Los problemas relacionados con el ozono están presentes asiduamente en los medios de comunicación y recibimos numerosas informaciones sobre él que para muchas personas pueden resultar contradictorias. Así, durante los últimos años, hemos podido leer informaciones como estas dos que hemos recogido en el verano de 2000:

"Se disparan los niveles de alerta. Durante este verano, en la Comunidad de Madrid, se han superado los niveles ´aconsejables’ de ozono en numerosas ocasiones, según los responsables de la Consejería de Medio Ambiente. Los municipios más castigados son los situados en el Corredor del Henares, donde se han registrado máximas de 241 microgramos por metro cúbico de aire".

"Los científicos europeos han lanzado la voz de alarma ante la drástica reducción de la capa de ozono en el círculo polar Ártico. Los últimos estudios revelan que este invierno se perdió hasta un 60 % del espesor de esta capa que resguarda a los seres vivos de los rayos solares dañinos, la radiación ultravioleta".

Por un lado se nos dice que el ozono es beneficioso y que su desaparición en las capas altas de la atmósfera puede resultar peligroso para la salud. Por otro lado, en muchas ciudades, periódicamente se encienden las alarmas avisando de una presencia excesiva de ozono en el aire, lo que también puede resultar perjudicial para la salud.

¿En qué quedamos? ¿El ozono es beneficioso o perjudicial?

Las dos respuestas son válidas, pero en cada caso estamos hablando de ozono localizado en distintas partes de nuestro planeta.

En el caso del primer ejemplo estamos hablando del ozono troposférico. El localizado en la troposfera, la región inferior de la atmósfera terrestre, la más próxima a la superficie y donde se localiza el aire que respiramos (hasta aproximadamente unos 15 km de altura). En este caso, un aumento de la concentración de ozono puede ser perjudicial. El ozono puede afectar a las vías respiratorias, provocando tos, dolor de cabeza o nauseas, entre otros efectos. Los organismos encargados de vigilar el Medio Ambiente realizan medidas periódicas de los niveles de ozono y tienen la obligación, no siempre cumplida, de avisar a la población y tomar medidas preventivas cuando los niveles de este gas aumentan más allá de unos límites establecidos.

En el segundo caso, estamos hablando del ozono estratosférico. El que se localiza en la estratosfera, región de la atmósfera situada por encima de la troposfera, aproximadamente entre unos 15 km y unos 50 km de altura. En este caso, el ozono, actúa como un filtro que detiene parte de la radiación ultravioleta que nos llega del Sol y que puede resultar perjudicial para nuestra salud. Por tanto, una disminución de los niveles de ozono en esta región de la atmósfera, lo que se conoce como el agujero de la capa de ozono, es un fenómeno que puede resultar preocupante y puede dar lugar, entre otras cosas, a un aumento de los cánceres de piel.

En ambos casos, ozono troposférico y ozono estratosférico estamos hablando de una misma sustancia química, pero con distintos efectos según su localización. Unas veces beneficioso y otras perjudicial. Sobre estos efectos y los mecanismos que se ponen en juego en cada caso volveremos en próximos artículos que publicaremos en El rincón de la Ciencia.

Puedes encontrar más información sobre el ozono en nuestros artículos:

¿Qué es el ozono?

El ozono troposférico: un agente contaminante

El ozono estratosférico: un protector solar (en próximos números)