RÉQUIEM PARA UN TRAN - VÍA
En agosto de 1917, don Hipólito Gauvry se dirigió al Intendente Juan José Franco en estos términos:
"Señor Presidente. Retirado del servicio público la Empresa "Tramway de Gualeguaychú" que hacía recorrida del Puerto a la Estación del Ferrocarril, siente la población la necesidad de un medio de transporte cómodo y económico dentro de ese radio para poder trasladarse de un extremo a otro de la ciudad".
Por eso el Presidente de la Municipalidad presentó al Honorable Concejo Deliberante, la solicitud de instalar, para cubrir el recorrido que se menciona, una línea de Auto-Ómnibus, que pasaría por Rocamora, Urquiza, Mitre, Bolívar, Alem y del Valle... y de regreso por las mismas salvo Urquiza, "en vez de la cual pasará por 25 de Mayo".
El servicio comenzaría con un coche para 16 pasajeros que pagarían 0,20 ctvs por persona, recorrido completo o fracción.
La Empresa Auto-Ómnibus, aumentaría en lo sucesivo el número de coches y podría, si así se conviniese, ampliar el recorrido a otras calles de la ciudad.
El tranvía de Gualeguaychú entró lentamente en un sueño. Los elementos de la Empresa "Tramway Gualeguaychú" fueron vendidos para emplearlos en otros usos ajenos a aquellos para los que nacieron.
Por relato oral nos enteramos de que algunos de sus bancos, por ejemplo, fueron adquiridos para un club que crecía en la orilla del río.
Verdad o no, creemos que esto responde a un sentimiento de nostalgia por hallar algo de lo que se fue; tal vez, el mismo sentimiento que inspiró a los estudiantes que en 1962, lograron poner en las calles de Gualeguaychú, en el Desfile Estudiantil de Carrozas, la réplica de un tranvía a caballo y su gente, sus pasajeros, el mayoral y marchando adelante el cornetín sobre un hermoso caballo blanco.
Tranvía a caballo, la bella memoria de Gualeguaychú.