69. Sopla

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Texto del Autor

La primera impresión que nos puede producir esta escena es la de una grotesca comicidad debido a la imagen de un niño con quien hacen de fuelle con sus ventosidades, pero nada más lejos de la intención con la que Goya la realizó.

Tal vez el artista elaborara esta sarcástica representación como una forma llamativa de atraer la atención hacia algo mucho más depravado, como es la pederastia.

Hasta mediados del siglo XX los niños no tenían ningún tipo de protección legal, eran víctimas habituales de explotación y abuso sexual, actos generalmente tolerados y aceptados socialmente, un comportamiento simbolizado por la figura alada protectora del fondo de la imagen.

Poco importa que esta estampa nos quiera mostrar una escena de aquelarre, orgía o brujería, pues lo esencial es la denuncia de estos hechos tan detestables, que se han producido con frecuencia a lo largo de la historia pero que apenas ha trascendido en su verdadera dimensión.

Aunque en la actualidad se ha avanzado mucho en la protección oficial de los niños, esta lacra continúa y siguen abundando casos de esta abominable perversión en cualquier raza, clase social o ambiente cultural, amparados unas veces por el pánico causado a las víctimas, otras protegidos por el respeto hacia instituciones o entornos supuestamente honorables, y otras por el anonimato que facilitan las nuevas tecnologías.

Comentario de Goya

Gran pesca de chiquillos hubo sin duda la noche anterior; el banquete que se prepara será suntuoso. Buen provecho.

Comparación con la estampa original