Einstein estaba preocupado por “encontrar hechos que garantizaran, tanto como fuera posible, la existencia de átomos finitos”. Y lo consiguió ya que su artículo sobre el movimiento browniano supuso la aceptación de la teoría atómico-molecular, en un momento en que algunos científicos importantes dudaban de la existencia de los átomos.

El botánico inglés Thomas Brown había observado al microscopio que un grano de polen flotando en agua se mueve de una forma irregular y aleatoria, según lo que hoy se conoce como movimiento browniano. Al parecer, Einstein, observando el movimiento de algunos posos de té, tuvo la idea de que la trayectoria del grano de polen podía deberse al choque de partículas submicroscópicas que cumplirían la estadística de Boltzmann y Maxwell, y encontró una ley estadística que este movimiento obedece. A partir de la publicación de su artículo, la duda sobre la existencia de los átomos quedó disipada.

Llama la atención que este trabajo, que por el mismo ya le habría válido un gran renombre a Einstein en el mundo de la ciencia, se publicará en una revista alemana, ya que científicos alemanes eran los que encontraban más reticencias a la teoría atómico-molecular.