Página 1 de Blanca

18/03/09

ARMAS ESPIRITUALES PARA COMBATIR LAS TENTACIONES

Escrito por Desde la fe

Formamos parte de un mundo globalizado en el que las tentaciones son el “pan de cada día”. El tiempo de Cuaresma constituye una oportunidad invaluable para poner en las manos del Señor todo aquello que nos inquieta y nos aleja de Él. A continuación presentamos una serie de consejos que nos permitirán aprovechar este tiempo litúrgico para crecer en el espíritu.

1. ME ENCOMIENDO

Recordemos que Dios es amoroso, misericordioso y bondadoso. Él quiere que todos los hombres nos salvemos y esto nos da la confianza para emprender un crecimiento espiritual. Al inicio de esta Cuaresma, pongamos nuestro caminar en las manos de Nuestro Señor Jesucristo y de Santa María de Guadalupe.

2. FORTALEZCO MI VOLUNTAD

Ejercitemos nuestra voluntad mediante pequeños sacrificios y mortificaciones, con una vida austera alejada de los lujos; evitemos la autocomplacencia y las cosas innecesarias, y rechacemos la soberbia, avaricia, lujuria, ira, envida, gula y pereza. Hagamos un gran esfuerzo por ser responsables, puntuales y formales. Todo esto fortalecerá nuestro espíritu para vencer las tentaciones que encontremos en el camino.

3. PERMANEZCO ALERTA

Las tentaciones aparecen de un momento a otro; no avisan y cuando menos nos damos cuenta, hemos caído en ellas o estamos a punto de cometer un pecado. De ahí la importancia de permanecer alertas para no dejarnos llevar por aquello que nos provoca, nos seduce y nos nubla la vista y la razón para apartarnos del camino del bien.

4. ME CONCIENTIZO

Cuando aparece una tentación, lo primero que debemos hacer es recordar que si Dios permite que seamos tentados por Satanás, es para que crezcamos en espíritu. El Señor jamás nos dejará solos; al contrario, nos dará las fuerzas y las armas necesarias para vencer cualquier tipo de tentación. San Pablo, en la Primera Carta a los Corintios, nos recuerda: “Dios jamás permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas”.

5. ENFRENTO LA TENTACIÓN

Cuando algo nos provoque o nos seduzca fuertemente, hagamos una pausa en nuestras actividades para preguntarnos seriamente si la acción que estamos a punto de realizar nos aleja o nos acerca a Dios. Si es algo que nos va a apartar del Señor, es el momento de pedirle al Espíritu Santo que no nos permita caer en tentación y nos dé la fuerza y las armas para vencerla. Si permanecemos en Dios, Él permanece en nosotros, y entonces habremos superado las insidias de Satanás.

6. PIDO PERDÓN E INICIO DE NUEVO

Si por desgracia caímos en la tentación, no debemos desanimarnos ni “tirar la toalla”, pues se trata precisamente de otra tentación de Satanás, quien ahora nos “tienta” para que abandonemos el camino del bien y perdamos el rumbo de nuestra vida. Cuando esto ocurra, es el momento de estrechar nuestra relación con Dios, pidiéndole perdón y fortaleciendo nuestro espíritu con las prácticas cuaresmales: penitencia, oración y caridad.

Recordando que hay más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente que por 99 justos que no lo necesitan. Entonces la paz inundará nuestro corazón cuando nos percatemos que nuevamente caminamos por la senda del Señor, quien no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta de corazón y vuelva a la vida de la gracia, del perdón y del amor.

5. AGRADEZCO A DIOS

En todos los casos debemos agradecer a Dios por habernos ayudado a vencer la tentación. Esto nos hará más fuertes y nos permitirá estar mejor preparados para enfrentar la siguiente de las muchas tentaciones que Satanás pondrá en nuestro camino, con la única finalidad de apartarnos de nuestro Padre del Cielo.

¿Ayer?…¡Eso hace tiempo!…

¿Mañana?…No nos es permitido saber…

Mañana puede ser muy tarde…

Para decir que amas, para decir que perdonas, para decir que disculpas,

para decir que quieres intentar nuevamente…

Mañana puede ser muy tarde…

Para pedir perdón, para decir: ¡Discúlpame, el error fue mío…!

Tu amor, mañana, puede ser inútil;

Tu perdón, mañana, puede no ser preciso;

Tu regreso, mañana, puede que no sea esperado;

Tu carta, mañana, puede no ser leída; Tu cariño, mañana, puede no ser más necesario;

Tu abrazo, mañana, puede no encontrar otros brazos…

Porque mañana puede ser muy, muy tarde!

No dejes para mañana para decir: ¡Te amo! ¡Te extraño!, ¡Perdóname!,

¡Discúlpame! ¡Esta flor es para ti!, ¡Te encuentras muy bien!

No dejes para mañana

Tu sonrisa, Tu abrazo, Tu cariño, Tu trabajo, Tu sueño, Tu ayuda…



25/02/09

El río serio

Había una vez un río serio y solitario. No recordaba cuándo, sin duda hacía mucho tiempo, había decidido que no quería aguantar nada ni nadie, y echó de sus aguas a peces, plantas y cualquier otro animal que encontró. Y su vida pasó triste y solitaria durante muchos siglos.

Un día, una niña llegó a la orilla de aquel río con una pequeña pecera circular. Dentro estaba Escamas, su pececito más querido, a quien había dedicido dejar en libertad porque no podía acompañarle en su viaje a otro país. Cuando Escamas cayó al agua, sintió inmediatamente la soledad de aquel río. Escamas trató de hablar con el río, pero éste, muy serio, sólo le invitó a marcharse. Escamas era un pececillo muy alegre, y no quiso darse por vencido. Preguntó y preguntó, y nadó y nadó, y finalmente comezó a dar saltitos por el río...

El río, con los saltitos, comenzó a reir, pues le hacían muchas cosquillas, y en poco tiempo se sintió de tan buen humor que comenzó a hablar con Escamas. Casi sin darse cuenta, antes del primer día se habían hecho muy amigos, y el río se pasó toda aquella noche pensando lo divertido que era tener amigos y lo mucho que los había echado de menos. Se preguntaba por qué nunca los tenía, pero no podía recordarlo. A la mañana siguiente, Escamas despertó al río con unos saltitos muy juguetones... y entonces el río recordó por qué había decidido ser un río tan serio: ¡tenía muchísimas cosquillas y no podía soportarlas! Ahora recordaba perfectamente cómo había echado a todo el mundo el día que decidió que ya no iba a aguantar las cosquillas ni un día más. Pero al recordar lo triste y sólo que se había sentido durante años, se dio cuenta de que aunque tuviera sus pequeños inconvenientes, siempre era mejor tener amigos y tratar de estar alegre.