Respetemos el Derecho a la Identidad de Carlos Gardel
DESTRUCCIÓN DEL MUSEO CASA DE CARLOS GARDEL
Una casa museo es un lugar donde el público revive, evoca, imagina o identifica cómo sería la vida cotidiana en su interior, mediante la contemplación de sus características edilicias y de objetos que fueron utilizados por sus habitantes. Objetos se convierten en elementos identificadores de una determinada forma de vida.
El valor inmaterial que transmiten los objetos expuestos confiere a las casas museo un “aura”, que es definida por Deloche como la “fuerza inmaterial de la presencia que impacta y subyuga al visitante cuando entra en contacto con la obra original, una fuerza que parece emanar del objeto y que resulta de sus diferentes estados, su historia, su trayectoria en el tiempo y espacio y el rol de culto que se le asocia” (Deloche, 1999). A pesar de las deficiencias estructurales y de las reformas que había sufrido la que fuera la casa de Carlos Gardel, cumplía la función de hacer sentir al visitante que el mismo Carlitos lo acompañaba en su recorrido.
Con la última “puesta en valor” de la casa, realizada de manera inconsulta muy poco o nada se puede aprender sobre la forma de vida de Gardel y de los seres que compartieron allí sus días o su amistad. La han convertido en un vulgar e impersonal “centro de entretenimientos”.
El concepto de museo utilizado en la estadística es el definido por la Ley de Patrimonio Histórico Español 16/1985, de 26 de junio, de acuerdo con el cual “Son Museos las instituciones de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, comunican y exhiben para fines de estudio, educación y contemplación, conjuntos y colecciones de valor histórico, artístico, científico y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural”. Este pseudo museo carece de herramientas para educar o enseñar el Patrimonio Histórico, de personal calificado al que se le pueda pedir información o guía para profundizar la biografía gardeliana y ni siquiera da acceso a una biblioteca especializada en el tema. En resumen, ¡NO SIRVE PARA NADA!
De cuando la casa se hizo museo - 2003
El martes 4 de marzo de 2003 quedaba inaugurado oficialmente el Museo Casa Carlos Gardel. Decía entonces el cronista de La Nación: “Por supuesto que se esperaba una gran repercusión, pero la enorme cantidad de público presente en Jean Jaurés 735 superó todas las expectativas. Vecinos, artistas, asociaciones gardelianas provenientes de lugares recónditos, funcionarios, diplomáticos y gran cantidad de medios se apretujaron para ingresar en la casa, con el afán de apreciar las obras de restauración, pero mucho más para atrapar algunos de los recuerdos de la vida de Gardel junto a su madre, Berta.
La calle era, a su vez, pura fiesta, con un escenario montado, y el público expectante por la música que, más tarde, los haría vibrar al ritmo del 2×4″.
La palabra de los funcionarios reflejaba, a su vez, el origen y la concreción de la casa-museo:
(…) “Se reconstruyeron las paredes que fueron demolidas cuando allí se instaló el local nocturno ‘La Casa de Carlos Gardel’, para restituirle el carácter de vivienda con su patio característico, respetando aquellos ambientes secundarios que hemos comentado y no han sido notoriamente alterados. La fachada debió restaurarse completando y restituyendo aquellos detalles ornamentales que han sido desfigurados, como es el caso de las pilastras, tronchadas en su tercio inferior”. (Fragmento de “La casa de Gardel” por el arquitecto José María Peña)
“Durante muchos años este lugar se usó como tanguería y luego quedó abandonado, por eso la restauración, que comenzó en diciembre último, resultó muy compleja”. (arquitecta Silvia Fajre, subsecretaria de Patrimonio Cultural).
El director de Aeropuertos Argentina 2000, Guillermo Francos, transmitía la alegría del titular de la empresa, Eduardo Eurnekian, quien había donado $ 500.000 para la compra y las obras de restauración de la propiedad: “Todo surgió de una charla con el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra” –manifestaba.
“Se hizo justicia con el Abasto, una zona llena de tango; con la ciudad, que recupera su patrimonio y tendrá un nuevo museo” (Jorge Telerman, secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad).
“Cuando visité la casa por primera vez me desoló la vista de la misma, ya que su estado era calamitoso, casi desesperante y a punto de colapsar.
Así, hubo que realizar en forma urgente un apuntalamiento preciso, a la vez que delicado, demoler los sectores que se encontraban a punto del derrumbe y ejecutar rápidamente una estructura eficiente y que permitiera respetar las formas originales de la vivienda. Para esto se recurrió a la ayuda de aportes fotográficos, fílmicos, relatos y restos de material que se hallaban en la casa”. (…) ” Tal como estaba previsto en el proyecto, se restauraron y reacondicionaron materiales originales, como algunas carpinterías, herrajes, solados, revestimientos y mesadas”. (Arq. Martín Luis Italiano, Jefe de Obra en la restauración de la casa de Jean Jaurés 735.).
