Material formativo 2

10)- ¿Cómo caracterizó el Concilio Vaticano II a la Acción Católica?

En el Decreto sobre el Apostolado de los Laicos (Apostolicam Actuositatem Nº 20) señala que una institución es Acción Católica cuando tiene las siguientes notas características:

* posee como fin inmediato el mismo fin apostólico de la Iglesia.

* es una institución de laicos.

* está organizada.

* tiene una “especial vinculación a la Jerarquía”.

De estas notas, la primera indica el fin, que es extrínseco a la Institución. Las otras tres constituyen la esencia de la A.C., y de estas tres, la última es la que marca la distinción con los otros apostolados laicos.

Se debe tener en cuenta que 1º) las cuatro notas deben darse simultáneamente; y 2º) quien juzgará y declarará si una institución es Acción Católica, es la Jerarquía.

11) ¿En qué otros documentos la Jerarquía se refirió a la A.C.?

· En el “Decreto Ad Gentes Divinitus” (del Concilio Vaticano II, referente a la actividad misionera de la Iglesia, Nº 15) se dice que: “...para la plantación de la Iglesia y el desarrollo de la comunidad cristiana son necesarios varios ministerios, que todos deben favorecer y cultivar diligentemente, con la vocación divina suscitada de entre la misma congregación de los fieles, entre los que se cuentan las funciones de los sacerdotes, de los diáconos y de los catequistas y la Acción Católica. Prestan, asimismo, un servicio indispensable los religiosos y religiosas con su oración y trabajo diligente para enraizar y robustecer en las almas el reino de Cristo y dilatarlo más y más.” Se entiende, entonces, que para la edificación de la Iglesia, la A.C. es necesaria.

· En el “Decreto Christus Dominus” (también del Concilio Vaticano II, que se refiere al ministerio pastoral de los Obispos, Nº 17) se dice que: “... urjan con solicitud el deber que tienen los fieles de ejercer el apostolado cada uno según su condición y aptitud, y recomiéndenles que tomen parte y colaboren en los diversos campos del apostolado seglar, sobre todo en la Acción Católica.” Se desprende que los obispos, entre sus deberes, deben promover y conservar a la A.C.

· En la Exhortación Apostólica Christifideles Laici (sobre la vocación y misión de los laicos, Nº 31) S.S. Juan Pablo II dice que: “... Entre las diversas formas apostólicas de los laicos que tienen una particular relación con la Jerarquía, los Padres sinodales han recordado explícitamente diversos movimientos y asociaciones de Acción Católica, en los cuales ‘los laicos se asocian libremente de modo orgánico y estable, bajo el impulso del Espíritu Santo, en comunión con el Obispo y con los sacerdotes, para poder servir, con fidelidad y laboriosidad, según el modo que es propio a su vocación y con un método particular, al incremento de toda la comunidad cristiana, a los proyectos pastorales y a la animación evangélica de todos los ámbitos de la vida.” Marca el Papa Juan Pablo II las notas que caracterizan a la A.C.: asociación de laicos, organizados establemente, comunión con la Jerarquía-especial vinculación especial.

· En las Conclusiones de Santo Domingo (Nº 102) se dice que: “...Las asociaciones de apostolado son legítimas y necesarias; siguiendo la orientación del Concilio, se reconoce un lugar especial a la Acción Católica por su vinculación profunda a la Iglesia particular.” Se denota el lugar preferencial que posee la A.C. recordado por todos los obispos latinoamericanos.

12) ¿Qué características debe poseer todo militante de A.C.?

a) un profundo sentido de Iglesia.

b) disponibilidad, generosidad y entrega incondicional.

c) activa presencia en los ambientes.

13) ¿Cuál es la mística del militante?

Es llamado a la santidad, por su vocación al apostolado, mediante una presencia evangelizadora en los ambientes, con una clara conciencia laical, un profundo sentido eclesial y espíritu comunitario, en permanente disponibilidad a los Pastores y a las necesidades de los demás.

14) ¿Cuál es el programa de vida?

Se sintetiza en cuatro palabras:

· estudio: el militante debe conocer las verdades en las que cree y que constituyen la base de sus convicciones personales. Recordando que “nadie puede amar lo que no conoce”, se torna indispensable el aprender.

· oración: es “el alma de todo apostolado” y, por tanto, si faltase, la A.C. quedaría privada de un elemento esencial. Así como el alimento es necesario al cuerpo, de manera análoga, la oración es necesaria para la realización de todo apostolado.

· acción: una Acción Católica sin acción, es una contradicción. Recordar los ámbitos donde todo laico, y, de manera especial, el militante de A.C. debe llegar y, que los obispos latinoamericanos en Santo Domingo, en base a ello, elaboraron las “Líneas Pastorales” para superar lo que ellos denominaron “Desafíos Pastorales”.

