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Nos dice al respecto Ricardo Ostuni:
Esta es, sin dudas, una buena página literaria, como todo lo que, en general, ha escrito don Paco García Jimenez. Presumo que nadie puede tomar a pie juntillas el párrafo que dice:
El pueblo entero de Toulouse es el que se ha juntado en la estación, al pie de los estribos del expreso Midi, cuando resopla la locomotora contenida y rechinan los frenos del convoy. Por el pueblo entero ha pasado, de vecino en vecino, una mágica frase: -¿Savez vous? ¡ Aujourd’hui arrive Charles, le fils de madame Gardés!... Cita de honor. Todos han ido a recibir a Carlos, el hijo de la señora Gardés, nacido allí y triunfador en América y España.
García Jimenez fue un escritor con mucho estilo e imaginación pero nunca pretendió exhibir rigor histórico. Así lo dice en el Prológo a la edición de 1946 pag 7 y sgtes:
"No se busque en estas páginas un formal estudio biográfico....Estan escritas en el ligero estilo de las gacetillas -y muchas veces con retazos de las gacetillas mismas...Si entre el anecdotario se ha deslizado un episodio que algún lector considere trivial quiera excusar buenamente al recopilador de recuerdos por esmerar tanto la tarea, en mérito a que lo ha hecho con el pensamiento puesto en el cariño del pueblo por su artista preferido."
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(*) El Sr. Pedro Cerdeña comenta:
"Quiero hacer un comentario sobre lo que dice Francisco García Jiménez con respecto a la ida de Gardel a Toulouse.
Aclaro que soy uruguayo y francés, y viví 4 años en Argentina. Resido en Francia desde hace muchos años.
Yo no soy quién para negar méritos al poeta y periodista García Jiménez.
Seguramente tuvo una muy buena intención al escribir ese texto, pero no todo lo que dice es histórico. Y con Gardel, lo que necesitamos es escribir la historia. Por eso me permito señalar varios errores que aparecen en el texto de este Señor, que le dan un gran lirismo, sin duda, pero que lo alejan de la realidad.
1) "Pasados los Pirineos, hay una parada obligatoria para los pasajeros a Francia. Pero nunca tan obligada para alguien, como para este pasajero que se llama Carlos Gardel.
La parada obligada es Toulouse..."
Salvo que el destino en Francia sea Toulouse, nadie pasa por ahí viniendo de España. Si se viaja de Madrid a París, se va por el lado atlántico (Bayonne, Bordeaux). Si se viene de Barcelona, se pasa contra el Mediterráneo, y luego se sube por el valle del Ródano. Los otros dos puntos de pasaje en tren que existen o han existido a través de los Pirineos, sólo fueron inaugurados en 1928 y 1929 y nunca sirvieron para desplazamientos rápidos de pasajeros.
Para poder AFIRMAR lo anterior, tuve que buscar en Internet cómo era la red ferroviaria francesa en esos años, los puntos de pasaje, el año de inaugurados, las características del tráfico en cada uno de ellos, las interconexiones a nivel de Narbonne y otras ciudades. HORAS buscando en páginas de la región, de la SNCF, y en los sitios de las federaciones de ex-empleados de la SNCF entre otras.
2) "en la ciudad provenzal del añejo prestigio romántico, que ampara el macizo pétreo de los Pirineos".
Ni Toulouse es una ciudad "provenzal" ni está amparada por ningún macizo pétreo, ya que está en el llano, y que las primeras estribaciones de los Pirineos están lejos.
3) "El pueblo entero de Toulouse es el que se ha juntado en la estación, al pie de los estribos del expreso Midi, cuando resopla la locomotora contenida y rechinan los frenos del convoy. Por el pueblo entero ha pasado, de vecino en vecino, una mágica frase:
-¿Savez vous? ¡ Aujourd’hui arrive Charles, le fils de madame Gardes!..."
¡Qué gentío! No debían caber en la estación! Porque Toulouse tiene en esa época cerca de 200.000 habitantes (150.000 en 1915 y 200.000 en 1930) Y qué conocida que es Doña Berta!...
4) "y le canta a la abuela una canción francesa que allá en Buenos Aires ha escuchado miles de veces a la madre:.” De chiffon...fon...fon,/ le petite marionette.../ De chiffon...fon...fon,/ dormant-tu rapide, c’est bon!!”.
La canción en cuestión sirve para entretener a los niños chicos (menos de 2 años). Se mueven las manos con los dedos abiertos diciendo: "Ainsi font, font, font, les petites marionettes. Ainsi font, font, font, trois petits tours et puis s'en vont", (Así hacen, hacen, hacen, las pequeñas marionetas. Así hacen, hacen, hacen, tres vueltitas y después se van) al mismo tiempo que se esconden las manos.
Gardel no debió escuchar mucho en Buenos Aires esa canción para bebés, y no lo veo, hombre hecho y derecho, cantarle esa idiotez a la abuela!
