Cuando al año siguiente se reencontraron en Albi, Marisú quedó fascinada con las canciones francesas que Gardel interpretó en su casa. Pretendía conseguir esas grabaciones a toda costa, pero resultaba dificultoso obtenerlas en Albi. Carlota, cuñada de doña Berta, no quería saber nada con obsequiarle las que ella tenía en su hogar por lo que la madre de Gardel, en otra carta dirigida a Defino le solicitaba la correspondiente ayuda:
"En Toulouse ni en Albi hay. Si usted pudiera informarse en lo de Max Glücksmann si las hay en París o usted podría mandármelas de Buenos Aires como muestras. Son éstas: Je te dirai, Deja, Folie, Parlez-moi d' amour. Ella está loca por hacerlos oir a todas sus amistades y yo estaría muy contenta de ofrecérselos..."
GARDEL EN ALBI
Aquella visita de Gardel con sus tíos a Albi nunca se borraría de la memoria de Elise Ramieres, la esposa de Louis Ramieres, primo segundo de Gardel. Muchos años después Elise evocaba aquel momento al periodista argentino Eduardo San Pedro ...
"Lo conocí seis meses antes de su muerte, en Albi, a 23 kilómetros de aquí.Yo vivía en ese lugar y él me vino a visitar. Mi marido era chofer de camión y fue especialmente ese día al bosque para buscar hongos. Imagínese, queríamos darle a Carlos algo bueno. Esa noche nos quedamos muy tranquilos porque los hongos y el gruyere le gustaron mucho. Tanto que ha pesar de que él cuidaba la línea (porque era propenso a engordar) comió abundantemente...le pregunté por qué no se casaba. El me miró, sonrió de oreja a oreja y me dijo: ¿Sabe una cosa Elise? Eso para mí es casi imposible. Con la vida que hago tendría que dejar a mi mujer sola muchas veces. Y yo no quiero que mi mujer sufra. No se debe dejar a una mujer sola. Entonces yo le dije: lo que pasa es que usted debe tener muchas, Carlos. Y eso le causó mucha gracia... Aquella noche cantó para nosotros. Fue un regalo inmenso. Me contaron una vez que había gente que decía que Carlos no era el hijo de Bertha. Ridículo: ella siempre quiso que cantara, desde chico. Bertha me contó que él cantaba mientras ella trabajaba en Buenos Aires..."
Después Elise confirmaría algo que el mismo Gardel menciona en sus cartas y que, por lo visto, era una idea que planificaba materializar en poco tiempo más...
"Carlos pensaba comprar una casa grande y linda en Niza y necesitaba tener caseros de confianza. Nos propuso que fuéramos nosotros. En ese momento estábamos pasando una situación muy difícil y eso nos venía perfectamente, solucionaba nuestros problemas económicos. Además el hecho que él nos tuviera tanta confianza nos alegraba mucho. Por desgracia...por desgracia Carlos murió en ese accidente de aviación... Bertha me llamó. Ella, pobre, se enteró por radio. Estaba escuchando un informativo y se enteró de esa forma. ¿Se imagina? Ella me llamó y yo fui a Toulouse para acompañarla. Eramos amigas...yo lo conocí a Armando Defino, el amigo de Carlos, cuando vino a Toulouse a buscar a Bertha para llevarla a Buenos Aires. Me acuerdo que ella me dijo: el día que me muera quiero que me entierren junto a mi hijo. Si no, que nos traigan aquí, donde nacimos. Tiempo después, en Albi, fui a ver Luces de Buenos Aires. Me puse a llorar, lloré mucho..."
El proyecto de Gardel de vivir largas temporadas en Niza se ve completamente confirmado a través de su correspondencia con Defino. En una famosa carta escrita desde New York, el 16 de octubre de 1934, apenas llegado de Francia, le dice a su amigo y representante (ver "Carta New York 1934"):
"Tengo el proyecto de comprarme una casa en Niza para la viejita y nosotros. El clima es ideal para ella y yo la encontraré de manera que tenga comodidades para todos. Las casas son baratas allí. Esto es un proyecto pero ya lo estudiaremos... Pasé momentos estupendos con la viejita que está muy bien y conocí una familia que nunca hubiera pensado, toda gente muy buena y agradabilísima..."