· sacrificio: el mismo constituye participación y unión al Sacrificio de Cristo. El sacrificio tiene gran valor formativo para la persona humana y es una fuerza poderosa, capaz de atraer la misericordia y el perdón de Dios y la gracia de la conversión de los corazones.

15) ¿Qué carácter distintivo posee la A.C.?

Lo que caracteriza de una manera especial a la A.C. [JAL1] es la formación. Ella “garantiza la autenticidad de la A.C., pertenece a su razón de ser y la especifica.” (Pablo VI, 10/10/69).

El Episcopado Argentino señalaba “fortalecer y perfeccionar las asociaciones de alto valor formativo y de acción que existen en el seno de nuestra Iglesia, en particular la Acción Católica.” (Cfr. I.C.N. Nº 182).

16) ¿Qué es “Formación”?

Es el perfeccionamiento intencional de las facultades espirituales del hombre, y por ellas el perfeccionamiento de todas las demás. O sea, al perfeccionar las potencias espirituales (la Inteligencia y la Voluntad), se logrará, en consecuencia, el perfeccionamiento de los otros aspectos de la persona. Esto evidencia la subordinación de esos otros aspectos (lo sensible) con respecto a las potencias espirituales.

En el Nº 57 de Ch.L. se dice que es “un continuo proceso personal de maduración en la fe y de configuración en Cristo, según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo”, que está en directa relación con la llamada de Dios a crecer, a madurar continuamente, a dar siempre más fruto, ya que la formación lleva al descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y a la disponibilidad para vivirla: no basta con saber lo que Dios quiere, es preciso hacer lo que Dios quiere (Ch.L. 58) . Por esto, “la formación de los fieles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, laicos y religiosos) concurran a este fin”.

Debe remarcarse, entonces, la idea de que es un continuo proceso, es decir, que no es solo una época o solo en determinadas ocasiones; sino más bien, es un proceso de toda la vida. ¿Para qué? Para la madurez de la fe. ¿En base a que modelo? Cristo es el modelo, según la voluntad del Padre con la guía del Espíritu Santo.

“La formación no es el privilegio de algunos, sino un derecho y un deber de todos”, insiste Juan Pablo II (Ch.L.Nº 63).

17) ¿Para qué “formarse”?

· para desarrollar las casi ilimitadas posibilidades de una persona que sabe que fue creada a ‘imagen y semejanza de Dios’.

· para poder entregar a Dios y a la comunidad personalidades equilibradas y ricas en posibilidades de donación.

Por lo tanto, se trata de dar una formación encarnada que conduzca al desarrollo de vivencias personales e integre la fe y la vida cotidiana. Para estar al servicio de la misión evangelizadora, la formación de los laicos de A.C. debe prepararlos para vivir un oble protagonismo, que constituye las dos caras de una misma y única moneda: protagonismo eclesial y protagonismo social.

18) ¿Cuál es el basamento de la formación en la A.C.?

Se fundamenta en una espiritualidad caracterizada esencialmente por:

· una espiritualidad encarnada en lo cotidiano, santificando la vida profesional y social ordinaria.

· una espiritualidad misionera, que lleve al militante a todo ambiente para transformarlo.

· una espiritualidad marcada por el sentido de Iglesia que exige amar y vivir el misterio de Cristo.

19) ¿Qué es el “ESTRUFORIN” (Estructura Formativa Integral)?

Es el itinerario formativo permanente; tiene como centro a la persona humana en toda su realidad histórica e intenta dar respuestas adecuadas a los profundos interrogantes que cada uno tiene en cada etapa de desarrollo de la vida.

Contiene, además, un marco instrumental con: objetivos, contenidos y métodos adecuados a la edad, sexo, características de vida y formas de participar dentro de la Institución.

- según sus objetivos, el Estruforin se propone:

· en el aspecto intelectual: la búsqueda de la Verdad y el desarrollo del juicio crítico.

· en el aspecto espiritual: el desarrollo del sentido de trascendencia y de filiación divina.

· en el aspecto de la personalidad: el desarrollo de las virtudes naturales del hombre.

· en el aspecto moral: la búsqueda del bien común y el desarrollo del sentido moral.

· en el aspecto social: el desarrollo del sentido social a través de la vida hecha servicio.

- en cuanto al método, se busca lograr un cambio interior que mueva a la acción y al compromiso concreto de realizarla. Por ello se privilegia el uso del ver, juzgar y actuar. Proceso que se complementa y se aplica con el método ya conocido en la A.C. que es la revisión de vida.

Lo anteriormente expuesto puede esquematizarse de la siguiente manera: