Almacén o tienda, también pulpería, era un tipo de comercio donde podía hallarse la variedad más amplia -dentro de lo posible- de artículos de uso y consumo. Nos podían ofrecer tanto telas como clavos, aceite, vino, ropa hecha, azúcar, sal o cuerdas para guitarras.
En nuestra Villa, iniciando el siglo XIX, con puertas a calles San José y Vences (hoy Rivadavia), Don José Antonio Haedo tiene y explota un negocio que expende productos traídos desde Buenos Aires o Montevideo. Surtido por D. Manuel Ventura Haedo -tío de José Antonio- en trueque de productos de la tierra que se envían desde Gualeguaychú (cueros, cerda, astas, grasa, sebo, etc.).
José A. casó con Petronila Borrajo (hija de José Borrajo y Ramona de León); a la muerte de su marido ocurrida en 1843, continuó a la cabeza del comercio, hasta que, tapiando sus puertas de entrada, lo habilitó como dependencia de su casa. Para afuera de la construcción (hoy casa de Aedo, Museo de la Ciudad) (1) quedan aún las pestañas de los umbrales y por dentro dos arcos de los dinteles de sus aberturas definidamente coloniales.
Entre los hermanos de Petronila, Cirilo, uno de los menores, está radicado en El Sauce donde la familia posee establecimiento ganadero. El Sauce pertenece al 2º Distrito del Departamento Gualeguaychú.
Estamos en 1849, y Cirilo Borrajo (2) solicita al Gobernador Urquiza, por intermedio del Comandante Rosendo María Fraga, licencia para instalar una Tienda ambulante con la que recorrería la zona, llevando a los habitantes los productos que necesitaren sin que debieran abandonar sus casas, ni su trabajo.
Le serviría de fianza, el prestigio de sus familias y el fuerte crédito y actividad comercial de su hermana, la Sra. de Haedo.
Los viajes de la tienda ambulante se hacían por lo general cuando se cobraba la venta de cueros, plumas de ñandú, al final de las cosechas de trigo, etc., y siempre que el arroyo dejara paso y los caminos o sendas permitieran transitar los carretones.