Cuaderno Nº 136

Índice Temático


GUALEGUAYCHÚ, Domingo 17 de Mayo de 1998CVADERNOS DE GUALEGUAYCHÚ Nº 136
EL ÓRGANO DE NUESTRA CATEDRAL- 2 ÓRGANOS Y 5 PERSONAS ILUSTRES- LOS OTROS 2 ILUSTRES- EL CONSTRUCTOR- EL ACTO INAUGURAL: LOS PADRINOS- Características esencialesMAESTRO DE HUMORISTAS: JOSE S. ALVAREZ
CUADERNOS PREGUNTA... EL PROFESOR ALMEIDA RESPONDEGeología del Río Gualeguaychú - Parte X- BALANCEO GEOLÓGICO

Artesanal descendiente de la flauta del pan

EL ÓRGANO DE NUESTRA CATEDRAL, 

EN EL PASADO ABRIL CUMPLIO 69 ANOS


Investigación - textos: Marco Aurelio Rodríguez Otero

Oxigenados los espíritus por el reciente armisticio dando fin a la cruenta Primera Guerra Mundial, en 1919 regresa de Europa a su pueblo natal -Concepción del Uruguay- la eximia violinista Celia Torrá. Había culminado su gira recorriendo las capitales europeas, ofreciendo con ciertos para los fondos a favor de las víctimas de la guerra.

Del pasaporte italiano, Enrico Vercelli 


...En el coro del recordado padre Moia, el solista obligado en el grupo de los tenores, era Vercelli, que tenía una extraordinaria y emotiva voz.

El órgano cantó el júbilo de las fiestas patrias en los Tedeum; fue alabanza, impetración y acción de gracias en las interpretaciones de notables ejecutantes de nuestro medio; a unas almas les dijo de la inmensidad y poderío de Dios, con sus tremendos fortísimos; a otras les habló de su bondad y misericordia para con los pecadores; con la dulzura de sus voces fue el testigo de los noveles sacerdotes en la ofrenda de sus vidas; expresó en las bodas, la dicha de dos almas que se unen para siempre; fue dulces lágrimas de con suelo para quienes lloraban a sus seres queridos ante el Altar del Señor.


Allá en lo alto del coro, en un rincón de la inmensa mole del órgano una plaqueta reza:



Enrico Vercelli - Gozzano - Italia."

(El Argentino, 20-4-1975)


El órgano de la Catedral de Gualeguaychú

Está dicho y escrito por distinguidos especialistas en el tema, como Jorge y Rafael Ferreyra y Miguel Juárez, que los orígenes del Órgano están depositados en el chang chino con sus receptáculos para el aire, y, fundamentalmente, en la Flauta de Pan con su sucesión de tubos, tan cantada por los grandes poetas universales.

Sencillamente explicado. Si al recipiente de aire y a los tubos de diversos tamaños añadimos un teclado, pues tendremos el ÓRGANO, al que los adelantos de la mecánica "elevarán a la más alta expresión musical".

Ha hecho su aparición el Órgano en el siglo II a. C por supuesto el larguísimo transcurrir de los siglos experimentó transformaciones, al influjo de notables influencias estilísticas, en cuyo proceso diversos países de América -a la zaga de los europeos-, han tenido mucho que ver y quehacer.

Afirman Ferreyra y Juárez (La Prensa, 13- 5- 79) que en el siglo II a. C. Ctesibios de Alejandría logró "por medio de una columna de agua, generar una presión constante de aire dentro de las cámaras donde estaban montados los tubos, naciendo así el órgano hidráulico".

Estaba muy difundido este instrumento en las clases altas, en función de amenizar reuniones, tanto en el Imperio Romano como en Grecia. ("Conocemos un ejemplar hallado en la ciudad de Acuencum, cerca de la actual Budapest y que data del año 228 d. C....").

