Detalles

Texto del autor

Representación trágica la que nos muestra esta imagen, resultado de un duelo a espada acontecido entre dos rivales por la conquista de la mujer amada.

Durante largo tiempo estuvo vigente esta forma de solventar agravios, afrentas o defender el honor y la dignidad, sobre todo entre aristócratas, personas de prestigio o militares, como parece ser este caso.

Esta estampa nos hace reflexionar sobre la insensatez de solucionar las disputas a través de enfrentamientos burdos, violentos y vulgares, en lugar de utilizar el intelecto, el razonamiento y el debate.

Dejarse arrastrar por determinadas pasiones o arrebatos puede parecer un signo de naturalidad y autenticidad, pero eso nos convierte en sus esclavos. La libertad real se manifiesta con voluntad y decisión para dominar y controlar esa forma de proceder; es más conveniente y lúcido utilizar la sátira y la ironía sin burla ni menosprecio que los prontos, la cerrazón y los impulsos descontrolados.

Salvando la distancia con esta desdichada situación de la imagen, la convivencia social y la vida cotidiana ofrecen con frecuencia situaciones de controversia en las que se pone a prueba el criterio de cada uno para enfrentarse a ellas.

Comentario de Goya

Ve aquí un amante de Calderón que por no saberse reír de su competidor muere en brazos de su querida y la pierde por su temeridad. No conviene sacar la espada muy a menudo.

Comparación con la estampa original