Es razonable pensar que la amenaza del “Coco” utilizada durante muchos años en la educación de los niños se hiciera con buena intención, pues normalmente todo el mundo quiere educar a sus hijos de la forma que considera más conveniente para su desarrollo, aunque generalmente sin poner demasiado en duda lo apropiado de esas formas.
Goya y otros intelectuales ya consideraban un grave error asustar a los niños con fantasmas, amenazas, supersticiones y seres inexistentes, por lo que cada uno a su manera intentaron corregirlo; ésa es la finalidad de esta imagen.
Se han alejado de los niños las anticuadas amenazas de entidades irreales: el “Coco”, el “Hombre del saco”… pero parece que haya algo de desconcierto a la hora de reconocer y evaluar los peligros reales; tal vez por eso, en muchas ocasiones no estemos utilizando adecuadamente las herramientas necesarias para que los niños empiecen a aprender a defenderse por sí mismos de los verdaderos riesgos actuales.
Abuso funesto de la primera educación. Hacer que un niño tenga más miedo al Coco que a su padre, y obligarle a temer lo que no existe.