En el siglo IV d. C. surge en Bizancio el ante pasado directo del órgano actual: el órgano de fuelles. El Imperio bizantino, caído el romano de occidente, prosigue en el deleite auditivo merced a este tipo de instrumento y Europa se rehace con él merced al gesto amistoso del emperador Constantino que se lo obsequia a Pipino el Breve, rey de los francos, aunque autorizados textos indican a España como sede del órgano en cuestión, durante el siglo VI d. C., utilizado en iglesias, lo que da pie a que el cristianismo, transcurriendo el siglo X. lo adopte oficialmente y un siglo después aparece un afamado órgano medieval, el que, según las referencias históricas "aturdía y espantaba a los fieles", claro que para hacerlo sonar participaban necesariamente setenta personas, accionando 26 fuelles para alimentar 400 tubos.

Por su parte. Kurt Sachs en su "Historia Universal de los instrumentos musicales", ayuda a redondear la aproximación final a esta síntesis introductoria, afirmando que en el transcurso del siglo XV se encontró el órgano en posesión de una serie de características propias que "perdurarían en su evolución posterior", a saber: teclado similar al actual: pedalera (teclado para ser ejecutado con los pies) y registros (recursos por los cuales el organista puede variar timbre, altura e intensidad del instrumento).

Cientos de palanquitas y botones, permiten efectuar combinaciones que reproducen todos los instrumentos de una orquesta.

2 ÓRGANOS Y 5 PERSONAS ILUSTRES

Oxigenados los espíritus por el reciente armisticio dando fin a la cruenta Primera Guerra Mundial, en 1919 regresa de Europa a su pueblo natal Concepción del Uruguay- la eximia violinista Celia Torrá. 

Había culminado su gira recorriendo las capitales europeas, ofreciendo conciertos para los fondos a favor de las víctimas de la guerra. En su querida ciudad, Celia Torrá dio conciertos en el Colegio Nacional, Escuela Normal y Circulo Católico de Obreros. Allí pactó con el presbítero y autor musical. Andrés Zaninetti. Cura Párroco de la hoy Basílica de la Inmaculada Concepción, su iniciativa tendiente a dotar a este templo de un gran órgano. 

Se realizaron durante años las que fueron "famosas colectas de centavos"; al cabo de nueve años casi, en 1927, se inauguró la instalación del Órgano fabricado en Bolzano Italia. 

Este suceso repercutió hondamente en la comunidad católica de Gualeguaychú y, consecuentemente, el Cura Párroco de la hoy Catedral San José, presbítero Pedro Blasón, se constituyó en el porfiado adalid y organizó de inmediato la Comisión Popular Pro-Órgano, que logró expandir su objetivo a través del inmensurable apoyo público.

Aprovechando la estadía en Concepción del técnico enviado por la fábrica peninsular, don Enrico Vercelli, se arribó con él a un acuerdo para la construcción del Órgano que, como se expresa en una gacetilla, "a diferencia de C. del Uruguay, donde solamente fue montado, este hubo que construirlo íntegramente, salvo la consola que fue importada de Alemania. 

Un año y diez meses trabajó el señor Vercelli con la ayuda de un ebanista..." 

El domingo 14 de abril de 1929, a las 16,00 el Obispo de Paraná, Monseñor Julián P. Martínez, dejaba inaugurado el Órgano por el cual se abonó la suma de 17.000 pesos moneda nacional.

Ocupa el órgano una superficie de 30 metros cuadrados, dentro de la cual, dos inmensos fuelles que son "llenados" por un motor eléctrico, soplan sobre una selva de 2.200 tubos de todo tipo y tamaño. Unos son de aleaciones metálicas fundidas por Vercelli. 

LOS OTROS 2 ILUSTRES

Ya teníamos tres ilustres personalidades en función de nuestro Gran Órgano.

Ahora vienen las dos restantes. Producido el acontecimiento aquel del cual en abril reciente se han cumplido 69 años, apuró el Padre Blasón los trámites tendientes a contar con un organista capacitado "para obtener todo el caudal sonoro que el Órgano nos podía brindar".

Formidable redondez del destino coronó a tanto esfuerzo, arribando a Gualeguaychú, procedente también de Italia, el presbítero Desiderio Moia, sacerdote diplomado como concertista de órgano. El Padre Moia, hombre de fino oído y vasta cultura musical, se constituyó, más allá del atildado organista, en un formador de vocaciones musicales y en realizador concreto, fundando la Escuela de Cantores Santa Cecilia, vale decir, el afamado Coro Santa Cecilia que tanto honor ha brindado a Gualeguaychú, pueblo este al que Moia amó con esa recatada humildad que hoy es catalogada como fiel expresión del vivir "con bajo perfil".

