill André, habile jurisconsulte, né á Cologne l’an 1526, fut conseiller de la chambre impériale á Spire [...] Maximilien II et Rodolfphe II l’honorérent de plusieurs commissions importantes. Son habilité dans la jurisprudence l’a fait nommer le «Papinien de l’Allemagne»: au savoir, il joignait un grand zèle pour la conservation de la foi de ses pères. Il mourut [...] à Cologne le 11 décembre 1587.” vox: «Gaill» en Abbé - de Feller, Dictionnaire Historique, Paris-Lyon 1821, t. 6, 10 - 11.

42 “In Camera Imperiali, nullitates processus, si alias de meritis causae ex actis sufficienter et liquido constet, regulariter non attenduntur, ita disponente Ordinatione Camerae, tit. 34, § 1, part. 3. Ratio, quia in consistorio Principis, magis de aequitate, quam rigore iuris iudicari solet, ideoque in eum finem, ut lites dirimantur, per tex. notab. in c. ad petitionem, Extra, de accusa, ubi dicitur, si Princeps scit veritatem, non debet ire per ambages.” Gaill, Practicarum observationum, Augustae Taurinorum 1609, lib. 1, obs. 42, n. 1.

43 “Et hoc vigore ordinationis, par. 3, tit. 34, quae nimirum in genere nullitates causae principali non praeiudicantes, tantum figuram solemnitatemque iudiciorum respicientes, minime curat, sed magis expeditioni causae favet, ut litibus finis imponatur [...] praesertim cum huiusmodi nullitates in Camera resarciri possint. Nam ibi litis contestatio et legitimus processus requiritur et ita sepius observatum memini: nullitas enim quae committitur propter ordinem omissum, est iuris positivi, neque partium vel causarum merita concernens, sed tantum ad quendam iuris rigorem conservandum inducta, adeoque in alia instantia reparabilis, ut notat Vantius, tit. 14, n.125 et 129.” Gaill, loc. cit., obs. 75, n. 6-7.

44 “Quamvis litis contestatio sit fundamentum iudicii, adeoque de ipsa ordinis iudiciarii substantia [...] ita ut ne partium quidem consensu, nec iudicis auctoritate omitti possit, sed omissa vitiet processum et sententiam latam reddat ipso iure nullam, per text. in cap. unico, de litis contest.[...] Istis tamen non obstantibus, in Camera Imperiali ad definitivam proceditur, etsi in prioribus instantiis nulla litis contestatio facta, sed prorsus omissa sit: dummodo alias de meritis causae principalis ex prioribus actis, iudici plene constare possit, ex quibus animi sui motum informare queat.” Gaill, o. c, lib. 1, obs. 75, n. 6.

45 “Caeterum si omnia sint confusa, totus nimirum processus inordinatus, acta manca et imperfecta, ita ut iudex appellationis, ex iisdem animum suum informare non possit [...] tunc omnino super nullitate processus pronuntiandum, quoniam ex his, quae inordinate sunt acta, non potest ordinabiliter agi.” Gaill, o. c., lib. 1, obs. 42, n. 6.

46 “Nullitatis iudicem sententiam, quamvis ex defectu iurisdictionis, nullam, ubi de bono iure ex actis causae constaret, confirmare posse, quemadmodum diserte tradit ex Alexandro, Vant. tract. nullit., tit.14, sub num. 132.” Greven, Conclusiones et considerationes practicae, Francofurti 1611, lib. 1, tit. de iudicibus, concl. 42, cons. 1, n. 4.

47 “Ceterum ego —quantum ingenioli mei dictat infirmitas— diiudicare non possum, quin hae relatae fallentiae conclusionem limitent: si enim de meritis causae iudici appellationis sufficienter constat, irreparabile non posset considerari damnum, nec ullus actorum defectus, neque nullitas irreparabilis, quo minus iusta proferri possit sententia.” Greven, loc. cit., concl. 42, n. 8. Y además dice que esa es la praxis que se observa en Nápolis y Roma: Idem, loc. cit., conc. 42, n. 2.

48 “Iudicem appellationis debere absolvere absolvendum et condemnare condemnandum, non attenta nullitate processus [...] Et hanc opinionem sanctam, aequam et valde honestam, ut quae pateat sumtibus , abbreviet lites, et unicuique ius suum tribuat.” Greven, loc. cit., concl. 42, n. 1.

49 “Quando enim sententia nulla est ex causa, quae totum processum reddit nullum, tunc non potest iudex illam confirmare, ea ratione [...] ne nullitas, quae in prima aderat sententia influat in secundam: [...] quando nullitas -inquit- quae reperitur in prima sententia, remanet in secunda et defectus est insanabilis, tunc iudex appellationis non potest confirmare primam sententiam, quia in secunda idem error, eadem nullitas, vitium et mancamentum adhuc reperiretur. Et si sententiaret confirmando primam, utraque sententia erit nulla; et si appelletur, retractari debuerint, quia coeci duo non possunt ducere videntem; et ideo necesse est, ut ambo in foveam cadant.” Greven, o. c., lib. 1, tit. de appellationibus, concl. 27, n. 5.

50 “Panormitanus [...] dicit quod sit duplex ordo iuris: positivus, quo Princeps non obligatus, [...] et naturalis, qui fundetur super iure naturali, ut est citatio, illa enim omitti ne a Principe quidem potest quia defensionem respicit, quae est iuris naturalis [...] et Angelus [...] dicit, quod licet in sententia principis, ordo iuris civilis, vel iudiciorum [...] non requiratur, tamen ordinis naturalis necessarium esse: puta quod citetur pars ad audiendam sententiam.” Gaill, o. c., lib. 1, obs. 75, n. 8 - 10.

51 “n. 4. Quibus accedat, quod nullitas processus sit iuris positivi, non concerns, neque partium, neque causarum merita. n. 5. Facit ad hoc elegans doctrina Panormitani [..] pro regula tradit iudicem ex officio supplere posse, quoties ob defectum alicuis solemnitatis iudicium deficeret: quia supplementum illud non concernit solum partium utilitatem, sed etiam favorem publicum.” Gaill, o. c., lib. 1, obs. 42, n. 4 - 5.