5) "Gardel se asoma desde allí a la tarde diáfana, al paisaje montañés, al caserío parejo y soñoliento"
Y seguimos con las montañas, difícilmente visibles desde Toulouse (la ciudad que tiene una buena vista sobre los Pirineos es Pau). Y por las dudas, le llama "caserío parejo y soñoliento" a una gran ciudad, con hermosos monumentos, con mucha actividad y con una gran industria, (entre otras, fábricas de armas).
Yo creo que el hecho histórico es que Gardel estuvo en Toulouse en 1924, con Razzano. Me parece evidente que Don García Jiménez no fue testigo de los hechos y Razzano, que acababa de hacerse de los derechos de autor de Gardel, contó una historia apta para ser publicitada."
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El Sr. Mario Azzarini Scoseria ha enviado el siguiente comentario:
"En relación con los testimonios personales de Razzano, compañero de canto y aventuras de Gardel desde sus años mozos, contados a García Jimenez en una obra publicada en 1946, debo decir que no pueden ser tenidos en cuenta debido a la complicidad de Razzano en lo que fue la sucesión de los derechos autorales de Gardel que pasaron sucesivamente de Berta al albacea testamentario (y factotum del fraude) Armando Defino y de este a Razzano, haciendo “renunciamiento por monedas a favor de quien se había cobijado bajo el amparo y calor de Carlos y que lamentaba no tener otros medios de vida y una familia que mantener.”
El libro de García Jiménez, que leí varias veces en mi juventud contiene una serie de apreciaciones que sólo la poética y romántica imaginación del autor de Palomita Blanca puede emplear. Entre otras el encuentro de Gardel con su abuelita ciega en 1924 en Toulouse , en lo que es tal vez el episodio mas cursi de la obra: “Al llegar a la casa, corre Carlos al sillón de aquella abuela de ochenta y ocho años, ya ciega. La abraza y la besa, cien veces, de rodillas, desahogando un afán cariñoso que ha llenado su corazón ausente. Y al cuarteado rostro de la viejecita tolosana se asoma toda la luz que ha huído de sus ojos. Y las exangües manos atraen al nieto hacia sí...............La anciana enternecida rocía los oídos de Carlos con los pueriles mimos languedocianos. Su hija Berta, la que se engrandeció en la desdicha, solloza ahora de alegría. Su otro hijo, Jean cambia una empañada mirada con Razzano. Toma a éste del brazo y le lleva a recorrer la añosa y pulcra casita. Se les une pronto doña Berta....................abre la puerta de una habitación. Hace entrar en ella a Razzano. –En este cuarto nació Carlos - le dice.”
Si bien existe una tarjeta enviada por Razzano desde Toulouse a su familia en 1924, eso no indica que la tan “cariñosa familia” haya alojado a los dos cantantes. Es más, si los hubieran alojado, Razzano seguramente lo habría contado con lujo de detalles.
En segundo lugar Berta no pudo decir “En este cuarto nació Carlos” porque la partida de nacimiento de Charles Romuald lo atestigua como nacido en el Hospital de La Grave. Otro "error" que se le desliza a Razzano junto con el de la fecha de nacimiento de Gardel. Como es sabido Razzano no sólo le relata a García Jimenez la vida de Gardel haciéndolo nacer en 1887 sino que además atestigua tal fecha el 8 de octubre de 1920 ante el consulado uruguayo en la Argentina en circunstancias en que Gardel tramita su “Registro de Nacionalidad”.
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Toda excusa es buena para los francesistas a la hora de "cambiar la historia".
En la desaparecida página Gardel Web podía leerse: bajo el título "Razzano: Sus recuerdos de Gardel", la siguiente "nota aclaratoria":
"Del libro CARLOS GARDEL Y SU ÉPOCA, de Francisco García Jiménez (1976)
La 1º edición data de 1946. Luego, en años inmediatos, se conocieron sucesivas reediciones, hasta que el rótulo de agotado prolongó un silencio inexplicable e inmerecidamente pertinaz con aquella primera biografía formal de Carlos Gardel (1) . Ahora, reelaborada y ampliada por su autor (2) , la biografía del zorzal criollo tiene, por fin, un destino justo: la edición definitiva, decantada por el tiempo, y además escrita por un amigo íntimo de Gardel y de su compañero artístico José Razzano, un poeta como García Jiménez, que tuvo el privilegio de ser interpretado en 18 composiciones por el mitológico y legendario Carlos Gardel. La vigencia de este libro está dada por sus propios protagonistas , y esa dura y dulce nostalgia a la que, dificílmente, podrán escapar aquellos que vivirán bajo el hechizo de una voz imposible de borrar desde cualquier distancia u olvido... Ediciones Corregidor, 1976.
(1)El silencio es perfectamente explicable: Razzano había comenzado a cobrar los derechos de autor de Carlos Gardel después de forzar a Defino a vendérselos por “un plato de lentejas”. Ya no le convenía insistir en demostrar que el cantor era varios años mayor que el hijo francés de Berta Gardes. Es posible que también haya preferido no enturbiar la imagen de Berta revelándola cómplice del fraude, del que fue más víctima que beneficiaria, urdido por Armando Defino.
(2) El autor, Francisco García Jiménez , no es el dueño de los recuerdos, sino su modificador interesado.