EL CONSTRUCTOR

Oriundo de la bella Italia, nacido en Gozzano, Enrico (Enrique) Vercelli, al aceptar construir nuestro Gran Órgano, "sin pensarlo en ese momento le dio el si a su nueva patria, ya que desde entonces y hasta muerte al promediar los años setenta, fue nuestro distinguido copoblano".

Evidenciando las calidades del artesano de lucido vuelo, don Enrique, en poco más de un año, fabricando prácticamente todo en esta ciudad, con excepción de unas piezas y la ebanistería, por él dibujada, le dio a Gualeguaychú el privilegio de contar con un artesanal descendiente de la Flauta de Pan, ponderado luego, en juicios autorizados, como un Gran Órgano.

EL ACTO INAUGURAL: LOS PADRINOS

El 14 de abril de 1929 en la Iglesia San José (hoy Catedral) el Obispo de Paraná, Monseñor Julián P. Martínez, presidió el solemne acto en el que se declaró inaugurado el Órgano neumático tubular, construido por el natural de Gozzano, Italia, don Enrico Vercelli, a la sazón radicado en Gualeguaychú luego de haber montado en Concepción del Uruguay (1927) el órgano construido en la fábrica de Bozzano, Italia, en la hoy Basílica de la Inmaculada Concepción. 

Poco después de las 16 horas se inició el acto, multitudinario, con el Himno Nacional Argentino, la bendición y el discurso alusivo. A continuación, el maestro músico Darío Peretti, diplomado en el Real Liceo de Bologna y organista residente en C. del Uruguay, desarrolló el primer concierto en el flamante instrumento.

Fueron Madrinas de Honor: Dolores I. de De Deken, Juana L. de Díaz, Zoraida M. de Echazarreta, Josefa P. de Boggiano, Malvina M. de Olaechea, Rosa y María Luisa Clavarino.

Padrinos: Bernardo Luis Peyret y Sra., Enrique Arigós y Sra., Pedro Borrajo y Sra., Eduardo Goñi y Sra., Salvador Rossi y Sra., Julio C. Bottani y Sra., Luis M. Daneri y Sra., Jesús Martínez Nieto y Sra., Juan Labayen y Sra., Mario García Reynoso y Sra., Roberto Crovetto y Sra., David Della Chiesa y Sra., Alfredo Zuloaga y Sra., Luis Bogliacino y Sra., José Dasso y Sra., José González y Sra., Alviro Benetti y Sra., Paulino Palma y Sra., Ángela C. de Dumón, María Méndez, Ana Gavazzo, María Mercedes Echazarreta, Laura Méndez, Sofía R. de Etchebarne, Eladia A. de Borques, Juana S. de Grané, Francisca Frávega. Marcelina L. de Parma, Irene B. de Nardi y Blanca Chichizola de Morrogh Bernard.

Hay tubos del tamaño de un lápiz y otros de 10 metros de altura y de gran diámetro; un carillón compuesto por gran cantidad de campanas; una enmarañada red nerviosa de tubos de plomo, que transmite neumáticamente las órdenes del ejecutante, el cual actúa sobre tres teclados similares a los de un piano y sobre un cuarto que es tocado con los pies.

Características esenciales

Al cumplirse 46 años del acto inaugural del Órgano Grande, se publicó un artículo en El Argentino, del cual extraemos la siguiente concreción:

 ... Ocupa el órgano una superficie de 30 metros cuadrados, dentro de la cual, dos inmensos fuelles que son "llenados" por un motor eléctrico, soplan sobre una selva de 2.200 tubos de todo tipo y tamaño. Unos son de aleaciones metálicas fundidas por Vercelli. 

El mismo y otros son de madera. Hay tubos del tamaño de un lápiz y otros de 10 metros de altura y de gran diámetro; un carrillón compuesto por gran cantidad de campanas; una enmarañada red nerviosa de tubos de plomo, que transmite neumáticamente las órdenes del ejecutante, el cual actúa sobre tres teclados similares a los de un piano y sobre un cuarto que es tocado con los pies. Cientos de palanquitas y botones, permiten efectuar combinaciones que reproducen todos los instrumentos de una orquesta. 

