El cantar de la abuela Zoraida
Cuento
"El hijo de Rana, rin, rin, renacuajo.
Salió esta mañana muy tieso y muy majo.
De pantalón corto, corbata a la moda,
Sombrero encintado y chupa de boda.
Muchacho no salgas, gritó la mamá.
Pero él hace un gesto y orondo se vá.
Halló en el camino a un ratón vecino
Que le dijo: Amigo venga Ud. conmigo,
Visitemos juntos a Doña Ratona.
Habrá francachela y habrá comilona.
A poco llegaron, avanza el Ratón.
Estírase el cuello, coge el aldabón,
da dos, tres golpes, preguntan ¿quién es?
Yo, doña Ratona, Beso a Ud., los pies.
¿Está Ud. en casa?. Sí señor, estoy,
estaba en mi oficio, hilando algodón.
Pero eso no importa, bienvenidos son!
Se hicieron la venia, se dieron la mano
y dice Ratico que es más veterano
Mi amigo el de verde, rubio de calor,
Démele cerveza, hágame el favor.
En tanto que el pillo consume la jarra
Mandó la señora traer la guitarra.
Y a renacuajito le pide que cante
Versitos alegres, tonada elegante.
¡Ay! de mil amores lo hiciera señora
Pero es imposible darle gusto ahora.
Pues tengo el gaznate más seco que estopa
Y me aprieta mucho esta nueva ropa.
Estando en aquella brillante función,
de baile, guitarra, cerveza y canción
La Gata y sus gatos, salvan el umbral
Y aquello se vuelve un juicio final.
Doña Gata vieja, trinchó por la oreja
al mismo Ratico, maullándole ¡hola!
Y los niños gatos y la gata vieja
Unos por las patas y otros por la cola
Don Renacuajito mirando este asalto
Toma su sombrero y da un tremendo salto.
Y abriendo la puerta con mano y narices
Se va dando a todos noches muy felices.
Se encontró en el patio un gato tragón
que se lo engulló de un solo estirón.
Y así concluyeron, uno, dos, tres
Ratón y Ratona y el Rano después
Los gatos comieron, el gato cenó
y mamá Ranita solita quedó!".
Zoraida Mendez de Echazarreta nació en Gualeguaychú en 1856. Setenta y cinco años más tarde repetía de memoria cuentos y fábulas que se narraban y declamaban en su niñez y que fue transmitiendo a los más pequeños. Lo hacía ante la maestra Serafina Martignone de Vasallo. (2)