“El proyecto añorado por muchos durante demasiado tiempo, la casa, su rehabilitación y el Museo que habrá de funcionar en ella, han pasado desde el abandono hasta el olvido y la imposibilidad, acordes con momentos de nuestra historia, con esa recurrente desaprensión por lo propio, exasperante manía del irse, ser en otra parte o reconocerse a través del reconocimiento de otros para existir. No me animaría a decir que saldamos una deuda, sí que precisamente en este presente extremo, como diría Carlitos, le pusimos el ‘paco’ a la ilusión y vamos con todo por uno de nuestros grandes sueños. (…) Quienes visiten el lugar encontrarán allí un ámbito que contiene parte de lo que fuera la vivienda original de la familia Gardés y la reconstrucción de aquello que el tiempo y el abandono habían destruido. Recuperamos así un espacio cargado de memoria”. (Mónica Guariglio, directora general de Museos de la CABA).
Cierre y denuncia
Un día de noviembre de 2016, sin que mediara explicación alguna ni cartel de obra que lo justificase, el Museo fue cerrado. El sórdido proyecto de “patrimonicidio” se ponía en marcha tras las puertas cerradas de Jean Jaurés 735.
Finalmente, luego de tantos avatares, tras ocho meses de reformas, reabrió el Museo Casa Carlos Gardel. Según informó el Ministerio de Cultura de la Ciudad, se invirtieron unos 3 millones de pesos. ‘Las refacciones comenzaron en noviembre del año pasado con cambios en la cámara séptica, la bomba de agua, paredes y pisos, ya que había serios desniveles que podrían provocar accidentes entre los turistas, y también se instalaron dos baños, uno para discapacitados’, informaron las fuentes oficiales que agregaron: ‘trabajaron simultáneamente tres equipos de electricistas, albañiles y plomeros'”.
El espanto sobrevino cuando pudo apreciarse la llamada “puesta en valor” de la casa, términos precisos que entienden que se trata de “una operación cultural sobre el bien destinada a la doble estrategia de conservación e interpretación”.
Pero parece ser que el Gobierno de la Ciudad tiene su propio diccionario. En esos ocho meses de desvarío posteriores al infame e innecesario negocio de destrucción, lisa y llana, de patrimonio histórico, había desaparecido la casa, aquella casa…
“Es un homenaje merecido y una gran responsabilidad la que nos exige su nombre”, señalaba Guillermo Alonso, director de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires, en el acto de reapertura, asumiendo junto a Natalia Scuzarello, investigadora del museo, y Carlos Kofman, director de esta propuesta curatorial, la responsabilidad del “patrimonicidio”. “Se buscó que haya una actualización tecnológica”, indicó Alonso tratando de justificar las dicroicas, la chatura conceptual y la nula interpretación de la conservación patrimonial.
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, señalaba a su vez sin sonrojarse: “Haber recuperado este espacio para la Ciudad es una maravilla, con lo que representa Gardel para los porteños. Además en esta zona, donde hay muchos lugares de tango, se ha hecho la peatonal también. Así que es muy lindo haber podido recuperar este lugar”. ¿Recuperar? ¿De quién? ¿De qué?
Los trabajos incluyeron –se informó– la instalación de un nuevo sistema de iluminación led en las salas de exposiciones, nuevos baños, restauración de puertas y ventanas, instalación de un nuevo sistema de seguridad electrónica, colocación de cámaras, sensores de humo y alarmas, renovación del sistema cloacal y acondicionamiento de las paredes y el cielo raso.
El Facebook del Museo: https://www.facebook.com/carlitosrgardel/ comenzó a atiborrarse de críticas y quejas sobre esta descabellada reforma. En una de ellas Sebastián Linardi puntualiza con precisión el despropósito:
“Parte del encanto era, justamente, estar en una casa chorizo de esa época, mantenida lo más parecida a lo que había sido en ese entonces. Y donde Gardel había pasado sus días, junto a su madre."
El Museo Carlos Gardel se convirtió en un ‘no lugar’. Un lugar insípido, que podría ser cualquier lugar, de cualquier parte del mundo. Una reforma arquitectónica que solo aplica la estética minimalista hoy imperante. La foto de como quedó, podría ser la del hall de un edificio nuevo de Palermo, o la lavada de cara de otro más viejo, el rincón de una nueva estación de subte, algún recoveco de un shopping, una nueva galería de arte… Quienes tuvimos la oportunidad de estar allí, nos quedamos helados. Porque el museo seguramente necesitaba mejoras. Pero no éstas. Cuando alguien no entiende la sustancia de algo, pasan estas cosas. Esto se encuadra en la pérdida del patrimonio cultural de la ciudad, no en su rescate. Un absurdo, tratándose de un museo”.
Plano de la casa construída en 1904
Entonces pertenecía a María A. de Pellegrini y la calle Jean Jaurés se llamaba Bermejo
CARLITOS EN SU CASA DE JEAN JAURÉS 735
Detrás de Carlitos, el retrato original de Vital Gardes, padre de Berta.
Carlitos muestra su guardarropa al periodista Chas de Cruz
Carlitos, sentado en el hall de su casa de Jean Jaures en un sillón de rattan.
Gardel, anfitrión generoso, sirve cognac al periodista Chas de Cruz y al fotógrafo Luis Ramírez hijo. Revista "El Suplemento"
Gardel muestra su album de fotos al periodista Miguel Angel Orts, de la revista "Antena"
Carlitos con Armando Defino y sus guitarristas