Eso es el Órgano: una inmensa orquesta; el rey de los instrumentos musicales; un orgullo para Gualeguaychú, ya que pocas ciudades de la República poseen algo similar...

Bien se ha dicho que, viendo la enorme estructura del instrumento y sus múltiples detalles, parece increíble que ello sea la obra de un solo hombre: Enrique Vercelli, tenor solista de la masa coral Santa Cecilia.

JOSE S. ALVAREZ

MAESTRO DE HUMORISTAS

PASCALINO

Fray Mocho

Es uno de nuestros calabreses más distinguidos y al mismo tiempo el verdulero más popular del barrio de la Piedad, cuyas calles recorre diariamente con su carrito de mano, desempeñando alternativamente el papel de caballo de tiro y el de comerciante al menudeo. 

Es una especie de guión tirado desde la elegante casa de familia hasta el modesto cuarto de conventillo, y él nivela, tuteándolas, a la empingo rotada dama a quien le falta de repente algún ingrediente para preparar un plato improvisado, con la cocinera sin trabajo, que para no perder la costumbre y asentar la mano, se sisa a sí misma cinco centavos en el clásico puchero. 

Con su galerita terciada sobre la oreja, sus pantalones y su saco des hermanados, que de puro cortos ya casi ni se saludan, va de puerta en puerta, asomando su cara de doble sentido -pues desde la boca para arriba parece ser de un flaco melancólico, y desde el mismo punto para abajo, de un gordo divertido- y, gritando con doliente voz de falsete, que se filtra como en chorritos como a través de una mascada cosmopolita, verdadera asamblea de puchos callejeros: ¡Se me caen los pantalones!... ¡ay!... ¡se me caen los pantalones! 

La frase pregonera, que más parece anunciadora de una catástrofe escandalosa, ya no llama, sin embargo, la atención de la clientela: todo el barrio la conoce y sabe que traducida al criollo quiere decir simplemente: 

-¡Señora!... ¡Aquí está Pascalino!...

Y convocadas por ella salen las compradoras a la puerta, quienes francamente y quienes con un gracioso recato, revelador de escrúpulos sociales muy recomendables, mientras otras entablan su negociación desde el descanso de la escalera, obligándole a viajes frecuentes, hasta el carrito, que le permiten desplegar las gracias de su porte. -¿Tiene longaniza, marchante? - Merá! Num gomprate chalchi cho'oggi!... ¡Num é buona per naida!

-¿Por qué? ¡Mo!... ¡Yandangarando periti li ca nachi dil monichipio! -¿Qué me dice? Aquí Pascalino, que se siente importante con su noticia, exclama en tono sentencioso al par que discretamente petulante: ¡Domandalo al tuo maritos!... Li canachi, vendono li periti a cuelo qui fanno cholchicho... ¡Guan dio tilo dicos e berqué lo só!

Y extrayendo del carrito un envoltorio de papeles, y de éste unas yuntas de chorizos que para lucir los mejor hace cabalgar sobre su índice: - ¡Merá!... ¡Roba fina, cuesta!... ¡Mó!... ¡Li chorichi non si fanno gum artigoli di pero!... 

¡Cuesto si po mangiare comi ti-lo-dico! Pero marchante... ¡yo lo que ne-cesito son longanizas! - ¡Ti prechisa chorichi!... ¡Lo só bene!... ¡L'altra ruba non é buona, te l'ho deto! 

Pero vea, marchante... Pascalino se siente arrebatado; las venas del cuello se le inflan, los ojos se le inyectan; le revuelve la bilis, evidentemente, la terquedad de una cliente que quiere longanizas cuando él no tiene y se encamina apresurada mente a su carro como para marcharse, pero vuelve con la misma rapidez, se encara con ella, desocupa la boca de la mascada que le dificulta la palabra, y dice con tono despreciativo, aunque casi lloriqueante de puro meloso y derretido: -¡Mó!... Berqué nun parlate guiaro

allora?... ¡Voy volete artigoli fati con gose di pero!... ¡Ebene!... ¡Andati al meregato si volete!.. Pascalino non dimentigará di la sua fama! 

Y ante semejante indignación la compradora que necesitaba longanizas, se somete a la tiranía del marchante que, de casa en casa y de puerta en puerta, urde mentiras en su media lengua e impone su voluntad soberana.

CVADERNOS


le pregunta y

el Profesor

ALMEIDA

responde

Geología del Río Gualeguaychú

BALANCEO GEOLÓGICO

PARTE X

Antes de detallar la hazaña de nuestros abuelos, vamos a considerar, con más información, la difícil situación de nuestra ciudad frente a las dificultades en atención a los inconvenientes que presentaba nuestro río. A esto lo hemos señalado en CVADERNOS 97, 98 y 99.

Frente a la imposibilidad de navegar a vela por el Gualeguaychú se hizo necesario buscar otro puerto desde donde comunicarnos con y desde Buenos Aires. El lugar donde ubicarlo fue Rincón de Landa, único sitio donde el río Uruguay ofrece canal y puerto profundo. 

La distancia a ese puerto nuestro, por agua es de 45 Hm.; por tierra (en el siglo XIX), 400 Hm.

El camino que conducía por Costa Uruguay Sur, desde pesquería Foldesi, arroyo Las piedras, estancia Punta Caballos y estancia La Estopona, no existe más. 

Al momento crucial lo señalamos a fines del siglo XIX, cuando se buscaba una navegación por el río Gualeguaychú con embarcaciones de mayor calado y esto obedecía a la necesidad de concretar una conexión más segura y rápida hacia Buenos Aires, ya con motores a vapor. 

El viaje por nuestro río se tornaba posible y más rápido, pero el Uruguay lo hacía imposible. Ese gigante de más de 10 Hm. de ancho, con el aporte de toneladas de arena, decía ¡No!...

Hasta más o menos 1880, nuestra metrópolis fue Montevideo. La razón era muy simple. Un viaje a Buenos Aires que se podía hacer únicamente por agua, navegando a vela, llevaba, por lo general dos días, siempre que hubiera viento y no lloviera, ya que 40 Hm. debían hacerse por tierra. En cambio el viaje a Montevideo, con las postas de la época, organizadas para las diligencias, significaba cruzar a Fray Bentos y luego por el camino a Montevideo, adonde podían arribar en un día. 

En el Instituto Magnasco de Gualeguaychú están los libros de contabilidad de la familia Guiñazú, en los que figura que hasta 1880 se mantenía contacto social y comercial con Montevideo.

Esta situación cambió totalmente apenas el viaje a y desde Buenos Aires se resolvió con el uso de motores. Se pudo completar al solucionar el problema de acceso al río Gualeguaychú. 

Nuestros abuelos se enfrentaron al gigante, el río Uruguay, y lograron cerrarle el paso a sus intentos de obstruir permanentemente el canal de acceso.

Ellos, con el pechito hinchado de orgullo, se dirigieron a la zona que hoy llamamos Pueblo Nuevo y, en el terreno al sur de donde estuvo instalada la vía ferroviaria al puerto, y cerca del río, señalaron el lugar, ya conocido por ellos, donde tenían una descomunal cantera de piedra arenisca, suficiente para terminar con las pretensiones del Río Uruguay.

INVESTIGACIÓN Y TEXTOS. Nati SarrotJEFE DE REDACCIÓN: Marco Aurelio RODRIGUEZ OTEROREDACTOR INVITADO: Fabián MAGNOTTACOLUMNISTAS: Prof. Manuel ALMEIDA - Carlos M. CASTIGLIONEAurelio GOMEZ HERNANDEZ
Digitalización: Museo "Casa de Haedo" :  Natalia Derudi - Danilo Praderio - Pilar Piana - Marianela Muñoz.Edición y OCR del texto: Patricio Alvarez DaneriTRANSCRIPCIÓN Y ACTUALIZACIÓN Silvia RAZZETTO DE BROGGI - DISEÑO Y DESARROLLO WEB: PATRICIO ALVAREZ DANERI
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